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Alcarràs

Drama La familia Solé lleva varias generaciones cultivando una gran extensión de melocotoneros en Alcarràs, una pequeña localidad rural de Cataluña. Pero este verano puede que sea su última cosecha: la fruta ya no renta y los paneles solares están sustituyendo a los árboles.
Críticas 133
Críticas ordenadas por utilidad
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8
3 de diciembre de 2023
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la sobrevalorada, pobre, anodina e insustancial "Verano 1993", Carla Simón consigue medios para una producción digna, repleta de buenas ideas y que, dentro de la corriente verista independiente femenina del cine español, funciona y suscita mi interés.
Es un retrato en forma de docudrama sobre el campo español y sus dificultades para subsistir en la actualidad. Un alegato contenido y sin aspavientos en defensa de la tierra, el mundo rural y, muy en concreto, de los árboles y plantas (tratados como un personaje más, entre los que discurren los diálogos, disputas, celebraciones, etc.) que, nos dan lo básico en la vida: el alimento, el cobijo, la sombra y la belleza natural.
Hay un componente nacionalista catalán, al incluir costumbres, gastronomía y folclore típicos de los pueblos retratados y, como no, el juego infantil como hilo conductor de la trama y el guión.
Recuerda mucho al cine de otras nuevas autoras como Pilar Palomero o Clara Roquet.
Buena y digna ganadora del Oso de Oro en Berlín.
7
12 de noviembre de 2022
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termina el film, salen los títulos de crédito y no sé bien como expresar mis sensaciones. Por un lado, admiro lo que acabo de ver, soy consciente de que no es fácil rodar así, contar de este modo. Por otro, pienso que no acabo de sentir la historia, no me acaba de conmover, siendo verdad que me identifico con la familia protagonista, sus problemas y vivencias, no terminan por emocionarme. Además, en mi caso, tengo bastante trato con el mundo rural, cuasi convivo en él, lo narrado tampoco me suena a nuevo o desconocido.
Intuyo que a Carla Simón le encanta cierto cine francés y también aquel posterior influido por este. Me refiero a todo aquel que gira en torno a la "Nouvelle Vague" y, dentro esta corriente, aquel del "Cinéma Vérité" y su posterior revisión anglosajona del "Free Cinema" , directores@ como Ken Loach, Erich Rohmer, Agnes Varda, Tony Richarson....etc.
Al igual que los anteriores realizadores, Simón acerca mucho la cámara a los actores para aproximarnos a sus vivencias, a la vez que continuamente la aleja para mostrarnos el entorno, el mundo, donde estás suceden.
Cuando el director se plantea hacer este cine de proximidad y casi siempre de denuncia, o bien centra su historia en un único personaje, el rebelde contra la sociedad, o bien lo centra en un conjunto, el grupo o pequeño grupo, como es el caso, contra el injusto mundo que les rodea. De nuevo la directora lo consigue de forma extraordinaria al enfocar la mirada a través de los ojos de distintas generaciones, abuelo, padres y tíos e hijos, donde, dentro de los últimos, a su vez, separa al hijo mayor de su hermana más adolescente de su hermana más pequeña aún. Son todas estas miradas cruzadas las que componen el universo que observamos, cada una desde una interpretación de la cotidianidad y la realidad distintas, pero, al final, todas unidas por el lazo familiar.
Estamos acostumbrados a que toda narración tenga comienzo o introducción, desarrollo o nudo, desenlace o final. En este caso nos llevamos una sorpresa, desde el comienzo se nos dice el final y desde el comienzo vemos la personalidad de cada uno, es su vivir día a día lo que se nos mostrará y, aquí, quizás radique el fallo de la película, lo que desde mi punto de vista no la hace ser tan redonda.
Estudie una carrera de ciencias sociales, antropología, he visto muchos documentales que me recordaban al film de Simón. El antropólogo filmando la vida de una familia indígena, una etnia concreta, de una profesión determinada, etc. Películas donde te enteras e identificas con el problema o los problemas de la tribu, la etnia, la familia, el grupo, donde se "humaniza" su vivir, pero que, desde el punto de vista emocional, se muestran frías.
La tensión por la que están pasando los protagonistas de Alcarràs, no acaba de materializarse, no acaba de estallar, la pasividad ante lo que les pasa, la inevitabilidad y la sensación de que nada pueden hacer, aún siendo verdad, tal y como está contado, no acaba de lograr del todo el implicarme y mostrar mi indignación. Esta está ahí, tengo empatía ante lo que veo, pero ante lo que se me muestra espero una indignación mayor o que, el peso de la resignación haga más daño, pues es tal lo que está en juego, el futuro de los protagonistas.
Buena película, muy bien dirigida, pero que, quizás por pretender ser demasiado "real", sobrevolando la directora por la situación, a veces dando la sensación de lo que se ve es un documental, no acaba de implicar al espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la escena final, alguna lágrima por parte de todos, un abrazarse con mayor efusividad o, si se quiere dejar una puerta abierta al optimismo, alguna acción por parte del padre o del abuelo, no hubiera estado de más...es que se quedan mirando a la máquina destrozar el árbol, como si nada, tristes sí, pero....
Luego, lo del joven y las drogas, por ser campo, tener una plantación de marihuana, como que.... tópico
7
6 de septiembre de 2023
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta estupenda película de la directora Carla Simón (guion suyo y de Arnau Vilaró), destaca por ser cine que parte del convencimiento de que el lenguaje organiza el mundo, le da sentido, lo ordena, localiza puntos de encuentro y sostiene la enorme importancia del hecho mismo de existir y de amar.

La historia se cuenta a sí misma, fluye libre tanto en la mirada como las palabras que se escuchan por vez primera. En su delicado relato naturalista, se encuentra el secreto de la vida misma. Y eso es más que genial.

Podemos ver en pantalla a la familia Solé, que lleva varias generaciones cultivando un enorme campo de melocotoneros en Alcarràs, pequeño pueblo de Lérida. Pero hete aquí que ese verano puede que sea su última cosecha, pues la fruta ya no es rentable, mientras los paneles solares sustituyen a los árboles.

La cinta está interpretada por gentes comunes de los alrededores de la localidad leridana que le da título, donde discurre la aventura de la familia que ve cómo su vida se desmorona. Los actores son por lo tanto gente del pueblo como Jordi Pujol Dolcet, Anna Otin, Xenia Roset o Albert Bosch, entre otros.

La directora hace una obra importante en la cual apenas se sabe qué es realidad y qué es ficción. Lo cual le valió ganar el Oso de Oro del Festival de Berlín. La idea es que la cinta discurra ante la mirada del espectador como un milagro de claridad, de compromiso y de elemental belleza.

Argumento actual tratado desde su interior con sencillez y sensibilidad, como para convocar emociones. Para ello recurre Simon al frescor de la infancia: los niños de la familia, sus juegos, su vida ajena a los problemas de tierras, de generaciones y de convivencia adulta; y la alegría que les trae la lluvia o el sol, o el mordisco a un melocotón. El mundo de la infancia, incluida la pubertad de una de las hijas o la presencia crepuscular amable del abuelo. Como dijo el poeta Rainer Maria Rilke: “La verdadera patria del hombre es la infancia”.

Maravillosa mirada de la directora catalana sobre el campo y la familia, que emociona: “un cine que nos hace mejores” (Martínez).
6
20 de mayo de 2024 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la historia de El padrino, que está acostumbrado a las putas y el juego y no quiere saber nada de la droga mala, aquí son malacatones por placas, no les arrienda la ganancia, lo mismito, calcado. Agricultura y Mafia.
La ciénaga + El árbol de los zuecos + Novecento + Marc Recha + A través de los olivos + Señales + Recursos humanos + Tres días con la familia.
Tiene varias grandes virtudes, por lo menos cuatro:
- Capacidad absoluta para captar la magia, esa mala cursi ñoña palabra, de la cotidianidad, de la nada diaria, con los niños se luce especialmente, para observar a los humanos con/en sus pírricas mínimas miserias y maravillas, dolores y alegrías, cómo se relacionan, para dar luz a esa inadvertida constante costumbre.
- Capacidad para atrapar, a través de hermosas imágenes, ideas variadas o contrapuestas o esenciales sintetizadas en unos pocos fotogramas repletos de belleza y significado.
- No caer en lo que (casi) todos y todas de su triste generación, es lo que toca, no hay otra, en los tópicos o modas o temas que marca el poder, no ser sectaria ni maniquea ni oportunista ni pretender dar un mensaje masaje o una lección moral simplificadora adoctrinadora homilía o apuntalar confirmar una tesis previa, no es sermoneadora ni prejuiciosa ni a toda hora feladora ni siquiera demagoga, no se cree superior al resto de la población ni a sus antepasados, es humilde, contempla y cuenta, más que suficiente, se baja del púlpito y anda a ras de suelo, olfatea, milagro.
- Se fija en la gente y en sus problemas reales, no en lo que dicen los que mandan y sus esbirros o lacayos para distraernos y confundirnos con idioteces que dividen y atontan y que reflejan en sus alicaídas obras los sumisos, paniguados, estómagos agradecidos, correveidiles o trepas que se quieren apuntar un tanto, nada que ver, va al grano, habla de la familia, del trabajo, de comer, odiar, amar, de protestas, huelgas, ricos y pobres, de herencias y papeles, del precio y el valor de las cosas, de nacer, reproducirse y morir, la sal de la tierra, y mientras, disfrutas y sufres, bailas y en lo más sagrado te cagas, todo y nada.
La única pena es que en la parte final se vuelve un poco o bastante más dramática, previsible o explícita como si temiera que no se entendiera la historia o que aburriera más todavía a los que no hay manera, público para siempre ya perdido, otro ritmo, esa/esta mirada ya no la aceptan, es superior a sus fuerzas, la paciencia o la simple observación han muerto y el estar o ser sin más han sido abolidos o prohibidos, sustituidos por una agitación angustiada sin sentido, por un ir hacia delante, la huida, o más bien hacia ninguna parte con prisa, movimiento perpetuo cretino ansioso, aceleración ciega enfermiza compulsiva, lo han conseguido, ellos, y los otros, han vencido, da igual cómo te pongas o lo que hagas, no hay salida, y de ese modo pierde parte de su fascinación puramente narrativa, algo se vulgariza, y la parte política tal y como queda resulta muy superficial o inane, una lástima porque la primera hora y media era prácticamente perfecta, sutil, inteligente, perspicaz, nutritiva, penetrante, casi milagrosa, en estado de gracia, disfrutona, juguetona, valiente, libre.
En todo caso, mucho vale la pena.
Más. Él es Sergi López, pero más a pelo, mejor si cabe.
Está contada a hachazos, a partir de escenas o secuencias que duran unos cinco minutos como si fueran pequeñas viñetas o cortometrajes sucesivos simultáneos y que se cierran sin previo aviso, por lo que los cortes constantes a veces te dejan un poco estupefacto, te cambian el paso piso, te sacan de plano, ya te habías hecho a su mundo, microcosmos, y te lo quitan de repente, aunque esos diferentes mundos o planos de la realidad pertenecen a lo mismo, son lo mismo, al universo compacto y coherente de la película, cada uno de sus trozos es como una mínima historia que acaba y empieza, autoconclusivas a la par que abiertas, normalmente pasan o van de la calma chicha o la tibieza morosa al sentido y el hallazgo, de la apatía a la emoción o la tormenta, es una forma no tan convencional, tampoco nueva, de contar que te permite, además, dejar más claroscuros o zonas de sombra que en los siguientes cachitos o montaditos puedes aclarar o cerrar o no, sería una técnica de mosaico o rompecabezas, chula, chulísima y, también, algo desconcertante.
Su realismo es como de cine francés de qualité, de Cantet, de Tavernier o de los hermanos belgas Dardenne, pero rural, más telúrico o esencial si posible fuera. Vale.
Todos los actores están bien y suele acertar en la elección de los encuadres (no siempre, a veces demasiado cerca y otras tan lejos) más bien pudorosos.
El cine de Erice sería la parte muerte y esta la vida por despedirnos con algún grande.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una torta bien dada a tiempo lo resuelve o aclara todo, adiós dudas, la fuerza de las cosas, claro, obvio, por supuesto, pero esto mismo lo coge un ministerio de los nuestros y él, por poner el jepeto, acaba preso para los restos, echan el candado y le prenden fuego.
Y sí, quieren acabar, también con la agricultura familiar, otra forma de control y división y atomización, a más a más, me sacas de una duda, de la sociedad.
Firme tierra, amada casa.
Sulfatar.
4
22 de mayo de 2022
23 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se desea contar una historia de injusticias, pero en mi opinión la simplificación hace que la historia pierda credibilidad. Y en la que se sigue mostrando al agricultor como alguien débil, tan débil y no es creíble a mi me saca de la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿De verdad que tras 80 años van a perder las tierras?. El señorito cedió la propiedad o el usufructo y les digo una cosa, en los pueblos no sabrán de ciertas cosas pero de saber las leyes de herencias y tierras si saben. De verdad sólo van a cosechar? Y ya? No es creíble.

Un agricultor de fruta de hueso es un agricultor moderno, y tienen que estar al tanto de nuevas variedades, tratamientos, ayudas, prestamos, no es fácil.

La película trata de dar una visión múltiple pero también es muy partidista. En que medida ese agricultor explotado por el señor Pignol explota a los temporeros, porque ese mundo está ahí y no se menciona.

En que medida sería interesante hacernos pensar que la actividad agraria tiene un impacto mucho mayor que las placas solares, y sería interesante mostrar esa controversia.

O, en que medida el ese agricultor era de esos que eliminó de la gestión a las hermanas por esas cosas de mayorazgos y ahora se queda sin un duro y de alguna forma es una venganza divina. No lo plantea y habria sido interesante

Tan interesante como hacer ver al espectador consumidor que el es responsable de ello, ya que decide que tipo de fruta compra y donde y que no solo es culpa de una gran superficie que parece tan abstracta y maléfica como el ojo de Sauron. Y no las cosas no son tan simples.

Por otro lado y ya desde un punto de vista agronomico.

Desde cuando las uvas de mesa se hacen mosto
Por qué riega el cáñamo en un maizal si las necesidades de agua del maíz superan a las del cáñamo y tendría riego

Que necesidad hay de pulverizar los fitosanitarios sin la protección adecuada y ahí ellos son responsables y no porque no tengan medios.

Por qué el tractor viejo no lleva barra antivuelco, que tienen tres tractores y uno de ellos guapísimo de lo mejor.
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