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Intermezzo

Drama. Romance Un famoso violinista, que regresa a casa después de un gira triunfal, conoce a la profesora de piano de su hija. Sus encuentros al principio instrascendentes se harán cada vez más intensos hasta que descubren que están enamorados. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2008
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los remakes no son de ahora, se llevan haciendo toda la vida, desde que existe el cine funcionó y seguirá funcionando al menos en taquilla. La diferencia principal es que una parte considerable de los de antes eran igual o casi tan buenos como los originales.

“Intermezzo” es uno de esos ejemplos. No intenta copiar sólo la idea de los suecos y ya está. No, hace más cosas. Para empezar respeta al original, algo importante. Conserva la procedencia sueca y danesa de algunos protagonistas y de la acción, no los convierte en americanos o ingleses. Ficha a Ingrid Bergman en el papel de profesora piano que ya había participado en la anterior y no mete a la típica estrella de Hollywood de la época.

Y minimiza la historia, reduce su metraje a 70 minutos, para ofrecer la esencia y no caer en frivolidades. Incluso un productor como David O. Selznick se la brinda a un director como Gregory Ratoff, que es más actor que otra cosa, para que dirija de forma sencilla lo que es una película de actores. Y completan el casting con Leslie Howard, el mejor gentleman que ha existido junto con David Niven, y que queda perfecto de violinista.

Por cierto es increíble los paralelos y las coincidencias en la vida. Ingrid Bergman debuta en el cine norteamericano haciendo de profesora de piano. En su última película “Sonata de otoño” se dedica a esa misma profesión. En la película ella deja en un momento su prometedora carrera y su mundo por amor, eso mismo haría lo mismo años después por Rossellini. Y de Leslie Howard otro tanto. Se pone tras la cámara en 1942 para rodar una película bélica sobre la aviación. Y poco tiempo después de estrenarla es abatido por un caza alemán mientras viajaba en un vuelo hacia Lisboa. ¿Casualidades? No creo, causalidades mejor.

Volviendo a la película, que recomiendo sin lugar a dudas, tengo que destacar que “Casablanca” nació aquí. Cualquiera que vea la escena de los dos protagonistas en la estación de ferrocarril, con esa gabardina, sombrero, niebla... lo comprenderá perfectamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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11 de noviembre de 2009
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La música es una delicia y la banda sonora es exquisita. Pero esas dos cosas no hacen que una película sea buena. A mi juicio, la trama está sostenida con alfileres y no se cumple aquí eso de Introducción-Desarrollo-Desenlace.

No vi una coherencia narrativa ni una evolución clara de los personajes. El argumento tampoco me parece lo suficientemente sólido. A ratos profundiza en la relación con la amante y a ratos en la relación con la hija, y el resultado da la sensación de que te están contando sendas historias a medias. El final tampoco me gustó mucho, me pareció algo forzado y el espectador se queda diciendo ¿Y eso es todo?

En fin, para mi hay otras películas clásicas del mismo estilo que le dan mil vueltas a esta. Por mi parte, la peli es bastante dispensable. Eso si, la música es de ensueño.

Saludos!!
Ana Cervantes
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18 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película está anegada por los ajados lugares comunes del melodrama romántico. Es una adaptación de la película sueca del mismo nombre dirigida por Gustaf Molander tres años antes, en 1936 y que, curiosamente, también protagonizaba Ingrid Bergman. De hecho, con la versión americana dirigida por Gregory Ratoff -el excéntrico actor de carácter metido a director (llegó a dirigir una treintena de películas, alguna de ellas de interés y esta es sin duda la más conocida)- la actriz sueca debutaba en el cine americano.

La película pone en escena una ligeramente pastelosa historia de un amor adúltero e imposible entre una joven intérprete de piano y un maduro y famoso concertista de violín. Lo más interesante de esta producción algo envejecida es, más que la historia romántica en sí, el drama y el conflicto que surge en los momentos en los que la dolorida conciencia de los personajes pesa sobre sus actos.

La producción es muy notable y se nota claramente la mano del mítico productor David O. Selznick, especialmente gracias a la magnífica fotografía de Gregg Toland, uno de los grandes directores de fotografía de la historia. Qué duda cabe que uno de los mayores atractivos es la pareja protagonista, un excelente Leslie Howard como violinista sueco de fama mundial, con ese cansado romanticismo que tan bien le cuadraba, junto a la refulgente belleza de Ingrid Bergman que inauguraba una extraordinaria carrera de éxitos en Hollywood.

Posiblemente hoy nos sintamos un poco ajenos a los toques folletinescos y al moralismo algo trasnochado que afean ligeramente una película que, pese a todo, se deja ver con desprejuiciado interés y gusto.
Gould
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28 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
357/27(27/10/20) Pasteloso, ultraconservador sobrevalorado melodrama romántico que solo tiene el aliciente de ser la primera aparición en Hollywood de la fascinante Ingrid Bergman. Dirigida por Gregory Ratoff y producida por David O. Selznick el mismo año que estrenaría nada menos que “Lo que el viento se llevó”. Nueva versión de la película homónima sueca de 1936 (donde Ingrid Bergman ejercía el mismo papel que aquí) y presenta múltiples orquestaciones de la pieza del mismo nombre de Heinz Provost, que ganó un concurso asociado con la producción de la película original. El guion de George O'Neil se basó en el guion de la película original (de Gösta Stevens y Gustaf Molander).

La partitura de Lou Forbes fue nominada para un Oscar, y el crédito musical se le dio a Robert Russell Bennett, Max Steiner, Heinz Provost y Christian Sinding. La fotografía es del maestro cinematografía de Gregg Toland (según el rumor y la leyenda, fue él quien observó que se veía mucho mejor a la cámara sin mucho maquillaje que con ella, y por lo tanto se quedó casi natural), quien reemplazó a Harry Stradling, también fue nominada a un Oscar. Siendo protagonizada por Leslie Howard (con el rol importante también en la mencionada “Lo que el…”), venía del éxito “Pygmalion”, como un afamado mundialmente violinista que estando casado y con hijos encuentra el amor en una dulce pianista. Siendo la música de la película una golosina para melómanos, esta no es ni medio-suficiente para hacer bueno una obra que ha envejecido mal, pues todo huele a artificioso, a previsible, a conservador en su retrógrado final almibarado.

Hay un protagonista con el que nunca empatizo, él me parece un egoísta egocéntrico de cuidado, alguien que habla de su hija, pero realmente no le hace caso, más parece una pose, y encima también tiene un retoño masculino del que pasa como de la mierda, a él le van más las infidelidades, que por su carácter seguro no es la primera ni será la última. Y como él me resulta cargante en su impostada personalidad melancólica, el romance con la Bergman me cojea, por mucho que la sueca despliegue un encanto y poder de seducción encomiable. La relación del matrimonio me resulta tan aséptica como grimante, con lo que su ruptura me parece se ha dado antes del primer reencuentro, son dos seres sin cariño entre ambos. Todo me es tan lineal, y con unas elipsis tan abruptas que parece intenten acabar cuanto antes, de ahí su escaso metraje de 70 minutos, y aún con eso se hace larga en su estirar situaciones. Todo evolucionado de modo un tanto a empujones, queriendo igualmente conmoverte a cucharones, y esto me molesta, un sentimentalismo simplista, que desemboca en rush final propio de culebrones venezolanos malos (si es que hay alguno siquiera regular), y todo coronado por un final estridente en su conformismo conservador moralista. Historia que nos habla de los amores imposibles, y del valor de la familia (con hijos). El título viene de un comentario que el rol de la Bergman dice durante el film, que su relación con el rol de Howard es un ‘intermedio’ (Intermezzo: El término musical alude a algo que sucede entre dos piezas) en la vida del violinista. Intermezzo fue rehecho nuevamente como “Honeysuckle Rose” (1980) con Willie Nelson.

El protagonista es Holger Brandt (Leslie Howard), uno de los grandes violinistas del mundo, que regresa a su casa en Estocolmo después de una larga gira mundial, para visitar su familia por primera vez en mucho tiempo. Tiene un hijo adolescente, Eric (Douglas Scott), una hija de ocho años, Ann Marie (Ann Todd), y una esposa cariñosa, Margit (Edna Best). Inicialmente, Holger está tan contento de estar de vuelta en casa que solo se da cuenta vagamente de que su hija está tomando lecciones de piano en las rodillas de la muy hermosa y talentosa Anita Hoffman (Bergman).

Para desgracia del resultado final de la película la gran Ingrid Bergman trina siendo una secundaria, pues despar3ece del relato en la parte final, dejando paso a un segmento ‘pornográficamente’ melodramático, donde el adulterio unos pelillos a la mar de ‘Intermezzo’ a superar por la ‘indestructible’ institución del matrimonio (puaj!). Pasando con ello el personaje de Anita a ser un recuerdo borroso.

La cinematografía del gran Gregg Toland (“Las uvas de la ira” o “Ciudadano Kane”) destaca por dos buenos momentos romántico-expresionistas. Uno cuando la pareja Anita-Holger observa el deshielo del río, alegoría de como llega el amor al binomio; Otra escena es cuando en las vacaciones de la pareja de amantes, él está abajo en la calle y la llama a ella que está en una ventana, entonces ella retrocede a las sombras desapareciendo entre ellas, preludio de una decisión crucial. Pero dos escenas no hacen una primavera (diríase).

Músicos profesionales doblaron los dúos musicales, pero las manos de Howard y Bergman muestran la música real que se está reproduciendo. Bergman era pianista y toca las partes completas del piano para el Concierto en La menor de Edvard Grieg y el Rustle of Spring de Christian Sinding, y las posiciones de sus manos son correctas para la banda sonora de la música; Howard no sabía tocar el violín, por lo que Al Sack, un violinista parecido, le enseñó la postura del violín y la técnica del arco. Sack descansó sobre las rodillas de Howard durante la filmación e hizo los dedos en los primeros planos y dobla para Howard en los planos largos de la orquesta. En la película, los espectadores ven la mano izquierda de Sack y el perfil y el brazo arqueado de Howard. Sack también duplicó para Howard durante los tiros lejanos frente a la orquesta.

Curioso que estando en plena era del código Hays hablen nítidamente de un adulterio, quizás por ello dejan la nacionalidad de los personajes en suecos, con intención (quizás) de decirnos que los europeos siempre han sido más abiertos que los estadounidenses.

Pasable (siendo generoso por la presencia radiante de Ingrid Bergman) film romántico. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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9 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película correcta que se atiene con demasiada pulcritud a lo formal y por eso, en general, resulta carente de chispa y también un poco lenta.
Ignoro el efecto en la versión sueca pero en el doblaje al español los diálogos se convierten en librescos y, a veces, cursis y afectados.

El argumento propiamente dicho, a pesar de que carga con el sambenito de la moralina, es interesante y supera con creces a la forma de trasladarlo a la pantalla.

La banda sonora es adecuada, la interpretación por parte de los protagonistas y el dominio de la cámara por parte del director, irreprochables.
ABSENTA
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