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Los burdeles de Paprika

Drama Mimma (Debora Caprioglio) es una joven de campo, llena de encantos, que se prostituye durante una quincena para ayudar económicamente a su novio; un trabajo que le vale el sobrenombre de Paprika, dado por la madame, y al que su novio la empuja engañada. Enterada del engaño, Mimma intenta huir, pero él amenaza con devolverla a su pueblo con un informe. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2009
79 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando pibe tenía un colega de estos de los que se llaman inseparable; uña y carne. En una ocasión cayó en mis manos una cinta VHS pornográfica de la parte escandinava más o menos. Como buen camarada que era, se la presté pa que le echara un vistazo.
Al siguiente día al devolvérmela me dijo que las películas pornográficas están mal enfocadas, ya que cuando terminas de sacudírtela pierdes el interés por ella y acabas quitándola. Y si a ti te vale con 15 minutos se comprende desperdicio la hora y pico que dure de más.

Luego añadió;

- Deberían hacer películas pornográficas con guión. Yo creo que triunfarían en el mercado.

- Qué razón tienes, amigo mío. - Respondí con los ojos empapados de pura emoción.


Claro que por aquel entonces desconocíamos que las películas pornográficas con guión sí que existían. Y si algún día me tropezara por la calle con este viejo amigo, no dudaría en comentarle que su idea no era tan buena, ya que aunque tengan guión, cuando te desahogas igualmente pierdes el interés. Incluso te molesta seguir viendo culos tras la faena.

Parece que en el cine son incompatibles el sexo con el guión. O te alegras la vista ó el cerebro, las dos al mismo tiempo no.
JuanCádiz
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22 de marzo de 2010
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ocasiones hay películas que representan todo un género en sí. Es decir, para la ciencia ficción podríamos decir que las mejores de su género son 2001: Una odisea en el espacio o Blade Runner. Si buscamos el mejor Western miraremos algo de Sergio Leone. Y si queremos algo dramático La lista de Schindler. En este caso, si queremos la película que mejor represente el subgénero erótico buscaremos Los Burdeles de Paprika.

El director Tinto Brass además de dejar una base en la que futuras películas eróticas se basarían, sabe como mostrar una buena historia y a su vez, hacer disfrutar con el erotismo y la sensualidad que produce ver a cada una de sus musas en cada película. Un director que ha creado escuela a raíz de películas como Los Burdeles de Paprika y que por lo visto no tiene tal reconocimiento.

La historia, basada en los años 50 aproximadamente, nos cuenta como Mimma (Deborah Caprioglio), una joven italiana que decide prostituirse durante una quincena de mes, para poder ayudar a su novio en los diversos gastos que tiene. A partir de aquí Mimma será conocida en el mundo de la prostitución por el nombre de Paprika. Se dará cuenta que su novio la engaña e incluso la chantajea con llevarse más de la mitad de los beneficios que obtiene prostituyéndose. Será entonces cuando Paprika en el cual ahora ganará dinero para su propio beneficio ya que llega a convertirse en una de las chicas más importantes del burdel en el que ejerce. Ya que su objetivo es seguir progresando, viajará a Roma, donde allí se dará a conocer en una casa de citas donde suelen parar figuras importantes como actores o gente adinerada entre otros. Se introducirá en un mundo de sexo desenfrenado por dinero, necesidad y vicio que hará que la protagonista vaya por diversos burdeles obteniendo una mayor categoría dentro del circulo de la prostitución.

Deborah Caprioglio es quien se come todo el protagonismo en este film de culto. Es posiblemente una de las actrices más sensuales y que más me gusta dada la naturalidad que transmite. Con un físico envidiable, es una chica con una exuberante complexión y unos generosos pechos que combinando esto con su inocencia al principio de la película, conseguirá que disfrutemos de todas las escenas de sexo (la mayoría impregnadas de cierto toque de humor) que rodean a la protagonista.

La música, compuesta por Riz Ortolani, tiene toques joviales e incluso feriales que serán constantes durante toda la película. Tiene ese ritmo italiano que la identifica, pero poco más.

Las escenas de sexo son muy explicitas y van directamente al grano en cuanto a lo que hay que mostrar. Es más, para el disfrute del espectador, la mayoría de la película, la protagonista va o desnuda o semidesnuda mostrando en todo momento sus “encantos”.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SCuenca
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20 de septiembre de 2009
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carne, carne y mas carne es lo que ofrece Tinto Brass en esta película, esta vez con menos sutileza que otras veces. Paprika se mete a puta para ayudar a su novio, y va viendo situaciones cada vez mas inverosímiles y surrealistas, todo con un aire muy felliniano (salvando las distancias entre el genio Fellini y el chapucero Brass) La película solo remonta el vuelo por esa mujer llamada Deborah Caprioglio que se adueña de la pantalla desde el primer segundo. La cámara la ama y tiene una sensualidad y sexualidad increíble. Menuda mujer.
Iñigo Montoya
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17 de noviembre de 2009
22 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que se ha puesto de moda el uso de vasodilatadores como el Viagra, voy hacerles una recomendación mucho más natural y eficaz para mejorar su vida sexual. La descubrí en un restaurante en la periferia de Budapest hace unos años. Y fue por azar, bueno en realidad por mala leche del camarero, que intentó quedarse conmigo, lo cual agradezco profundamente.

Imagínense la situación, un españolito en un barrio donde no hay más que húngaros descendientes de hunos, entra a cenar en un garito donde se hablaba un inglés parecido al de Carmen Sevilla.
Después de pedir algo de la carta que tampoco entendía, el camarero trajo lo que le salió del rabo. En este caso cuatro pimientos amarillentos que se llaman “paprika”. En el primer bocado ya observé que iba a necesitar al menos dos jarras más de medio litro de cerveza. Era lo de menos. Aquellos húngaros semisalvajes no se iban a reír de un castellano, descendiente de una estirpe que conquistó medio mundo. Me los comí todos y salí como el caballo de Espartero a la calle.

Cuenta la leyenda que todavía se oye entre las budapestinas, sobre un hombre del sur que una noche de primavera consiguió que los puentes del Danubio no se bajaran cuando llegó la mañana, circulando así más bellas embarcaciones.

La película bastante mala, pero seguro que el bueno de Tinto Brass sabe de lo que hablo.
vircenguetorix
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16 de octubre de 2009
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dije hace poco, en otra crítica, y citando a Pascal, que el corazón tiene razones que la razón no entiende, en relación a que existen películas que, por una u otra razón, se nos meten dentro, las hacemos propias, y el componente subjetivo y personal hace que las valoremos de forma distinta al resto de los mortales, por más que sepamos que, objetivamente, la consideración general está seguramente más cerca de la verdad que la nuestra.

Pero, ¿qué quieren?, es lo que hay, y no podemos -ni queremos- luchar contra ello. Además, así se reafirma el ego de uno. En este caso en concreto, hay que reconocer que, aunque el corazón tenga algo que decir al respecto, el órgano que se impone a la razón en esta ocasión está bastante más al sur.

De todas formas, esta cinta tiene virtudes innegables, por encima de gustos personales y vivencias propias, como la maravillosa y muy adecuada banda sonora de Ortolani. Luego, más subjetivamente, tenemos a la espléndida Deborah Caprioglio, sin la cual la película perdería mucho de su encanto.

En resumen, no espero que estén de acuerdo con mi valoración, pero tampoco me importa. Me basta con que a mi mujer le guste tanto como a mí...
Fali
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