La duquesa
6.2
7,633
Drama
Inglaterra, siglo XVIII. Hermosa, sofisticada y adorada por el pueblo, Georgiana (Knightley) fue la mujer más fascinante de su época. Casada muy joven con uno de los hombres más ricos de Inglaterra, el Duque de Devonshire (Fiennes), fue confidente íntima de ministros y mantuvo excelentes relaciones con la Casa Real. Llegó a ser también un icono de la moda, y su influencia en el Partido Liberal fue notable. Sin embargo, fracasó ... [+]
20 de abril de 2009
20 de abril de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha vendido esta película con la excusa publicitaria de que cuenta la vida de una antepasado de Lady Di, y de las similitudes que se dan entre ambas vidas. Si realmente es este el punto fuerte de la película el resultado es bastante decepcionante porque la historia es de corto alcance y mucho menos ambiciosa de lo que pretende.
Una joven inglesa de clase acomodada se casa con un hombre mayor. Su ilusión inicial se convierte en decepción al darse cuenta de que lo que el busca en ella únicamente un heredero, algo que ella no consigue darle. Entre tanto el se divierte con mujeres. hasta aquí el argumento de La duquesa es exactamente igual al de cientos de películas ambientadas en esa época, y transcurre por los cauces más trillados.
La historia transcurre con amantes, cuernos e hijos secretos, y todo este enredo casi folletinesco eleva el tono dramático del relato en el último tercio, consiguiendo los únicos momentos en que en la película aparece, aunque de forma discreta, algo parecido a la emoción.
El desconocido director Saul Dibb no es tonto, y sabe que para que su película parezca más de lo que es tiene que envolver esa historia en el mayor de los lujos. Y lo hace sin reparar en medios. Con una ambientación impresionante, una cuidada fotografía y una banda sonora tan omnipresente como brillante la película consigue dar el pego como un producto de calidad.
Si a esto le sumamos la presencia de una esforzada Keira Knighley que alcanza en la última parte momentos dramáticos de cierta intensidad, y del siempre contenido y elegante Ralph Fiennes, La duquesa acaba pareciendo la gran película que no es. Es solo (y no es poco) una correcta y previsible película de época rodada e interpretada con gusto y estilo, lo cual en este tipo de películas también suele ser bastante habitual.
Una joven inglesa de clase acomodada se casa con un hombre mayor. Su ilusión inicial se convierte en decepción al darse cuenta de que lo que el busca en ella únicamente un heredero, algo que ella no consigue darle. Entre tanto el se divierte con mujeres. hasta aquí el argumento de La duquesa es exactamente igual al de cientos de películas ambientadas en esa época, y transcurre por los cauces más trillados.
La historia transcurre con amantes, cuernos e hijos secretos, y todo este enredo casi folletinesco eleva el tono dramático del relato en el último tercio, consiguiendo los únicos momentos en que en la película aparece, aunque de forma discreta, algo parecido a la emoción.
El desconocido director Saul Dibb no es tonto, y sabe que para que su película parezca más de lo que es tiene que envolver esa historia en el mayor de los lujos. Y lo hace sin reparar en medios. Con una ambientación impresionante, una cuidada fotografía y una banda sonora tan omnipresente como brillante la película consigue dar el pego como un producto de calidad.
Si a esto le sumamos la presencia de una esforzada Keira Knighley que alcanza en la última parte momentos dramáticos de cierta intensidad, y del siempre contenido y elegante Ralph Fiennes, La duquesa acaba pareciendo la gran película que no es. Es solo (y no es poco) una correcta y previsible película de época rodada e interpretada con gusto y estilo, lo cual en este tipo de películas también suele ser bastante habitual.
27 de abril de 2009
27 de abril de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que la elegancia, brillantez y buenas interpretaciones que suelen llevar consigo las películas de época británicas, siguen provocando en mi un disfrute cercano a la plenitud.
La ortodoxia de la dirección, la elegancia de cada plano, los paisajes y vestuarios impecables, las interpretaciones rigurosas y el acento aristocrático no faltan en una película, que además de su envoltorio, narra con buen ritmo una muy interesante historia excepcionalmente interpretada por Keira Knightley.
Política, amor, deseo, amistad, traición y una época en la que todos los personajes se encuentran encerrados en una fabulosa jaula, y en la que ninguno es plenamente feliz, la protagonista quiere y no puede, su marido es como es y no puede, y la amiga querría serlo de otro modo pero sólo hiriendo puede.
Un muy buen ejemplo de un cine con el que suelo disfrutar ("Howards End", "Lo que queda del día", "Elizabeth", "La locura del Rey Jorge", ...., "La Duquesa").
Pd: Tengo la sensación de que Ralph Fiennes, en mi opinión uno de lo grandes, aun cuando sigue apareciendo en notables películas, ocupa roles en las mismas por debajo de sus infinitas posibilidades.
La ortodoxia de la dirección, la elegancia de cada plano, los paisajes y vestuarios impecables, las interpretaciones rigurosas y el acento aristocrático no faltan en una película, que además de su envoltorio, narra con buen ritmo una muy interesante historia excepcionalmente interpretada por Keira Knightley.
Política, amor, deseo, amistad, traición y una época en la que todos los personajes se encuentran encerrados en una fabulosa jaula, y en la que ninguno es plenamente feliz, la protagonista quiere y no puede, su marido es como es y no puede, y la amiga querría serlo de otro modo pero sólo hiriendo puede.
Un muy buen ejemplo de un cine con el que suelo disfrutar ("Howards End", "Lo que queda del día", "Elizabeth", "La locura del Rey Jorge", ...., "La Duquesa").
Pd: Tengo la sensación de que Ralph Fiennes, en mi opinión uno de lo grandes, aun cuando sigue apareciendo en notables películas, ocupa roles en las mismas por debajo de sus infinitas posibilidades.
19 de junio de 2009
19 de junio de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la vida real de la duquesa de Devnonshire, "La duquesa" es solo una mezcla de dramón y culebrón rosa ambientado en los lujos palaciegos de la nobleza del S. 18.
Película ideal para la gente que disfrute con los dramones rosas de época, que les guste ver culebrones ambientados en la Edad Moderna con Duques, Condesas, Marqueses, Lords, todos engalanados con sus pelucas, sobreros de plumas, pendientes y colgantes tamaño familiar, con sus bailecitos de época, sus saludos reverenciales interminables, y ese hablar antigüo con ese deje poético. Bueno... yo no soy ese tipo de persona que sienta fascinación por este tipo de películas, pero he de reconocer que no es para nada una mala película.
Y es que, a pesar de que la historia telenovelera que nos cuenta tampoco es nada del otro mundo y no es realmente digna de mención, se pasa el rato bien gracias a esa ambientación tan bonita y a unas actuaciones que son bastante buenas y muy naturales. Destaca la protagonista femenina, una Keira Knightley que interpreta a una pobre niña rica metida en una jaula de oro y que las pasará canutas. La actriz lleva todo el peso de la película y salva muy bien los platos mostrándonos de manera excelente sus sufrimientos, su impotencia, su frustración, e incluso nos deja un par de momentos poderosos que emocionan.
Es una lástima que el guión sea tan limitado y todo tan previsible. El espectador lo ve todo venir antes que la propia protagonista y la mayoría de los personajes son bastante típicos y unidimensionales (el marido noble es una mezcla entre Carlos de Inglaterra, el príncipe Naruíto y el típico más machísta de la época; el amante por supuesto es sensible y bueno, etc).
En fin, probablemente dentro de su género sea más que aceptable ya que los romances y los dramas tan previsibles no se hacen tan pesados como hubiera podido esperar en este tipo de películas, gracias a unas buenas actuaciones y una ambientación muy notable. Pero le falta una pizca para que sea perfecta, y es que el argumento tuviera algo más de chispa.
Lo mejor: La actuación de Keira Knightley, el vestuario y la ambientación.
Lo peor: La trama tan poco interesante.
Película ideal para la gente que disfrute con los dramones rosas de época, que les guste ver culebrones ambientados en la Edad Moderna con Duques, Condesas, Marqueses, Lords, todos engalanados con sus pelucas, sobreros de plumas, pendientes y colgantes tamaño familiar, con sus bailecitos de época, sus saludos reverenciales interminables, y ese hablar antigüo con ese deje poético. Bueno... yo no soy ese tipo de persona que sienta fascinación por este tipo de películas, pero he de reconocer que no es para nada una mala película.
Y es que, a pesar de que la historia telenovelera que nos cuenta tampoco es nada del otro mundo y no es realmente digna de mención, se pasa el rato bien gracias a esa ambientación tan bonita y a unas actuaciones que son bastante buenas y muy naturales. Destaca la protagonista femenina, una Keira Knightley que interpreta a una pobre niña rica metida en una jaula de oro y que las pasará canutas. La actriz lleva todo el peso de la película y salva muy bien los platos mostrándonos de manera excelente sus sufrimientos, su impotencia, su frustración, e incluso nos deja un par de momentos poderosos que emocionan.
Es una lástima que el guión sea tan limitado y todo tan previsible. El espectador lo ve todo venir antes que la propia protagonista y la mayoría de los personajes son bastante típicos y unidimensionales (el marido noble es una mezcla entre Carlos de Inglaterra, el príncipe Naruíto y el típico más machísta de la época; el amante por supuesto es sensible y bueno, etc).
En fin, probablemente dentro de su género sea más que aceptable ya que los romances y los dramas tan previsibles no se hacen tan pesados como hubiera podido esperar en este tipo de películas, gracias a unas buenas actuaciones y una ambientación muy notable. Pero le falta una pizca para que sea perfecta, y es que el argumento tuviera algo más de chispa.
Lo mejor: La actuación de Keira Knightley, el vestuario y la ambientación.
Lo peor: La trama tan poco interesante.
14 de septiembre de 2010
14 de septiembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallo de guión. El tema podría haber sido aprovechado mucho mejor. La dirección no puede hacer mucho con un guión que no emociona en ningún momento, a pesar de las numerosas situaciones dramáticas. Se deja ver por los palacios, los paisajes y el vestuario. Pero poco más.
4 de agosto de 2011
4 de agosto de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film británico dirigido por Saul Dibb, cuya propaganda anunciaba a los cuatro vientos que se trataba de la vida de una antepasada de la conocida Diana de Gales, cuyas vicisitudes tenían ciertos paralelismos con ésta última. En términos generales, los paralelismos entre ambas mujeres son innegables. Georgiana (interpretada por Keira Knightely) tenía una extracción social modesta y que ascendió gracias a un ventajoso matrimonio de conveniencia con el duque de Devonshire (Ralph Fiennes), en el que hubo de todo menos amor, y que siempre mantuvo un amor mucho más que platónico con un joven conocido de su juventud. El hecho de ser un personaje famoso por su carisma y cierta rebeldía contra las normas establecidas no hace sino reforzar esa impresión general.
Sin embargo, con mucha inteligencia por su parte, el realizador mantiene el paralelismo siempre en el plano de la mera coincidencia, evitando deliberadamente cualquier guiño con el presente y manteniendo el film dentro de las coordenadas físicas y temporales del siglo XVIII, centrando la historia en las evoluciones de la duquesa, y su matrimonio totalmente insatisfactorio, destinado únicamente a garantizar la descendencia del duque.
La construcción de ambos personajes es ejemplar, quedando patente las diferencias entre una Georgiana joven, llena de vida, que debe adaptarse a los modos y normas imperantes, pero que tampoco es inmune al momento de cambios inminentes que ya se están gestando. Las sutiles referencias a la independencia norteamericana y la situación de Francia a punto de entrar en una revolución que lo trastocará todo, funcionan a la perfección, para explicar el carácter rebelde de la joven, negándose a aceptar un papel sumiso ante su hierático e inmovilista marido. La labor de Knightely es encomiable consiguiendo dotar de vigor a su personaje, y mostrando un abismo con un Fiennes cuyo papel, mucho menos agradecido, sabe construir como polo opuesto a ésta. También se beneficia de la presencia de buenos secundarios como el de Charlotte Rampling en el papel de madre de Georgiana. Por otro lado, el personaje de Earl Gray (Aidan McArdle) es uno de los más decorativos del film.
Dibb tiene muy claro desde el principio qué es lo que quiere contar, limitando el film al terreno de un melodrama de época, muy bien construido, en el que una mujer luchará por los valores en los que cree, sin buscar justificaciones absurdas. Una vez terminado el film, apenas queda nada de la sombra de Diana de Gales, sobre el que parecía planear el film, y lo que realmente obtenemos es una buena película de época que no busca salirse más allá de sus modestos planteamientos ni trascender la época que nos quiere contar. Aquí radica el verdadero valor de un film que sin llegar a ser excelente es bastante aceptable que busca por encima de todo ser realista y que se abstrae de sensacionalismos estériles.
Sin embargo, con mucha inteligencia por su parte, el realizador mantiene el paralelismo siempre en el plano de la mera coincidencia, evitando deliberadamente cualquier guiño con el presente y manteniendo el film dentro de las coordenadas físicas y temporales del siglo XVIII, centrando la historia en las evoluciones de la duquesa, y su matrimonio totalmente insatisfactorio, destinado únicamente a garantizar la descendencia del duque.
La construcción de ambos personajes es ejemplar, quedando patente las diferencias entre una Georgiana joven, llena de vida, que debe adaptarse a los modos y normas imperantes, pero que tampoco es inmune al momento de cambios inminentes que ya se están gestando. Las sutiles referencias a la independencia norteamericana y la situación de Francia a punto de entrar en una revolución que lo trastocará todo, funcionan a la perfección, para explicar el carácter rebelde de la joven, negándose a aceptar un papel sumiso ante su hierático e inmovilista marido. La labor de Knightely es encomiable consiguiendo dotar de vigor a su personaje, y mostrando un abismo con un Fiennes cuyo papel, mucho menos agradecido, sabe construir como polo opuesto a ésta. También se beneficia de la presencia de buenos secundarios como el de Charlotte Rampling en el papel de madre de Georgiana. Por otro lado, el personaje de Earl Gray (Aidan McArdle) es uno de los más decorativos del film.
Dibb tiene muy claro desde el principio qué es lo que quiere contar, limitando el film al terreno de un melodrama de época, muy bien construido, en el que una mujer luchará por los valores en los que cree, sin buscar justificaciones absurdas. Una vez terminado el film, apenas queda nada de la sombra de Diana de Gales, sobre el que parecía planear el film, y lo que realmente obtenemos es una buena película de época que no busca salirse más allá de sus modestos planteamientos ni trascender la época que nos quiere contar. Aquí radica el verdadero valor de un film que sin llegar a ser excelente es bastante aceptable que busca por encima de todo ser realista y que se abstrae de sensacionalismos estériles.
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