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Crimes of the Future

Ciencia ficción. Drama. Terror Cuando la especie humana se adapta a un entorno artificial, el cuerpo humano es objeto de nuevas transformaciones y mutaciones. Con la ayuda de su compañera Caprice (Léa Seydoux), Saul Tenser (Viggo Mortensen), célebre artista performativo, escenifica la metamorfosis de sus órganos en espectáculos de vanguardia. Timlin (Kristen Stewart), una investigadora de la Oficina del Registro Nacional de Órganos, sigue de cerca sus prácticas. Es ... [+]
Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
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6
13 de octubre de 2022 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su reciente 70.ª edición, el Festival de Cine de San Sebastián quiso homenajear merecidamente, con uno de los premios Donostia, al extravagante director canadiense David Cronenberg. Un director cuyo trabajo abarca más de 50 años, desde el terror y la ciencia ficción de su primera etapa hasta unos últimos títulos en los que, si bien amplía sus horizontes, no ha dejado de explorar los miedos del ser humano. Esta es su última aportación.

En un futuro más o menos lejano en el que el ser humano está evolucionando hacia nuevas forma orgánicas adaptadas al entorno artificial, el artista Saul Tenser, con la ayuda de su compañera Caprice, ofrece actuaciones en vivo en que va extirpando los nuevos órganos que su cuerpo reproduce. En medio de todo esto, una sociedad secreta quiere aprovechar el éxito de Saul para dar a conocer el próximo paso evolutivo en la especie humana.

Sin ser un gran fan del canadiense, he de decir que siempre me ha resultado atractivo lo que hace. Aquí tiene sus buenas dosis de cine bizarro, regado de generosas raciones de sexo. El dolor es el placer y la nueva droga consiste en transformarse el cuerpo. Además, un interesante toque de atención respecto al cambio climático y la acumulación desmesurada de residuos que generamos.

La película cuenta con un reparto de garantías, entre el que destacamos los nombres de Viggo Mortensen (en su cuarta colaboración con el director), Lêa Seydoux y Kristen Stewart. Por su parte, Howard Shore, habitual colaborador de Cronenberg, ayuda a crear el ambiente morboso y tétrico con una acertada partitura.

Interesante película que, indagando literalmente en las entrañas del ser humano, se deja disfrutar si consigues mantener tu estómago hasta el final.

www.sudandocine.com
5
30 de diciembre de 2022 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ocho años desde Maps to The Stars (2014), vuelve el mítico director de films como La Mosca (1986), o Vinieron de Dentro de... (1975), con un film que mezcla varios géneros y que pretende ser una vuelta a sus origenes. La película cuenta con un reparto estelar con nombres como Viggo Mortensen (El Señor de los Anillos: La Comunidad del anillo, 2001), Léa Seydoux (La Vida de Adèle, 2013), y Kristen Stewart (Spencer, 2021).

Cuando la especie humana se adapta a un entorno artificial, el cuerpo humano es objeto de nuevas transformaciones y mutaciones. Con la ayuda de su compañera Caprice (Léa Seydoux), Saul Tenser (Viggo Mortensen), célebre artista performativo, escenifica la metamorfosis de sus órganos en espectáculos de vanguardia. Timlin (Kristen Stewart), una investigadora de la Oficina del Registro Nacional de Órganos, sigue de cerca sus prácticas. Es entonces cuando un grupo misterioso aparece: desean aprovechar la fama de Saul para revelar al mundo la próxima etapa de la evolución humana…(FilmAffinity)

Si bien estamos ante un Cronenberg que pretende volver a sus inicios, con una atmósfera sucia y un body horror que recuerda a sus primeros títulos, también encontramos un Cronenberg que no consigue la provocación que pretende, además de unos personajes construidos de una forma superficial que restan enteros al conjunto del film. Sobre la pega con los personajes, cabe destacar la labor de los intérpretes, entre los que cabe resaltar a Kristen Stewart y la siempre solvente Lèa Seydoux. La trama no guarda ningún secreto o intriga y se limita a ir del punto a al b sin mayor gracia, y aunque la historia bizarra, junto a un body horror tan extraño como decente, resultan interesantes, la película pierde fuelle por todos los lados.

Si bien Cronenberg es y será, un maestro del cine de género, que ha dejado joyas como Inseparables (1988), o La Zona Muerta (1983), por citar dos entre tantas, está vuelta a las andadas resulta bastante decepcionante, ya que consigue quedarse sin gasolina a mitad de metraje, y el espectador termina la película por pura inercia, pese lo destacable que hay en ella.

Nota personal 5/10
10
4 de julio de 2022
13 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién hubiera pensado que en el año 2022 presenciaríamos un evento histórico para la industria del cine? Crimes of the future, estrenada hace a penas un mes, marca un antes y un después en la historia cinematográfica. Haber observado esto es el equivalente al instante en que los oyentes vieneses presenciaron por primera vez la Novena Sinfonía en aquel lejano 1824, o cuando los espectadores norteamericanos presenciaron por primera vez Odisea en el espacio, de Kubrick. Sinceramente, creo no exagerar si afirmo que este largometraje debería pasar al Registro de la Memoria del Mundo, de la Unesco, como herencia espiritual de la humanidad.

David Cronenberg, su director, el maestro, nos presenta una película magna, a puro terror ontológico. Enmarcada dentro del género del horror-sci-fi, explora con suma elegancia los laberintos siniestros de la psicología humana, pintando un cuadro teórico de las posibilidades de la mente del futuro.

Las sutilezas de los personajes están talladas con magnificencia, a tal punto que logra recrear un nuevo sentido común oscuro. Gestos, miradas, distancia, toda una «egrégora» maldita que constituye una normalidad aterradora. En nosotros, espectadores del presente, obtiene su cometido. Nos sumerge en el asombro, en la sorpresa del extrañamiento producida por un desfase temporal inmenso. Equivalente a que agarremos a una persona del s.XV y la traigamos a nuestro tiempo. El misterio de los acontecimientos que presenciamos en el hilo argumental supone esa «ostranenie» fílmica: el sentido artístico. No obstante, una luz frágil resuelve tenuemente nuestros misterios ficcionales a medida que transcurre el guión.

La música, por otro lado, es perfecta. Howard Shore logra el climax en cada escena. Sonidos sombríos que nos rememoran un futuro incierto, en el sentido que recordamos la angustia de la incertidumbre. Los matices de música electrónica en «Body is reality» y «Klinek» reproducen musicalmente la ciencia ficción dura.

La dirección de fotografía es arte puro. Los colores, los contrastes, todo rima en esta obra poética con la temática nocturna. Una melancolía desolada invade cada escenario, y cada toma es una pieza artística en sí misma. El descuido de los establecimientos parece enunciar la metáfora de la ruina de una humanidad que adolece su propio rumbo. De esta forma se expresan temas de la estética cyberpunk, pero en su fase avanzada. Es decir, en su etapa final de decadencia. Ya no hay luces que nos deslumbran, más bien una tristeza muda. Sombras y luces cálidas que contrastan con la frialdad acelerada del mundo.

Dicho esto, encontramos rasgos de Haneke en la forma del aproximamiento de los personajes, en la silenciosa intimidad. También hay características de David Lynch a la hora de deformar el significado, y el epílogo, esa iluminación arrogante y temible, evoca en primera instancia la locura humana, cual un homenaje a Eraserhead. Es que, todo esto y más es, justamente, David Cronenberg. Sin embargo, yace un ambiente particularmente kafkiano en esta horrenda trama, bellamente horrenda, donde lo más cercano al ojo de nosotros, espectadores privilegiados de semejante maravilla, es la cercanía de las relaciones sociales ante nos. Quiero decir, no hay autos, no hay armas de fuego, no vemos, mejor dicho, ni edificios o producciones de paisajes metropolitanos que buscan un impacto superficial en el televidente, sino más bien cercanía neta entre seres humanos distantes, frágiles, reprimidos, y sobre todo, vacíos. Lo lejano es invisible; es el poder, cuya mínima representación lo encarna la oficina del Registro Nacional de Órganos. Esta lejanía atroz nos convierte en insectos que, a pesar de todo, viven. Hay una suerte de temor sagrado. Lo temerario es esta supervivencia a pesar de la vacuidad del espíritu humano. La inevitabilidad del porvenir es temeraria.

Saul Tencer, en su vestimenta, nos permite especular literariamente sobre su caracterización: una metáfora terrible de la evolución. El signo vivo del fin de la humanidad..., para dar paso a algo nuevo. Un nuevo principio para nuestra especie.

La belleza es suprema. Una película nocturna que merece una calificación de diez estrellas sin pensarlo siquiera. Preparen e lambiente y la noche y vean, o vuelvan a ver, esta magistral obra de arte. Lúcidos, fumando maría, cenando, bebiendo vino, pero como sea, en un ambiente nocturno y silencioso.
7
25 de septiembre de 2022 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Cronenberg vuelve a hacer cosas raras con los cuerpos humanos en esta su nueva película.

La distopía/utopía que se propone está interesante, da para buenas escenas y diálogos y por el ambiente sobrevuela una cuestión filosófica: ¿qué es ser humano?, pero yo no le he sabido sacar toda la chicha que quería. Quizás no la haya, quizás sí, lo que es seguro es que es un buen compendio del cine de Cronenberg del s.XX, con ecos de varias de sus célebres películas. Ya solo por esto y la personalidad propia del mundo propuesto vale la pena verla.

Premisa: no hay dolor y por tanto la gente se pone cachonda rajándose las carnes. Nunca lo hubiera dicho, pero bien, no es lógica de Aristóteles, es lógica de Cronenberg. Una trama-excusa estilo cine negro hila tenuemente diversas pesadillas fruto de la fértil y mórbida imaginación del autor. Y cuando la cosa se pone interesante va y se acaba.

A destacar especialmente la banda sonora de Howard Shore, si bien algo escasa muy potente, y la interpretación de Viggo Mortensen que se deja literalmente las entrañas en ello.

¿Y lo de llamar a los "subversivos" Lang y Tarr? ¿Significará algo? Ahí dejo la pregunta.

Gustará a: Ideonella sakaiensis, cirujanos, Lamarck
No gustará a: cruceros, madres, Pikolin
7
18 de septiembre de 2022 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crímenes del futuro marca la vuelta de Cronenberg a sus raíces. Metamorfosis corporal, un mundo en ruinas y el placer en clave de dolor.
Esta película requiere verla más de una vez, tiene una primer parte con mucho discurso y no se sabe bien para que lado va a terminar saliendo. En un futuro corroído la humana perdió la posibilidad de sentir dolor y el placer mutó a que solo se siente a través de operaciones. La cirugía es el nuevo sexo. Dentro de este contexto algunas personas comienzan a desarrollar nuevos órganos, los cuales no se sabe muy bien qué función pueden tener.
La trama en ningún momento habla del cambio climático como dicen algunas personas en el foro, sino que plantea la cantidad de basura que generó la humanidad y que va a pasar con esto.
En resumen es un buen retorno de Cronenberg, con muchas aristas filosóficas, algunos diálogos realmente muy potentes y la premisa central del desarrollo de nuevos órganos como adaptación a un futuro derruido. Personalmente no le pongo un puntaje más alto, porque tiene algunos momentos donde la trama puede ser un poco confusa, por eso, como decía en un principio, es una película para ver más de una vez. Al margen de esto, celebro que todavía queden estos directores que se hagan preguntas sobre la complejidad del futuro y escapen a los discursos ridículos y correctos con los que nos bombardean hoy en dia.
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