La chispa de la vida
2011 

5.5
10,935
Drama. Comedia
Roberto (José Mota) es un publicista en paro que alcanzó el éxito cuando se le ocurrió un famoso eslogan: "Coca-Cola, la chispa de la vida". Ahora es un hombre desesperado que, intentando recordar los días felices, regresa al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer (Salma Hayek). Sin embargo, en lugar del hotel, lo que encuentra es un museo levantado en torno al teatro romano de la ciudad. Mientras pasea por las ruinas, sufre un ... [+]
27 de enero de 2012
27 de enero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una buena película, quizás un poco irregular, pero tiene poderío visual y ese tono amarillento que enaltece aún más la macedonia de sentimientos que intenta magistralmente transmitir. Te hace reír, te hace llorar, te hace sentir que algo te atraviesa el cerebro y con grandes momentos que se esculpen en la retina, una interesante crítica social llevada al extremo por personajes sin medias tintas y un José Mota que realmente sorprende.
18 de octubre de 2012
18 de octubre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me llama la atención la nota media de la mayoría de las películas de Álex de la Iglesia. Me parece que, al menos, se le debería reconocer su buen hacer con la imagen y ese universo tan personal.
'La chispa de la vida' no es, ni de lejos, un film redondo. Se me hizo un pelín larga y su ritmo sufre de altibajos. No obstante, es una historia sincera, me transmiten verdad sus personajes principales y eso ya es mucho hoy día. José Mota y Salma Hayek están conmovedores. Me sentí un poco identificada con ese pesimismo de Roberto (el personaje de Mota), ese aire de estar vencido en una sociedad que, en la mayoría de los casos, solo premia a los pelotas y se olvida de miles de personas válidas. Hayek es su contrapunto, es el motor que impulsa para no desfallecer ante el desempleo y las injusticias diarias.El resto de actores también cumplen excepto un Fernando Tejero que tenía el que, probablemente, era el personaje más jugoso pero al que consigue convertir en una caricatura.
Si buscan una comedia no se paren a ver 'La chispa de la vida', si por el contrario tienen mucha mala leche acumulada en el cuerpo con políticos, banqueros y trepas en general, sí, este es su relato.
'La chispa de la vida' no es, ni de lejos, un film redondo. Se me hizo un pelín larga y su ritmo sufre de altibajos. No obstante, es una historia sincera, me transmiten verdad sus personajes principales y eso ya es mucho hoy día. José Mota y Salma Hayek están conmovedores. Me sentí un poco identificada con ese pesimismo de Roberto (el personaje de Mota), ese aire de estar vencido en una sociedad que, en la mayoría de los casos, solo premia a los pelotas y se olvida de miles de personas válidas. Hayek es su contrapunto, es el motor que impulsa para no desfallecer ante el desempleo y las injusticias diarias.El resto de actores también cumplen excepto un Fernando Tejero que tenía el que, probablemente, era el personaje más jugoso pero al que consigue convertir en una caricatura.
Si buscan una comedia no se paren a ver 'La chispa de la vida', si por el contrario tienen mucha mala leche acumulada en el cuerpo con políticos, banqueros y trepas en general, sí, este es su relato.
11 de diciembre de 2012
11 de diciembre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una crítica mordaz e inteligente a la crisis económica que azota al mundo de hoy. No sólo es una radiografía de la España del siglo XXI, también es una ojeada al descarado mundo de los negocios (de la publicidad, sobre todo) y es también un ensayo sobre la importancia del éxito económico por encima del éxito personal.
Buen pulso narrativo y gran actuación de José Mota. Salma Haye, muy sobreactuada.
Vale la pena verla. Te hará reír, pero también pensar. Y eso, hoy en día, se agradece profundamente.
Buen pulso narrativo y gran actuación de José Mota. Salma Haye, muy sobreactuada.
Vale la pena verla. Te hará reír, pero también pensar. Y eso, hoy en día, se agradece profundamente.
16 de enero de 2012
16 de enero de 2012
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera de Alex de la Iglesia no ha evolucionado a la altura que prometían Acción mutante y El día de la bestia, sus dos mejores películas aunque tampoco unas obras maestras. Y es que con cada nueva realización de Álex se ha hundido un poco más el buen recuerdo dejado por sus dos primeros films, quedando patente que lo del de Bilbao es tropezar una y otra vez con la misma piedra y repetir sistemáticamente el error que arrastran todas sus películas: partir de una idea sugerente e ir malográndola poco a poco con un desarrollo pobre, para al final acabar el largometraje de cualquier manera y por debajo de lo esperado.
La chispa de la vida no es una excepción a la norma, por mucho que Álex venga ahora de heredero de autores como Berlanga, Marco Ferreri o Billy Wilder nada menos. Pero la realidad es tan cruel como la que nos muestra su film, y ésta es que su talento no da para tanto, al andar tan escaso de sutileza y ambigüedad como va sobrado de humor negro y mala leche. Pero, justo en esta película, cuando más falta hacía que desplegara esas virtudes -que sin duda atesora- en beneficio de la historia, también se ha quedado corto de ellas, entregando finalmente un film blandito y excesivamente didáctico. Casi como si le diera vergüenza añadir matices al guión de la cinta -obra de Randy Feldman, el de Tango y Cash- y en el que por primera vez en su filmografía no ha participado ni como co-guionista.
La película muestra el circo mediático que se monta cuando un publicista en paro -José Mota- cae en unas obras del anfiteatro romano de Cartagena y se queda inmovilizado en el suelo, con un hierro clavado en la cabeza. Pronto su percance se convierte en centro de la actualidad y todo el mundo -las televisiones, los dueños del anfiteatro, los políticos, hasta el propio accidentado- intentan sacar tajada del suceso, dejando a la dignidad o a la cordura brillar por su ausencia.
Aunque de la Iglesia mejora un poco respecto a la fallida Balada triste de trompeta, el film tampoco resulta muy memorable y no pasará a la historia salvo para recordar la extraña pareja que formaban José Mota y Salma Hayek. Mota lo intenta al principio pero luego se le acaban notando bastantes carencias dramáticas, aparte de tener en contra su background de cómico televisivo, demasiado marcado en el imaginario para lograr hacerse creíble en este film. Hayek, en cambio, termina resultando la chispa de la película, realizando una interpretación muy natural y conmovedora como la esposa del protagonista, la única persona que no pone precio a su dignidad entre tanto sujeto dispuesto a venderse o a aprovechar el suceso de una forma u otra, incluyendo a su propio marido. Un trabajo que la ha llevado a ser nominada al Goya con todo merecimiento, y no -como algunos malpensados creíamos-, como el típico peloteo a la estrella de Hollywood que rebaja su caché y se digna a salir en una cinta española, estilo Viggo Mortensen en Alatriste.
La chispa de la vida no es una excepción a la norma, por mucho que Álex venga ahora de heredero de autores como Berlanga, Marco Ferreri o Billy Wilder nada menos. Pero la realidad es tan cruel como la que nos muestra su film, y ésta es que su talento no da para tanto, al andar tan escaso de sutileza y ambigüedad como va sobrado de humor negro y mala leche. Pero, justo en esta película, cuando más falta hacía que desplegara esas virtudes -que sin duda atesora- en beneficio de la historia, también se ha quedado corto de ellas, entregando finalmente un film blandito y excesivamente didáctico. Casi como si le diera vergüenza añadir matices al guión de la cinta -obra de Randy Feldman, el de Tango y Cash- y en el que por primera vez en su filmografía no ha participado ni como co-guionista.
La película muestra el circo mediático que se monta cuando un publicista en paro -José Mota- cae en unas obras del anfiteatro romano de Cartagena y se queda inmovilizado en el suelo, con un hierro clavado en la cabeza. Pronto su percance se convierte en centro de la actualidad y todo el mundo -las televisiones, los dueños del anfiteatro, los políticos, hasta el propio accidentado- intentan sacar tajada del suceso, dejando a la dignidad o a la cordura brillar por su ausencia.
Aunque de la Iglesia mejora un poco respecto a la fallida Balada triste de trompeta, el film tampoco resulta muy memorable y no pasará a la historia salvo para recordar la extraña pareja que formaban José Mota y Salma Hayek. Mota lo intenta al principio pero luego se le acaban notando bastantes carencias dramáticas, aparte de tener en contra su background de cómico televisivo, demasiado marcado en el imaginario para lograr hacerse creíble en este film. Hayek, en cambio, termina resultando la chispa de la película, realizando una interpretación muy natural y conmovedora como la esposa del protagonista, la única persona que no pone precio a su dignidad entre tanto sujeto dispuesto a venderse o a aprovechar el suceso de una forma u otra, incluyendo a su propio marido. Un trabajo que la ha llevado a ser nominada al Goya con todo merecimiento, y no -como algunos malpensados creíamos-, como el típico peloteo a la estrella de Hollywood que rebaja su caché y se digna a salir en una cinta española, estilo Viggo Mortensen en Alatriste.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un detalle de La chispa de la vida que llamó mi atención es que es muy crítica con la telebasura de ciertas cadenas de TV pero luego en los créditos le da las gracias a Tele 5 por la colaboración prestada -¿será por el asesoramiento recibido de sus expertos en la materia?-… Y es que la cadena de Vasile está durante todo el largometraje en medio de la diana, con el ficticio canal Antena 5, los cameos de Jorge Javier, Lidia Lozano o ese Rumore, Rumore tan similar a Sálvame o La Noria. Sin embargo, a la película le faltan más dosis de ambigüedad para resultar real, ya que sus villanos -el alcalde que hace Galiardo, el director de Antena 5 al que encarna Puigcorbé, siempre rodeado de meretrices- son malos de una pieza, meras caricaturas; y, frente al íntegro personaje de Hayek en el polo opuesto -¿aún queda gente así?-, apenas hay unos pocos caracteres intermedios que hagan al film más creíble: el médico de Antonio Garrido -en el fondo complacido por haber salido en la tele-, o el guardia jurado de Manuel Tallafé, que no puede evitar chupar plano en la emotiva entrevista familiar.
En resumen, que en este caso no cuesta mucho imaginar lo que habría hecho un cineasta con más talento -y no con un hierro sino, como decía William Holden, con cuchillas de afeitar en el cerebro- como Billy Wilder, ya que ahí está El gran carnaval para que comprobemos de verdad cómo se utilizan la ironía, el sarcasmo o el morbo en una situación tan atractiva como la que nos plantean ambas películas.
En resumen, que en este caso no cuesta mucho imaginar lo que habría hecho un cineasta con más talento -y no con un hierro sino, como decía William Holden, con cuchillas de afeitar en el cerebro- como Billy Wilder, ya que ahí está El gran carnaval para que comprobemos de verdad cómo se utilizan la ironía, el sarcasmo o el morbo en una situación tan atractiva como la que nos plantean ambas películas.
25 de junio de 2012
25 de junio de 2012
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo he alucinado en colores, sólamente digo eso, independientemente de que mi crítica os guste o no, tengo razón en muchos aspectos. En primer lugar quiero decir que es la primera película que veo de Álex de la Iglesia, es un director que nunca me ha llamado la atención y que en mi opinión lo han sobrevalorado bastante. La faceta inicial que desempeña José Mota parece que empieza a gustar, bien, la pongo un 6, la película empieza a entretener y a mostrarnos un poco su personalidad y como se siente, pero va avanzando la película y empieza a aparecer gente que no viene a cuento, sentimientos fingidos y muy falsos, un hijo gótico que se presenta como si fuera su profesión que da vergüenza ajena, nos muestra a través de algunos actores su odio a Telecinco (que yo también lo odio) a través de pintar a un jefe con prostitutas medio desnudas y arremetiendo e indicando su inclinación que tiene a la extrema izquierda, y para colmo que es lo peor de la cinta que esta situación seria e incómoda nos la muestre intentando hacer gracia con un mánera cómica de mostrarlo. Un guardia gordo con un móvil grabando, un cameo de Santiago Segura que no viene a cuento, un Fernando Tejero que más le vale que se vaya a hacer comedias porque para esto no vale y una Salma Hayek más falsa que yo que sé. Intenta meternos en la historia que nos la mete pero con frases como "¿Ha empezado Rumores Rumore?, está en los anuncios, ¿Quiere un pincho de tortilla recién hecho?", pero señores esto que es. Me esperaba muchísimo más debido a su expansión comercial que al final resultó un fracaso y tan fracaso. Lo siento por José Mota por que yo adoro su reality show con sketches graciosos pero para hacer o intentar hacer papeles serios quédate en casa. La película entretiene, que menos hombre, y pa colmo nos ponen al tío de Identity y Los protegidos como el doctor, ah y luego nos ponen a los cámaras de televisión con sentimientos y a una jefa del museo que supuestamente odiaba a ese hombre que al final acaba llorando. Vamos, una película que empezó con el 6 y que acabó en el 2. Es una cinta que para mí es inmoral, políticamente incorrecta, una falta de respeto a esas situaciones, y encima tiene un 6, por favor, hay mejores películas que ésta que encima tienen un 4 o un 5, pero claro, hay muchos fans del De la Iglesia y es lo que hay. Esta es mi opinión y lo que he visto, reírse de sí misma en una situación así me parece vergonzoso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor: Que entretiene y el principio.
Lo peor: Todo es completamente irreal, incorrecto y encima intentan hacer gracias con la cinta.
Lo peor: Todo es completamente irreal, incorrecto y encima intentan hacer gracias con la cinta.
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