Casa en llamas
2024 

7.0
17,266
Comedia. Drama
Montse está emocionadísima porque está a punto de pasar un fin de semana con toda la familia en su casa de Cadaqués, en la Costa Brava. Divorciada desde hace años, su ex tiene una nueva pareja, sus hijos han crecido y hace tiempo que hacen su vida sin hacerle ningún caso. Pero a Montse nada ni nadie conseguirá fastidiarle los ánimos; hace demasiado tiempo que espera este momento. Este fin de semana será sí o sí un fin de semana ... [+]
23 de marzo de 2025
23 de marzo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imagina esa casa familiar en Cadaqués, el típico refugio de veranos eternos donde todo parece perfecto. Pues olvídate de la paz: en "Casa en llamas", Dani de la Orden le mete una cerilla a los cimientos de la burguesía catalana y nos deja una tragicomedia que escuece más que una quemadura. No esperes paisajes bonitos de postal; aquí Cadaqués es un polvorín de secretos y rencores que estallan en cuanto alguien enciende la mecha.
La película empieza con un golpe bajo: Montse, la matriarca (una Emma Vilarasau que te parte el alma), decide ocultar un drama familiar con tal de no cancelar su fin de semana perfecto. ¿Suena exagerado? Quizá, pero es la clave para entender a esta familia que parece sacada de un manual de cómo arruinarlo todo. El hijo artista (Enric Auquer) es un niño grande que arrastra a una novia cada vez más harta, la hija (María Rodríguez Soto) se ahoga entre pañales y rutina, y el padre (Alberto San Juan) intenta sobrevivir a su divorcio con la elegancia de un elefante en una cacharrería.
El guion de Eduard Solà no tiene piedad: los diálogos cortan como cuchillos y retratan una familia que, aunque te dé vergüenza ajena, te suena de algo. No son héroes ni villanos, sino gente que se equivoca, se odia y, en el fondo, se necesita. La película no juzga, pero te obliga a mirar sin parpadear. Te ríes de sus tonterías, como cuando se ponen pedantes con el vino, pero también te duele reconocer sus miedos.
Compararla con Alexander Payne no es casual: tiene ese humor que duele y un ritmo que no te deja respirar. La dirección es sencilla pero inteligente, dejando que los actores brillen (y vaya si lo hacen). Hasta la banda sonora juega en silencio, subrayando las risas y los dramas sin empalagar.
La película empieza con un golpe bajo: Montse, la matriarca (una Emma Vilarasau que te parte el alma), decide ocultar un drama familiar con tal de no cancelar su fin de semana perfecto. ¿Suena exagerado? Quizá, pero es la clave para entender a esta familia que parece sacada de un manual de cómo arruinarlo todo. El hijo artista (Enric Auquer) es un niño grande que arrastra a una novia cada vez más harta, la hija (María Rodríguez Soto) se ahoga entre pañales y rutina, y el padre (Alberto San Juan) intenta sobrevivir a su divorcio con la elegancia de un elefante en una cacharrería.
El guion de Eduard Solà no tiene piedad: los diálogos cortan como cuchillos y retratan una familia que, aunque te dé vergüenza ajena, te suena de algo. No son héroes ni villanos, sino gente que se equivoca, se odia y, en el fondo, se necesita. La película no juzga, pero te obliga a mirar sin parpadear. Te ríes de sus tonterías, como cuando se ponen pedantes con el vino, pero también te duele reconocer sus miedos.
Compararla con Alexander Payne no es casual: tiene ese humor que duele y un ritmo que no te deja respirar. La dirección es sencilla pero inteligente, dejando que los actores brillen (y vaya si lo hacen). Hasta la banda sonora juega en silencio, subrayando las risas y los dramas sin empalagar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor de "Casa en llamas" es que no perdona ni a sus personajes ni al público. Desde el primer minuto, cuando Montse ignora la muerte de su madre por no estropear el plan, sabes que esto va a doler. Y vaya si duele. El hijo "artista" no es solo un inmaduro: es un manipulador que usa a su novia como muleta emocional (esa escena del paracaídas es puro veneno). La hija no es una madre aburrida: es una mujer tan perdida que busca salidas estúpidas. Y el padre, con su nueva novia, parece un adolescente con midlife crisis.
Pero la verdadera pirómana es Montse. Su terapia familiar no es para sanar, sino para controlar. Hasta el tema de vender la casa es puro teatro: lo que quiere es seguir manejando los hilos, aunque sea desde las cenizas. El incendio final no es solo un efecto bonito: quema máscaras, mentiras y esa farsa de familia perfecta. ¿Y el abrazo final? Ni reconciliación ni leches. Es como ver a unos náufragos agarrados a un escombro: sabes que seguirán hundiéndose, pero al menos ya no fingen. Un final incómodo, como debe ser.
El final puede dividir: algunos querrán más fuego, otros menos azúcar. Pero aunque el último acto no convenza a todos, la película cumple su misión: te sacude, te hace reír con mala leche y te deja pensando. No hay moralejas ni finales felices, solo el retrato de una familia que arde mientras el Mediterráneo sigue ahí, indiferente. Cine español con carácter, de los que no se olvidan al salir de la sala.
Pero la verdadera pirómana es Montse. Su terapia familiar no es para sanar, sino para controlar. Hasta el tema de vender la casa es puro teatro: lo que quiere es seguir manejando los hilos, aunque sea desde las cenizas. El incendio final no es solo un efecto bonito: quema máscaras, mentiras y esa farsa de familia perfecta. ¿Y el abrazo final? Ni reconciliación ni leches. Es como ver a unos náufragos agarrados a un escombro: sabes que seguirán hundiéndose, pero al menos ya no fingen. Un final incómodo, como debe ser.
El final puede dividir: algunos querrán más fuego, otros menos azúcar. Pero aunque el último acto no convenza a todos, la película cumple su misión: te sacude, te hace reír con mala leche y te deja pensando. No hay moralejas ni finales felices, solo el retrato de una familia que arde mientras el Mediterráneo sigue ahí, indiferente. Cine español con carácter, de los que no se olvidan al salir de la sala.
9 de septiembre de 2024
9 de septiembre de 2024
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Casa en llamas" es una de esas películas que, sin proponérselo, acaba siendo un retrato hilarante de la hipocresía y el desconcierto que reina en muchas familias burguesas asentadas en unas inconsistentes apariencias. La trama gira en torno a Montse (interpretada por la siempre brillante Emma Vilarasau), quien decide reunir a su dispersa familia en la casa de Cadaqués con la intención de venderla. Éste es el punto de partida de un fin de semana lleno de reproches, secretos desvelados y tensiones que abrasan como el sol de la Costa Brava. Montse, en un esfuerzo titánico por mantener a una familia unida que ya hace tiempo que decidió tomar caminos separados, acaba encendiendo la mecha de un incendio emocional que quema todos los puentes construidos con abnegación y alguna media verdad.
Los personajes están muy bien perfilados desde el principio, pero a medida que avanza la película, se desinflan como un globo pinchado. Esto no es necesariamente malo, ya que proporciona momentos de pura comedia del absurdo. El guión de Eduard Sola es una montaña rusa de giros y trifulcas que mantiene al espectador enganchado, pero también algo confundido. Las escenas corales, donde los conflictos estallan como fuegos artificiales, son realmente entretenidas. La dirección de Dani de la Orden brilla en momentos como la genial escena del paracaidismo, que mezcla humor negro y angustia de forma magistral.
El reparto hace un trabajo notable, con especial mención a Emma Vilarasau, que lleva el peso emocional con magnetismo y fuerza, acompañada perfectamente por un grupo actoral dentro del cual no hay nadie que chirríe. En su conjunto, podemos decir que las interpretaciones es uno de los puntales a partir de los cuales la película demuestra más firmeza.
En definitiva, "Casa en llamas" es una entretenida comedia dramática en un vaivén emocional que vale la pena ver para gozar de las interpretaciones y de las escenas mejor conseguidas. Un retrato tragicómico de una familia donde todo el mundo, en cierto modo, sale quemado. (6,5)
Los personajes están muy bien perfilados desde el principio, pero a medida que avanza la película, se desinflan como un globo pinchado. Esto no es necesariamente malo, ya que proporciona momentos de pura comedia del absurdo. El guión de Eduard Sola es una montaña rusa de giros y trifulcas que mantiene al espectador enganchado, pero también algo confundido. Las escenas corales, donde los conflictos estallan como fuegos artificiales, son realmente entretenidas. La dirección de Dani de la Orden brilla en momentos como la genial escena del paracaidismo, que mezcla humor negro y angustia de forma magistral.
El reparto hace un trabajo notable, con especial mención a Emma Vilarasau, que lleva el peso emocional con magnetismo y fuerza, acompañada perfectamente por un grupo actoral dentro del cual no hay nadie que chirríe. En su conjunto, podemos decir que las interpretaciones es uno de los puntales a partir de los cuales la película demuestra más firmeza.
En definitiva, "Casa en llamas" es una entretenida comedia dramática en un vaivén emocional que vale la pena ver para gozar de las interpretaciones y de las escenas mejor conseguidas. Un retrato tragicómico de una familia donde todo el mundo, en cierto modo, sale quemado. (6,5)
3 de septiembre de 2024
3 de septiembre de 2024
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encantó que es de las pocas películas que he visto últimamente que está contada desde el punto de vista de una mujer. La actriz Emma, está enorme! Muy buena interpretación. Y en sí la película me ha emocionado bastante. Creo que el guion está bastante bien estructurado, las interpretaciones buenas y en general me ha parecido buena.
25 de octubre de 2024
25 de octubre de 2024
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le tenía muchas ganas a Casa en Llamas, por su peculiar premisa en la que una familia se reúne y surgen los conflictos, en un subgénero que adoro, por tener un reparto de lujo, y por ser la nueva película de Dani de la Orden, responsable de propuestas fascinantes como Litus o El Test, y claro, no le podía decir que a no a esta producción española.
La cinta tuvo un efímero paso por las salas de cine, pero ahora acaba de aterrizar en Netflix y, para sorpresa de todos, es número 1. No voy a enredarme en el fenómeno del cine español, con películas que fracasan en taquilla para luego ser un tremendo éxito en las plataformas, porque no estamos aquí para eso, pero da para reflexionar.
El caso es que estamos ante una tragicomedia fascinante, con un reparto en estado de gracia, y que sabe perfectamente que teclas tocar y a dónde quiere ir, siendo la clave lo tensa que es, porque sí, estamos ante la película más incómoda del año, y por derecho propio. No han sido pocos los momentos en los que he querido taparme con un cojín, como si la cosa no fuese conmigo, pero el problema es que la historia te hace cómplice, siendo un miembro más de una familia claramente desestructurada y disfuncional, costando dilucidar quién está más desequilibrado de todos.
Y claro, aquí tenemos una colección de personajes, diálogos y momentos para enmarcar, no dejando indiferente con un desenlace perfecto, siendo la guinda de un pastel que, no por estar envenenado, deja de estar delicioso.
Por cierto, el idioma original de la película es el catalán, de ahí el título original de Casa en flames, que es como yo la he visto, porque lo entiendo, pero si tienes dificultades con el mismo, no te preocupes que está subtitulada y doblada. He tenido curiosidad, y parecen los mismos actores los que doblan sus personajes, pero queda extraño porque en la versión original constantemente cambian del catalán al castellano, y doblado se pierde, así que dejo la elección del idioma a vuestro criterio.
La película está muy bien dirigida, ya que técnicamente se aprovechan los espacios cerrados, asfixiantes, y los abiertos, igual de asfixiantes, con una escena en los cielos que perturba hasta límites insospechados. Y es que el guionista tiene las ideas muy claras, con una de las familias más desquiciantes de los últimos años, y claro, los actores sacan petróleo.
Y es que todos funcionan en el reparto, desde un siempre fabuloso Enric Auquer, que no sabes por dónde te va a salir, hasta una impecable Maria Rodríguez Soto, confirmándose como una de las mejores actrices de su generación, así como un siempre estupendo Alberto San Juan, o una sobresaliente Emma Vilarasau, siendo ésta la gran sorpresa de la película para mí, porque no la había visto desde Los sin nombre, y menudo papelón se marca. Me costaría creer que la película y el guion no fuesen nominadas a los Goya, pero como marginen a este plantel de actores, prendo las antorchas, porque estamos ante un elenco de diez.
Es por todo ello que considero que no sólo estamos ante una de las mejores películas del año, sino también ante la mejor del cine español, alegrándome de que haya recibido el reconocimiento que merece en la plataforma roja, porque es una producción que merece mucho la pena, aunque preparaos para ser incomodados con una familia de locos, pero seamos sinceros, cual no la es.
Lo dicho, delicioso.
Más críticas: El Videoclub de Javi McClane (Youtube)
La cinta tuvo un efímero paso por las salas de cine, pero ahora acaba de aterrizar en Netflix y, para sorpresa de todos, es número 1. No voy a enredarme en el fenómeno del cine español, con películas que fracasan en taquilla para luego ser un tremendo éxito en las plataformas, porque no estamos aquí para eso, pero da para reflexionar.
El caso es que estamos ante una tragicomedia fascinante, con un reparto en estado de gracia, y que sabe perfectamente que teclas tocar y a dónde quiere ir, siendo la clave lo tensa que es, porque sí, estamos ante la película más incómoda del año, y por derecho propio. No han sido pocos los momentos en los que he querido taparme con un cojín, como si la cosa no fuese conmigo, pero el problema es que la historia te hace cómplice, siendo un miembro más de una familia claramente desestructurada y disfuncional, costando dilucidar quién está más desequilibrado de todos.
Y claro, aquí tenemos una colección de personajes, diálogos y momentos para enmarcar, no dejando indiferente con un desenlace perfecto, siendo la guinda de un pastel que, no por estar envenenado, deja de estar delicioso.
Por cierto, el idioma original de la película es el catalán, de ahí el título original de Casa en flames, que es como yo la he visto, porque lo entiendo, pero si tienes dificultades con el mismo, no te preocupes que está subtitulada y doblada. He tenido curiosidad, y parecen los mismos actores los que doblan sus personajes, pero queda extraño porque en la versión original constantemente cambian del catalán al castellano, y doblado se pierde, así que dejo la elección del idioma a vuestro criterio.
La película está muy bien dirigida, ya que técnicamente se aprovechan los espacios cerrados, asfixiantes, y los abiertos, igual de asfixiantes, con una escena en los cielos que perturba hasta límites insospechados. Y es que el guionista tiene las ideas muy claras, con una de las familias más desquiciantes de los últimos años, y claro, los actores sacan petróleo.
Y es que todos funcionan en el reparto, desde un siempre fabuloso Enric Auquer, que no sabes por dónde te va a salir, hasta una impecable Maria Rodríguez Soto, confirmándose como una de las mejores actrices de su generación, así como un siempre estupendo Alberto San Juan, o una sobresaliente Emma Vilarasau, siendo ésta la gran sorpresa de la película para mí, porque no la había visto desde Los sin nombre, y menudo papelón se marca. Me costaría creer que la película y el guion no fuesen nominadas a los Goya, pero como marginen a este plantel de actores, prendo las antorchas, porque estamos ante un elenco de diez.
Es por todo ello que considero que no sólo estamos ante una de las mejores películas del año, sino también ante la mejor del cine español, alegrándome de que haya recibido el reconocimiento que merece en la plataforma roja, porque es una producción que merece mucho la pena, aunque preparaos para ser incomodados con una familia de locos, pero seamos sinceros, cual no la es.
Lo dicho, delicioso.
Más críticas: El Videoclub de Javi McClane (Youtube)
26 de octubre de 2024
26 de octubre de 2024
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se merece todos los Goyas y/o Gaudís que se le pongan por delante... -los Fotogramas también-. Y es que, como le oí decir un día a Alberto San Juan, lo que hace Emma aquí es un auténtico milagro... Lo comparto.
También está muy bien el resto coral del reparto, especialmente María Rodríguez, para mi gusto, por la densidad del papel pero, repito, todos cumplen, y con creces. Cierto que el argumento resulta más bien teatral pero dicho sea como virtud y nunca como defecto porque Dani de la Orden orquesta un 'ballet' perfecto en torno a esa familia 'disfuncional' pero que tampoco lo es tanto... Y ya desde el inicio intuyes que aquello va a ser, o parecerse, a aquella mítica frase de Bette Davis en "Eva a desnudo": 'Abróchense los cinturones'!...
Y es un placer hacerlo ante tamaño espectáculo.
También está muy bien el resto coral del reparto, especialmente María Rodríguez, para mi gusto, por la densidad del papel pero, repito, todos cumplen, y con creces. Cierto que el argumento resulta más bien teatral pero dicho sea como virtud y nunca como defecto porque Dani de la Orden orquesta un 'ballet' perfecto en torno a esa familia 'disfuncional' pero que tampoco lo es tanto... Y ya desde el inicio intuyes que aquello va a ser, o parecerse, a aquella mítica frase de Bette Davis en "Eva a desnudo": 'Abróchense los cinturones'!...
Y es un placer hacerlo ante tamaño espectáculo.
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