Hollywood (Miniserie de TV)

Hollywood es una gratísima sorpresa por parte de Netflix, una historia que engancha desde el minuto 1 apoyada por una producción perfecta, desde los actores, a la ambientación, banda sonora, realización, montaje, etc. Es un cuento de hadas que intenta endulzar los bajos fondos de Hollywood pero que tampoco los esconde. Más que ser un fiel reflejo, quiere contar un cuento de unos desconocidos que quieren hacer su primera película en los años 50. Muy interesante cómo está tratado el racismo y la homosexualidad, vergonzoso pasado. La recomiendo encarecidamente, gratísima sorpresa.

Lo mejor: ritmo, historia, mensaje positivo, producción...
Lo peor: para quien busque realismo, esta no es su serie, es un cuento endulzado.

RYAN MURPHY es siempre garantía de salseo, pero no siempre lo es de excelencia.
Bajo su firma hay grandes obras maestras de la televisión como POPULAR, FEUD, THE POLITITIAN, las temporadas 2, 3 y 7 de AMERICAN HORROR STORY, la primera temporada de SCREAM QUEENS, pero también enormes decepciones de piloto automático puesto como la mayor parte de temporadas de AHS, la segunda de SCREAM QUEENS, todo GLEE menos su piloto, etc.
Con el tráiler de HOLLYWOOD me temía lo peor: plástico, factura de tienda vintage y de exposición de coches de los 50.
En el tráiler veía de todo menos HOLLYWOOD. Como ocurre con POSE, que es una trata que versa sobre el underground neoyorquino de principios de los 90 y por ahí no se huele ni de lejos ni el underground, ni Nueva York ni muchísimo menos los 90.
El arranque de HOLLYWOOD es brillante, grandes diálogos, jugosas anécdotas reales del HOLLYWOOD dorado sobre PEG ENTWISTLE (la starlette que se suicidó tirándode por la letra H de HOLLYWOODLAND, los lectores de este blog conocéis mi fascinación por esta historia desde hace años), SCOTTY BOWERS, HENRY WILSON… crítica sobre el racismo y la homofobia de la época y mucho mariconeo.
Me lo da.
No obstante, la sal gruesa de HOLLYWOOD la acerca peligrosamente al guilty pleasure.
No encuentra el tono.
Está más cerca de MARC CHERRY que de MAD MEN, lo cual no es nada necesariamente negativo (soy fan absoluto de MARC CHERRY), pero no estamos ante una serie sutil, que permita al espectador leer entre líneas, como sí hace, por ejemplo FOSSE/VERDON. Tampoco ante el embrujo de abstracción que sí tenía FEUD.
Estamos ante una serie excesivamente subrayada. Tampoco vemos ese lado oscuro de HOLLYWOOD que tanto fascina a los que amamos el cine. Podrían haber aprendido algo del SAM LEVINSON de EUPHORIA.
RYAN MURPHY coge el recurso de cambiar la historia a través de la ficción que ha empleado TARANTINO en varias ocasiones para hacer justicia, pero en su final pierde los papeles acercándose a ATERRIZA COMO PUEDAS, perdiendo fuerza emotiva.
Del casting me ha fascinado JIM PARSONS, gran diva de la escena, dando vida a un personaje herido e implacable. JOE MANTELLO y HOLLAND TAYLOR (novia en la vida real de SARAH PAULSON) están increíbles. PATTI LUPONE está encantadora, a MIRA SORVINO te la comes. SAMARA WEAVING (BABYSITTER, READY OR NOT, GUNS AKIMBO) está desperdiciadísima. Es la nueva EVA GREEN. JAKE PICKING, interpretando a ROCK HUDSON, hace algo muy difícil de hacer: hay que ser muy buen actor para hacer de mal actor. En cambio el protagonista, DAVID CORENSWET, no da la talla. Tampoco LAURA HARRIER.
RYAN MURPHY ha vuelto a hacer una serie para mi. Pero ojo, he llegado, como espectador, a un nivel en el audiovisual gracias a obras como HOMECOMING o FLEABAG en el que ya no me bastan las buenas intenciones. RYAN MURPHY, en su nuevo contrato con NETFLIX, deberá rodearse de escritores de enorme talento, que sepan insinuar sin necesidad de remarcar, con realizadores de alta energía, para que no le ocurra como en algunos capítulos de POSE, propios de fábrica de churros.

Las mejores películas sobre el cine dentro del cine siguen siendo EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES, MULHOLLAND DRIVE, EVA AL DESNUDO, CAUTIVOS DEL MAL, ED WOOD, MAPS TO THE STARS, EL JUEGO DE HOLLYWOOD, LA NOCHE AMERICANA, VIVIR RODANDO y BARTON FINK.

En definitiva "Hollywood" viene a ser el alter ego de aquellas películas del Hollywood dorado. Un mundo irreal y edulcorado donde siempre ganaban los buenos y la cosa terminaba con un beso. En definitiva una gran mentira para poder sobrellevar por unos centavos la realidad. Y esto como en aquellas películas es su gran virtud y su gran defecto. La acida crítica social y lo que supuso esa meca dorada de los sueños a nivel particular y mundial surge por contraste. Un contraste que sus creadores llevan al límite acabando por ser, pasado su ecuador, empalagosa hasta decir basta. Un diseño de producción impecable, estupendas interpretaciones y la nostalgia cinéfila de los que ya tenemos una edad hacen que sobrellevemos el subidón de azúcar.

No obstante es evidente que detrás de los colorines no hay que rascar mucho para ver que hubo y probablemente sigue habiendo un mundo muy gris donde el abuso de poder, el sexo como moneda de cambio, el racismo, el machismo..., etc, etc, florecieron en ese valle abonado con las vidas de hombres y mujeres que acudieron en masa a la fiebre del oro de un arte nuevo, el séptimo, cuyo poder colonizó el mundo.

cineziete.wordpress.com

Es una serie que va a más con cada capítulo, y que la disfrutas doblemente cuando tú, eres uno de esos marginados.
La serie está bien elaborada, el estilo de los años 50 está muy presente y conseguido tanto en vestuario, decorados, localizaciones. Los actores... los hay mejores y peores, algunas interpretaciones son muy flojitas, otras soberbias
Mujeres, personas negras, homosexuales... menospreciados e infravalorados en la gran pantalla, maltratados en la vida real y olvidados en las narraciones históricas.
Ojalá fuese real, y hace tantisimo años como se muestra en la serie (alrededor de los 50), ya se hubiese visto en los Oscar personas del mismo sexo de la mano, una mujer negra ganando un Oscar... Eso sería muestra de tolerancia, respecto e igualdad real, cosa que aún en nuestros días, está lejos de conseguirse.
Gracias a Netflix y Ryan Murphy por acercar esta realidad al público de a pie.

Todos somos muy conscientes de cómo se ha desarrollado la historia del mundo y de las discriminaciones que las mujeres, personas racializadas y LGTBI+ hemos sufrido y seguimos sufriendo. La realidad ha sido cruel, implacable y ha destruido las vidas de millones de personas de las formas más inhumanas.
Pero aunque la dictadura del cisheteropatriarcado blanco nos arrebatara la vida y la historia, nada impide que nosotros nos apropiemos de la fantasía. ¿Por qué tenemos que renunciar a soñar con un mundo en el que Rod Hudson tuvo una carrera fructífera y fue feliz siendo un hombre gay visible, en el que Hollywood se atrevía con historias diferentes o en el que la estrella del momento era una actriz negra que consiguió derribar las barreras raciales? ¿O por qué no va a haber diversidad racial entre los miembros de la aristocracia de la Inglaterra del siglo XIX como en Los Bridgerton? Ahora va a resultar que puede haber magos y brujas en la Inglaterra artúrica como en Merlín el Encantador, en el siglo XIX como en Jonathan Strange y Mr. Norrell, en la Segunda Guerra Mundial como en La bruja novata, en la segunda mitad del siglo XX como en Las brujas y en pleno siglo XXI como en Harry Potter, por nombrar solo algunas de la infinidad de ejemplos, pero ¿personas racializas y LGTBI+ entre la aristocracia del XIX es pasarse e ir contra la historia?
Resulta bastante fuerte que incluir a seres humanos sea más criticado que el que se muestren sucesos paranormales, magia o criaturas mitológicas como si fueran reales.
Esto no es un documental, es una obra de ficción y no hay ninguna razón por la que tengamos que respetar lo ocurrido. Ellos dominaron la historia, pero la fantasía es territorio inexplorado. Podemos hacer lo que queramos y reclamar como nuestros la Roma imperial, la época victoriana, el Japón feudal o la edad dorada de Hollywood.
Es una ficción, pero también es una forma de reparación, aunque sea simbólica, para todos aquellos que sufrieron el racismo, el machismo y la LGTBIfobia en sus carnes. Todos aquellos a los que no les permitieron ser quienes eran, como a Rod Hudson, quienes tuvieron que esperar en una mesa aparte de sus compañeros a que les dieran un Óscar, como Hattie McDaniel, o a quienes ni siquiera les dejaron actuar, como a Anna May Wong.
Ese es el verdadero valor de esta serie que, por otra parte, nos muestra sin ambages la crudeza del negocio del cine clásico y de los EEUU de los años 40, transportándonos desde ese comienzo amable en el que todo parece fantasía hasta que el artificio es demolido y la cruel realidad sale a la luz, momento en el que nos enfrenta a nuestro propio reflejo, a todas esas opiniones que teníamos al principio, cuando tan normal y graciosa nos parecía la situación.
Es una lástima que a algunos les importe más que los personajes tengan un color de piel determinado que el argumento, porque merece realmente la pena la vivisección que nos ofrece del Hollywood clásico a todos los niveles, histórico, artístico, técnico y social, además del maravilloso homenaje al fantástico Rod Hudson.
Pero más triste es que las amigas de Rowling que están en cruzada permanente contra las personas LGTBI+, buscando la excusa que sea para esparcir su odio, no hayan pasado del capítulo 3.
A lo mejor si lo hubieran hecho se habrían dado cuenta de que ese blanqueamiento de la prostitución que tanto denuncian es justo lo contrario.
Pero hay gente que tiene demasiada prisa en tener razón y lo de documentar sus opiniones no es algo que vaya con ellas.