Tropa de élite
7.5
37,825
Acción. Drama
Brasil, 1997. El capitán Nascimento (Wagner Moura) está al mando de un escuadrón del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), un cuerpo de élite de la policía de Río de Janeiro. Su misión es actuar en las favelas, en las que la policía, por miedo o por corrupción, no interviene. Nascimento quiere dejar su puesto, ya que está a punto de ser padre, pero antes necesita encontrar un sustituto adecuado. Con ese fin comienza a ... [+]
24 de enero de 2008
24 de enero de 2008
37 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
El inicio de "Tropa de Élite" es fenomenal, sin más, sin paliativos de ninguna clase, acudimos a una presentación de personajes tan bien urdida como desarrollada, y se nos plantean los diversos conflictos que surgirán ante los protagonistas si quieren seguir su camino en este peculiar escuadrón que se limita, ya sea con más o menos eficacia, a realizar la faena sucia en las calles de Brasil.
No sólo los personajes y situaciones nos son descubiertos con un pulso increíble, sino que además, las interpretaciones de un trío acertadísimo -entre los que destacaría a Wagner Moura y Caio Junqueira- dan una veracidad y un aplomo impresionante a un film que arranca con grandes expectativas.
A ello se le suman momentos que están excelentemente encajados en la trama, y que no parecen fruto del maniqueismo, amén de destapar las intenciones de Padilha como un arma de doble filo, pues el hecho de intentar desplegar en un díptico tanto la vida profesional como privada de los soldados, no supone un recurso sensiblero, sino un añadido sugestivo e inteligente.
Probablemente, cuando "Tropa de Élite" ha sacado sus mejores bazas a relucir, entre las que también se hallan el montaje de algunas secuencias de acción bastante veraces, el ejercicio se termina desmoronando debido a una conclusión harto precipitada y que, incluso, trata a sus personajes como meras marionetas intentando justificar lo injustificable.
De todos modos, el intento es loable y la cinta más que recomendable pese a sus defectos.
No sólo los personajes y situaciones nos son descubiertos con un pulso increíble, sino que además, las interpretaciones de un trío acertadísimo -entre los que destacaría a Wagner Moura y Caio Junqueira- dan una veracidad y un aplomo impresionante a un film que arranca con grandes expectativas.
A ello se le suman momentos que están excelentemente encajados en la trama, y que no parecen fruto del maniqueismo, amén de destapar las intenciones de Padilha como un arma de doble filo, pues el hecho de intentar desplegar en un díptico tanto la vida profesional como privada de los soldados, no supone un recurso sensiblero, sino un añadido sugestivo e inteligente.
Probablemente, cuando "Tropa de Élite" ha sacado sus mejores bazas a relucir, entre las que también se hallan el montaje de algunas secuencias de acción bastante veraces, el ejercicio se termina desmoronando debido a una conclusión harto precipitada y que, incluso, trata a sus personajes como meras marionetas intentando justificar lo injustificable.
De todos modos, el intento es loable y la cinta más que recomendable pese a sus defectos.
12 de febrero de 2012
12 de febrero de 2012
16 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
No estoy de acuerdo con la etiqueta de "políticamente incorrecta", después de ver tal panfleto, que podría ir firmado por el Ministro del Interior de cualquier país, por el maniqueísmo y la sumisión ante el mensaje oficial.
Como peli de acción, está muy bien filmada y esas escenas rebosan talento y pulso para el género.
Pero cuando empieza a verter su propaganda, se pierde por su forma de manipular y tomar partido: los agentes a veces utilizan la violencia, sí, pero lo hacen porque no les queda más remedio, ya que se ven rodeados de bestias inhumanas que no merecen más que ser exterminadas de un tiro en la cabeza (inolvidable el plano de ese asalto donde le vuelan el melón a un "malo"). Las favelas y su mundo no dejan otra opción.
Por si no queda claro, se tira sus buenos minutos y diversas escenas en mostrar, remostrar y demostrar que a los policías que ejecutan a placer en las favelas, les remuerde tanto la conciencia que sus vidas personales resultan irremediablemente deterioradas. Aun asesinando a quien lo merece, son tan buenos y tan puros, que la conciencia les remuerde. Y, si todavía no quedaba claro, la historia de la madre que quiere enterrar a su hijo vuelve a moler el mismo grano por enésima vez, para meterte bien en la cabeza el mensaje sin escatimar veleidades sentimentaloides de culebrón.
El otro bando no existe salvo como entidad impersonal y malvada por naturaleza y sin excepción, y por supuesto nunca llega a sugerirse un desmán semejante a los que la policía brasileña acostumbra a llevar a cabo. Ya digo que la sumisión y parcialidad de esta película es completamente servil y desacomplejada. Hace poco salía el vídeo de un chico de 14 años desarmado y tiroteado a bocajarro por estos "héroes".
Pero esto no es lo más indecente. Cuando percibes con claridad que te están lavando el cerebro, es cuando se propone desprestigiar la crítica a la acción policial: quienes critican a la policía son estúpidos, delincuentes, drogadictos y estudiantes que no tienen opinión propia, sólo un discurso absurdo que responde a tópicos estereotipados de querubines que no viven en la realidad. Son personajes absolutamente planos perfilados a rodillo, en contraposición al detallado retrato de los policías, todos ellos rectos, valientes, pero no carentes de los matices necesarios para que el espectador empatice con ellos en todo momento y hagan lo que hagan.
El retrato de quienes son críticos con la policía, que no oculta el tono paródico con movimientos pro derechos humanos, es falso y partidista hasta la saciedad, con el único afán de calumniar todo su ideario y dejar a la policía a salvo de cualquier argumento contrario.
Esta parte de la película satisfará al ganado más devoto, pudiendo provocar lágrimas de empatía entre quienes llevan años sosteniendo esto sin tener un buen soporte propagandístico en el que ver reflejadas sus enfermas ideas. Pasada en una comisaría, arrancaría una ovación.
NO HAY SPOILER
Como peli de acción, está muy bien filmada y esas escenas rebosan talento y pulso para el género.
Pero cuando empieza a verter su propaganda, se pierde por su forma de manipular y tomar partido: los agentes a veces utilizan la violencia, sí, pero lo hacen porque no les queda más remedio, ya que se ven rodeados de bestias inhumanas que no merecen más que ser exterminadas de un tiro en la cabeza (inolvidable el plano de ese asalto donde le vuelan el melón a un "malo"). Las favelas y su mundo no dejan otra opción.
Por si no queda claro, se tira sus buenos minutos y diversas escenas en mostrar, remostrar y demostrar que a los policías que ejecutan a placer en las favelas, les remuerde tanto la conciencia que sus vidas personales resultan irremediablemente deterioradas. Aun asesinando a quien lo merece, son tan buenos y tan puros, que la conciencia les remuerde. Y, si todavía no quedaba claro, la historia de la madre que quiere enterrar a su hijo vuelve a moler el mismo grano por enésima vez, para meterte bien en la cabeza el mensaje sin escatimar veleidades sentimentaloides de culebrón.
El otro bando no existe salvo como entidad impersonal y malvada por naturaleza y sin excepción, y por supuesto nunca llega a sugerirse un desmán semejante a los que la policía brasileña acostumbra a llevar a cabo. Ya digo que la sumisión y parcialidad de esta película es completamente servil y desacomplejada. Hace poco salía el vídeo de un chico de 14 años desarmado y tiroteado a bocajarro por estos "héroes".
Pero esto no es lo más indecente. Cuando percibes con claridad que te están lavando el cerebro, es cuando se propone desprestigiar la crítica a la acción policial: quienes critican a la policía son estúpidos, delincuentes, drogadictos y estudiantes que no tienen opinión propia, sólo un discurso absurdo que responde a tópicos estereotipados de querubines que no viven en la realidad. Son personajes absolutamente planos perfilados a rodillo, en contraposición al detallado retrato de los policías, todos ellos rectos, valientes, pero no carentes de los matices necesarios para que el espectador empatice con ellos en todo momento y hagan lo que hagan.
El retrato de quienes son críticos con la policía, que no oculta el tono paródico con movimientos pro derechos humanos, es falso y partidista hasta la saciedad, con el único afán de calumniar todo su ideario y dejar a la policía a salvo de cualquier argumento contrario.
Esta parte de la película satisfará al ganado más devoto, pudiendo provocar lágrimas de empatía entre quienes llevan años sosteniendo esto sin tener un buen soporte propagandístico en el que ver reflejadas sus enfermas ideas. Pasada en una comisaría, arrancaría una ovación.
NO HAY SPOILER
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esperaba una película "políticamente incorrecta", y he dado con la película más "políticamente correcta" que recuerde haber visto.
Ni en sus mejores momentos resiste comparación con Cidade de Deus . Insulta a la inteligencia.
Ni en sus mejores momentos resiste comparación con Cidade de Deus . Insulta a la inteligencia.
24 de julio de 2010
24 de julio de 2010
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante la duda, la más tetuda. Y eso es lo que tuvo que pensar los miembros del jurado en el Festival de Berlín para conceder el Oso de Oro (2008) a “Tropa de Élite”, la cinta más polémica a concurso, y dar el premio de consolación a la favorita “There Will Be Blood” en forma de premio al mejor director (Oso de Plata). Costa Gavras, querido, el filme de Paul Thomas Anderson también era político y te perdiste por las letras mayúsculas aterrantes del filme de Padilla.
Juan Pablo II allá por 1997 visita Río de Janeiro y las aguas tienen que estar en un curso imposible cuando el caudal está desatado. Las favelas, el trono del capitán del BOPE y una historia de desamor y turbulento amor con millones de descargas en Brasil y finamente la afluencia masiva a salas comerciales. Todo, sencillamente, huele a virus viral y analizando fríamente la estrategia es muy de Hollywood.
Posiblemente el juego de José Padilla sea ir al rebufo comercial de la superior “Ciudad de Dios” aunque que nadie busque un Zé Pequeno que contraste con esa imagen en los protagonistas del lado de la fuerza policial.
Me parece una película incompleta porque piensa que es imparcial pero Padilla prefiere mostrar en vez de sugerir y darnos un punto de vista puntal y por lo tanto parcial. Justificar en vez de mostrar actos de personajes y dejar al espectador los juicios morales frente a los actos cometidos. Se habla de paternidad y presión, de ganas de dar lo mejor de sí mismo por parte de dos rivales a un puesto. Hay policías buenos y policías malos y no parece que haya demasiado donde rascar. El tanteo del gris queda en las situaciones sugeridas frente a la adversidad. Sin villano y sin carisma que le proteja el punto de vista desquilibra una balanza. Efectivamente nadie nos engaña: esta película está basada en los informes reales de la fuerza policial y el punto de vista ofrecido es único y repetible. La forma de lanzar el dardo al principio con ese avance en mayúscula, que no mayúsculo, es lanzar una piedra al tejado del espectador. Padilla finalmente esconde la mano.
Medio documentalista y Greengraseo efectismo frente “Tropa de élite” descubre el antimarketing y pone un contrapunto al pirateo de copias ilegales. En vez de anular el estreno en salas la película se convirtió en un éxito por la controversia que generó: odios a la policía y el propio BOPE intentando parar el estreno.
Adaptarse o morir parece ser aquello del mensaje y el chantaje o la mala gestión por pobres sueldos hacen que el oficio se convierta en beneficio. Parte de la justificación moral se halla en reglas que se contradicen: la visita de un Papa provoca muertes civiles a manos de la policía. Aunque parece que el filme de Padilla quedará como aquella película de favelas y tiros que ganó un Oso de Oro.
Juan Pablo II allá por 1997 visita Río de Janeiro y las aguas tienen que estar en un curso imposible cuando el caudal está desatado. Las favelas, el trono del capitán del BOPE y una historia de desamor y turbulento amor con millones de descargas en Brasil y finamente la afluencia masiva a salas comerciales. Todo, sencillamente, huele a virus viral y analizando fríamente la estrategia es muy de Hollywood.
Posiblemente el juego de José Padilla sea ir al rebufo comercial de la superior “Ciudad de Dios” aunque que nadie busque un Zé Pequeno que contraste con esa imagen en los protagonistas del lado de la fuerza policial.
Me parece una película incompleta porque piensa que es imparcial pero Padilla prefiere mostrar en vez de sugerir y darnos un punto de vista puntal y por lo tanto parcial. Justificar en vez de mostrar actos de personajes y dejar al espectador los juicios morales frente a los actos cometidos. Se habla de paternidad y presión, de ganas de dar lo mejor de sí mismo por parte de dos rivales a un puesto. Hay policías buenos y policías malos y no parece que haya demasiado donde rascar. El tanteo del gris queda en las situaciones sugeridas frente a la adversidad. Sin villano y sin carisma que le proteja el punto de vista desquilibra una balanza. Efectivamente nadie nos engaña: esta película está basada en los informes reales de la fuerza policial y el punto de vista ofrecido es único y repetible. La forma de lanzar el dardo al principio con ese avance en mayúscula, que no mayúsculo, es lanzar una piedra al tejado del espectador. Padilla finalmente esconde la mano.
Medio documentalista y Greengraseo efectismo frente “Tropa de élite” descubre el antimarketing y pone un contrapunto al pirateo de copias ilegales. En vez de anular el estreno en salas la película se convirtió en un éxito por la controversia que generó: odios a la policía y el propio BOPE intentando parar el estreno.
Adaptarse o morir parece ser aquello del mensaje y el chantaje o la mala gestión por pobres sueldos hacen que el oficio se convierta en beneficio. Parte de la justificación moral se halla en reglas que se contradicen: la visita de un Papa provoca muertes civiles a manos de la policía. Aunque parece que el filme de Padilla quedará como aquella película de favelas y tiros que ganó un Oso de Oro.
10 de julio de 2014
10 de julio de 2014
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar no voy a decir que la película me parece fascista, no quiero caer en un argumento fácil repetido hasta la saciedad con el fin de desprestigiarla. Lo que sí me gustaría decir es que muchas de las críticas que he leído me parece que están hechas con un criterio muy poco crítico, especialmente aquellas que hablan de imparcialidad o ambigüedad moral; la película tiene poco margen para mostrarse más maniquea.
Tropa de Élite nos dice que el "mal" existe per se, pero por suerte existe también gente en el bando del "bien", identificando claramente a los pertenecientes a uno y otro bando (estando las actuaciones de estos últimos siempre justificadas por un fin más noble, como no podía ser de otro modo), unos destinados a acabar relativamente bien, y otros destinados a acabar mal, como no podía ser de otra manera en esta especie de cuento infantil para adultos.
Tropa de Élite nos dice que el "mal" existe per se, pero por suerte existe también gente en el bando del "bien", identificando claramente a los pertenecientes a uno y otro bando (estando las actuaciones de estos últimos siempre justificadas por un fin más noble, como no podía ser de otro modo), unos destinados a acabar relativamente bien, y otros destinados a acabar mal, como no podía ser de otra manera en esta especie de cuento infantil para adultos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me hace gracia también que el calificativo de "realista" se haga omnipresente en todas las críticas y valoraciones.
¿En serio mostrar la marihuana como raíz de todo mal es realista? Se podría decir que la marihuana es solo una metáfora de todas las drogas, pero casualmente esta droga es perfecta para hilar la crítica hacia los universitarios, muy bien llevada por una parte ("no podéis ver bien la realidad desde vuestras zonas residenciales"), pero pierde todo el sentido cuando repite una y otra vez que son todos unos hipócritas y los verdaderos culpables de la situación (a pesar de las vagas y vacías referencias al "sistema") por fumarse un porro ¿En serio esto es la realidad?¿De verdad no hay causas mucho más relevantes? En fin, no quiero insistir mucho en esto porque no quiero acabar hablando de legalización como forma de acabar con situaciones de este tipo.
Me hace especial gracia la justificación de los abusos policiales ¿Nadie se ha dado cuenta de que la tortura siempre funciona en esta película? ¡Qué ciegos están los sistemas judiciales actuales!
El súmmum de la incoherencia del mensaje sucede al final, cuando Matías va a la manifestación a acusar a todo el mundo de burgués cuando él mismo trabaja para un estado burgués en un organismo que lo legitima ¡Maravilloso!
Podría decir más cosas pero me quedo con eso, es normal que en las películas uno tiende a identificarse con el protagonista, y más en este caso, ya que el punto de vista del "bueno" además de sus actos se presentan como válidos y totalmente justificados. A mí al menos no me engañan hablando de unas supuestas justicia y honradez, es por eso que la califico con un 2, no le pongo un 1 porque es entretenida, pero en mi opinión la superficialidad no salva a una película.
¿En serio mostrar la marihuana como raíz de todo mal es realista? Se podría decir que la marihuana es solo una metáfora de todas las drogas, pero casualmente esta droga es perfecta para hilar la crítica hacia los universitarios, muy bien llevada por una parte ("no podéis ver bien la realidad desde vuestras zonas residenciales"), pero pierde todo el sentido cuando repite una y otra vez que son todos unos hipócritas y los verdaderos culpables de la situación (a pesar de las vagas y vacías referencias al "sistema") por fumarse un porro ¿En serio esto es la realidad?¿De verdad no hay causas mucho más relevantes? En fin, no quiero insistir mucho en esto porque no quiero acabar hablando de legalización como forma de acabar con situaciones de este tipo.
Me hace especial gracia la justificación de los abusos policiales ¿Nadie se ha dado cuenta de que la tortura siempre funciona en esta película? ¡Qué ciegos están los sistemas judiciales actuales!
El súmmum de la incoherencia del mensaje sucede al final, cuando Matías va a la manifestación a acusar a todo el mundo de burgués cuando él mismo trabaja para un estado burgués en un organismo que lo legitima ¡Maravilloso!
Podría decir más cosas pero me quedo con eso, es normal que en las películas uno tiende a identificarse con el protagonista, y más en este caso, ya que el punto de vista del "bueno" además de sus actos se presentan como válidos y totalmente justificados. A mí al menos no me engañan hablando de unas supuestas justicia y honradez, es por eso que la califico con un 2, no le pongo un 1 porque es entretenida, pero en mi opinión la superficialidad no salva a una película.
17 de octubre de 2010
17 de octubre de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Tropa de Élite” es una película con bastante miga, polémica y que resulta complicado posicionarse a favor o en contra de manera tajante sobre el mensaje que transmite, ya que hay cosas con las que estoy de acuerdo y otras con las que ni de coña le daría la razón al director o a cualquiera que las justificara. Sobre esas cuestiones me extenderé un poco más adelante, ahora hablaré solamente de lo estrictamente cinematográfico.
La cinta que nos atañe es una gran película si he de valorarla únicamente como eso, como una película. En mi opinión, es indiscutible su valor como thriller de acción puesto que la historia es buena, te mantiene clavado en el sillón durante sus dos horas y te hace reflexionar sobre lo que has visto cuando termina. No es una azucarada visión sobre el problema del narcotráfico en las favelas de Río de Janeiro, sino que aquí tenemos una trama dura, descarnada, realista y que planta en escena la violencia, la delincuencia y la muerte que asolan ese país de forma cotidiana. El filme está bien hecho, es entretenido y destila emoción desde el principio hasta el final. Prácticamente me ha gustado todo (guión, interpretaciones, aspecto técnico, banda sonora, ambientación, etc.) Por ponerle una pega te diré que no me gusta la cámara al hombro para las escenas de acción (me importa un carajo que se le quiera dar realismo a una película con esta técnica de filmación, para mí es mareante y destroza dichas secuencias).
Ahora bien, otra cosa muy distinta es la visión totalmente parcial que el director quiere transmitir en el filme acerca del problema de la droga (ya sea mediante las imágenes o con el lavado de cerebro que pretende con la voz en off). Bajo mi punto de vista es inaceptable la justificación de la brutalidad policial que inflige la BOPE (el cuerpo de élite de la policía de Brasil). La tortura, violación de derechos humanos, asesinatos a sangre fría y demás abusos de autoridad son hechos deleznables. Por el amor de Dios, no defendamos nunca que el fin justifica los medios. Estoy de acuerdo en la crítica que se hace a la candidez de las ONGS, a lo podrido que está el sistema, y al pasotismo de la clase aburguesada que consume drogas sin importarle que al hacer eso le da de comer a los narcotraficantes. Hasta aquí de acuerdo y también sé que el problema del narcotráfico en Brasil es muy difícil de solucionar por no decir imposible, pero nunca jamás se le puede dar la razón a los métodos de esos matones fascistas con uniforme y placa que se dedican a torturar e incluso a matar a quien les da la gana en nombre de la ley.
No caigamos en el error de pensar que al fuego se le combate con fuego, que hay que hacer lo que sea necesario, cueste lo que cueste, para erradicar la delincuencia… en ese momento estaremos dándole la razón también a los abusos de los americanos en Guantánamo, a la invasión de Irak o al uso desproporcionado de la fuerza de los israelíes contra los palestinos.
La cinta que nos atañe es una gran película si he de valorarla únicamente como eso, como una película. En mi opinión, es indiscutible su valor como thriller de acción puesto que la historia es buena, te mantiene clavado en el sillón durante sus dos horas y te hace reflexionar sobre lo que has visto cuando termina. No es una azucarada visión sobre el problema del narcotráfico en las favelas de Río de Janeiro, sino que aquí tenemos una trama dura, descarnada, realista y que planta en escena la violencia, la delincuencia y la muerte que asolan ese país de forma cotidiana. El filme está bien hecho, es entretenido y destila emoción desde el principio hasta el final. Prácticamente me ha gustado todo (guión, interpretaciones, aspecto técnico, banda sonora, ambientación, etc.) Por ponerle una pega te diré que no me gusta la cámara al hombro para las escenas de acción (me importa un carajo que se le quiera dar realismo a una película con esta técnica de filmación, para mí es mareante y destroza dichas secuencias).
Ahora bien, otra cosa muy distinta es la visión totalmente parcial que el director quiere transmitir en el filme acerca del problema de la droga (ya sea mediante las imágenes o con el lavado de cerebro que pretende con la voz en off). Bajo mi punto de vista es inaceptable la justificación de la brutalidad policial que inflige la BOPE (el cuerpo de élite de la policía de Brasil). La tortura, violación de derechos humanos, asesinatos a sangre fría y demás abusos de autoridad son hechos deleznables. Por el amor de Dios, no defendamos nunca que el fin justifica los medios. Estoy de acuerdo en la crítica que se hace a la candidez de las ONGS, a lo podrido que está el sistema, y al pasotismo de la clase aburguesada que consume drogas sin importarle que al hacer eso le da de comer a los narcotraficantes. Hasta aquí de acuerdo y también sé que el problema del narcotráfico en Brasil es muy difícil de solucionar por no decir imposible, pero nunca jamás se le puede dar la razón a los métodos de esos matones fascistas con uniforme y placa que se dedican a torturar e incluso a matar a quien les da la gana en nombre de la ley.
No caigamos en el error de pensar que al fuego se le combate con fuego, que hay que hacer lo que sea necesario, cueste lo que cueste, para erradicar la delincuencia… en ese momento estaremos dándole la razón también a los abusos de los americanos en Guantánamo, a la invasión de Irak o al uso desproporcionado de la fuerza de los israelíes contra los palestinos.
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