Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)
Comedia. Drama
Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2015
14 de enero de 2015
50 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo una gran cinta que podría haber volado muy lejos y que sin embargo se queda en aspiración. Si he valorado esta película como interesante no es por el buen rato que he pasado en el cine, ni mucho más lejos, es por la genialidad en al dirección, actuación y música. Y si estas tres cosas me han parecido geniales ¿por qué la puntuación no llega ni al notable? Simple y llanamente porque le falta lo más importante, divertir y entretener. Y quieran o no, yo no voy al cine solo para ver grandes secuencias y geniales actuaciones, voy para que me cuenten una historia que me divierta y entretenga, que me emocione, haga reir, llorar, enfadar, odiar y/o amar. Y de verdad y nadie me puede negar esto (si lo hace es que vive en un universo paralelo) la película carece de empatía y eso es algo que deja muy mal sabor de boca.
Sería complicado escribir algo en el recuadro de "crítica con spoiler", porque la historia no es tal y no importa que te cuenten lo que ocurre en ella ya que es totalmente intrascendente. Dice ser una comedia negra, no me reí ni una sola vez en el cine (y me encanta la comedia negra). Es una de esas películas que jamás te volverá apetecer a verlas, que la crítica la pondrá por las nubes, pero que a nadie entretendrá.
Sería complicado escribir algo en el recuadro de "crítica con spoiler", porque la historia no es tal y no importa que te cuenten lo que ocurre en ella ya que es totalmente intrascendente. Dice ser una comedia negra, no me reí ni una sola vez en el cine (y me encanta la comedia negra). Es una de esas películas que jamás te volverá apetecer a verlas, que la crítica la pondrá por las nubes, pero que a nadie entretendrá.
24 de noviembre de 2014
24 de noviembre de 2014
64 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchísimas cosas podrían decirse de esta película de la perfecta dirección, la novedosa e impresionante fotografía, del incisivo y sutil guión, de las excelentes actuaciones (todas), de los numerosos temas que toca, de lo que significa para el cine actual, de lo que significa para la filmografía de Iñárritu y de lo que significa para Michael Keaton. No solo está extraordinariamente bien lograda en cuestión técnica, además es sumamente divertida y tiene mucha profundidad en varios niveles, está llena de símbolos, de mensajes y sutilezas. Es una crítica dura al rumbo del cine actual, y no tanto una crítica, más bien una reflexión de la realidad triste del mundo cinematográfico. Pero es también un drama humano bastante interesante y una verdadera aportación al buen cine. Es una película valiosísima que debería (auizá no lo haga) sacudir hasta los cimientos a Hollwood. Y el final, da para mucho análisis, que trataré de resumir a continuación:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final,el personaje de Keaton se suicida porque al igual que su personaje de la obra de teatro, se dio cuenta de que no podía ser amado como él quería por mucho que se esforzara. Así que se mata pero falla al hacerlo, y al final obtiene lo que quería después de todo. Se rindió a su personalidad de Birdman, que lo atormentaba para que dejara de intentar ser artístico y se rindiera a la mercadotecnia, el comercialismo y la espectacularidad barata, y al fallar en rendirse, le salió al revés, porque tuvo éxito en su motivación principal: ser reconocido y amado. Pero al final, él ya se había rendido a Birdman, por eso abraza y acepta su naturaleza super heroína, comprendiendo que eso es lo de hoy y no tiene por qué resistirse a seguir ocultándose. Él realmente tenía super poderes y decide dejar de reprimirse, no solo es una conclusión a la duda de si tenía super poderes o no, también es una declaración del director: esto es lo que quieren ¿no? quieren super héroes, pues este personaje también tiene super poderes, porque esto es lo de hoy, esto es lo que vende, esto es lo que es el cine hoy en día.
13 de enero de 2015
13 de enero de 2015
49 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estado de shock. Ahí sigo instalado horas después de haber asistido al estreno del nuevo trabajo de Alejandro González Iñárritu. A Riggan Thompson, el protagonista del mismo, no le gustan ni las críticas ni los críticos tal y como deja patente en uno de los momentos cumbre de la obra, así que me da cierto pudor empezar a deshacerme en elogios baratos que quizá pudieran sonar huecos cuando no directamente inservibles. No conviene despertar la ira de Birdman. Que conste en acta en todo caso lo que me ha noqueado la experiencia.
Porque más allá de cualquier consideración artística y cinematográfica, “Birdman” es precisamente eso, una experiencia, inabarcable como toda experiencia que se precie de serlo. Después de esto, el mexicano Iñárritu se confirma como uno de los mayores talentos creativos del cine de nuestros días. Justamente, su mirada y su dedo acusador apuntan de manera directa a la forma que tienen sus contemporáneos de concebir el espectáculo y el arte. Todo huele a cojones y a fracaso en una habitación, en un edificio y en una ciudad que reconocemos con facilidad; todo y todos, el ego, el narcisimo y las frustraciones de los actores, la arrogancia de los críticos, el infantilismo del espectador.
“Birdman” podría considerarse también como el falso biopic consagrado a la figura de su protagonista, un sublime Michael Keaton que vuelve al cine por la puerta grande y cuya carrera hasta ahora ha transcurrido casi en paralelo a la del personaje que interpreta. No solo Keaton resucita en esta película, también Edward Norton a quien teníamos algo perdido desde hace algún tiempo y que aquí también lo borda, y Enma Stone que por fin logra sacarle partido y expresividad a esos luceros que tiene por ojazos. Iñárritu recurre a uno de los grandes tópicos argumentales del cine, el de la redención (que no solo buscan los personajes, también los actores en un interesante juego metaficcional); lo hace con tal frescura que parece que es la primera vez que lo veamos tratado en pantalla. Quien junto al guate Arriaga “inventara” la llamada narración fragmentada opta por contarnos su historia de un tirón, sirviéndose de un prodigioso falso plano secuencia, porque la vida no es ni más ni menos que eso, un grandísimo plano secuencia en el que no caben cortes ni montajes paralelos. Tampoco parece haber artificios en esa cámara loca y casi invisible que se cuela por ventanas, atraviesa puertas, recorre pasillos, sube, baja para volver otra vez a subir. Como Birdman.
Un falso biopic a través de un falso plano secuencia y una falsa doble interpretación. Falsedad bien ensayada en cualquier caso como dice la copla que se manifiesta en ese múltiple juego de espejos con la imagen del actor desnudándose en platea ante su público o con la obra contagiándose del espíritu y del realismo sucio de Carver en el que se mira.
Ahora solo espero finalmente que Riggan Thompson sepa perdonar estas palabras tan vacías y sin sentido. No me queda más que darle las gracias por haberme hecho testigo de su vida y de su historia. Y por haberme dejado claro una vez más que solo los espíritus libres como él son capaces de resurgir de las cenizas y de remontar el vuelo entre las ruinas.
Porque más allá de cualquier consideración artística y cinematográfica, “Birdman” es precisamente eso, una experiencia, inabarcable como toda experiencia que se precie de serlo. Después de esto, el mexicano Iñárritu se confirma como uno de los mayores talentos creativos del cine de nuestros días. Justamente, su mirada y su dedo acusador apuntan de manera directa a la forma que tienen sus contemporáneos de concebir el espectáculo y el arte. Todo huele a cojones y a fracaso en una habitación, en un edificio y en una ciudad que reconocemos con facilidad; todo y todos, el ego, el narcisimo y las frustraciones de los actores, la arrogancia de los críticos, el infantilismo del espectador.
“Birdman” podría considerarse también como el falso biopic consagrado a la figura de su protagonista, un sublime Michael Keaton que vuelve al cine por la puerta grande y cuya carrera hasta ahora ha transcurrido casi en paralelo a la del personaje que interpreta. No solo Keaton resucita en esta película, también Edward Norton a quien teníamos algo perdido desde hace algún tiempo y que aquí también lo borda, y Enma Stone que por fin logra sacarle partido y expresividad a esos luceros que tiene por ojazos. Iñárritu recurre a uno de los grandes tópicos argumentales del cine, el de la redención (que no solo buscan los personajes, también los actores en un interesante juego metaficcional); lo hace con tal frescura que parece que es la primera vez que lo veamos tratado en pantalla. Quien junto al guate Arriaga “inventara” la llamada narración fragmentada opta por contarnos su historia de un tirón, sirviéndose de un prodigioso falso plano secuencia, porque la vida no es ni más ni menos que eso, un grandísimo plano secuencia en el que no caben cortes ni montajes paralelos. Tampoco parece haber artificios en esa cámara loca y casi invisible que se cuela por ventanas, atraviesa puertas, recorre pasillos, sube, baja para volver otra vez a subir. Como Birdman.
Un falso biopic a través de un falso plano secuencia y una falsa doble interpretación. Falsedad bien ensayada en cualquier caso como dice la copla que se manifiesta en ese múltiple juego de espejos con la imagen del actor desnudándose en platea ante su público o con la obra contagiándose del espíritu y del realismo sucio de Carver en el que se mira.
Ahora solo espero finalmente que Riggan Thompson sepa perdonar estas palabras tan vacías y sin sentido. No me queda más que darle las gracias por haberme hecho testigo de su vida y de su historia. Y por haberme dejado claro una vez más que solo los espíritus libres como él son capaces de resurgir de las cenizas y de remontar el vuelo entre las ruinas.
10 de enero de 2015
10 de enero de 2015
35 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en la serie de Cartoon Network “Birdman: Attoney at law”, el superhéroe creado por Hanna-Barbera malvivía como abogado de los antiguos personajes de dibujos animados de la productora, en su nuevo trabajo Alejandro González Iñárritu presenta a un actor venido a menos que sigue viviendo a la sombra del héroe alado que le brindó la fama dos décadas atrás, mientras se embarca en la odisea de adaptar una ambiciosa obra de Raymond Carver que le permita surcar los cielos del estrellato de nuevo. Aunque su director ha negado cualquier conexión con estas referencias, no deja de ser llamativo el no origen de esta película.
Lo que no puede negar es que no es casualidad el haber escogido a Michael Keaton como protagonista de su historia. En el que es el mejor papel de toda su carrera, Keaton dibuja una caricatura de sí mismo, de sus tiempos como Batman y su ascenso y caída como estrella rutilante del séptimo arte. El actor da una de las mejores interpretaciones del año y se presta al juego del cineasta mexicano, el de ofrecer lo que no vemos tras los escenarios.
Original, divertida, mágica, brutalmente ácida y arriesgada en una estructura formal que bien merece desde ya el Oscar a mejor director, montaje y fotografía, pero que también puede cansar a más de uno u obligarle a buscar posibles fallos, “Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)” es un prodigio de narrativa cinematográfica. El magnífico uso de su banda sonora, su espíritu teatral respaldado por uno de los mejores repartos del cine reciente –todos, desde Edward Norton hasta Emma Stone, pasando por Zach Galifianakis y Naomi Watts, están soberbios-, y su guión ágil y mordaz que disecciona sin miramientos por igual todo lo que sucede entre bambalinas y lo que rodea al mundo del espectáculo son otros de sus grandes aciertos.
Egos desatados, lazos familiares y conyugales por unir, compañeros de profesión difíciles, críticos que no necesitan ver una obra para hundirla… Iñárritu dispara dardos envenenados contra todo lo que se mueve por las humeantes calles de Broadway. Pero si de algo trata esta joya es del amor. Del amor confundido con la admiración, ése del que viven esos actores que se meten en la piel de superhéroes de Marvel, o esos directores embebidos en franquicias taquilleras sin fin. Todo ese éxito acabará un día, y a partir de entonces, o sigues siendo Birdman o te elevas a los cielos como una leyenda.
A favor: su arriesgada y original propuesta, y su prodigio narrativo e interpretativo
En contra: su estructura formal podría hacérsele cargante y rocambolesca a más de uno
Lo que no puede negar es que no es casualidad el haber escogido a Michael Keaton como protagonista de su historia. En el que es el mejor papel de toda su carrera, Keaton dibuja una caricatura de sí mismo, de sus tiempos como Batman y su ascenso y caída como estrella rutilante del séptimo arte. El actor da una de las mejores interpretaciones del año y se presta al juego del cineasta mexicano, el de ofrecer lo que no vemos tras los escenarios.
Original, divertida, mágica, brutalmente ácida y arriesgada en una estructura formal que bien merece desde ya el Oscar a mejor director, montaje y fotografía, pero que también puede cansar a más de uno u obligarle a buscar posibles fallos, “Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)” es un prodigio de narrativa cinematográfica. El magnífico uso de su banda sonora, su espíritu teatral respaldado por uno de los mejores repartos del cine reciente –todos, desde Edward Norton hasta Emma Stone, pasando por Zach Galifianakis y Naomi Watts, están soberbios-, y su guión ágil y mordaz que disecciona sin miramientos por igual todo lo que sucede entre bambalinas y lo que rodea al mundo del espectáculo son otros de sus grandes aciertos.
Egos desatados, lazos familiares y conyugales por unir, compañeros de profesión difíciles, críticos que no necesitan ver una obra para hundirla… Iñárritu dispara dardos envenenados contra todo lo que se mueve por las humeantes calles de Broadway. Pero si de algo trata esta joya es del amor. Del amor confundido con la admiración, ése del que viven esos actores que se meten en la piel de superhéroes de Marvel, o esos directores embebidos en franquicias taquilleras sin fin. Todo ese éxito acabará un día, y a partir de entonces, o sigues siendo Birdman o te elevas a los cielos como una leyenda.
A favor: su arriesgada y original propuesta, y su prodigio narrativo e interpretativo
En contra: su estructura formal podría hacérsele cargante y rocambolesca a más de uno
11 de enero de 2015
11 de enero de 2015
35 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pena, sí, porque la idea es muy atrayente, Michael Keaton hace un gran papel, Emma Stone también está entregada, el director se nota que cuida cada plano y la factura técnica es impecable y eso se agradece, peeeeero es TAN aburrida y tan redundante en lo mismo una y otra vez que se ataraganta. Una lástima, repito, porque la idea es buena (aunque un poco vista, la del actor famosos que ha caído en el olvido y no puede soportarlo) y podría haber dado para mucho más pero se ha quedado en un decepcionante quiero y no puedo.
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