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La vida secreta de las palabras

Drama. Romance En una plataforma petrolífera, aislada en medio del mar, donde sólo trabajan hombres, ha ocurrido un accidente. Una mujer solitaria y enigmática que intenta huir de su pasado (Sarah Polley) va hasta allí para cuidar de un hombre (Tim Robbins) que se ha quedado temporalmente ciego. Entre ambos nace una extraña intimidad, llena de secretos, verdades, mentiras, humor y dolor. Ninguno saldrá indemne de esta relación que marcará sus vidas ... [+]
Críticas 177
Críticas ordenadas por utilidad
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10
26 de abril de 2009 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de resultar extraño que en plena era tecnológica, donde un sinfín de máquinas nos ayudan a comunicarnos, una persona opte por el silencio más calmado para no expresar lo que realmente se remueve en su interior. Hanna hace tiempo que se negó a mantener ningún tipo de relación con la gente que la rodea porque forman parte de la misma especie de aquellos que en su pasado le hicieron un profundo y callado dolor. Y hace tiempo que se negó también a esperar de la vida cosas mejores, conformándose en la actualidad con sobrellevar una rutina más o menos satisfactoria y completamente intrascendente: todos los días acude a su trabajo en el que desempeña una labor funcional y eficaz; almuerza un poco de arroz blanco con pollo y se reserva media manzana para el postre; mantiene su casa perfectamente ordenada y limpia, aunque no es algo que resulte difícil pues apenas tiene pertenencias; y cumple un estricto orden de higiene corporal. Todo esto penderá de un hilo cuando su jefe la obligue a tomarse unas vacaciones, pues su rendimiento laboral es excelente y la mujer nunca ha dado problemas de ningún tipo. Pero Hanna, a diferencia del resto de los mortales, no está muy segura de querer irse de vacaciones durante un mes, porque esto significaría el abandono de su automática rutina. Por ello, no duda un ápice cuando en plenas vacaciones, se presenta la oportunidad de ocupar su tiempo libre cuidando de un empleado de una plataforma petrolífera con importantes quemaduras ocasionadas por un trágico accidente.
El enfermo en cuestión es Josef. Un tipo que a diferencia de Hanna no para de hablar, aunque lo que diga carezca de importancia. El hombre, al igual que Hanna, tiene un maremágnum emocional en el vientre, aunque su manera de aplacarlo sea la de ironizar con la vida y mantener una postura fría y cínica con lo que le rodea. Cuando dos personalidades, a priori tan antitéticas, pero en el fondo cortadas con el mismo patrón, se encuentran no es difícil imaginar que lo que estallará entre ellos será un hermoso espectáculo lleno de silencios y de palabras que expresan más de lo que dicen. Porque en esta época no damos la justa importancia a las palabras que salen por nuestra boca. Hablamos, hablamos y hablamos, y nos creemos superiores por el simple hecho de poder articular palabras. Pero nunca nos paramos a pensar en la verdadera importancia que un simple vocablo como "sí" puede llegar a tener. De esa importancia nos habla la catalana Isabel Coixet en "La vida secreta de las palabras".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tal y como expresa su título, las palabras esconden una vida llena de significado difícil de apreciar a simple vista. Dos seres como Hanna y Josef han logrado, de una u otra manera, soslayarla. Las palabras lanzadas al aire por Josef esconden un sentido completamente contrario, pues tratan de camuflar e, incluso, ignorar aquello que realmente siente, aquello que realmente arde en deseos de decir. Hanna guarda el significado de sus palabras en su pecho, un pecho repleto de cicatrices que esconde una verdad tan dolorosa y traumática que no resulta fácil dejarla salir por la boca. Uno y otro se complementan y se van ayudando poco a poco, lentamente y sin ser plenamente conscientes de ello. Josef va entendiendo la innecesariedad de hablar y va abriendo su alma paso a paso, dejando escapar palabras cada vez más llenas de sentido. Hanna se mantiene en silencio hasta que al encontrarse más cómoda y cómplice con Josef acaba armándose de valor y deja libre el dolor de una manera más brusca, pero también catárquica.
Porque para Coixet, las palabras son el único bálsamo posible en nuestra especie. Nos ayudan a limpiar la mierda que llevamos acumulada en nuestras mochilas. Despejan nuestra mente clarificando conceptos y reconociendo emociones. Pero para lograrlo, hay que saber emplearlas y hay que conocer lo que cada una significa. No su significado estándar, sino aquel que cada una tiene para nosotros, en otras palabras, los efectos que cada palabra provoca en nuestro interior.
Para sus criaturas, las palabras entrañan dolor, un dolor inmenso, casi insoportable. Por ello, de una u otra manera, las eluden. Pero el amor, nos viene a decir Coixet, es lo único capaz de movilizar nuestra existencia, hasta el punto de enfrentarnos cara a cara con nuestros más profundos fantasmas, para vencerlos y quedar limpios ante su sutil y hermosa caricia. Porque Hanna y Josef sólo hayan el valor necesario para desvelar sus heridas y compartir su implacable dureza cuando sus almas llevan tiempo pugnando por ser cómplices y quedar unidas en un cálido y balsámico abrazo.
10
11 de junio de 2009 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Palabras secretas como dolor, miedo, decepción; pero, también ternura, soledad compartida. Dos actores tan humanos como creibles, espléndidos. Una historia terrible apenas superada. Todo dentro de un precioso envoltorio fílmico muy recomendable.
1
13 de julio de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace años tuve la mala suerte de visionar este tremebundo tostón en una salida con el instituto a una casa rural. Entre el relajante sonido de los grillos y este tostón como la copa de un pino llamado "La vida secreta de las palabras" no pude evitar cabecear varias veces e incluso dormirme unos 10 minutitos con baba colgandera incluida.

Isabel Coixet nos tortura con una película lenta, lenta, lenta, lenta, lenta...con diálogos que pretenden ser conmovedores y trascendentales pero sin éxito, supongo que influido por el guión, los actores y la película en si.

Lo único interesante de este film es el título y la gran alegría que sientes cuando por fin aparecen los créditos finales.
10
4 de marzo de 2006
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cómo puede haber gente que se ponga a criticar esta película en plan intelectual.
A mí se me antoja tan real, que nisiquiera parece una película. De hecho, la escena en que Tim Robbins y Sarah Polley se abrazan (cuando ella le cuenta su historia) es para arrancar lágrimas a un sangre de oca (sin ánimo de ofender al plumífero actor secundario que aparece en la película), es una de las escenas de amor más bellas que se hayan visto en pantalla, y que por si sola justifica el título de la película, justificándola incluso por entero.
El guión es simplemente genial. Las actuaciones, muy sentidas, extraordinarias. El clima, muy parecido al de "La vida sin mí", con ese aire meláncólico y opresivo, ocre, de soledad ciclópea, que sirve para ilustrar el paisaje interior de sus personajes. Isabel Coixet se pasa, sin exageraciones. Por fin un buen ejemplo de cine español, con una historia arriesgada, que sin la mano hábil y sutilísma de Coixet podría haber caído poco menos que en lo obceno (si por obceno se entiende hablar de aquellos horrores que más vale nisiquiera nombrar). Hacer arte con esto, no es cosa fácil. Tienes que tener talento y ser muy valiente.
La pega es que te deja un muy mal sabor de boca. De todas formas, bravo por Coixet, Robbins y Polley. Deliciosos los tres.
8
14 de enero de 2006
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena. Lo malo de la peli es que se le nota mucho el plumero. Coixet tiene una cultura muy amplia, y sus pelis favoritas incluyen "Extraños en el paraíso", de Jarmusch, pero también joyas del cine clásico. Así, su cine es un poco pedante, en realidad, pero para mí muy bueno. Además, el ambiente que crea es sorprendente, y las referencias (la canción "Hope there's someone", de Antony and the Johnsons, que a mí me pone los pelos de punta) ayudan a crear un cine muy personal y efectista a la vez. Muy buena, pero.
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