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Un perdedor sin suerte

Drama. Comedia La historia gira en torno a Nick, un hombre que intenta superar su adicción al alcohol. Tras la última recaída Nick es despedido, y su mujer lo echa de casa. El pobre se encuentra así de un día para otro sin nada, sin trabajo y sin hogar, con todas sus cosas esparcidas por el jardín. Al principio intenta seguir su vida en esa parcela, como si fuese algo normal, pero unos amigos le ayudarán a ver que tiene que abandonarlo todo, dejarlo ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
27 de agosto de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Will Ferrell le da una patada a todos sus críticos con una actuación sensacional, en una vertiente dramática (como ya hizo en 'Stranger than fiction', aunque muchos no lo quieran reconocer), que ha explorado poco hasta la fecha. Ferrell no solo demuestra que es uno de los mejores cómicos de la actualidad, sino que deja claro que es un tipo muy versátil.

En cuanto a la peli, no pasa de ser la típica cinta indie sobre un tipo al que un mismo día lo echan del trabajo, y le deja la mujer, por lo que se planta en el jardín de su casa, a la espera de encontrar una solución a su situación. Mientras, entabla una relación de amistad con una vecina embarazada que se acaba de mudar (Rebecca Hall), y con un niño al que su madre no presta mucha atención. También nos iremos enterando del pasado con la bebida del personaje de Ferrell, y del porque de su situación actual.

La peli no se hace lenta ni nada, las cosas que le pasan a Ferrell, están llevadas con bastante sutileza, aunque el guión sea un poco reiterativo, y abuse de ciertos tópicos de las cintas indie. De todas formas es una buena cinta, muy agradable de ver.

Lo mejor: Will Ferrell.
Lo peor: Como en todo el cine indie, su indefinición, y su continuo deja vu.

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Chackson5
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2 de octubre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es conocida la faceta de Will Ferrell como cómico, sea en TV con Saturday Night Live, o en cine con cada uno de sus taquilleros largometrajes -El Reportero, Pasado de Vueltas, Hermanos por Pelotas o la reciente En Campaña Todo Vale-. Lo que rara vez se recuerda es que ha intervenido en largometrajes más serios e incluso prestigiosos, serían el caso de Melinda & Melinda de Woody Allen o la excelente Más Extraño que la Ficción. En este último grupo se inscribiría Everything Must Go, drama independiente basado en un relato corto de Raymond Carver. Dirige un novicio Dan Rush y secundan a Ferrell, Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona), Michael Peña (World Trade Center), Laura Dern (Corazón Salvaje) y Christopher C.J. Wallace.

Cuenta la historia de Nick Halsey (Ferrell), un comercial que es despedido de su trabajo y echado de su propia casa por su mujer. Como no tiene donde ir, decide quedarse a vivir en el jardín (con sus pertenencias), lugar donde traba amistad con su embarazada nueva vecina (Hall) y con un acomplejado niño (Wallace). Con ellos Halsey lidiara un problema que tiene con el alcoholismo.

Everything Must Go no es una película donde sucedan muchas cosas ni cuenta con una historia compleja. Su arco argumental es lineal, y más que en las acciones se centra en la relación de los personajes y las charlas en el jardín de un afectado Nick Halsey con sus congéneres, todo muy cotidiano, dramático y estando Ferrell en el reparto, con algún apunte humorístico, creando una sensación general agridulce mientras se ve. Todo cortado por el mismo patrón de la mayoría del cine indie americano: ritmo cadente, fotografía luminosa, música folk, personajes que ríen y lloran, y un desenlace sin demasiados alardes que bien podría suceder en la vida real.

Meritoria y por encima del resto, la labor del reparto, empezando por un Will Ferrell contenido con una interpretación llena de matices, haciéndole merecedor de elogios, Rebecca Hall también logra una buena caracterización, y lo mismo se puede decir del niño Christopher C.J. Wallace. La única no beneficiada del reparto es Laura Dern, no porque no cumpla su función, sino porque su personaje forma parte de una subtrama que no pasa de ser un esbozo de guión (habría que saber cómo era en el relato de Raymond Carver).

Agradable, tanto como cada uno de los personajes que rellenan el metraje de esta Everything Must Go, film cargado de buenas intenciones que por desgracia, y al igual que sucede infinidad de veces, ha tenido escasa repercusión mediática.
David MS
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9 de noviembre de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy grata sorpresa esta película, y eso que la descubrí hace muy poco. Will Ferrel nos demuestra que no solo sabe hacer películas disparatadas sino también sabe adentrarse al drama y ponerle ese "matiz" que no todos los cómicos actuales tienen, obligando a preguntarme ¿Porque Will Ferrel no solo se dedica a hacer este tipo de películas (Mas extraño que la ficción es otra muestra)?, puesto que tiene un tremendo potencial como para hacer esas comedias estúpidas que solo hacen que se le infravalore mas.
La película es relato exquisito de un hombre que tiene problemas con la bebida y como consecuencia ya ha "tocado fondo". Le pasará diversas situaciones que harán que de una vez por todas reflexione y tenga que salir de su miseria, tal vez lo logre...pero las piedras duelen y duelen mucho felizmente siempre hay un camino y personas que te tenderán la mano: los amigos.
Zidanzito
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23 de agosto de 2011
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Everything Must Go toma como referencia base un relato corto del inigualable Raymond Carver, concretamente Why Dont You Dance?. Se limita a recoger lo que parece el eje del relato (la venta de los enseres acumulados durante lo que es la duración de una relación de pareja en lo que es el típico mercadillo montado en el jardín de las no menos típicas viviendas unifamiliares de la baja burguesía estadounidense) para tejer una historia no muy mal llevada pero que poco o nada tiene que ver con las monumentales elipsis que se marcaba el maestro Carver, dando respuestas acorde a una lógica de causa-efecto que en los relatos, las pocas veces que se daban, quedaban abiertas a múltiples interpretaciones. Porque lo que nos narra Carver es la elipsis de un momento en la vida del protagonista, la antielipsis que se hace visible convirtiendo en elipsis al resto de su vida, con todas las miserias, decisiones erróneas, arrepentimientos y litros de alcohol que pueda contener, mientras que aquí asistimos al punto de inflexión en la vida del personaje interpretado de fenomenal manera por un Will Ferrell que muestra ser tan válido para el drama (salpimentado de ocasionales golpes humorísticos que deben mucho a sus descacharrantes trabajos en las películas de Adam McKay) como para el campo de la tontería en la que acostumbra a desenvolverse como ningún actor cómico reciente.

La película adolece de lo que podríamos llamar el ¨estilo Sundance default¨, o sea, unos planos generalmente semiabiertos y de exterior sujetos a un montaje reposado, solo que sin la omnipresencia en la banda sonora de grupos hipsters o chupis. Dicho así parece que lo mismo hablo de un telefilm que de la última chorrada de Gregg Araki, pero creedme, es un estilo que canta a los 5 minutos de metraje. Las interpretaciones, amén de la ya mentada de Ferrell, son más que dignas, consiguiendo el chaval que no volvamos a mentar a Herodes cada vez que sale en plano. La música es de tono folkie, llegando a saturar por su omnipresencia. En general, aunque parezca una herejía por lo considerado que esta el pringui de Robert Altman, puedo decir que me satisfizo mas esta derivación de Carver que la adaptación que se marco el primero hace años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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1 de septiembre de 2023
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Estamos ante la típica película de redención, aquella que muestra el renacimiento de su protagonista y que al final nos grita directamente a la cara que vivir es sufrir, pero que vale la pena hacerlo. Ya lo avisa desde su título "Everything Must Go", todo debe irse para que nuestro protagonista haga espacio para lo nuevo: nuevos amigos, nueva casa, nuevo trabajo, nueva vida.

Nick Halsey (Will Ferrell) es un alcohólico que ha perdido recientemente todo: su trabajo, su familia, su casa y sus ahorros. Este acontecimiento es la gota que ha derramado el vaso y que hace que se dé cuenta de que la vida que ha llevado durante los últimos años ya lo ha dejado muy atrás. Aun así, él continúa aferrándose con uñas y dientes a esta vida que ya no existe, no porque sea feliz, sino por la costumbre, la comodidad y porque es lo único que ha conocido. Ahora solo tiene dos opciones: seguir buscando en el aire esa mano de ayuda que ya se ha ido y hundirse o nadar con todas sus fuerzas con la esperanza de encontrar tierra firme aunque sin ninguna garantía de hacerlo. La historia se decanta por un poco de ambas y nos muestra a Nick en un viaje de autodescubrimiento, sanación y perdón. Si quiere que las cosas empiecen a cambiar deberá soltar todo y dar un salto de fe, y solo así tal vez logre hacer que las cosas funcionen esta vez, sólo de esta manera por fin detenga el bucle infinito de errores que lo han llevado al más profundo pozo emocional en el que se encuentra.

No es equivocado decir que esta es una película predecible, en la que de principio a fin se sabe lo que pasará. Pero, aún así pareciera que la película es completamente consciente de ello, consciente de sus clichés y no tiene ningún empacho en recurrir a ellos. A pesar de esto, resulta ser muy entretenida de ver, y gran parte de ello se lo debe al carisma que Will Ferrell logra transmitir a través de su interpretación. Nick es un personaje tridimensional por el cual realmente te preocupas; deseas que salga adelante de esa situación. Es un personaje que está sumamente consciente y sufre tremendamente por sus sombras y errores, se castiga continuamente por ellos, pero a su vez, se va conociendo con la ayuda de sus nuevos amigos, y junto con ellos descubre también todas sus luces, esas luces que estaban sumamente escondidas en toda esa oscuridad, esas luces por las cuales vale la pena luchar y que serán su herramienta más importante para construir su nueva vida.

"Everything Must Go" es una película icónica, ya que al desarrollarse casi enteramente en una locación tan poco vista en el cine, hará que, guste o no, te parezca buena, regular o un bodrio, te venga a la mente como aquella película en la que Will Ferrell es un alcohólico y vive en el patio de su casa. La fotografía también es un punto a destacar, con 2 o 3 planos, sobre todo atardeceres y a contraluz muy bien logrados.

Otro punto fuerte de esta película que quiero destacar es su honestidad; no pretende engañar a nadie, es lo que es, y aquellos que busquen algo más profundo, dramático o sombrío, probablemente no observaron el póster, no leyeron el título o simplemente no prestaron atención al elenco que la conforma.

Definitivamente, tu percepción de esta película estará condicionada en gran parte por tu estado de ánimo y tu historia de vida; si te encuentras o alguna vez te has sentido como nuestro protagonista, seguramente te enganchará de inmediato, pero si la vida aún no te ha golpeado lo suficiente, te recomiendo que la guardes en tu "Watchlist" y en unos años le brindes otra oportunidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
carlosalberttoa
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