Holmes & Watson. Madrid Days
2012 

3.9
1,142
Intriga
Película inspirada en las novelas del escritor inglés Arthur Conan Doyle. El célebre detective Sherlock Holmes y su fiel compañero Watson viajan a Madrid para investigar unos crímenes que parecen estar relacionados con el mítico asesino Jack el Destripador. Severa denuncia de la corrupción que anida en todos los centros de poder. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2014
19 de abril de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Garci anunció que se retiraba del cine hace un par de meses.Un triste adiós es esta película mas que mala muy mala. Cansa, aburre hasta las ranas. ¿Alguien le ha dicho a Macarena Gómez que con ese atuendo se parece a Eduardo Casanova en Aída?. En fin lo único destacable es el vestuario que como siempre con la ayuda de Gil Parrondo se hace soportable. Pero nada parece real ni sincero ni cercano ni lejano no es nada. Muy triste este final muy triste.
20 de diciembre de 2019
20 de diciembre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me habían hablado horrores de este Holmes. Por proximidad, cercanía o afinidad, también de Watson. El pobre (pobre no sé, pero a lo que se ve, un Casanova de cuidado). Vista, tarde pero a veces la dicha no te sale rana, la visión, la particular visión que José Luis Garci reconstruye sobre una muy hipotética visita del detective privado que mora en el 221B de Baker Street, al Madrid del fin de siglo de Galdós y de cuando todavía Cuba, es cuando menos curiosa, graciosa pero también rimbombante. Para muchos, demasiado. Para muy pocos, perdonable.
Me incluyo en el segundo grupo.
Lo sé, me vais a mirar mal.
El estilo Garciano, tan reconocible como denostado, peca también en esta película de los Madrid Days de Watson y Sherlock. Su más pura expresión, al fin y al cabo. El mismo, sin ir más lejos, que el de El crack Cero, a día de hoy su última y convincente firma. En ese estilo basta escudarse para llamar aburrido a la puesta en escena, a la candidez de sus diálogos y a ciertas interpretaciones a las que se tilda de desfasadas o anacrónicas. Es decir, a Garci, según quién, desde finales del siglo XX, según quién desde finales del XIX.
Como bien podría decir alguno de los "célebres" cameos de colegas de tertulias Garcianas, niego la mayor.
No me parece tal. Injusto el vilipendio. Aceptado e indultado, acomodado si se quiere, Garci realiza ya obras de salón desde su particular sillón decimonónico. Sin sobresalto ninguno. Sin arriesgar. Si alguna vez lo hizo. Cada cual pertenece a su olivo. Nadie está libre de culpa. Haneke, Pedroooooo, el ejemplo que pongas. Y nuestro JLG (créditos a Juan Solo) es, ha sido siempre y será quien es y su circunstancia (lo progre es lo que le pierde a este país, Garci dixit).
Y respecto a Holmes, Watson y sus días de oso y madroño, pues es punto de vista diferente acerca del misterio Jack the Ripper y aledaños. Madison Square Garden, ministros postizos y amiguetes aparte. Que la veo sin prejuicios, entretiene a su manera y que este olmo no da peras, también hay que entenderlo. Que también se monta las películas, como David Lean. Y qué. Es lo que tiene la megalomanía congénita. Que nunca podrás curarte. Y menos de tus males.
Me incluyo en el segundo grupo.
Lo sé, me vais a mirar mal.
El estilo Garciano, tan reconocible como denostado, peca también en esta película de los Madrid Days de Watson y Sherlock. Su más pura expresión, al fin y al cabo. El mismo, sin ir más lejos, que el de El crack Cero, a día de hoy su última y convincente firma. En ese estilo basta escudarse para llamar aburrido a la puesta en escena, a la candidez de sus diálogos y a ciertas interpretaciones a las que se tilda de desfasadas o anacrónicas. Es decir, a Garci, según quién, desde finales del siglo XX, según quién desde finales del XIX.
Como bien podría decir alguno de los "célebres" cameos de colegas de tertulias Garcianas, niego la mayor.
No me parece tal. Injusto el vilipendio. Aceptado e indultado, acomodado si se quiere, Garci realiza ya obras de salón desde su particular sillón decimonónico. Sin sobresalto ninguno. Sin arriesgar. Si alguna vez lo hizo. Cada cual pertenece a su olivo. Nadie está libre de culpa. Haneke, Pedroooooo, el ejemplo que pongas. Y nuestro JLG (créditos a Juan Solo) es, ha sido siempre y será quien es y su circunstancia (lo progre es lo que le pierde a este país, Garci dixit).
Y respecto a Holmes, Watson y sus días de oso y madroño, pues es punto de vista diferente acerca del misterio Jack the Ripper y aledaños. Madison Square Garden, ministros postizos y amiguetes aparte. Que la veo sin prejuicios, entretiene a su manera y que este olmo no da peras, también hay que entenderlo. Que también se monta las películas, como David Lean. Y qué. Es lo que tiene la megalomanía congénita. Que nunca podrás curarte. Y menos de tus males.
19 de noviembre de 2021
19 de noviembre de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. El guión es malísimo. Es la típica historia que un chaval de instituto, que aún no ha salido, no ya de España, sino de su provincia, imaginaría para poder traer de alguna manera rocambolesca a Sherlock H. a la piel de toro, al Retiro, a ese Madrid del XIX que Iker Jiménez tanto reclama como decimonónico, como si tuviese el mismo aura del Londres victoriano o del París del Pernod y la Absenta de Baudelaire... y claro, ni de lejos.
2. Aún así, si traes a Sherlock y a Watson, procura actores británicos, porque al ser 2011 cuando se rueda la peli (se estrenará en 2012), puede haber algún iluminado de la vida que, escribiendo un guioncillo para cierta serie como por ejemplo "El Ministerio del Tiempo", de repente satura un capítulo sobre el nazismo, con alemanes que parecen de Almendralejo o Cantimpalo, morenos, agitanaos y con duende. Así que, el casting de Garci, pincha. También.
3. Tema cameos: si esto, según algunos que les va el rollo Génova, es gracioso,... entonces, por favor, hagan el siguiente ejercicio: cojan todos los ejemplares de El Mundo que tengan en su casa y tírenlos a la basura, porque en la contraportada, la columna de Paco (Umbral) "Los placeres y los días" tuvo y tiene momentos (porque la literatura está viva) desternillantes de verdad. Gallardón con barba, con perilla, o con bigote no la tiene: quizá vestido como el cantante de los Poison (un buen cardado, mallas de licra de estampado de leopardo, cinturón de balas...), sí.
4. Lugares: si Sherlock H. llegase a la España del XIX, se aburriría mortalmente. ¡Qué manía de sacarle de Baker Street! Coño, que Londres en aquella época era el centro del universo y el Madrid de Alfonso Twelve era un coñazo. Ahora bien, si coges a Sherlock, y te lo llevas a Barcelona a investigar a la Vampira del Carrer Ponent... pues mira, ahí quizá hubiese salido algo, no chulo, ni decente, pero, desde luego, no tan soporífero.
5. Predecible. Aburrida. Interpretaciones mal dirigidas. Dicción lamentable. Silencios que no pegan o que llegan cuando no deberían. Montaje "raro" -no quiero decir cutre-...
En fin, si leéis estas críticas antes de ver la peli, quedaos con el denominador común al 80%: es mala de cojones.
2. Aún así, si traes a Sherlock y a Watson, procura actores británicos, porque al ser 2011 cuando se rueda la peli (se estrenará en 2012), puede haber algún iluminado de la vida que, escribiendo un guioncillo para cierta serie como por ejemplo "El Ministerio del Tiempo", de repente satura un capítulo sobre el nazismo, con alemanes que parecen de Almendralejo o Cantimpalo, morenos, agitanaos y con duende. Así que, el casting de Garci, pincha. También.
3. Tema cameos: si esto, según algunos que les va el rollo Génova, es gracioso,... entonces, por favor, hagan el siguiente ejercicio: cojan todos los ejemplares de El Mundo que tengan en su casa y tírenlos a la basura, porque en la contraportada, la columna de Paco (Umbral) "Los placeres y los días" tuvo y tiene momentos (porque la literatura está viva) desternillantes de verdad. Gallardón con barba, con perilla, o con bigote no la tiene: quizá vestido como el cantante de los Poison (un buen cardado, mallas de licra de estampado de leopardo, cinturón de balas...), sí.
4. Lugares: si Sherlock H. llegase a la España del XIX, se aburriría mortalmente. ¡Qué manía de sacarle de Baker Street! Coño, que Londres en aquella época era el centro del universo y el Madrid de Alfonso Twelve era un coñazo. Ahora bien, si coges a Sherlock, y te lo llevas a Barcelona a investigar a la Vampira del Carrer Ponent... pues mira, ahí quizá hubiese salido algo, no chulo, ni decente, pero, desde luego, no tan soporífero.
5. Predecible. Aburrida. Interpretaciones mal dirigidas. Dicción lamentable. Silencios que no pegan o que llegan cuando no deberían. Montaje "raro" -no quiero decir cutre-...
En fin, si leéis estas críticas antes de ver la peli, quedaos con el denominador común al 80%: es mala de cojones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¡No sale Naranjito! Y mira que, con Holmes zumbando para España me esperaba algo así... un naranjito, un Villar de la RFEF vestido a lo Sagasta, pero con sus dos gorilas con gabardina detrás, un Juan M. Prada por ahí vestido de tuno... nada. Ni una gota de buen rollo. Todo polvo, viejuno, y ese tufillo que te daba el compi de instituto que se te acercaba un día diciendo "oye, que yo escribo: he escrito un relato de ciencia ficción..." y tú pensando "ya verás dónde va a terminar eso". Pues donde La SANA -Leblanc, Ozores, López Vázquez y Cía.-
8 de octubre de 2019
8 de octubre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película nace ante el afán de dos lectores de Conan Doyle, en este caso Jose Luis Garci y su amigo Eduardo Torres, de ofrecernos una nueva aventura de Holmes en un escenario no menos inhóspito para un inglés que los páramos escoceses: el Madrid de finales del siglo XIX.
Esta es la idea e intención principal de la película: traer a Holmes a España y hacer que visite el Madrid de la época y se encuentre con los personajes que por allí pululaban, una fascinación por el siglo XIX español y su literatura.
Para todos los que repiten una y otra vez los mismos defectos y criticas, ya Garci explicó que en su versión quería alejarse de la visión encumbrada por el cine que presenta al detective con el gorrito deerstalker y la capa inverness, cachimba en boca y lupa en mano. Y de las versiones recientes en las que poco menos Holmes es una experimentado luchador kickboxer. Esta es una película que respira, que no tiene prisa. Es una película que reflexiona, que pasea en lugar de correr. Muy necesaria en un tiempo que el cine confunde el ritmo con la prisa. Y es una película llena de referencias culturales, cosa que se agrade mucho porque es como un oasis en medio de una marabunta de cine comercial, con guiones planos con nulas referencias culturales y de humor absurdo.
Aquí se trata de un Sherlock Holmes ya maduro, un tanto melancólico, al que parece que los años dedicados a luchar contra el crimen parecen haberle dejado huella, al no vivir más que parea ejercitar su “superpoder”: su capacidad de observación y deducción.
Como no podía ser de otra manera, le acompaña en su viaje el Dr. Watson, quien siempre a tenido fama de ser un poco Don Juan, y que, a pesar de haberse casado con Mary Morstan, la rica heredera que conoció en “El signo de los cuatro”, no va a dejar de aprovechar la visita a España para echar una canita al aire. Y es que la relación de los protagonistas con las mujeres es uno de los ejes de la película. Así como para Holmes lo es el personaje de Irene Adler, cantante de ópera, amante de reyes y el único intelecto que Holmes ha llegado a reconocer como “su rival”.
La acción arranca con unos horribles asesinatos que se están cometiendo en los barrios bajos de Madrid, lo que atrae a Sherlock Holmes, que cree que tras ellos puede estar el mismo monstruo que atacó en Whitechapel: Jack el destripador. Con este McGuffin nos llega lo mejor de la película, que es ver al mítico Holmes pasearse por rincones de Madrid que ya estaban allí en el siglo XIX y que aún perduran: los callejones del Barrio de los Austrias, el Casino de Madrid, el Palacio de cristal del parque del Retiro, los Baños árabes, la parada en el restaurante Lhardy para degustar su legendario cocido madrileño…
Impresionante en esta película es el trabajo del oscarizado decorador Gil Parrondo, que recrea con gran acierto los escenarios decimonónicos y con gran efectividad para tratarse de una película sin presupuestos estratosféricos. Otros, con más, hacen mucho menos.
Muy entrañable son los encuentros de Holmes con personajes españoles de la época, con Albéniz, que aquí lo interpreta su sobrino nieto Alberto Ruiz. Con Benito Pérez Galdós, donde entablaran una de las mejores reflexiones sobre la vida y la misma condición humana.
Esta película también tiene mucho de cine negro porque, como dice Holmes, el mal es el motor de la historia. Por eso la conclusión del caso es muy similar a las tesis mantenidas en “El crack”, en la que las tramas político-económicas de unos especuladores inmobiliarios juegan un papel fundamental. Algo que sigue siendo de una tremenda y angustiosa actualidad.
Este Holmes & Watson, Madrid days, en palabras del mismo director huele “a café, a Cafés cantantes, a los granos de café cuando los triturabas en el molinillo; a Music-Hall y a fin de siglo; a sifón y a pan de Viena; a hoteles muy alfombrados y de muebles macizos; a misterio de folletín; a vida inglesa y a la calle Toledo de Madrid, tan llena de luz; a banquetes de homenajes al tabaco de esos cabarets con niebla de madrugada; a camerinos y a estación de ferrocarril; a libros de lance y chimeneas; y también huele a amor y amistad”.
Esta es la idea e intención principal de la película: traer a Holmes a España y hacer que visite el Madrid de la época y se encuentre con los personajes que por allí pululaban, una fascinación por el siglo XIX español y su literatura.
Para todos los que repiten una y otra vez los mismos defectos y criticas, ya Garci explicó que en su versión quería alejarse de la visión encumbrada por el cine que presenta al detective con el gorrito deerstalker y la capa inverness, cachimba en boca y lupa en mano. Y de las versiones recientes en las que poco menos Holmes es una experimentado luchador kickboxer. Esta es una película que respira, que no tiene prisa. Es una película que reflexiona, que pasea en lugar de correr. Muy necesaria en un tiempo que el cine confunde el ritmo con la prisa. Y es una película llena de referencias culturales, cosa que se agrade mucho porque es como un oasis en medio de una marabunta de cine comercial, con guiones planos con nulas referencias culturales y de humor absurdo.
Aquí se trata de un Sherlock Holmes ya maduro, un tanto melancólico, al que parece que los años dedicados a luchar contra el crimen parecen haberle dejado huella, al no vivir más que parea ejercitar su “superpoder”: su capacidad de observación y deducción.
Como no podía ser de otra manera, le acompaña en su viaje el Dr. Watson, quien siempre a tenido fama de ser un poco Don Juan, y que, a pesar de haberse casado con Mary Morstan, la rica heredera que conoció en “El signo de los cuatro”, no va a dejar de aprovechar la visita a España para echar una canita al aire. Y es que la relación de los protagonistas con las mujeres es uno de los ejes de la película. Así como para Holmes lo es el personaje de Irene Adler, cantante de ópera, amante de reyes y el único intelecto que Holmes ha llegado a reconocer como “su rival”.
La acción arranca con unos horribles asesinatos que se están cometiendo en los barrios bajos de Madrid, lo que atrae a Sherlock Holmes, que cree que tras ellos puede estar el mismo monstruo que atacó en Whitechapel: Jack el destripador. Con este McGuffin nos llega lo mejor de la película, que es ver al mítico Holmes pasearse por rincones de Madrid que ya estaban allí en el siglo XIX y que aún perduran: los callejones del Barrio de los Austrias, el Casino de Madrid, el Palacio de cristal del parque del Retiro, los Baños árabes, la parada en el restaurante Lhardy para degustar su legendario cocido madrileño…
Impresionante en esta película es el trabajo del oscarizado decorador Gil Parrondo, que recrea con gran acierto los escenarios decimonónicos y con gran efectividad para tratarse de una película sin presupuestos estratosféricos. Otros, con más, hacen mucho menos.
Muy entrañable son los encuentros de Holmes con personajes españoles de la época, con Albéniz, que aquí lo interpreta su sobrino nieto Alberto Ruiz. Con Benito Pérez Galdós, donde entablaran una de las mejores reflexiones sobre la vida y la misma condición humana.
Esta película también tiene mucho de cine negro porque, como dice Holmes, el mal es el motor de la historia. Por eso la conclusión del caso es muy similar a las tesis mantenidas en “El crack”, en la que las tramas político-económicas de unos especuladores inmobiliarios juegan un papel fundamental. Algo que sigue siendo de una tremenda y angustiosa actualidad.
Este Holmes & Watson, Madrid days, en palabras del mismo director huele “a café, a Cafés cantantes, a los granos de café cuando los triturabas en el molinillo; a Music-Hall y a fin de siglo; a sifón y a pan de Viena; a hoteles muy alfombrados y de muebles macizos; a misterio de folletín; a vida inglesa y a la calle Toledo de Madrid, tan llena de luz; a banquetes de homenajes al tabaco de esos cabarets con niebla de madrugada; a camerinos y a estación de ferrocarril; a libros de lance y chimeneas; y también huele a amor y amistad”.
30 de noviembre de 2019
30 de noviembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película lenta, guion inexistente, interpretaciones insulsas, ¿dirección?. ¿Para cuando subtítulos en español en las películas españolas?. Aunque no exista guion nos gustaría enterarnos de los diálogos. Por sorprendente que parezca a la única persona que se le entienden todos los diálogos es a la actriz que habla con acento argentino.
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