El veredicto

Historia circular que comienza con un plano de una campana, repiqueteando, y termina con el mismo plano de la campana, pero ahora el espectador sabe bien lo que significa. El filme, de carácter policíaco, trata en todo momento de un mismo caso, pero con diferentes víctimas y diferentes asesinos.

El sonar de las campanas muestran el éxito para el trabajo del superintendente de policía, que ya en el comienzo de la cinta nos deja huella de sus fuertes emociones cuando habla con un carcelero.”Esta profesión está llena de contradicciones, para mí el éxito es amargo. Éxito significa la condena de alguien.”

A los 20 minutos ya conocemos a todos los personajes del filme, nos acompañarán a los largo de los 90 minutos que dura la película.
Todo transcurre con normalidad formal y técnica propia de los filmes hollywoodienses de los 40. Hasta el minuto 45, cuando empiezan a verse planos propios de Lang recordando a “Fury” o del expresionismo alemán, siendo una pena que la partitura musical no lo acompañe al mismo nivel de calidad.
El último cambio de rollo coincide con la magnífica transición de la puerta (recordando “The rope” de Hitchcock) para ver cómo debate el jurado para dar su veredicto. Quizás de este plano recibió inspiración Sidney Lumet para su ópera prima “12 ungry men”.
A continuación el espectador resiente un plano “experimental” dentro del juico, donde se da a conocer el veredicto, donde otro hombre inocente es acusado y condenado a muerte.

“Y aunque camine por el valle de las sombras y la muerte no temeré mal alguno,..” Primera película de Siegel en la que aparece la famosa cita apocaliptiquiana, pero, ¿cuántas más la habrá usado a lo largo de su filmografía? (Si alguien lo sabe que por favor me lo comunique).

Otro dato que aporta gran peso al filme es el hecho de que el superintendente esté escribiendo un libro sobre criminología, algo que, en aquella época sin duda sería de lo más singular. Aún cuando mantiene la conversación con Peter Lorre al final de la película, hablando del último capítulo, el espectador sigue confundido. Esto es un dato que no hace más que ensalzar el talento que ya mostraba este director.
Han pasado muchos años para la película y en estos tiempos tenemos ya muchas llaves para saber cómo se va a desarrollar el guión, y hemos visto muchas aventuras policíacas y detectivescas. Quiero decir que podemos haber descifrado el enigma de la película, pero sin duda alguna, Siegel ha sabido mantener al espectador en vilo.
No me extrañaría que esta película haya servido como fuente de inspiración a muchas películas y series, tan populares en estos días, sobre criminología e investigación.

Ya en el comienzo, donde el velado agente de la ley ha suministrado las pruebas para condenar a un inocente, cosa que se demuestra errónea al aparecer un testigo clave tras la ejecución del preso, nos recuerda a la posterior novela de Agatha Christie "Inocencia Trágica".
Después la resolución del asesinato en una habitación cerrada es muy clásica de Christie (el primero en encontrar el cadáver es el asesino) y recuerda a novelas como "Maldad bajo el sol" o "Sangre en la piscina", por citar sólo dos ejemplos.
También el clímax final donde el culpable parece uno (Lorre) y sin embargo es otro, que es precisamente el protagonista y autor del libro donde se cuenta el crimen (Greenstreet) trae recuerdos a "Noche eterna" o "El asesinato de Roger Ackroyd".
Por cierto, me gustó mucho como el motivo para cometer el crimen se hila con el inicio de la trama y el "otro crimen" mal resuelto, pasando el que actuó de juez a ser verdugo.