En campaña todo vale

Jay Roach (conocido por la dirección de "Austin Power" y "Los padres de él") viene a hacer caja este verano con un filme que encaja como un guante en el clima previo a las elecciones estadounidenses. "The campaign" (titulado en España "En campaña todo vale") funciona únicamente en su faceta más predecible, con algunas de sus ridículas situaciones y merced a la vis cómica del tándem Ferrell-Galifianakis.

La acción se sitúa en la campaña al congreso del estado de Carolina del Norte. Cam Brady (Will Ferrell), vencedor por dos veces, presume una fácil victoria. Sin embargo, los hermanos Motch (Aykroyd y Lithgrow), con intereses mercantiles con China, tienen otros planes: hacerse con un candidato que sirva de marioneta para sus inversiones. El sujeto elegido para tal misión es el ingenuo, afectado y torpe Marty Huggins (véase el juego de palabras: "huggins"-"hugs", "abrazos"). Como el título en español ya evidencia, Roach se centra en la guerra sucia entre los dos candidatos, quienes no dudan en valerse de cualquiera de los medios para obtener el poder.

El desarrollo como cabe esperar está plagado de "gags". Entre los más acertados se encuentra la ya famosa escena del bebé (ver tráiler), aquella en que aparece el perro de "The Artist" como colaborador y la famosa escena en que se acusa a Cam Brady de comunista por haber escrito sobre la tierra del Arco Iris cuando tenía ocho años. Sirvan estos adelantos como ejemplo de secuencia realmente hilarantes. Si el doblaje no hace mucho daño al film, estoy seguro de que el espectador podrá echar unas risas veraniegas de lo más a gusto.

Sin embargo, este humor se percibe muy pronto como un impulso discontinuo. Roach rehúsa mantener el tono de sus más ingeniosas situaciones y termina abogando por un cierto piloto automático. Más que una película, en muchos tramos nos encontramos con retazos, brillantes algunos, anodinos los demás.

No es ésta, sin embargo, mi mayor crítica a la película. Aunque pueda parecer inopinado esperar de Roach una crítica valiente al sistema que ha llevado a la crisis global, no puedo evitar pensar que el director ha escogido el camino más fácil. Roach se limita a señalar con dedo acusador la injerencia de potencias extranjeras en el país (China y Brasil son citadas) y a condenar la manipulación orquestada por compañías como la Motch (las compañías verdaderamente americanas son buenas, claro).

Algo huele a quemado cuando una película situada en un marco político prescinde de cualquier gesto de esta índole. Por no haber ni siquiera existe caricatura de demócratas o republicanos: ambos son lo mismo. La crítica religiosa o política no existe, sino solo la denuncia a un mensaje hueco. Las instituciones, por tanto siguen intactas: aunque parodiado el discurso, "patria", "familia" y "religión" siguen como valores intocados. La clase política es exculpada de una responsabilidad real, gracias a la asunción de su ineptitud. Sólo las compañías que se venden al traidor extranjero, ironizo, son las verdaderas culpables.

Roach, por lo tanto, sigue apostando a malos y buenos, sin cambiar esencialmente el rostro del malo. La suya es la apuesta por la risa fácil y un mensaje de verano que no inquietará a las "buenas conciencias". Lo que resulta terriblemente manipulador del film es ese silencio con que sella nuestra risa.

Will Ferrell es un cómico bastante incomprendido fuera de los Estados Unidos, quizá por lo escatológico de su humor o por la diferencia cultural que existe respecto allí. Yo tengo que reconocer que soy fan de Ferrell y de prácticamente todas sus comedias, comedias que en más de una ocasión me han hecho llorar de risa (Old School, Anchorman...) a pesar de su dudosa calidad cinematográfica. Posiblemente no vaya a ser objetivo con la crítica. ya que es ver la cara de Ferrell y ponerme a reír como un tonto.

En esta cinta interpreta a un congresista de Carolina del Norte que lleva años gobernando por esos lares y que se presenta a la reelección, que ve como por culpa de un incidente sexual pierde el apoyo de los peces gordos que ponen el dinero en las campañas. Esos mismos millonarios son los que se inventan a un candidato al que le darán todas las facilidades para que pueda ganar. Ese candidato es un padre de familia algo corto y muy manipulable (Galifianakis), justo lo que quieren esos señores. A partir de aquí empieza una bruta campaña electoral entre los dos en la que todo vale.

Como toda buena cinta de Ferrell está salpicada de humor grueso y soez, en el que cabe desde darle un puñetazo a un bebé como acusar a tu rival de ser un terrorista árabe por tener bigote (¡!). Y si ciertamente muchos de esos momentos han hecho que llorase de risa (soy fácil), el giro buenrollista que da al final hace que el conjunto final pierda fuerza. De todas formas es una cinta muy divertida aunque sólo apta a los fans del humor de Ferrell o equivalentes. Es muy recomendable. El director es Jay Roach, firmante de la saga 'Austin Powers' y que en los últimos años se ha dedicado a firmar telefilms políticos para HBO.

P.D. Auggie, el perro de 'The Artist' tiene un cameo muy divertido.

Lo mejor: Algunos gags brillantes.
Lo peor: Los últimos diez minutos.

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Me considero un buen fan de Zach Galifianakis y por eso mismo fui al cine a verla pese a las malas críticas. No soy el típico chaval que dice "soy fan" y solo se ha visto de él las dos de Resacón. Ya le llevo siguiendo unas cuantas veces tanto con Salidos de cuentas, Operación juego final, La cena de los idiotas, G-Force y Una historia divertida y sé que es un buen actor de comedia le guste a la gente o no le guste, está claro que el es el alma de la saga Resacón y que sin el esa película no habría tenido tanta fama. En cuanto a la cinta tengo que darle las gracias a Jay Roach por haber puesto a un reparto lujoso aunque en algunos casos mal encajado como el desaprovechar al gamberrete Jason Sudeikis que tanto gustó en Carta blanca y Como acabar con tu jefe o el hecho de poner a Will Ferrell diciendo tacos por todos lados sin motivo ni razón. La película desde mi punto de vista hay que juzgarla por lo que da, una comedia gamberra y divertida y lo ha conseguido no como hizo la fantasmada esa que se vendía como gamberra y lo fue pero fue una tontería sin gracia que fue Sácame del paraíso de la sobrevalorada Jennifer Aniston. Yo siempre digo que a las comedias hay que juzgarlas no por su contexto, guión o moraleja sino que pueda hacerte reír y disfrutar o al menos entretenerte. Si una comedia no ha cumplido por lo menos una de sus tres funciones ya es un suspenso o aprobado raspado y esta película a mi me ha entretenido, he disfrutado y me he reído bastante mas de lo que me esperaba. Quizás no tenga un guión bueno, que rompa todos los tópicos, que no sorprenda en sus límites gamberros pero leche, que Will Ferrell pega un puñetazo a un niño (digital, es cierto) y al perro de The Artist, algo de gracioso tiene que tener. Tiene golpes muy buenos sobretodo de Galifianakis que llena la pantalla haciendo casi siempre el mismo papel que hizo en Salidos de cuentas además con el doblaje que a mi me gusta. Quizás no pase a la historia de las comedias, pero yo la he visto bastante buena y me he reído con muchos puntazos, además, Roach nos ha brindado el poder ver a Brian Cox, Dan Aykroyd y John Lithgow juntos en pantalla, que mas se le puede pedir. En fín, una comedia que aprueba con notable bajo pero que me ha sorprendido.

Will Ferrell y Zach Galifianakis protagonizan este film que trata de satirizar la situación de las elecciones presidenciales de los estados unidos.
Lo primero que diré es que Galifianakis está mucho mejor que Ferrell, más que nada porque el personaje de Ferrell es bastante menos carismático y utiliza un lenguaje más soez y con más chistes fáciles.
La película destaca por un gran elenco de secundarios en el que destacan el agradable Jason Sudeikis y sobre todo un perfecto Dylan McDermott qué está realmente acertado en su papel y me encantó.
Los chistes son algunos bastante fáciles pero los hay muy eficaces (el momento de Uggie por ejemplo).
No puedo decir que Jay Roach haya logrado su mejor película (aunque es de las mejores) pero sí puedo decir que merece la pena este film.
Lo Mejor: Dylan McDermott
Lo Peor: El personaje de Cam Brady utiliza chistes a base de soltar obscenidades.
Conclusión: Entretenida, rápida y con momentos muy graciosos.

En primer lugar, la ví sin aspiraciones y me encantó. Si alguien conoce algo la trayectoria de Will Ferrell sabrá que es el cómico más iracundo y crítico con políticos tan destestables como el ex presidente Bush, del que parece que ya no nos acordamos.
Creo que los americanos tienen la capacidad de reirse de si mismos y de mostrar sus bajezas sin filtros. Tal y como está la política hoy en día agradeces una crítica en tono de comedia al absurdo sistema político junto con las influencias en la sombra de los más poderosos. No me puedo creer que haya habido gente que no se haya reído viendo esta película, les recomiendo que la vuelvan a ver con algo de predisposición.