Casa en llamas
2024 

7.0
17,271
Comedia. Drama
Montse está emocionadísima porque está a punto de pasar un fin de semana con toda la familia en su casa de Cadaqués, en la Costa Brava. Divorciada desde hace años, su ex tiene una nueva pareja, sus hijos han crecido y hace tiempo que hacen su vida sin hacerle ningún caso. Pero a Montse nada ni nadie conseguirá fastidiarle los ánimos; hace demasiado tiempo que espera este momento. Este fin de semana será sí o sí un fin de semana ... [+]
12 de noviembre de 2024
12 de noviembre de 2024
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Casa en llamas” es una de las mejores y más inteligentes tragicomedias de los últimos años pero, además y por encima de todo, es un espejo (menos deformante de lo que pareciere a simple vista) sobre la institución más problemática, peligrosa y castradora que existe, la familia. La película de Dani de la Orden es un prodigio de equilibrio entre comedia (género en el que transcurre de forma mayoritaria) y drama, pero siempre haciendo uso de un tono tan sarcástico como inteligente, tan ácido como lúcido, tan cortante como humanista. Sencillamente porque la familia es lo mejor y lo peor que le ocurre al ser humano. Y aquí se cuenta de una manera aparentemente sencilla pero con varias capas de profundidad impresionantes. Sin duda, la sombra del insuperable cine de Alexander Payne sobrevuela durante todo el visionado de la cinta.
El guión de Eduard Sola es prodigioso, creando unos personajes esperpénticos pero creíbles, excesivos pero reales, divertidos pero profundamente patéticos, terribles en su miseria consustancial. Un film donde es difícil encontrar a los buenos, porque todos tienen aristas cortantes escondidas bajo una piel de extraordinaria apariencia, como corresponde a una familia de la burguesía catalana.
Dado que se va a vender la impresionante casa familiar de playa en Cadaquès, Montse va a reunir en la misma a su hija atrapada en un matrimonio y una maternidad que la asfixia; a su hijo, artista narcisista y eterno aspirante a mayor de edad sin madurar que aparece con la enésima nueva novia; y a su ex marido, que comparece acompañado de su nueva pareja. Pero a Montse, como el espectador descubre desde la primera escena del film, nada ni nadie la va a parar. Es un ciclón en constante evolución.
Por supuesto, tras el guión, lo que más reluce en esta pequeña gran joya imprescindible es su elenco actoral, de relumbrón y en estado de gracia: desde la Montse interpretada por Emma Vilarasau hasta su ex marido encarnado por Alberto San Juan y su nueva pareja Clara Segura, pasando por su hija interpretada por María Rodríguez Soto y su hijo a cargo del gran Enric Auquer y su nueva novia (inmensa como siempre Macarena García). Todos ellos están espléndidos tanto en el registro cómico como en el dramático, perfectamente ajustados y realmente espectaculares.
Bellísima la dirección de fotografía de Pepe Gay de Lièbana y muy oportuna la música coordinada por Maria Chiara Casà en unos 105 minutos de metraje que vuelan y saben a poco.
El guión de Eduard Sola es prodigioso, creando unos personajes esperpénticos pero creíbles, excesivos pero reales, divertidos pero profundamente patéticos, terribles en su miseria consustancial. Un film donde es difícil encontrar a los buenos, porque todos tienen aristas cortantes escondidas bajo una piel de extraordinaria apariencia, como corresponde a una familia de la burguesía catalana.
Dado que se va a vender la impresionante casa familiar de playa en Cadaquès, Montse va a reunir en la misma a su hija atrapada en un matrimonio y una maternidad que la asfixia; a su hijo, artista narcisista y eterno aspirante a mayor de edad sin madurar que aparece con la enésima nueva novia; y a su ex marido, que comparece acompañado de su nueva pareja. Pero a Montse, como el espectador descubre desde la primera escena del film, nada ni nadie la va a parar. Es un ciclón en constante evolución.
Por supuesto, tras el guión, lo que más reluce en esta pequeña gran joya imprescindible es su elenco actoral, de relumbrón y en estado de gracia: desde la Montse interpretada por Emma Vilarasau hasta su ex marido encarnado por Alberto San Juan y su nueva pareja Clara Segura, pasando por su hija interpretada por María Rodríguez Soto y su hijo a cargo del gran Enric Auquer y su nueva novia (inmensa como siempre Macarena García). Todos ellos están espléndidos tanto en el registro cómico como en el dramático, perfectamente ajustados y realmente espectaculares.
Bellísima la dirección de fotografía de Pepe Gay de Lièbana y muy oportuna la música coordinada por Maria Chiara Casà en unos 105 minutos de metraje que vuelan y saben a poco.
24 de diciembre de 2024
24 de diciembre de 2024
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casa en llamas es una experiencia para el espectador.
Por desgracia, tampoco es tan buena como se ha dicho, principalmente porque la historia ya la hemos visto antes mil veces. Clásica comedia dramática de familia mal avenida, con secretos, mentiras y conflictos de sangre. Nada especial.
Sin embargo, la narración y la realización de Dani de la Orden es francamente emotiva, y en conjunto, la película resulta un visionado de lo más agradable. Hay algo especial en esta producción, y eso se ve claramente en secuencias como su espectacular e impactante final, sin duda uno de los momentos más emotivos que nos ha dado el cine patrio este año. Y que esté rodada en catalán demuestra, además, que hay interés por ver películas en cualquier lengua del estado, como también demostró As bestas hace dos años, o el extraordinario momento que vive el cine en euskera (Ane, 200000 especies de abejas, Handia, Irati, etc).
Sin duda, lo mejor de la propuesta es la excepcional interpretación de sus actores. Desde un Alberto San Juan que hacía tiempo que no tenía un personaje tan jugoso a la siempre elegante y creíble Clara Segura, pasando por la vitalidad de Macarena García (en uno de los mejores momentos de su carrera), pasando por los hermanos a quienes dan vida María Rodríguez Soto y el siempre excelente Enric Auquer (últimamente ubicuo), todos bordan unos personajes que, en sus manos y miradas, crecen y respiran como seres vivos, cercanos al espectador. Pero sin duda lo mejor es poder contemplar el regreso por la puerta grande de una Emma Vilarasau que hacía doce años que no aparecía en la gran pantalla. Su entrega es absoluta, y la emoción que transmite es uno de los mayores regalos del año para el cinéfilo. Ojalá haya vuelto para quedarse, porque se lo merece.
La mejor película de la Dani de la Orden, en un año muy bueno de cine español.
Lo mejor: El reparto, impecable (especialmente Emma Vilarasau), y la realización de Dani de la Orden.
Lo peor: La historia está muy vista, y tampoco es tan buena como se ha dicho.
Por desgracia, tampoco es tan buena como se ha dicho, principalmente porque la historia ya la hemos visto antes mil veces. Clásica comedia dramática de familia mal avenida, con secretos, mentiras y conflictos de sangre. Nada especial.
Sin embargo, la narración y la realización de Dani de la Orden es francamente emotiva, y en conjunto, la película resulta un visionado de lo más agradable. Hay algo especial en esta producción, y eso se ve claramente en secuencias como su espectacular e impactante final, sin duda uno de los momentos más emotivos que nos ha dado el cine patrio este año. Y que esté rodada en catalán demuestra, además, que hay interés por ver películas en cualquier lengua del estado, como también demostró As bestas hace dos años, o el extraordinario momento que vive el cine en euskera (Ane, 200000 especies de abejas, Handia, Irati, etc).
Sin duda, lo mejor de la propuesta es la excepcional interpretación de sus actores. Desde un Alberto San Juan que hacía tiempo que no tenía un personaje tan jugoso a la siempre elegante y creíble Clara Segura, pasando por la vitalidad de Macarena García (en uno de los mejores momentos de su carrera), pasando por los hermanos a quienes dan vida María Rodríguez Soto y el siempre excelente Enric Auquer (últimamente ubicuo), todos bordan unos personajes que, en sus manos y miradas, crecen y respiran como seres vivos, cercanos al espectador. Pero sin duda lo mejor es poder contemplar el regreso por la puerta grande de una Emma Vilarasau que hacía doce años que no aparecía en la gran pantalla. Su entrega es absoluta, y la emoción que transmite es uno de los mayores regalos del año para el cinéfilo. Ojalá haya vuelto para quedarse, porque se lo merece.
La mejor película de la Dani de la Orden, en un año muy bueno de cine español.
Lo mejor: El reparto, impecable (especialmente Emma Vilarasau), y la realización de Dani de la Orden.
Lo peor: La historia está muy vista, y tampoco es tan buena como se ha dicho.
26 de enero de 2025
26 de enero de 2025
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene muchas escenas que no disfruto, porque las encuentro artificiales (a veces fuerza los roces y las disputas entre los familiares, como por ejemplo en la cena), insoportables, (como el cansino de Toni (Enric Auquer) al que yo veía únicamente como pesado y empalagoso, pero lo que es en realidad es tóxico y narcisista, como subrayan en la película. De esos que mete mierda siempre que puede, se hace la víctima y es posesivo en su infinita demanda de atención, como violento y maltratador no le tildan) o que directamente no me dicen mucho (algunas conversaciones anodinas que se alargan o pasajes familiares cursis; cuando están en el barco y cantan en catalán por ejemplo, ese tipo de escenas siempre me han parecido bastante falsas).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor es la actuación de Emma Vilasarau (la única junto a la psicóloga que parece inteligente de ahí) y su acalorada diatriba final, en la que dispara contra todos y echa en cara a sus hijos que no la hacen caso, y que le gustaría que se acordaran un poco más de ella. En verdad no me parece que la mujer actuase de mala fe, simplemente leía las inquietudes y las situaciones de sus hijos y les hizo la vida un poco más fácil; sabía que Macarena García no tardaría en salir corriendo del lado de su hijo e instó hacerlo con delicadeza y demostró que a María Rodríguez Soto sí le importaban sus hijos, en una trampa que era previsible cuando ésta se le desvela al espectador (dio dinero a los niños para que se escondieran cuando estaban en la playa, para que la madre se desespere pensando que los había perdido; en realidad es buena terapia). Pero el modo en el que todos se van enterando de los trapos sucios, prácticamente de manera encadenada; uno que escucha a los otros que hablan de él, interviene diciendo algo sobre un tercero, el que justamente también pasaba por ahí, el cual tiene una reacción repentina, drástica y definitiva, que no se detiene a razonar y saca conclusiones precipitadas sin querer saber nada más (por ejemplo la pareja de María Rodríguez Soto, que agarra a las niñas y se va de la casa por una imaginación que dice que tuvo ella que tiraba a los tres al fuego, en la que no quería a su familia), está muy cogido con pinzas y se utiliza para dar carpetazo y llevar la historia al punto pensado, da la sensación de estar organizado y milimétricamente preparado. Además es un recurso muy manido, sobre todo en el cine español, que la gente se entera de los secretos de casualidad, y en el momento más (in)oportuno, pero a favor diré que la película entretiene en la mayor parte del tiempo.
No obstante 'La casa en llamas' es otra película que se suma a la androfobia imperante en el cine en los últimos tiempos; el personaje de Emma Vilasarau tiene su nobleza a pesar de todo lo hipócrita o amoral que pueda ser su conducta, Clara Segura es psicóloga y por ende, una mujer emocionalmente madura, inteligente y lo demuestra dejando a A. San Juan porque es un mentiroso y cobarde, no quiere gente así en su vida, y María Rodríguez Soto al fin y al cabo demuestra ser buena madre y querer a sus hijos. No obstante de los tres hombres que aparecen, uno es un plasta, el otro (A. San Juan) un egoísta que no afronta los problemas, un chantajista emocional y un manipulador, y el tercero (pareja de María Rodríguez Soto) un calzonazos que ha perdido la admiración y el respeto de su mujer, que lo trata como un pelele y al que le pone los cuernos desde hace año y medio. Desde luego que ellas salen mejor paradas.
La interpretación de Alberto San Juan es muy natural, parece que actúa sin esfuerzo, su dicción tira a lo grave y su pronunciación es perfecta y agradable de escuchar.
La escena final de la familia entera abrazada en torno a 'La casa en llamas' busca un simbolismo a gritos, muy impostada.
No obstante 'La casa en llamas' es otra película que se suma a la androfobia imperante en el cine en los últimos tiempos; el personaje de Emma Vilasarau tiene su nobleza a pesar de todo lo hipócrita o amoral que pueda ser su conducta, Clara Segura es psicóloga y por ende, una mujer emocionalmente madura, inteligente y lo demuestra dejando a A. San Juan porque es un mentiroso y cobarde, no quiere gente así en su vida, y María Rodríguez Soto al fin y al cabo demuestra ser buena madre y querer a sus hijos. No obstante de los tres hombres que aparecen, uno es un plasta, el otro (A. San Juan) un egoísta que no afronta los problemas, un chantajista emocional y un manipulador, y el tercero (pareja de María Rodríguez Soto) un calzonazos que ha perdido la admiración y el respeto de su mujer, que lo trata como un pelele y al que le pone los cuernos desde hace año y medio. Desde luego que ellas salen mejor paradas.
La interpretación de Alberto San Juan es muy natural, parece que actúa sin esfuerzo, su dicción tira a lo grave y su pronunciación es perfecta y agradable de escuchar.
La escena final de la familia entera abrazada en torno a 'La casa en llamas' busca un simbolismo a gritos, muy impostada.
3 de febrero de 2025
3 de febrero de 2025
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decepción por el elenco que anticipaba una peli al menos decente y divertida, de esas que no te dejan con el regusto amargo de la perdida de tiempo. Para nada, al finalizarla la sensación tan temida y una reflexión que broto con rapidez "estos pijos son gilipollas".
Entiendo la fascinación que pueden tener las vidas de los que no tienen tus problemas básicos, trabajo, casa, salud, amor etc...
Algo de curiosidad morbosa hay y todos no hemos tragados melodramas burgueses, pero es que a estos les falta un hervor a todos, a parte de ser aburridísimos con miserias del calibre de tener un amante, ser una madre desatendida, creerse un artista o dedicarle demasiado tiempo a la vela o alguna travesura legal.
Para rematar el pastel el final es de los más ridículos que he visto en muchos años.
Lo del cinco es por las actuaciones que aunque se ven algunos rotos es lo único que salva esta tontuna.
Entiendo la fascinación que pueden tener las vidas de los que no tienen tus problemas básicos, trabajo, casa, salud, amor etc...
Algo de curiosidad morbosa hay y todos no hemos tragados melodramas burgueses, pero es que a estos les falta un hervor a todos, a parte de ser aburridísimos con miserias del calibre de tener un amante, ser una madre desatendida, creerse un artista o dedicarle demasiado tiempo a la vela o alguna travesura legal.
Para rematar el pastel el final es de los más ridículos que he visto en muchos años.
Lo del cinco es por las actuaciones que aunque se ven algunos rotos es lo único que salva esta tontuna.
23 de febrero de 2025
23 de febrero de 2025
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una familia de la burguesía catalana se reúne el fin de semana para vaciar la casa de Cadaqués: la yaya está mayor y debe ir a una residencia. Tras una paradita técnica en su casa para comprobar que “todo va bien”, Montse, la madre, se sube al coche de David, el enamoradizo benjamín de la familia, junto a su nueva novia y ponen rumbo al ansiado fin de semana familiar. Ni nada ni nadie podrá arruinarlo… ¿o sí?
Y así llegamos a la casa que ha visto crecer a esta familia y que tantos recuerdos encierra y conocemos al resto de sus miembros: el exmarido de Montse, que aparece en escena con su nueva pareja y aparentemente decidido a frenar la venta de esta casa “tan importante para todos”, y Julia, la hija mayor, atrapada en una crisis de identidad marcada por las exigencias de la maternidad. Este encuentro forzado pronto se convierte en el escenario ideal para destapar viejos conflictos y revelar las luces y sombras de cada miembro de la familia (¿qué familia no las tiene?).
Con un guion que equilibra con acierto el humor y el drama, De la Orden construye un retrato familiar cercano y reconocible, sin excesos ni artificios. La película dibuja con precisión las dinámicas claramente desiguales y todavía vigentes en muchas familias: un padre ausente, al que nada se le exige ni cuestiona, y una madre abnegada que renuncia a sus sueños y hasta a su identidad por su familia… y al fin y al cabo… ¿Quién le pidió ese sacrificio?
Las interpretaciones son sin duda uno de los puntos fuertes del filme, con especial mención a Emma Vilarasau y María Rodríguez Soto, cuyos personajes transmiten una autenticidad y cercanía que bien podrían ser tu madre o tu hermana. Esta naturalidad hace que, por momentos el espectador se sienta un “voyeur” espiando una conversación familiar.
En definitiva, una película amena y bien construida, que sin reinventar el género, logra ofrecer una visión sincera y sin dramatismos exagerados de la familia y la maternidad, alejándose del mito de la "madre perfecta y todopoderosa".
Y así llegamos a la casa que ha visto crecer a esta familia y que tantos recuerdos encierra y conocemos al resto de sus miembros: el exmarido de Montse, que aparece en escena con su nueva pareja y aparentemente decidido a frenar la venta de esta casa “tan importante para todos”, y Julia, la hija mayor, atrapada en una crisis de identidad marcada por las exigencias de la maternidad. Este encuentro forzado pronto se convierte en el escenario ideal para destapar viejos conflictos y revelar las luces y sombras de cada miembro de la familia (¿qué familia no las tiene?).
Con un guion que equilibra con acierto el humor y el drama, De la Orden construye un retrato familiar cercano y reconocible, sin excesos ni artificios. La película dibuja con precisión las dinámicas claramente desiguales y todavía vigentes en muchas familias: un padre ausente, al que nada se le exige ni cuestiona, y una madre abnegada que renuncia a sus sueños y hasta a su identidad por su familia… y al fin y al cabo… ¿Quién le pidió ese sacrificio?
Las interpretaciones son sin duda uno de los puntos fuertes del filme, con especial mención a Emma Vilarasau y María Rodríguez Soto, cuyos personajes transmiten una autenticidad y cercanía que bien podrían ser tu madre o tu hermana. Esta naturalidad hace que, por momentos el espectador se sienta un “voyeur” espiando una conversación familiar.
En definitiva, una película amena y bien construida, que sin reinventar el género, logra ofrecer una visión sincera y sin dramatismos exagerados de la familia y la maternidad, alejándose del mito de la "madre perfecta y todopoderosa".
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