Verano del 42
7.1
3,823
Romance. Drama
Hermie (Gary Grimes), Oscy (Jerry Houser) y Benji (Oliver Conant) son tres amigos adolescentes que pasan sus vacaciones de verano en una isla de Nueva Inglaterra. Hermie es un chico apuesto pero muy tímido, Oscy es más aguerrido y aventajado con las chicas y Benji es... bueno, mejor conocerlo. Su amistad, sus travesuras, sus experiencias con las chicas van a tener ese verano, y una de ellas será inolvidable cuando a la isla llega ... [+]
25 de agosto de 2016
25 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace algunos años endosé aquí mismo una nada memorable reseña sobre esta misma película, crítica que luego con gran juicio eliminé y no dejé a Dios gracias, pruebas de su existencia.
Decía cosas hasta donde recuerdo como, "el disco rayado e interrumpido en la melodía de Michel Legrand cuando Jennifer O'Neill abraza en su viudez a Hermy (Gary Grimes) el cual hace las veces del esposo fallecido en el frente, ese disco rayado es el amor inconcluso e interrumpido (por falsario) que sienten ambos, amor asimétrico y bla bla".
Pasan los años y la película me sigue gustando no como el primer día, sino más, porque tal vez se suman los recuerdos de la primera vez creando un sustrato histórico en mis recuerdos. Tal vez eso es luego a la postre la adolescencia, un recuerdo enviscado en una vorágine de sentimientos no comprendidos que después la edad adulta intentará si acaso deshilvanar, pero que nunca dejarán de acompañar al individuo.
Una serie afortunadísima de hallazgos y concurrencias hacen de esta película si no una obra maestra si una película maravillosa, donde narrando la historia de un verano pretérito (fiel a la novelilla homónima de Hermann Raucher, obra por cierto regular) se disecciona no sé si deliberadamente las entretelas de la adolescencia que luego a la postre es todo un verano nostálgico. El hecho de que los hechos desarrollen en una isla, y de que junto al venturoso y providencial enamoramiento de Hermy se describan las "otras" adolescencias de sus amigos (adolescencias vulgares, mitad onanistas, mitad groseras) genera más poesía aún por contraste, pues los caracteres de dichos personajes a cualquiera que recuerde un poco su pubertad le pueden resultar familiares. Recuerdo que en la crítica de hace años (no sé si esta acabaré también eliminándola, uno siempre es algo adolescente y se arrepiente de según qué cosas) me atrevía a juzgar que la ausencia de figura física de progenitores era un recurso buscado por el director para señalar de algún modo cómo sobra la figura paterna en un adolescente en los años cruciales de su existencia. No me atrevería a refrendar tal juicio, pero más allá de una película repleta de secuencias fantásticas y acertadas guarda ciertos aspectos cinematográficos dados a la exégesis, como sortilegios determinados a realizar su ensalmo.
Decía cosas hasta donde recuerdo como, "el disco rayado e interrumpido en la melodía de Michel Legrand cuando Jennifer O'Neill abraza en su viudez a Hermy (Gary Grimes) el cual hace las veces del esposo fallecido en el frente, ese disco rayado es el amor inconcluso e interrumpido (por falsario) que sienten ambos, amor asimétrico y bla bla".
Pasan los años y la película me sigue gustando no como el primer día, sino más, porque tal vez se suman los recuerdos de la primera vez creando un sustrato histórico en mis recuerdos. Tal vez eso es luego a la postre la adolescencia, un recuerdo enviscado en una vorágine de sentimientos no comprendidos que después la edad adulta intentará si acaso deshilvanar, pero que nunca dejarán de acompañar al individuo.
Una serie afortunadísima de hallazgos y concurrencias hacen de esta película si no una obra maestra si una película maravillosa, donde narrando la historia de un verano pretérito (fiel a la novelilla homónima de Hermann Raucher, obra por cierto regular) se disecciona no sé si deliberadamente las entretelas de la adolescencia que luego a la postre es todo un verano nostálgico. El hecho de que los hechos desarrollen en una isla, y de que junto al venturoso y providencial enamoramiento de Hermy se describan las "otras" adolescencias de sus amigos (adolescencias vulgares, mitad onanistas, mitad groseras) genera más poesía aún por contraste, pues los caracteres de dichos personajes a cualquiera que recuerde un poco su pubertad le pueden resultar familiares. Recuerdo que en la crítica de hace años (no sé si esta acabaré también eliminándola, uno siempre es algo adolescente y se arrepiente de según qué cosas) me atrevía a juzgar que la ausencia de figura física de progenitores era un recurso buscado por el director para señalar de algún modo cómo sobra la figura paterna en un adolescente en los años cruciales de su existencia. No me atrevería a refrendar tal juicio, pero más allá de una película repleta de secuencias fantásticas y acertadas guarda ciertos aspectos cinematográficos dados a la exégesis, como sortilegios determinados a realizar su ensalmo.
22 de febrero de 2019
22 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“(...) Y nunca, desde el primer día en que la vi, me ha sucedido nada tan sobrecogedor, ni tan desconcertante.... Porque nunca he conocido a ninguna otra persona que me haya hecho sentirme más seguro y más inseguro; más importante y más insignificante…”
Verano del 42 es una película atemporal. La eclosión de la adolescencia, en esos cuerpos llenos de energía, siempre arriba con la misma fuerza, independientemente de la época en que nos encontramos. Hace 70 años no difería mucho de hace 20, cuando me tocó a mí; u hogaño cuando son otros los protagonistas. Y ese platónico amor de adolescente, a lo prohibido, a la belleza duradera, sensual…
Yo también me he enamorado tiernamente de Jennifer O’Neill, con el sonido de las olas de fondo, sintiendo el viento y la arena pegándome en la cara de aquel verano... , de todos, en fin. La arena quemada a mediodía, el peso de las bolsas (incómodas de agarrar), las palabras dichas creyendo que son estupideces (nunca es suficiente).
De eso trata esta película que, infortunadamente, he tenido a mal escucharla en versión doblada (no encontré una versión con subtítulos). Los cortes que la historia ha dejado en evidencia lo cándida y estúpida que era la censura, no hacen más que agriar y distorsionar el bello sonido que emanan de las ondas expansivas de Mulligan. Se para el tiempo, como ya lo hizo con “Matar a un ruiseñor”. Novelas bellas, inmortales, historias (con frecuencia) reales. Lo real es más increíble que lo imaginado, por el hecho de que pasó de verdad, tal y como ellos nos lo cuentan, director y guionista.
Lo mejor, sin duda, la cita con la que inicio esta crítica, que bien merece la lectura de la novela, así como la visión de la película. “Nunca más la volví a ver…”, maldita sea…, qué desgarrador...
Verano del 42 es una película atemporal. La eclosión de la adolescencia, en esos cuerpos llenos de energía, siempre arriba con la misma fuerza, independientemente de la época en que nos encontramos. Hace 70 años no difería mucho de hace 20, cuando me tocó a mí; u hogaño cuando son otros los protagonistas. Y ese platónico amor de adolescente, a lo prohibido, a la belleza duradera, sensual…
Yo también me he enamorado tiernamente de Jennifer O’Neill, con el sonido de las olas de fondo, sintiendo el viento y la arena pegándome en la cara de aquel verano... , de todos, en fin. La arena quemada a mediodía, el peso de las bolsas (incómodas de agarrar), las palabras dichas creyendo que son estupideces (nunca es suficiente).
De eso trata esta película que, infortunadamente, he tenido a mal escucharla en versión doblada (no encontré una versión con subtítulos). Los cortes que la historia ha dejado en evidencia lo cándida y estúpida que era la censura, no hacen más que agriar y distorsionar el bello sonido que emanan de las ondas expansivas de Mulligan. Se para el tiempo, como ya lo hizo con “Matar a un ruiseñor”. Novelas bellas, inmortales, historias (con frecuencia) reales. Lo real es más increíble que lo imaginado, por el hecho de que pasó de verdad, tal y como ellos nos lo cuentan, director y guionista.
Lo mejor, sin duda, la cita con la que inicio esta crítica, que bien merece la lectura de la novela, así como la visión de la película. “Nunca más la volví a ver…”, maldita sea…, qué desgarrador...
16 de enero de 2025
16 de enero de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien sabe, tal vez la felicidad perdida es una vieja valla de madera sobre unas dunas sacudidas por la brisa marina. De eso trata "Verano del 42". La sublimación de los tiempos pasados, especialmente la juventud, no es un tema muy original, pero en manos del maestro Robert Mulligan, el virtuoso fotógrafo Robert Surtees y la lacrimógena partitura de Legrand, "Verano del 42" se convierte en una preciosa postal melancólica.
Luego está el tema del sexo. En fin...a ver cómo lo explico: vivimos una época tan agresivamente sexual que alguien un poco despistado puede perder la virginidad simplemente escuchando una canción de Bad Bunny. Para la juventud actual "Verano del 42" resultará cursi y trasnochada. Pero qué bonito imaginar un tiempo donde los chavales eran tan inocentes como en la película. Una inocencia ahora impensable pero que tal vez en los años cuarenta fuera posible porque Bad Bunny no había nacido y la gente no conocía internet, ni Pornhub, ni siquiera Telecinco.
La ñoña sexualidad de "Verano del 42" nos regala las mejores escenas de la película con líneas de guion antológicas. Diálogos magistralmente absurdos cuarenta años antes de Tarantino. Un tratamiento de la sexualidad ingenuo, tal vez pudoroso, pero infinitamente más elegante que otras películas actuales de adolescencia.
Personalmente lo que no me convence es el final. Ese clímax sexual con perfume de amor libre. Un final más propio del pensamiento de los años setenta que de la época que describe. Un final forzadamente poético pero poco creíble. Lo explico en spoiler.
Luego está el tema del sexo. En fin...a ver cómo lo explico: vivimos una época tan agresivamente sexual que alguien un poco despistado puede perder la virginidad simplemente escuchando una canción de Bad Bunny. Para la juventud actual "Verano del 42" resultará cursi y trasnochada. Pero qué bonito imaginar un tiempo donde los chavales eran tan inocentes como en la película. Una inocencia ahora impensable pero que tal vez en los años cuarenta fuera posible porque Bad Bunny no había nacido y la gente no conocía internet, ni Pornhub, ni siquiera Telecinco.
La ñoña sexualidad de "Verano del 42" nos regala las mejores escenas de la película con líneas de guion antológicas. Diálogos magistralmente absurdos cuarenta años antes de Tarantino. Un tratamiento de la sexualidad ingenuo, tal vez pudoroso, pero infinitamente más elegante que otras películas actuales de adolescencia.
Personalmente lo que no me convence es el final. Ese clímax sexual con perfume de amor libre. Un final más propio del pensamiento de los años setenta que de la época que describe. Un final forzadamente poético pero poco creíble. Lo explico en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Son la pareja perfecta de recién casados y solo tienen ojos para mirarse embelesados. Pero el ejercito llama al marido militar para ir a la guerra dejando a su guapa esposa sola en la casa playera. Enamorada pero muy sola. Entonces conoce al chaval protagonista que desde el primer instante queda prendado de ella. Se llevan bien pero sus intenciones son muy distintas. Ella no ve al chaval como un pretendiente y lo trata como el niño que es. En el corazón de la guapa esposa sólo hay espacio para el recuerdo de su marido luchando en Europa. Entonces llega la aciaga carta que comunica el fallecimiento en combate del marido. La esposa, ahora viuda, hundida en la tristeza decide acostarse con el chaval esa misma noche, con la carta todavía entre los dedos. ¿intenta a la desesperada olvidar su desamparo? ¿Lo hace para darle una alegría a él?. Me sigue pareciendo una reacción emocional muy difícil de creer.
15 de febrero de 2022
15 de febrero de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Nostálgica?. ¿Obra maestra?... ¿Entonces qué calificativo le cabe a "Matar a un ruiseñor" (1962)? Porque creo humildemente que esa es la gran película de Robert Mulligan, no "Summer of 42".
El argumento es un topicazo, mil veces repetido a lo largo de la historia del cine debido a que todo se reduce a la virginidad y a cómo deshacerse de ese mal que nos pesa en las espaldas. Y eso es lo único que ésta cinta tiene para ofrecer. Entiendo que es de 1971 pero ese mismo año, Mulligan también estrenó "The pursuit of happiness" que con su tono absolutamente naif tenía algo que contar, tocaba varios puntos y para la época era muy valiente. Cosa que no considero de "Verano del 42".
Lo que narra éste filme no le ocurrió al director, sino al guionista Herman Raucher, y sí, supongo que a muchos adolescentes alrededor del mundo. Parece que sólo se tiene sexo en verano... en invierno nadie le ve la cara a Dios.
El vestuario me retrotrajo a la década del '50, en los años '40 los jóvenes se vestían aún de manera más formal. De 1942 ésta película tiene a "Now Voyager" proyectándose en el cine y poco más. Es el típico guión que si funcionaba en taquilla se hacía una continuación. Eso lo pensé mientras la veía, entro a la web y veo que efectivamente hay otra. Está bien... lo hizo François Truffaut tras la emblemática "Los 400 golpes".
Sí, es "bonita" que no entrañable ni nostálgica, ni evocadora, ni obra maestra.
El argumento es un topicazo, mil veces repetido a lo largo de la historia del cine debido a que todo se reduce a la virginidad y a cómo deshacerse de ese mal que nos pesa en las espaldas. Y eso es lo único que ésta cinta tiene para ofrecer. Entiendo que es de 1971 pero ese mismo año, Mulligan también estrenó "The pursuit of happiness" que con su tono absolutamente naif tenía algo que contar, tocaba varios puntos y para la época era muy valiente. Cosa que no considero de "Verano del 42".
Lo que narra éste filme no le ocurrió al director, sino al guionista Herman Raucher, y sí, supongo que a muchos adolescentes alrededor del mundo. Parece que sólo se tiene sexo en verano... en invierno nadie le ve la cara a Dios.
El vestuario me retrotrajo a la década del '50, en los años '40 los jóvenes se vestían aún de manera más formal. De 1942 ésta película tiene a "Now Voyager" proyectándose en el cine y poco más. Es el típico guión que si funcionaba en taquilla se hacía una continuación. Eso lo pensé mientras la veía, entro a la web y veo que efectivamente hay otra. Está bien... lo hizo François Truffaut tras la emblemática "Los 400 golpes".
Sí, es "bonita" que no entrañable ni nostálgica, ni evocadora, ni obra maestra.
23 de junio de 2021
23 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchas películas de esta clase, donde un señor, que ahora es guionista o director, cuenta algún hecho de los primeros años de su adolescencia. Normalmente, la iniciación en el sexo, la miseria que vivió en esa época o cualquier otro hecho "traumático".
En esta peli de principios de los 70, cuenta la primera experiencia sexual de un chico de principios de los 40, es decir, que en los 70 tendría ya cuarentipico años. Lo único a destacar es la falta de información para un chaval de esa época, tanto en el sexo, como en la forma de tratar a una mujer.
También cuesta creer que una chica de treinta años se quede sola porque su marido se va a la guerra, viviendo retirada del pueblo, y que no haya ningún hombre revoloteándole alrededor.
En esta peli de principios de los 70, cuenta la primera experiencia sexual de un chico de principios de los 40, es decir, que en los 70 tendría ya cuarentipico años. Lo único a destacar es la falta de información para un chaval de esa época, tanto en el sexo, como en la forma de tratar a una mujer.
También cuesta creer que una chica de treinta años se quede sola porque su marido se va a la guerra, viviendo retirada del pueblo, y que no haya ningún hombre revoloteándole alrededor.
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