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El hombre de las mil caras

Thriller. Drama Francisco Paesa (Eduard Fernández), ex agente secreto del gobierno español, responsable de la operación contra ETA más importante de la historia, se ve envuelto en un caso de extorsión en plena crisis de los GAL y tiene que huir del país. Cuando regresa años después está arruinado. En tales circunstancias, recibe la visita de Luis Roldán (Carlos Santos), ex Director General de la Guardia Civil, y de su mujer Nieves Fernández Puerto ... [+]
Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
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3
1 de marzo de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raras veces una voz en off lleva a un buen puerto... Las voces en off son el recurso del guionista vago, incapaz de sintetizar una historia y componer un desarrollo coherente y fluido de la trama... Las voces en off, hay que usarlas con mucha cautela, como pegamento para remendar el dedo de una estatua que recibió un mal golpe. ¿Pero esta estatua merece un poco de pegamento o una cuadrilla de niños con tirachinas?
No lo voy a negar, pese a ser una película tediosa, irregular en las interpretaciones, cuenta una historia curiosa, que se presta más a un "Ocean's eleven" que a una supuesta batalla de astucias con tintes de cine negro.
Es una historia que se presta más a la ironía que a lo solemne, porque en realidad es una historia ridícula, bochornosa, chapucera, vergonzante... Nadie puede ver en estos pelanas roba-viejas fruto del despelote y la chapuza del postfranquismo, sofisticados agentes internacionales.
Todo lo que se relata en esta cinta rezuma incompetencia y paletismo, y pide ácida ironía y una visión de humor cáustico (desde luego no una charlotada hispana autoflagelante).
Por desgracia tratan de hacer una historia sería, pegada con una voz en off que se extiende como una gigantesca cinta adhesiva, que debería ser relevada por un pelotón de chavales con tirachinas que la reduzcan a restos de porcelana rota.
Menos mal que la vi en un avión, me ayudo con el jetlag.
6
26 de septiembre de 2016 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alberto Rodríguez se atreve esta vez con su cine a abordar asuntos internos de la corrupción económica y política española, esa que ya es tan familiar nuestra, la que ya ha superado con creces el caso Roldán; prueba de ello es que ya nada se sabe de la vida del exdirector general de la Guardia Civil tras su excarcelación, ni tampoco de su dinero, y hasta la prensa lo ha olvidado, y puede que incluso archivado, o quizá sea Paesa el que mueva los hilos de esta amnesia colectiva, allá donde esté, seguramente más cerca de lo que pensamos. No es esta una película redonda de su director, pero sí interesante, adentrándose en el género del espionaje que tanto ha escaseado en nuestro país. Todo gira alrededor de farsas y trucos financieros, escondites de Roldán y matones a la española bajo la batuta del agente secreto, mercenario y mago del escapismo Francisco Paesa. Este personaje está encarnado por el siempre estupendo Eduard Fernández, galardonado por su trabajo recientemente en San Sebastián. Alberto Rodríguez consigue en ocasiones mostrarnos la atmósfera y el sabor del género, con ritmo lento y secuencias y planos largos y oscuros, con interpretaciones y miradas en suspenso, presencias e insinuaciones más que actuaciones evidentes, dejando hilos sueltos en sus conductas, quizá demasiados, y trasladando los hechos a distintas ciudades, dando así mayor dimensión a la narración y a la intriga, a la vez que dispersión argumental. La historia pienso que se le escapa un poco de las manos, produciendo cierto confusionismo con el abuso de personajes, grupos y datos dentro y fuera de la política que aparecen en el organigrama de Paesa, eje central de la historia que deja a Roldán como un personaje que puede ser resultar poco creíble a los ojos del espectador. Aquí pienso que el director se ha esmerado más en su caracterización que en el estudio del mismo, su aparición a mí me ha apartado de la trama por artificiosa. También es cierto que el protagonista es Paesa y no Roldán, lo que no constituye una excusa, más si cabe con el renombre del segundo. Una película irregular pienso, en la que se aprecia un gran trabajo detrás que no siempre ha llegado a buen término. Interesante y de buena factura en cualquier caso.
7
18 de octubre de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre de las mil caras de Alberto Rodríguez (Grupo 7, La isla mínima), puede ser la película inaugural de un nuevo género en el cine español: el thriller político de espías. Se podrá objetar que el thriller español como tal, en su subgénero policial, ha dado algunas buenas películas, o que el cine político ha sido un género frecuentado en abundancia y poco acierto, en general, en el pasado, pero el cine de espías… Alberto Rodríguez ha encontrado la fórmula para fundir los tres. Por una lado continúa haciendo un repaso desmitificador de la Transición -de su versión rosa-, iniciada en Grupo 7, y por otra parte da a sus historias “políticas” un ritmo propio de los géneros policial y de espías. Y si el género policial o negro tiene una tradición en el cine español, el género de espías o antiespías -¿qué es Paesa?- es inédito. No estamos ante un héroe del tipo de las novelas de John Le Carré -aparte de la complejidad patológica de nuestro “espía”-, pero sí ante un cínico que nos produce simpatía y que cuyo arquetipo ya retrató Joseph L. Mankiewicz en Operación Cicerón (con James Mason).
La rocambolesca historia de Paesa y de Roldán -y de algunos otros- estará en el recuerdo de los lectores: Roldán, el director de la Guardia Civil que robó unos 1.700 millones de pesetas gracias a comisiones ilegales y a la “apropiación” de fondos reservados; Paesa, un sinvergüenza internacional con aires de James Bond, traficante de armas y de dinero “negro”... Alberto Rodríguez se ha propuesto, como hace el cine estadounidense habitualmente, repasar nuestra historia reciente y hacer un oportuno ajuste de cuentas. “Eran los tiempos en que viajar en avión no era como viajar en autobús…” Así empieza la película, para contarnos una historia de pícaros y corruptos, de gente que se justificaba, como hoy, con el argumento de que robaban todos.
Un guion de relojería y una dirección vibrante que usa el ritmo del género -no lo olvidemos- para hacer una autopsia de un país y un momento histórico. Todo cuadra, pues es ley de género, pero a la vez la distancia le permite ahondar en la complejidad de las motivaciones de los personajes, en sus fragilidades y psicopatologías.
Eduard Fernández es Paesa (pero Paesa no es Eduard Fernández, suponemos). El actor se ha apropiado del personaje y lo supera seguramente. Carlos Santos compone un Roldán a la vez chulesco y frágil, y decididamente incauto. Marta Etura, como la esposa de Roldán, es una mujer fuerte y leal (¡!) a su corrupto y cobarde marido… José Coronado es José Coronado.
Casi dos horas de cine que mantienen al espectador sin respiro, y sin dificultad para seguir la trama… El cine estaba lleno. Un hecho insólito. Alberto Rodríguez ha encontrado además la fórmula para conectar con el público. Un genio, ¿no?
8
19 de mayo de 2017 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través de este thriller, con tintes de biopic, y trás el éxito cosechado con "La isla mínima" sobre el asesinato de dos niñas en el post-franquismo y la entrada de puntillas en la democracia, Alberto Rodríguez apuesta por contar la historia de uno de los primeros corruptos de la democracia detenido y encarcelado, el que fuera Director de la Guardia Civil Luis Roldán, que realizó un desfalco de 1.500 millones de las antiguas pesetas, y que fue condenado a treinta años de prisión, de los que cumplió la mitad, y del verdadero protagonista de la película, del espía español que engañó a todo el país y al gobierno español, encabezado por el super ministro de Justicia e Interior, Belloch, que se quedó con los 1.500 millones de pesetas y una multitud de enemigos fuera y dentro de España, Francisco Paesa.

Bien narrada, con una excelente fotografía, una gran banda sonora, un montaje que raya con la perfección, y una historia que no por más conocida y estar de actualidad durante mucho tiempo, seguía siendo desconocida en sus detalles y las andanzas de Luis Roldán por todo el mundo, y su famosa detención en el exótico Laos, dejando al espectador la decisión de creer o no creer en un Paesa que murió, o eso se público, y años después reapareció, o eso dicen algunos, en París cuando sus delitos en España habían prescrito.

Gran trabajo de dirección, sin duda, y extraordinario el de Eduard Fernández, bien secundado por el siempre brillante José Coronado y Carlos Santos, en el papel de Roldán.

Sin duda, una de las mejores películas españolas del momento.

Notable, 8.
6
3 de enero de 2023 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sigo con agrado, me interesa la historia que cuenta, el ritmo no me aburre y Eduard Fernández está excelente en la interpretación. Pero encuentro fallos en el desarrollo de los personajes que van más allá de Francisco Paesa. La construcción de los secundarios es muy nimia, hasta el punto que estás desorientado con Luis Roldán artífice del relato, con el cuál eres incapaz de empatizar pero también de odiar, a pesar de tener un contexto muy óptimo para ello. Le falta un poco de contexto, el como y el porqué llega a su situación. El rollo estético de Rodríguez, emulando a otros directores como Soderbergh, con personajes-narradores contando cada situación de forma más o menos objetiva con música techno extradiégetica, funciona relativamente, me suena demasiado a menudo a copia impostada de cine americano. Aún así, la crónica funciona, especialmente porque se sostiene en una historia muy potente, en dónde la realidad, como de costumbre, supera por mucho la ficción.
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