Deliciosa Martha

Con el filme Deliciosa Martha, tenemos la oportunidad de comprobar lo equívoco del cliché de “lo alemán”. No obstante, su directora y guionista, Sandra Nettelbeck, se sirve, precisamente, de una mujer paradigmática de este modelo germánico, para ofrecernos una película cálida; utiliza un personaje frío para hablarnos de sentimientos.
Esta película pertenece, además , por el escenario donde se desarrolla el relato, al tipo de “cine gastronómico”. Martha, la protagonista -interpretada por Martina Gedeck-, es jefa de cocina de un lujoso restaurante. Su agrio carácter contrasta con el fruto de su trabajo: unos platos sensuales , que alegran el ánimo además de los estómagos... Y de esto sí que entendemos en España.
El mundo de Martha es reducido, gris, sin humor. su vida está regida absolutamente por el trabajo. Es perfeccionista, inflexible. Pero dos personas entran en su vida, por diferente motivos, y alteran esta vida metódica y aséptica.
Aunque los títulos de crédito vienen acompañados de unos platos suntuosos y tentadores, la directora Sandra Nettelbeck comienza la historia dibujando de manera admirable y elegante, con encuadres fríos, geométricos y húmedos, el adusto universo de Martha. Con una gramática perfecta nos cuenta el acontecimiento que trastornará su vida de autómata. El otro hecho que añadirá malestar a esta mujer, pero al espectador le gratifica, le oxigena y le calienta el corazón, viene encarnado en el estereotipo opuesto: el ardiente espíritu mediterráneo. Es el actor Sergio Castellito, quien irrumpe en escena , como una bocanada de optimismo, representando al mito del buen vivir latino. En los países donde el invierno dura más de seis meses, así es como nos perciben a los italianos, españoles, griegos y portugueses. Esta idea ya estaba también reflejada en Italiano para principiantes de nacionalidad danesa o en la película canadiense Leólo, donde el italiano, lo latino, es la metáfora del escaso y deseado sol, símbolo, éste a su vez, de la expresividad afectiva.El personaje italiano de esta historia es el vértice del triángulo que completa la pequeña actriz Maxime Foerste, que constituye el otro elemento perturbador de la exquisita cocinera.
Deliciosa Martha es una película de aprendizaje interior, de evoluciones personales descritas con el ritmo necesario para hacerlas creíbles e inciten a la reflexión del espectador. Este perfecto engranaje de desencuentros, de búsquedas de afectos, de convivencias difíciles, se resiente con un final que fisura un poco todo el desarrollo precedente. En cualquier caso, el público sale reconfortado como lo demuestra que esta cinta consiguiera el Premio del Público en la Mostra de Cine de Valencia, en el Festival de Locarno y el premio a la Mejor Película en el último Festival de Cine Alemán de Madrid. Así que...¡bon appétit!

Descubrir a Martina Gedeck (Esta Martha en estado de gracia) la he descubierto mal, muy mal. Pero quizá de una manera peculiar y diferente. Primero ví "Las partículas elementales", luego "La vida de los Otros" y finalmente esta deliciosa "Deliciosa Martha".
Quizá ha sido como descubrir a Audrey Tatou primero en "El código Da Vinci", luego en "Largo Domngo de Noviazgo y acabar en Amelié"... pero por lo menos la descubrí.

RAZONES POR LAS QUE VERLA:

- Creía que era difícil superar en terrenos culinarios adaptados a ficción a "Como agua para chocolate" pero los platos de Marta lo superan.

- Martina Gedeck. Una actriz ha tener en cuenta en las tres películas anteriormente mencionadas con un poder en la mirada y una belleza nada fuera de lo normal pero penetrante como pocas.

- Sergio Castellito, aquí como actor dejando su faceta de director italiano. No dejará de sorprenderme

- Ya se ha rodado el Remake en USA con Catherine Zeta Jones como protagonista y la niña de Pequeña Miss Sunshine, una rival de altura a la niña alemana, insuperable.

- La niña de la película. Asombrosa.


LO MEJOR: Una Historia diferente como un plato diferente en nueva mesa.
LO PEOR: Es una película pequeña. El que busque más, que vea otra.

Martha es una extraordinaria chef. Para ella, la cocina es alquimia y arte. Cualquier receta en sus manos va más allá del proceso de elaboración de un plato. Nada debe fallar. Los ingredientes deben estar en las cantidades adecuadas y deben ser tratados y combinados de la manera exacta. La preparación ha de ser un exigente ejercicio rayano en la perfección. Ella conoce el toque maestro de cada comida que prepara.
La cocina lo es casi todo para ella. Es la mejor chef de la ciudad, trabaja con un ahínco y una entrega insuperables, es la reina indiscutible del restaurante en el que está contratada.
Aparte de eso, no tiene apenas vida social, exceptuando su relación con su hermana y su sobrina. Es reservada y ermitaña. Se relaciona poco con la gente, rehúye bastante el trato porque se siente incómoda fuera de sus fogones. Acude a un terapeuta que la escucha hablar incesantemente de cocina. Una especie de desahogo, una manera de pedir ayuda en su soledad.
Una tragedia va a dar un giro completo a los acontecimientos. Su hermana muere en un accidente de tráfico, y ella tiene que hacerse cargo de Lina, su sobrina de ocho años. Martha tendrá que readaptar sus esquemas para cuidar de la niña, pero se le presenta una tarea ardua.
Por si fuera poco, la tranquilidad termina de esfumarse cuando la dueña de su restaurante contrata a un chef italiano para que ayude mientras Martha se encuentra atravesando por sus acuciantes problemas personales, que la obligan a ausentarse ocasionalmente del trabajo y que están menoscabando su rendimiento y sus ánimos. Viendo en Mario un rival aspirante a arrebatarle el puesto, la frialdad de Martha se multiplica… Hasta que se da cuenta de que el carácter alegre y campechano de él puede ser la solución a sus problemas con Lina.
Martina Gedeck, la bella actriz alemana que seis años más tarde desgarró en el drama galardonado con un Óscar a la mejor película de habla no inglesa, “La vida de los otros”, se promociona aquí como una intérprete magnética, de contenidos pero atrayentes registros emocionales, atrapando al público con esa mirada triste que desarma de dulzura, y con una capacidad natural para desbordar sentimientos sin exageraciones. Con el chispeante Sergio Castellitto y la pequeña Maxime Foerste como principales compañeros de reparto, Martina Gedeck encabeza una comedia dramática sencilla pero deliciosa como su nombre, que se hace muy agradable por la emotividad del argumento, por su nítida fotografía, por la belleza de la protagonista y por la exaltación de los sentidos a través de esos platos que prácticamente se pueden oler y degustar.
El absoluto placer de la excelente cocina como catalizadora, liberadora y endulzadora de las amarguras de la vida.

La película tiene muchas más posibilidades de las que se aprovechan, y es una lástima. En algunos momentos quiere recordar a Frankie y Jhonny (estupendo Al Pacino), pero sus escenas de cocina son mejor, en cambio el guión no lo es.
Hay un punto en la película en la que parece como si se quisiera acabar rápido y de forma feliz y eso pierde unas posiblibidades mucho mayores y la acaba dejando en algo simplemente interesante.
Las escenas del interior de cocina son estupendas, aunque la visualización de las elaboraciones no llega a la estupenda Comer,beber,amar de Ang Lee.
Hacer buen cine no es fácil, hacer guiones consistentes tampoco.

No me queda más remedio que dividir la película en dos. El inicio se muestra interesante, con un gran planteamiento en el personaje que elabora la actriz Martina Gedeck, que realiza sin duda un gran trabajo; pero la película decae en su segunda mitad cuando un trágico suceso cambia la vida de una espléndida e inflexible cocinera. A partir de ese punto de inflexión, toda la cinta decae estrepitosamente gracias a un guión flojo y con un final horroroso.

Tampoco la banda sonora me cuadraba en las escenas. Me turbaba tanto instrumento en escenas que requerían algo más de sobriedad. Por el contrario, las actuaciones son todas buenas lo que salva a la película de un suspenso.

Las secuencias de cocina no están tan logradas como en otras producciones ya citadas en anteriores críticas y los trompicones del guión para finalizar la historia son tan toscos que producen mareo. Pero la guinda es un final pavoroso. Si esta película fuera americana, se hubiera llevado muchos más palos. Seguro.