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Fort Bravo

Western Guerra Civil (1861-1865). En 1863, Fort Bravo se ha convertido en un campo de prisioneros de guerra sudistas. Situado en el desierto de Arizona, es un territorio poblado por los belicosos apaches mescaleros. Con la ayuda de una mujer (Parker), un pequeño grupo de reclusos logra huir, pero el severo Capitán Roper (Holden) sale en su búsqueda. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
2 de noviembre de 2008
36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los primeros westerns de John Sturges. Escribe el guión Frank Fenton (“Retorno al pasado”, Tourneur, 1947), que desarrolla un argumento original de Phillip Rock y Michael Pate. Se rueda en escenarios naturales de California (Valle de la muerte y Ray Corrigan Ranch) y de Nuevo Méjico (Gallup) y en los platós de la MGM (escenas nocturnas), con un presupuesto ajustado. Producido por Nicholas Nayfack para la MGM, se proyecta por primera vez en público en sesión de preestreno el 4-XII-1953 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en 1863, durante la Guerra de Secesión (1861-65), en Fort Bravo, enclave militar fronterizo del Territorio de Arizona, constituido legalmente en 1863, pero que no se convierte en estado de la Unión hasta 1912. Fort Bravo es utilizado como campo de prisioneros confederados, dada su situación de seguridad junto al desierto de Arizona y su penetración en un territorio ocupado por indios apaches mescaleros y de otras tribus, que tenían declarada la guerra contra los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil. Por lo demás, el capitán Roper (Holden) captura y trata con severidad a todos los que intentan huir del fuerte. Con motivo de la celebración de una boda, llega a Fort Bravo una dama tejana esplendorosa, Carla Forrester (Parker), que absorbe la atención de Roper. El capitán confederado John Marsh (Forsythe) y otros prisioneros tratan de aprovechar un descuido de Roper para darse a la fuga. Roper es honesto, duro, tenaz, inflexible y solitario. Carla es astuta, seductora y manipuladora.

El film suma western, guerra, acción y romance. Realizado con habilidad por un autor especializado en trabajos de acción, se apoya en un guión correcto y cuidado, que presta especial atención al drama psicológico que viven los prisioneros y carceleros a causa de la guerra psicológica que los indios desarrollan contra ellos. Resulta acertado y bien conseguido el clima de tensión y suspense que envuelve el episodio bélico situado hacia el final de la cinta y el análisis que presenta de sus efectos sobre las personas. La película es entretenida y grata de ver por el encanto que atesora como trabajo de la época dorada del género. Está salpicada de humor alegre y bullicioso, a cargo sobre todo de dos simpáticos personajes, Campbell (Demarest) y Cabot Young (Campbell). Los diálogos son rápidos, concisos y expresivos. Los caracteres están bien desarrollados, en especial los de Roper, Marsh y Carla Forrester. El final es trepidante.

La obra muestra la inteligencia, astucia y habilidad de los indios mescaleros, que plantean acciones ofensivas propias de guerra de guerrillas, destinadas a desmoralizar a las tropas del Norte y del Sur, indistintamente. Es curioso el modo cómo marcan y acotan con 7 lanzas con banderola el espacio que desean batir y sobre el que desean afinar la puntería de sus flechas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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23 de abril de 2007
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un trabajo loable, grandioso y muy, muy meritorio. Lo que Sturges hace con esta película es digno de tener en cuenta, y es que tal vez haya ocasiones en las que la fama se ceba con productos mucho menos elogiosos que éste, y sin embargo alcanzan una notoriedad no alcanzada por el film que nos atañe. Fort Bravo reúne todas las carácterísticas para convertirse en un título imprescindible para los amantes del buen western. Diálogos rápidos e inteligentes, personajes carísmáticos (enorme, enorme la pareja formada por el joven y el viejo sureño) y una parte final que te deja sin aliento. Visionario y trepidante final que hace que nos levantemos del asiento con un buen sabor de boca. Por supuesto, gracias a este final podríamos llegar a pasar por alto defectos típicos de la época en la que esta película se produjo, como comportamientos un tanto irreales del personaje femenino o demasiada relevancia a detalles que a pesar de estar bien, se hace demasiado hincapié en ellos (Hablo, como no, de la primera polémica decisión por parte del coronel Roper, anda que no le dan vueltas a eso) Por su parte, William Holden se muestra correcto en un papel muy agradecido para cualquier actor, el del héroe duro y solitario.
En definitiva, una película muy meritoria y que sin duda agradará a quienes se acerquen a ella.
TuDios
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10 de enero de 2008
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mítica llegada del 7º de caballería en el último momento para liberar a los blancos a punto de ser masacrados por los indios mescaleros es de esta película. El capitán duro y serio, casi intratable es mítico y es de esta película. Los indios apaches mescaleros, traidores, despiadados, sin rostro, son míticos y son de esta película. El mítico baile en el fuerte, con los oficiales emperifollados y las mujeres coquetas es de esta película. (Por cierto, ¿como es que los oficiales sudistas tienen uniformes de gala si son prisioneros de guerra y están en unncampo de concentración?. ¿De donde los sacan?). Desierto mítico. Dos frases míticas: "Todo tiene un límite menos la idiotez" y "¿Ha estado usted en el desierto atascado con un caballo muerto?.
La última media hora es trepidante y es mítica. No se la pierdan.
Infierno de Cobardes
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20 de noviembre de 2016
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fort Bravo habla de un engaño. A raíz de un engaño, un capitán sale tras una mujer que acaba de conocer y de la que se ha enamorado. Hablamos de una mujer aparecida de improviso en una carreta atacada por mescaleros y socorrida por el capitán. Este es el centro de gravedad. El resto orbital de Fort Bravo son unos prisioneros confederados retenidos hasta la llegada a la penitenciaría para redimir sus penas, la pena de haber osado plantar cara al poder yanqui. Y los otros son los mescaleros, unos pobres indios cabreados… ¿Por qué? Pues por lo suyo, su vida, sus costumbres, por añorar sus territorios libres de extranjeros dando la nota y metiendo bulla.

El ritmo en la primera parte de la película lo marca el deseo del capitán por la mujer; una mujer elegantemente ataviada y que se hace querer de tal forma que él ya, rendido, pide el matrimonio con urgencia y acaloramiento indisimulado. El enamoramiento es total. Me lo he creído. Y si el espectador se lo cree con más razón el capitán. Entonces, el giro. Todos sabemos lo puñetero que puede ser el amor. Uno cree que la hermosa mujer que acaba de conocer lo es ya todo para él, que en la vida ya nada les impedirá ser felices, aunque la mujer, prudente, esté midiendo la propuesta. Él ha visto sus posibilidades ciertas y si alguien fuera a decirle que tenga cuidado, que ella conoce a otro, él negaría cualquier evidencia que fuera contra sus convicciones.

Pero la evidencia surge. Y el corte es mayúsculo. Ahí, Fort Bravo podía haber llegado más arriba pero no quiere. Igual es que el director estima que no hace falta, que todo hombre sabe lo que es un desengaño amoroso de ese tipo, que una mujer finja, toree y luego se ría, y que por tanto no hace falta remarcarlo a bombo y platillo. Con dejar a Holden expresar su sorpresa es suficiente para que el espectador le compadezca..., o se alegre; según le parezca a cada uno.

Ella ya no viste elegantemente, se ha puesto los vaqueros y el sombrero y va con otro. El espectador la ve de otro modo, aventurera, desafiante, muchísimo más mujer… Y entonces lo reconoce: Es Verdad, es una persona, da igual que sea mujer, calcula y juega sus cartas igual que un hombre y no queda otra que ponerse de su parte. Así, que si al capitán le ha tomado el pelo, y bien tomado, pues bien hecho porque ella tenía una misión que cumplir y su misión no es menos que la de un capitán.

Nos adentramos en los demás asuntos. Temas humanos. El soldado derrotado que le hacen sentirse un cobarde porque él no quiere morir a manos de los mescaleros, que él no sabe de peleas, de guerras, de matar, que él sólo quiere vivir… Ahí tenemos una interesante ponencia para desarrollar sobre el valor que viene de la disciplina, y la cobardía, que aparece por un sentir lógico personal. Y sirve para presentar el siguiente enfrentamiento del grupo huido con los mescaleros.

¿Son los mescaleros sanguinarios asesinos?

No puedes hablar de buenos y malos, no puedes hablar de yanquis ni de americanadas en tono despectivo porque son ellos quienes te dicen que sólo la mitad de los mescaleros cuentan con armas de fuego, aun así, los ves acosando y utilizan sus técnicas con el arco y las flechas porque a pesar de sus escasos recursos, tienen su destreza, su inteligencia, pero claro, no son más que esos que aparecen, su lucha es pequeña y contra pequeños grupos, no pueden enfrentarse a todo un regimiento de Caballería. Y luego pensemos en que los soldados azules regresan siempre al Fuerte y los civiles a su casa, pero los mescaleros esa noche, y la siguiente también, dormirán a la intemperie a los pies de las patas de sus caballos. De esta forma, la película pone las cosas en su sitio con un trato a los indios respetable porque no los disfraza. No hay pueblos buenos y malos porque haya pobres indios y yanquis altivos. Lo malo está en la Naturaleza Humana a nivel individual.

Finalmente, el film no se codeará con los memorables y épicos Western de la historia porque no es épico, hemos dicho que no hay buenos ni malos; y no es memorable, porque con su final parece que se olvida de todo y ahí lo deja ... No obstante es una buena película que me ha dejado pensando ... ¿Quién coño eran los mescaleros? ¿Qué sería de ellos?
floïd blue
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23 de diciembre de 2018
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película de la infancia, de esas que te ofrecían emoción en las tardes de los domingos. Revisada mucho tiempo después, la veo irregular, pero algo que recordaba con nitidez, un tramo final marcado por el asedio de los indios en el desierto, me sigue pareciendo brillante.
Pero volvamos al principio. El duro capitán Roper está destinado en un fuerte de Arizona, una prisión para numerosos soldados confederados, liderados por el capitán John Marsh. Al lugar llega Carla Forester (Eleanor Parker) que luce bella en el desierto. Roper no tarda en mostrarle su plantación de rosas, para que la recién llegada vea que también es un tipo sensible.
Siempre he pensado que el fuerte debe ser un lugar fronterizo y peligroso, habitado por soldados preparados para entrar en combate en cualquier momento. Pero en el western clásico, por lo menos desde “Fort Apache” (1948), siempre hay tiempo para un baile. No hay que olvidarse el maquillaje y el vestido espectacular, cuando vayas a un fuerte rodeado por feroces indios mescaleros. Que si te pillan te dejan secarte al sol, mientras te devoran las hormigas culonas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feng Lanzhí
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