Habitación en Roma
Drama. Romance
Verano de 2008. Se inspira en el film 'En la cama', del chileno Matías Bize. En un hotel del centro de Roma se conocen una rusa y una española. Al día siguiente, Alba volverá a España y Natasha a Rusia. En la habitación del hotel se respira una atmósfera cargada de erotismo y sensualidad. Entre ellas nace un sentimiento nuevo que ambas aceptan. Durante doce horas, las dos mujeres se confían sus vidas, hablan de sus compromisos y del ... [+]
31 de mayo de 2010
31 de mayo de 2010
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo único bueno de esta película son sus dos protagonistas, en especial la Yarovenko, aparte que es un bellezón. Si aguante la película fue por ella.
Elena Anaya tambíen está bien pero ya me parece un papel más estereotipado ( camisas de cuadros, andares de macho, etc.)
La peli viene a ser una copia de "En la cama", y digo copia pues durante los créditos no se ve referencia ninguna a esa película, si no diría versión, y si en la primera atraía la historia de esos dos amantes ocasionales en esta no interesa lo más mínimo, el único interés, que ya es bastante, es ver a dos pedazos de mujeres casi toda la peli en bolas, sobretodo la rusa, ¡Que por Dios como estaba la rusa!
El film tiene escenas que son de vergüenza ajena como la escena de la bañera y la flecha de Cupido.
En esta ya necesitan meter un personaje del exterior cosa que en la original no pasaba.
¿Dije ya que la rusa estaba muy buena?
Elena Anaya tambíen está bien pero ya me parece un papel más estereotipado ( camisas de cuadros, andares de macho, etc.)
La peli viene a ser una copia de "En la cama", y digo copia pues durante los créditos no se ve referencia ninguna a esa película, si no diría versión, y si en la primera atraía la historia de esos dos amantes ocasionales en esta no interesa lo más mínimo, el único interés, que ya es bastante, es ver a dos pedazos de mujeres casi toda la peli en bolas, sobretodo la rusa, ¡Que por Dios como estaba la rusa!
El film tiene escenas que son de vergüenza ajena como la escena de la bañera y la flecha de Cupido.
En esta ya necesitan meter un personaje del exterior cosa que en la original no pasaba.
¿Dije ya que la rusa estaba muy buena?
30 de mayo de 2010
30 de mayo de 2010
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A “Habitación en Roma”, la nueva película del director Julio Medem, la podríamos dividir en dos partes. La parte exhibicionista, diga lo que diga a Medem le encanta mostrar el cuerpo desnudo de sus actrices y uno de las principales reclamos de este film es el generoso despliegue de epidermis de sus dos protagonistas, y la parte teatral, o mejor habría que decir de “teatro filmado”, en la cual el texto a recitar se antoja débil y sin la fuerza necesaria para meter al espectador de lleno en la historia. “Habitación en Roma” parte de un supuesto algo forzado, que obliga ya de entrada al espectador a hacer un esfuerzo para entrar en la película de buen comienzo. Un esfuerzo que se acaba volviendo inútil debido a la poca química que se despliega entre una Elena Anaya a la que ni el corte de pelo le ofrece credibilidad en su papel de lesbiana y una Natasha Yavorenko de cuerpo demasiado perfecto para creer que su elección para el papel respondía a sus verdaderos valores como actriz. Y aunque es evidente que una película que nos quiere contar por encima de todo una historia de amor se ve lastrada si los protagonistas no logran transmitir pasión en ningún momento, los diálogos vacuos y poco inspirados, con una agria dosis de pedantería en la mayoría de ellos, tampoco ayudan a remontar el vuelo y algunas situaciones (y pienso por ejemplo en el episodio con el camarero del hotel) bordean el despropósito. Si a ello añadimos una utilización de la música (o habría que limitarse a decir de dos temas en concreto) reiterativo hasta el aburrimiento, llegaremos a la conclusión que “Habitación en Roma” es la confirmación del mal momento de un director que navega a la deriva desde hace tiempo y que está lejos de la originalidad e imaginativa que le caracterizó en sus primeros trabajos.
Lo mejor: pese a todo, Medem sigue utilizando la cámara con virtuosismo.
Lo peor: la pobreza del texto, algo en una película de estas características.
Lo mejor: pese a todo, Medem sigue utilizando la cámara con virtuosismo.
Lo peor: la pobreza del texto, algo en una película de estas características.
30 de mayo de 2010
30 de mayo de 2010
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tediosa, pretenciosa y cursi. Con estos tres adjetivos se puede resumir la nueva propuesta de un Julio Medem que, después de la irregular Caótica Ana, continua su particular descenso a los infiernos.
Tediosa, porque aburre hasta el bostezo. Sus 109 largos minutos de conversaciones vacuas y actitudes infantiles se llegan a hacer dificilmente soportables. Parece como si Medem tuviera clara la idea, realizar una película con dos mujeres desnudas en una habitación, pero le faltara el contenido. Y a falta de un argumento mínimamente interesante, se dedican a hablar de su vida y a jugar con el Google Earth a encontrar su casa por el ordenador. Esto, claro está, no tendría más importancia si ocupara una pequeña parte del film, pero si se convierte en el eje principal del mismo resulta más cargante que la canción central de la película que se repite hasta la saciedad.
Pretenciosa, porque Medem intenta recubrir un argumento tan banal con un barniz pseudo-intelectual que justifique tanto diálogo, pero la opción no se aguanta por ningún lado. Lo que se intenta vender como una aproximación a la naturaleza femenina, a la reivindicación de ser mujer, no es más que una mera excusa para ofrecer morbo barato. Y es que los responsables del film saben perfectamente que el gancho comercial de la película estriba en que las dos protagonistas se pasan desnudas el 95% del metraje. El mismo film, idénticos diálogos, con las dos mujeres vestidas y charlando en la terraza de un bar, hubiera representado un fracaso en taquilla más grande del que al parecer ya está resultando.
Y finalmente cursi, porque la película es un quiero y no puedo. No sé si Medem pretendía crear un film de erotismo sofisticado y elegante, pero le ha salido el tiro por la culata. Esa colección de posturitas recatadas (ahora me abrazas de esta forma, ahora te pongo la pierna así para que no se vea más de lo necesario) y claroscuros estratégicos, llegan a provocar una cierta verguenza ajena. Resulta todo tan artificial que hay que hacer un esfuerzo considerable para creer que hay pasión entre las dos protagonistas. Una pena que uno de los directores más personales que ha dado el cine español pierda el tiempo en productos porno-soft de tan poca calidad.
Tediosa, porque aburre hasta el bostezo. Sus 109 largos minutos de conversaciones vacuas y actitudes infantiles se llegan a hacer dificilmente soportables. Parece como si Medem tuviera clara la idea, realizar una película con dos mujeres desnudas en una habitación, pero le faltara el contenido. Y a falta de un argumento mínimamente interesante, se dedican a hablar de su vida y a jugar con el Google Earth a encontrar su casa por el ordenador. Esto, claro está, no tendría más importancia si ocupara una pequeña parte del film, pero si se convierte en el eje principal del mismo resulta más cargante que la canción central de la película que se repite hasta la saciedad.
Pretenciosa, porque Medem intenta recubrir un argumento tan banal con un barniz pseudo-intelectual que justifique tanto diálogo, pero la opción no se aguanta por ningún lado. Lo que se intenta vender como una aproximación a la naturaleza femenina, a la reivindicación de ser mujer, no es más que una mera excusa para ofrecer morbo barato. Y es que los responsables del film saben perfectamente que el gancho comercial de la película estriba en que las dos protagonistas se pasan desnudas el 95% del metraje. El mismo film, idénticos diálogos, con las dos mujeres vestidas y charlando en la terraza de un bar, hubiera representado un fracaso en taquilla más grande del que al parecer ya está resultando.
Y finalmente cursi, porque la película es un quiero y no puedo. No sé si Medem pretendía crear un film de erotismo sofisticado y elegante, pero le ha salido el tiro por la culata. Esa colección de posturitas recatadas (ahora me abrazas de esta forma, ahora te pongo la pierna así para que no se vea más de lo necesario) y claroscuros estratégicos, llegan a provocar una cierta verguenza ajena. Resulta todo tan artificial que hay que hacer un esfuerzo considerable para creer que hay pasión entre las dos protagonistas. Una pena que uno de los directores más personales que ha dado el cine español pierda el tiempo en productos porno-soft de tan poca calidad.
23 de mayo de 2010
23 de mayo de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine ha de ser imagen y no texto, y en todo caso, su textualidad ha de ser siempre visual y vicaria, nunca dialógica.
Los analistas del lenguaje fílmico y críticos al uso han objetado a la cinta de Medem que está cargada de efectos y exagerada gestualidad por las dos grandes bellezas que la protagonizan. Pero uno se pregunta: ¿acaso en pleno siglo XXI un historia de amor pasional, no es en sí misma un "rara avis"?.
Por fin, Medem ha conseguido un final redondo y acorde con la historia que narra. para un servidor el déficit histórico de Medem era que nno sabía cómo cerrar sus producciones y caía en extraños cortes tremendistas o barrocas y artificiales prolongaciones que daban un toque enfermizo a algunas de sus películas.
Los analistas del lenguaje fílmico y críticos al uso han objetado a la cinta de Medem que está cargada de efectos y exagerada gestualidad por las dos grandes bellezas que la protagonizan. Pero uno se pregunta: ¿acaso en pleno siglo XXI un historia de amor pasional, no es en sí misma un "rara avis"?.
Por fin, Medem ha conseguido un final redondo y acorde con la historia que narra. para un servidor el déficit histórico de Medem era que nno sabía cómo cerrar sus producciones y caía en extraños cortes tremendistas o barrocas y artificiales prolongaciones que daban un toque enfermizo a algunas de sus películas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Historia de amor entre dos jovenes y bellísimas mujeres, en un marco incomparable como es la "ciudad eterna".
Ha sabido Medem combinar ritmo, melodía y armonía que son las claves para una buena composición musical; y de musicalidad podemos hablar si nos referimos a los puntos de fuga que en este lienzo bien acabado (¡por fin Julio, esta vez sí!) ha plasmado su amor a la feminidad con mayúsculas, su sensibilidad de buen hermano, buen hijo y buen padre y sobre todo, su profundo amor al cine.
Tranquilo Julio: "ladran, luego cabalgamos"...
Ha sabido Medem combinar ritmo, melodía y armonía que son las claves para una buena composición musical; y de musicalidad podemos hablar si nos referimos a los puntos de fuga que en este lienzo bien acabado (¡por fin Julio, esta vez sí!) ha plasmado su amor a la feminidad con mayúsculas, su sensibilidad de buen hermano, buen hijo y buen padre y sobre todo, su profundo amor al cine.
Tranquilo Julio: "ladran, luego cabalgamos"...
22 de octubre de 2010
22 de octubre de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como y cuanto contar en una historia de hora y media dentro de una habitación entre dos "love strangers", porque así lo dice muy bien esa canción melosa, repetitiva pero conmovedora que acompaña a Habitación en Roma. Una habitación que guardará buenos recuerdos, y otros no tanto.
La habitación, desde arriba, las ve venir. Las sigue en un plano secuencia hasta que ellas ingresan a la misma y se funden en un todo que trasciende lo humano. Porque si hay algo que resalta en esta obra que intenta volar con... ¿poco? es su denotado barroquismo, su poesía desbordante, por momentos asfixiante. La ampulosidad se reparte con cierta épica manipulada, no espontánea. Ese es el peor de los registros, tratar de llevar una trama de la mano con lo sublime y hermoso, y no que lo hermoso y lo sublime surjan de la misma.
Es una obra que evoluciona solo dentro de sí misma, en donde esa picardía inicial da lugar a lo mítico, lo mítico da lugar a lo erótico y lo erótico cede ante lo confidente. Alba parece una reina precoz, Natasha una ninfa del post modernismo, casi que se confunden con los cuadros históricos que adornan la habitación, el tercer personaje de la historia.
El mapa informático nos permite salir de allí, o bien contemplar el mundo mismo conjugado allí adentro, sin barreras, sin fronteras.
Para entonces lo que se antojaba confidente se vuelve sorpresivo, lo sorpresivo da lugar a lo evasivo y lo evasivo se rinde finalmente ante ese juego entre ambas que de pronto...caen a la tierra, sus cuerpos desnudos ya no brillan tanto y la cosa...como que se desinfla un poco. Ellas no se desinflan, el tono se desinfla porque el guión encontró sus límites, la habitación en cierta forma ya las quiere afuera.
Queda como el recuerdo de una pequeña historia mítica que buscó lo sagrado, lo rozó, casi que lo palpó, y luego se olvidó a si misma.
La habitación, desde arriba, las ve venir. Las sigue en un plano secuencia hasta que ellas ingresan a la misma y se funden en un todo que trasciende lo humano. Porque si hay algo que resalta en esta obra que intenta volar con... ¿poco? es su denotado barroquismo, su poesía desbordante, por momentos asfixiante. La ampulosidad se reparte con cierta épica manipulada, no espontánea. Ese es el peor de los registros, tratar de llevar una trama de la mano con lo sublime y hermoso, y no que lo hermoso y lo sublime surjan de la misma.
Es una obra que evoluciona solo dentro de sí misma, en donde esa picardía inicial da lugar a lo mítico, lo mítico da lugar a lo erótico y lo erótico cede ante lo confidente. Alba parece una reina precoz, Natasha una ninfa del post modernismo, casi que se confunden con los cuadros históricos que adornan la habitación, el tercer personaje de la historia.
El mapa informático nos permite salir de allí, o bien contemplar el mundo mismo conjugado allí adentro, sin barreras, sin fronteras.
Para entonces lo que se antojaba confidente se vuelve sorpresivo, lo sorpresivo da lugar a lo evasivo y lo evasivo se rinde finalmente ante ese juego entre ambas que de pronto...caen a la tierra, sus cuerpos desnudos ya no brillan tanto y la cosa...como que se desinfla un poco. Ellas no se desinflan, el tono se desinfla porque el guión encontró sus límites, la habitación en cierta forma ya las quiere afuera.
Queda como el recuerdo de una pequeña historia mítica que buscó lo sagrado, lo rozó, casi que lo palpó, y luego se olvidó a si misma.
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