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Cómo ser infeliz y disfrutarlo

Comedia Carmen, una atractiva mujer de cuarenta años, enviuda de repente. Para ella, el vacío y la falta de sentido de la vida son sentimientos nuevos y perturbadores. Mientras intenta recuperarse y salir adelante, descubre que los hombres que la rodean no están sólo interesados en ofrecerle un hombro donde llorar. De repente, su hija se queda embarazada y vuelve a la casa materna; entonces el cuidado del bebé será un estímulo más que la ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
29 de enero de 2006
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aceptable aunque intrascendente película de Urbizu, basada en la obra de Carmen Rico Godoy, que ya diese lugar a una poco recordada película de Ana Belén.
Es la historia de una periodista que enviuda repentinamente, entrando en estado dónde se mezcla la tristeza, la desorientación y una poco esperable capacidad para atraer al sexo masculino. Carmen Maura lleva el asunto bien, bajo el mando de un Urbizu llamado a grandes cotas posteriores.
kafka
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8 de febrero de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace falta tratarla como secuela. Yo la vi en mitad de la noche, el cúmulo de preocupaciones que me invade —y eso que me corresponde no tener ninguna— no me deja dormir, y sin ganas de leer conecto la tele y me encuentro con esto. La iba a quitar pero me enganchó ver a esa Carmen Maura de entonces, con su elegante caminar y su encantadora sonrisa al aire libre. Le iban apareciendo personajes en su singladura por los inmuebles de la ciudad y me di cuenta que uno a uno la hablaban sin parar y lo curioso es que aunque no se les entendía, daba igual. No era capaz de entender ni al jefe, ni al vecino... también es verdad que no me esforcé en escucharlos y no descomponía nada del tema de la película el no enterarse de lo que estuvieran diciendo, nada más que bla bla bla... Es más, me pareció que la propia Carmen, en su papel, tampoco les prestaba atención, sonreía y seguía a lo suyo, sabía a qué atenerse. Al único que se le entendía algo era a Ramón Manduala, que hacía de ejecutivo, un ejecutivo al que ella debía entrevistar como periodista. Y lo entrevista a orillas del río, mientras pescaban truchas con cucharilla.
La película se puede ver perfectamente, es buena y recomendable, transparente como el cristal, no deforma la realidad ni ofende y si la ves siendo un cinéfilo de categoría y te gusta, es que estarás siendo un poco menos gafapasta en la vida.
floïd blue
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5 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad, a pesar del bajo 4,5 que tiene esta película en nuestra sacrosanta casa FilmAffinity, no veo nada de malo en Cómo ser infeliz y disfrutarlo.
Es verdad que es muy, muy noventera, y que la España que describe puede resultar muy marciana y ajena a los más jóvenes, pero la cinta de Enrique Urbizu es una comedia bastante agradable, que se ve en un suspiro (apenas sobrepasa los 82 minutos de duración, lo que sin duda ayuda) y entretiene sin insultar la inteligencia de nadie.
De hecho, en muchas cosas recuerda a Mujeres al borde de un ataque de nervios, hasta el punto de considerar si quizás la homenajea incuso en algunos momentos (su nada disimulado pero agradable mensaje en pro de la independencia femenina, expresada explícitamente por el personaje de Carmen Maura mientras pasea junto al Retiro en el final, o el hecho de que la protagonista y su hija acaben habitando un ático prácticamente en el mismo lugar de la capital donde vivía la atribulada Pepa "almodovariana"). También recuerda, por supuesto, porque una estupenda Carmen Maura es la protagonista, y hace un trabajo bastante similar al de su película de absoluta consagración. Maura, además, se ve rodeada por actores muy conocidos como Antonio Resines, Tito Valverde, un jovencísimo El Gran Wyoming, Pilar Bardem, Asunción Balaguer o un atractivo y simpático Francis Lorenzo.
En definitiva, una película entretenida y agradable. Nada que admirar demasiado, pero nada que objetar tampoco.

Lo mejor: Sus guiños almodovarianos y su reparto.
Lo peor: Tampoco es nada del otro mundo.
Sibila de Delfos
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14 de septiembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relato feminista agradable, para pasar el rato, sin reivindicaciones poderosas. Llama la atención que esté hecha dos décadas antes de nuestros tiempos, cuando las voces en contra de las vidas encorsetadas de las mujeres no tenían tanto protagonismo como lo tiene ahora. Lo que demuestra que no se trata de una "moda progre" de nuestros días, sino unas voces que llevan hablando desde hace mucho y cada vez se oyen más y más. Para desgracia de muchos que se niegan a ver que las sociedades han cambiado, cambian y cambiarán a lo largo de la historia, siempre hacia adelante.

Carmen es una mujer seca, borde, antipática ¿por qué no ha de estarlo? Ha encontrado al compañero ideal para compartir su vida (¡con lo difícil que es!) y lo ha perdido. ¿Debe acaso mostrarse siempre agradable y complaciente cuando no le apetece? ¿Cuando no se siente así? Lidiando con hombres todo el día que van a ella como las moscas a la miel al enterarse de que está sola ¿Debe estar con alguien siempre? Si no ¿está incompleta?

La película toca todos estos temas, de una manera agradable y simpática, destaco la escena con el taxista y con el pintor, muy instructivas.

Llama la atención los grandes elogios que ha recibido esta película por parte del diario El País, cuando la vean entenderán el por qué, así va a ser difícil que los críticos tengan credibilidad. No es mala película, pero tampoco para tantos elogios. Se disfruta, pasas un buen rato, pero se puede olvidar fácilmente.
adelgadoccm
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18 de mayo de 2015
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la historia de la literatura occidental surgió a finales del siglo XVIII una corriente literaria en la que destacaba la siguiente característica: el elogio de la mujer; esta corriente se consolidaría en la primera mitad del siglo XIX con más que notable éxito. Ello venía provocado principalmente por el hecho de que una buena parte del público lector, sino la mayor, era femenina; lógicamente este público pertenecía a las clases sociales que podían acceder a una educación más o menos refinada, es decir la burguesía y una no pequeña fracción de lo que acabó por constituirse en su perrito faldero: eso que se conoce malamente como clases medias. Como puede imaginarse, el avispado autor, estimulado y celebrado por su editor, dirigía sus halagos a las féminas de estas extracciones sociales, no a sus criadas o a las campesinas iletradas que surtían de alimentos las mesas pudientes.
Esa tendencia no sólo sigue subsistiendo en la literatura, como no podía ser menos, sino que además a medida que la mujer ha ido ganando en la sociedad occidental un papel económica y socialmente más influyente, se ha extendido a otras expresiones narrativas; verbigracia, el cine. No obstante, al elogio de la fémina se le ha añadido, tanto en la literatura como en la cinematografía, la crítica, cuando no el vituperio, del varón, lo cual parece halagar doblemente a la mujer, o al menos eso piensa, o pensaba, entre otros y otras, una autora tan reseñable y de huella tan imborrable en la Historia de la literatura española como Carmen Rico-Godoy. Es este el fundamento, casi único, de la cinta que comento, dirigida por un Urbizu en horas bajas, y basada en una especie de novela de la escritora antemencionada. Naturalmente no es la única película que se dedica a linchar al hombre, de cualquier clase social, y a potenciar el victimismo de la mujer, fundamentalmente de clase acomodada, enarbolando la bandera de un falso feminismo cuyo único objetivo parece servir a las aspiraciones profesionales de las burguesitas, aunque sí es una de las peores. Obviamente este feminismo, y este tipo de películas, del tres al cuarto no tiene, ni ha tenido nunca en cuenta, ni la situación ni los intereses de las mujeres de las clases trabajadoras, las cuales para este tipo de discurso quedan absolutamente subordinadas (véase a modo de ejemplo el papel de la chacha o la ‘caricatura’ grotesca de la portera parisina en esta cinta) a los de aquéllas; por no hablar de la cortedad de miras a la hora de contemplar el machismo de la sociedad, el cual se resume para este discurso en una serie de agravios que el varón comete contra la mujer y cuyo origen estaría en la naturaleza deficiente por zopenca, obtusa, tosca y egoísta (además de, por suspuesto inevitable e incorregible) de aquél. Obvio es que, en la visión simplista de esta postura ‘ideológica’, las mujeres suelen ser portadoras de valores universales y cualidades superiores.
En resumen, progresismo barato que no puede más que desembocar en posiciones más bien inútiles para combatir el problema que pretende denunciarse.

En cuanto a lo meramente fílmico, la cinta es un truño y si no fuera por Asunción Balaguer, Ferrán Rañé, Tito Valverde y otros actores se haría absolutamente insoportable.
jokinr
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