Holmes & Watson. Madrid Days
2012 

3.9
1,142
Intriga
Película inspirada en las novelas del escritor inglés Arthur Conan Doyle. El célebre detective Sherlock Holmes y su fiel compañero Watson viajan a Madrid para investigar unos crímenes que parecen estar relacionados con el mítico asesino Jack el Destripador. Severa denuncia de la corrupción que anida en todos los centros de poder. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2013
28 de junio de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
H. & W. produce un cierto desconcierto en el espectador. De entrada, invoca en vano el nombre de dos personajes conocidos y hasta populares, cuyo perfiles y actuaciones se ha estereotipado hasta un punto que no resulta posible el prescindir o modificar, más o menos gratuitamente, esa imagen sin que se desconcierte al espectador. Éste, inducido por el título de la película, se sienta a ver las aventuras de un detective y se encuentra con otra cosa.
Por descontado, un director como Garci, con su personalidad y experiencia es muy libre de rodar una película que desconcierte, pero debe ser consciente de que con ello se expone a un rechazo más o menos generalizado. Con ello se le abre la vía del peculiar concepto que son las películas de culto, donde conviven un rechazo amplio con un fervor extremado, pero más reducido. En todo caso es únicamente esta minoría, y no el propio realizador, quien determina la inclusión en la película como de culto.
Lo que sería un argumento versado sobre las aventuras corridas por un investigador criminal en compañía de su limitado compañero al que debe ir explicando todo, se sustituye por otro donde la investigación y la aventura desparecen y son sustituidas por reflexiones más o menos profundas realizadas en un cuadro costumbrista decimonónico. La recreación de ese ambiente madrileño quizá sea una de las partes más atractivas de la película, aunque choque la aparente aceptación del mismo por un espíritu tan británico como el de Holmes. Hasta que se comprueba que es realmente Garci quien habla por boca de Holmes. Holmes, probablemente está aún en Baker Street.
Los diálogos de Holmes con unos y con otros, así como disertaciones como la de Galdós, no hacen sino reflejar pensamientos de Garci expresado por medio de las ideas suscitadas por la realidad española en una mente anglosajona. Pensamientos en los que se ven mezclados el entusiasmo por lo español y el pesimismo ante lo español.
Todo, que es nada, transcurre entre un exceso de diálogos escasamente conectados con las incidencias de la historia y una serie de escarceos sentimentales que contribuyen al desconcierto sumando personajes intrascendentes. Al final queda como meollo y sentido de la película la crítica al poder rodeado de crimen, corrupción y ocultación. Y en ese momento, parece desprenderse de su encuadramiento histórico hasta insertarse en la actualidad más rabiosa. Jack el destripador sigue aquí y en todas las partes. La película termina siendo un grito, aunque muchos no lo oigan.
Como puede advertirse de todo ello, el contenido que pretende transmitir la película es excesivo para el soporte que supone la película. Está correctamente realizada y refleja el saber hacer del director y de los intérpretes. Pero la gente ha ido guiada por la invocación de Holmes y Watson a ver una película solamente y se encuentra con otra cosa.
Por descontado, un director como Garci, con su personalidad y experiencia es muy libre de rodar una película que desconcierte, pero debe ser consciente de que con ello se expone a un rechazo más o menos generalizado. Con ello se le abre la vía del peculiar concepto que son las películas de culto, donde conviven un rechazo amplio con un fervor extremado, pero más reducido. En todo caso es únicamente esta minoría, y no el propio realizador, quien determina la inclusión en la película como de culto.
Lo que sería un argumento versado sobre las aventuras corridas por un investigador criminal en compañía de su limitado compañero al que debe ir explicando todo, se sustituye por otro donde la investigación y la aventura desparecen y son sustituidas por reflexiones más o menos profundas realizadas en un cuadro costumbrista decimonónico. La recreación de ese ambiente madrileño quizá sea una de las partes más atractivas de la película, aunque choque la aparente aceptación del mismo por un espíritu tan británico como el de Holmes. Hasta que se comprueba que es realmente Garci quien habla por boca de Holmes. Holmes, probablemente está aún en Baker Street.
Los diálogos de Holmes con unos y con otros, así como disertaciones como la de Galdós, no hacen sino reflejar pensamientos de Garci expresado por medio de las ideas suscitadas por la realidad española en una mente anglosajona. Pensamientos en los que se ven mezclados el entusiasmo por lo español y el pesimismo ante lo español.
Todo, que es nada, transcurre entre un exceso de diálogos escasamente conectados con las incidencias de la historia y una serie de escarceos sentimentales que contribuyen al desconcierto sumando personajes intrascendentes. Al final queda como meollo y sentido de la película la crítica al poder rodeado de crimen, corrupción y ocultación. Y en ese momento, parece desprenderse de su encuadramiento histórico hasta insertarse en la actualidad más rabiosa. Jack el destripador sigue aquí y en todas las partes. La película termina siendo un grito, aunque muchos no lo oigan.
Como puede advertirse de todo ello, el contenido que pretende transmitir la película es excesivo para el soporte que supone la película. Está correctamente realizada y refleja el saber hacer del director y de los intérpretes. Pero la gente ha ido guiada por la invocación de Holmes y Watson a ver una película solamente y se encuentra con otra cosa.
16 de septiembre de 2012
16 de septiembre de 2012
17 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Holmes y Watson es un film que a nadie dejará indiferente. Se le presuponen 2 adjetivos, y a fe cierta que lo son: es lenta y soporífera.
El argumento se cae por su propio peso, las escenas se meten con calzador y la trama no conduce a nada. No es un quiero y no puedo, es un puedo y no me da la gana.
Los personajes son una absoluta parodia. Aunque Gary Piquer tiene su punto simpático. Hay cameos de Luis Pipero y Gistau. Ah, y de uno de Telemadrid, Víctor Arribas creo que se llama.
Los diálogos son un esperpento, y la mitad de la escenas, prescindibles. Al menos te ayuda a descubrir el Madrid más castizo.
Pero no podemos negarlo, es un canto al cine.
Y me he jartao a reír.
El argumento se cae por su propio peso, las escenas se meten con calzador y la trama no conduce a nada. No es un quiero y no puedo, es un puedo y no me da la gana.
Los personajes son una absoluta parodia. Aunque Gary Piquer tiene su punto simpático. Hay cameos de Luis Pipero y Gistau. Ah, y de uno de Telemadrid, Víctor Arribas creo que se llama.
Los diálogos son un esperpento, y la mitad de la escenas, prescindibles. Al menos te ayuda a descubrir el Madrid más castizo.
Pero no podemos negarlo, es un canto al cine.
Y me he jartao a reír.
19 de septiembre de 2012
19 de septiembre de 2012
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
"En el 221b de Baker Street, la señora Hudson hace ver a un Sherlock Holmes apático que ya no toca el violín desde hace meses y que, intuye, está dándole vueltas a un nuevo caso."
Quien espere otro de los grandes casos del detective consultor tras leer este prometedor principio, lamento decirle que se equivoca y mucho.
J.L. Garci nos trae un Holmes torpe sin quererlo, que intenta unir los cabos sueltos tras los crímenes de Jack el destripador y… ¡Oh, destino curioso! Esto le lleva a Madrid. Bien, va a usar sus dotes y va a reunir pistas… pero… ¡Eh, que se olvida de ellas y de paso, del misterio en sí! ¿Y por qué le invitan a todas las fiestas si solo es un detective inglés al que poco o nada le gustan las multitudes y las distracciones, y no un embajador? ¿Por qué se dedica a conocer a Galdós y se olvida del asesino de mujeres?
Y todo esto, viendo como el ritmo es más que lento y el desconcierto hace que no entiendas nada de lo que te cuentan con escenas deshilachadas e inconexas.
En resumen, si desea un buen Sherlock Holmes y un Watson que le merezca, le invito, lo primero, a leer la obra de Conan Doyle, y a continuación, a ver las películas de Wilde o de la BBC con el increíble Peter Cushing y el magistral Jeremy Brett o, incluso, a ver la innovadora "Sherlock", pero, por favor, no se moleste en ver esta película.
Quien espere otro de los grandes casos del detective consultor tras leer este prometedor principio, lamento decirle que se equivoca y mucho.
J.L. Garci nos trae un Holmes torpe sin quererlo, que intenta unir los cabos sueltos tras los crímenes de Jack el destripador y… ¡Oh, destino curioso! Esto le lleva a Madrid. Bien, va a usar sus dotes y va a reunir pistas… pero… ¡Eh, que se olvida de ellas y de paso, del misterio en sí! ¿Y por qué le invitan a todas las fiestas si solo es un detective inglés al que poco o nada le gustan las multitudes y las distracciones, y no un embajador? ¿Por qué se dedica a conocer a Galdós y se olvida del asesino de mujeres?
Y todo esto, viendo como el ritmo es más que lento y el desconcierto hace que no entiendas nada de lo que te cuentan con escenas deshilachadas e inconexas.
En resumen, si desea un buen Sherlock Holmes y un Watson que le merezca, le invito, lo primero, a leer la obra de Conan Doyle, y a continuación, a ver las películas de Wilde o de la BBC con el increíble Peter Cushing y el magistral Jeremy Brett o, incluso, a ver la innovadora "Sherlock", pero, por favor, no se moleste en ver esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De verdad, con lo inglés que John Watson es... ¿Se apasiona de ese modo con el cocido y los toros? ¿Y Sherlock Holmes regala una mantilla a Irene Adler? ¡Por favor!
25 de septiembre de 2015
25 de septiembre de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
156/11(15/09/15) Fallida última obra de José Luis Garci, un realizador de los que provoca filias y fobias, yo en encuentro entre los primeros, me gusta su estilo de cine atemporal, añejo, clásico, pero en esta cinta me es imposible defenderla. Una revisión castiza de los icónicos Holmes y Watson despojada de cualquier atisbo de ritmo, de fuerza, de calado, es un film sin alma, lento, espeso, pretencioso, adolece de una falta de ritmo alarmante, hay unos afamados detectives, pues uno espera una investigación, espera el arte de la deducción holmesiano, pues nada, esta popular pareja se pasa el tiempo entre restaurantes, cabarets y saraos varios, en medio de diálogos pomposos, de los que desconectas y miras el reloj. Sumerge a los protagonistas en uno de sus mantras cinematográficos, Madrid, lo mostró en su cine negro “El crack”, lo exhibió en la post-guerra civil en “Tiovivo c.1950”, nos lo enseñó en la mítica fecha del 2 de mayo en “Sangre de mayo”, aquí expone el de finales de SXIX, pero es una ciudad en su mayoría de interiores, solo destaca en los exteriores el parque del Retito y su Casa de Cristal. Al parecer en 1998, paseaban juntos Eduardo Torres-Dulce y José Luis Garci por la calle Génova de Madrid, y se les ocurrió la idea del choque de culturas que supondría traer a Sherlock Holmes a la España de Pío Baroja o Benito Pérez Galdós, el «Macguffin» sería que Jack el Destripador quizás esté cometiendo crímenes en Madrid, esta idea sobre el papel resulta atractiva, pues cual prestidigitadores los guionistas Andrea Tenuta (esposa de Garci), María Sanromán, y el propio director consigue cercenárselo, nos deslizan por un universo de personajes acartonados, cargantes, que se expresan de modo artificiosos, resabiado, intentando trascender y lo que provocan es hastío.
El espectador que espere intriga, misterio, suspense, se llevará un chasco infinito, pues la historia carece de todo esto, convirtiéndose la película en una sucesión de set pieces, que discurren sin ingenio, ni chispa, ni frescura, oliendo peligrosamente a rancio, en un devenir que avanza hacia la nada, terminando por hacer una letanía su metraje excesivo para lo poco (es decir mucho) que cuenta. Garci nos habla de los peligros del progreso, de lo que arrastra la rapidez del futuro, de la podredumbre moral, de la corrupción del poder, de la individualidad como forma de libertad, y más temas tratados de forma desangelada y superficial, y es que no funciona ni como thriller policiaco, ni como fresco cultural de época.
Garci realiza un tipo de cine reflexivo, pausado, introspectivo, pero a pesar de esto ha habido films suyos como “El crack” que ha sabido imprimirle personalidad y ramalazos de nervio inteligente, pero aquí esto está ausente, estos protagonistas quedan reducidos a meros bustos parlanchines con mucha verborrea petulante, donde lo único que parece importarle a Garci es que veamos el Madrid decimonónico, todo lo demás es una excusa baldía, una presunta caza detectivesca del asesino más famoso de la historia se torna en algo naif, donde termina por no importar ni quien, ni porque. Garci intenta hacer más humanos a los detectives londinenses, con mas labia filosófica, y lo que consigue es desvirtuarlos, a Conan Doyle le hubiera molestado y mucho esta revisión plúmbea de sus iconos. Hay una ristra de diálogos que van de lo absurdo a lo risible, hablando de perros policías, del jamón, de las porras, de los toros, del cocido, del flamenco, llegando a dar vergüenza ajena, se suman unos decorados del gran Gil Parrondo que aquí cantan son propios de teatro, quizás para no desentonar con ese aire dormido de la acción.
La historia se mueve a trompicones, en medio de charlas fatuas, con un hilo conductor con el que arranca y que se pierde por el camino, con algunos affaires amorosos chirriantes, llega a tomarse en serio a si misma de modo sonrojante, con cameos surrealista (ridículos), como el de Alberto Ruiz-Gallardón con esa barba seguro comprada en los chinos, pues no puede cantar más, está bien que Gallardón pidiera a Garci interpretar a su tío abuelo Isaac Albéniz, pero porque Garci lo deja cual payaso?
Otro dato a destacar por lo que cruje es el manejo que tiene Garci del manejo del inglés para los detectives, salva esta barrera idiomática cuando llegan a España de modo chusco, de vez en cuando y sin venir a cuento remarcan algunas palabras en inglés, destacando por lo estridente cuando pronuncian un nombre en la lengua shakesperiana, esto llega a molestar pues se nota impostado, desvía de mala manera la atención.
La puesta en escena como ya he comentado rezuma un marcado tono teatral, decorados bonitos pero cantan son de cartón piedra, el rodaje ha sido en los exteriores escasos de Alcalá de Henares, en El Retiro, el barrio de los Austrias y el Barrio de las Letras de Madrid, y en los interiores en los baños de Medina Mayrit de Madrid y en los estudios de Telemadrid, Garci firma el montaje y lo hace del modo más cansino, no lo siguiente, con una de sus marcas, los fundidos y encadenados de escenas a fotos antiguas a modo de reforzar la ambientación, recurso claramente traído gracias a su escaso presupuesto, esta falta se nota. Se agradece la música que se oye de Isaac Albeniz. (sigue en spoiler)
El espectador que espere intriga, misterio, suspense, se llevará un chasco infinito, pues la historia carece de todo esto, convirtiéndose la película en una sucesión de set pieces, que discurren sin ingenio, ni chispa, ni frescura, oliendo peligrosamente a rancio, en un devenir que avanza hacia la nada, terminando por hacer una letanía su metraje excesivo para lo poco (es decir mucho) que cuenta. Garci nos habla de los peligros del progreso, de lo que arrastra la rapidez del futuro, de la podredumbre moral, de la corrupción del poder, de la individualidad como forma de libertad, y más temas tratados de forma desangelada y superficial, y es que no funciona ni como thriller policiaco, ni como fresco cultural de época.
Garci realiza un tipo de cine reflexivo, pausado, introspectivo, pero a pesar de esto ha habido films suyos como “El crack” que ha sabido imprimirle personalidad y ramalazos de nervio inteligente, pero aquí esto está ausente, estos protagonistas quedan reducidos a meros bustos parlanchines con mucha verborrea petulante, donde lo único que parece importarle a Garci es que veamos el Madrid decimonónico, todo lo demás es una excusa baldía, una presunta caza detectivesca del asesino más famoso de la historia se torna en algo naif, donde termina por no importar ni quien, ni porque. Garci intenta hacer más humanos a los detectives londinenses, con mas labia filosófica, y lo que consigue es desvirtuarlos, a Conan Doyle le hubiera molestado y mucho esta revisión plúmbea de sus iconos. Hay una ristra de diálogos que van de lo absurdo a lo risible, hablando de perros policías, del jamón, de las porras, de los toros, del cocido, del flamenco, llegando a dar vergüenza ajena, se suman unos decorados del gran Gil Parrondo que aquí cantan son propios de teatro, quizás para no desentonar con ese aire dormido de la acción.
La historia se mueve a trompicones, en medio de charlas fatuas, con un hilo conductor con el que arranca y que se pierde por el camino, con algunos affaires amorosos chirriantes, llega a tomarse en serio a si misma de modo sonrojante, con cameos surrealista (ridículos), como el de Alberto Ruiz-Gallardón con esa barba seguro comprada en los chinos, pues no puede cantar más, está bien que Gallardón pidiera a Garci interpretar a su tío abuelo Isaac Albéniz, pero porque Garci lo deja cual payaso?
Otro dato a destacar por lo que cruje es el manejo que tiene Garci del manejo del inglés para los detectives, salva esta barrera idiomática cuando llegan a España de modo chusco, de vez en cuando y sin venir a cuento remarcan algunas palabras en inglés, destacando por lo estridente cuando pronuncian un nombre en la lengua shakesperiana, esto llega a molestar pues se nota impostado, desvía de mala manera la atención.
La puesta en escena como ya he comentado rezuma un marcado tono teatral, decorados bonitos pero cantan son de cartón piedra, el rodaje ha sido en los exteriores escasos de Alcalá de Henares, en El Retiro, el barrio de los Austrias y el Barrio de las Letras de Madrid, y en los interiores en los baños de Medina Mayrit de Madrid y en los estudios de Telemadrid, Garci firma el montaje y lo hace del modo más cansino, no lo siguiente, con una de sus marcas, los fundidos y encadenados de escenas a fotos antiguas a modo de reforzar la ambientación, recurso claramente traído gracias a su escaso presupuesto, esta falta se nota. Se agradece la música que se oye de Isaac Albeniz. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los actores resultan maniqueamente tiesos, empezando por Gary Piquer como Holmes, más estirado que la Torre Eiffel, que parece no tener teorías deductivas, sino más bien un sexto sentido paranormal que le llevan a saber las cosas sin que sepamos cómo ha llegado a tal o cual conclusión, penoso. José Luís García Pérez como Watson queda desdibujado, un mujeriego empedernido, sin química alguna con Holmes. Se salvan de la quema Enrique Villén con su comisario Enrique Valcárcel, le imprime carácter, e intenta insuflarle vida, el otro es un carismático manuel Tejada, como el empresario siniestro marqués de Simancas, muy bueno en su rol sibilino, se le debería haber sacado más provecho, quizás en un mayor duelo con Holmes, y no cerrado todo a esa reunión en los baños turcos entre los dos que sin saber cómo ya Holmes lo sabe todo. Personajes curiosos son el ya mencionado Ruiz Gallardón, o a otro político como Inocencio Arias en el rol de Ministro corrupto de Fomento, junto a Carlos Hipólito encarnado a Benito Pérez Galdós, pero lo que me ha hecho gracias el personaje de la Sra. Hudson, ama de llaves deHolmes, a la que solo oímos sin ver, recuerda a la Sra. Wolowitz de la serie de humor “Big Bang Theory”, a la que a nunca veremos, pero siempre la escucharemos gritar de modo jocoso.
Momentos recordables: La sensible cita de Borges sobre Sherlock Holmes que aparece sobreimpresionada al inicio; La frase resumen de Holmes del film, atemporal y universal <El mal es el motor de nuestro tiempo. Quizá el de todo los tiempos... Es el (impersonal) progreso>.
Decepcionante film de Garci, me negaba a dar veracidad a las malas críticas que había leído sobre el film, pero mi gozo en un pozo. Al parecer será su última dirección, mal broche final para una filmografía más que apreciable, contando además con el primer Oscar de nuestra historia patria. Fuerza y honor!!!
Momentos recordables: La sensible cita de Borges sobre Sherlock Holmes que aparece sobreimpresionada al inicio; La frase resumen de Holmes del film, atemporal y universal <El mal es el motor de nuestro tiempo. Quizá el de todo los tiempos... Es el (impersonal) progreso>.
Decepcionante film de Garci, me negaba a dar veracidad a las malas críticas que había leído sobre el film, pero mi gozo en un pozo. Al parecer será su última dirección, mal broche final para una filmografía más que apreciable, contando además con el primer Oscar de nuestra historia patria. Fuerza y honor!!!
31 de agosto de 2020
31 de agosto de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El personaje de Sherlock Holmes ha sido llevado al cine a lo largo de los tiempos en innumerables ocasiones con mayor o menor éxito: desde el genial y mítico Buster Keaton pasando por clásicos como Billy Wilder o Hayao Miyazaki hasta las torpes modernuras de Guy Ritchie. Pero el Holmes de Garci juega en otra liga. Otra división. Otra competición. Y no precisamente de élite. No están claras las pretensiones de Joselu con esta película pues si hay crítica a algo es a modo de parche y por desconexión de la historia principal. Entonces, ¿cuál es la historia principal? Pues ahí está el verdadero problema mi querido Watson. Holmes y el otro viajan hasta Madrid debido a que una especie de sentido arácnido a lo Spiderman que Sherlock descubre que tiene le hace ver asesinatos en calles que no conoce de Madrid. Efectivamente en la capital española se están cometiendo una serie de crímenes a mujeres a altas horas de la madrugada y vienen aquí los dos amigos a tratar de resolver el caso. Lo curioso es que la investigación se centra en asistir a charlas, a locales de variedades, a buenos banquetes, a visitar a algún médico o autoridad policial, relajarse en unos baños árabes, hablar de toros, pasear por El Retiro y descubrir el cocido y las porras. Y con sus santos cojonazos se vuelven a Londres tras…1
Sherlock Holmes anda por ahí haciendo reflexiones particulares pero tanto el personaje como el actor y luego la persona terminan por dar pena. Y lo de Watson es ya sobrepasar el límite de lo ridículo y absurdo. No hace ni dice absolutamente nada de nada. Es tentado por el diablo en forma de Manuela Velasco y éste se ve en un aprieto emocional. Lógico y normal cuando en tu casa de Londres quien te espera es Leticia Dolera. Lo de Gallardón es una tontá y Macarena Gómez es un museo de arte moderno: mala y sin sentido. Ya solo quedaba el cameo de la Cayetana para completar un reparto a la altura de The Irishman de Scorsese. Se salvan Enrique Villén, Carlos Hipólito y Juan Muñoz. Por cierto, señor J. L., la cagada de hablar inglés y español es de proporciones bíblicas. Para estar preocupados de si se denfenderán en español tras su llegada a Madrid, hablan en español en la intimidad de sus hogares en Londres al estilo de Aznar y el catalán y leen Fortunata y Jacinta sin traducción. Esto hace que la charla en spanglish entre Holmes, Watson y Josito en el Bagatelle hagan aflorar pensamientos homicidas entre la población gibraltareña.
Llegados a este punto y siendo lo más curioso de todo es que la película se deja ver. Hay películas lentas como Barry Lyndon de Stanley Kubrick que son una gozada u otras más planas como Fear X de Nicolas Winding Refn que son todo un acierto y hacen demostrar que estas características por sí solas no constituyen problema alguno. Pero en el caso de Madrid Days resulta ser una película muy lenta, terriblemente plana, con un montaje que parece haber estado en manos de becariosssh y con un ritmo acorde a las posibilidades de Ramón Sampedro. Pero insisto, tampoco es el excremento que se dice que es.
Sherlock Holmes anda por ahí haciendo reflexiones particulares pero tanto el personaje como el actor y luego la persona terminan por dar pena. Y lo de Watson es ya sobrepasar el límite de lo ridículo y absurdo. No hace ni dice absolutamente nada de nada. Es tentado por el diablo en forma de Manuela Velasco y éste se ve en un aprieto emocional. Lógico y normal cuando en tu casa de Londres quien te espera es Leticia Dolera. Lo de Gallardón es una tontá y Macarena Gómez es un museo de arte moderno: mala y sin sentido. Ya solo quedaba el cameo de la Cayetana para completar un reparto a la altura de The Irishman de Scorsese. Se salvan Enrique Villén, Carlos Hipólito y Juan Muñoz. Por cierto, señor J. L., la cagada de hablar inglés y español es de proporciones bíblicas. Para estar preocupados de si se denfenderán en español tras su llegada a Madrid, hablan en español en la intimidad de sus hogares en Londres al estilo de Aznar y el catalán y leen Fortunata y Jacinta sin traducción. Esto hace que la charla en spanglish entre Holmes, Watson y Josito en el Bagatelle hagan aflorar pensamientos homicidas entre la población gibraltareña.
Llegados a este punto y siendo lo más curioso de todo es que la película se deja ver. Hay películas lentas como Barry Lyndon de Stanley Kubrick que son una gozada u otras más planas como Fear X de Nicolas Winding Refn que son todo un acierto y hacen demostrar que estas características por sí solas no constituyen problema alguno. Pero en el caso de Madrid Days resulta ser una película muy lenta, terriblemente plana, con un montaje que parece haber estado en manos de becariosssh y con un ritmo acorde a las posibilidades de Ramón Sampedro. Pero insisto, tampoco es el excremento que se dice que es.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1…no haber resuelto una puta mierda.
Todos con el dá.
Todos con el dá.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here