Envuelto en la sombra
6.9
851
Cine negro. Drama
Un detective privado, que casi vive en la miseria, descubre un día que lo están siguiendo. Tras acorralar a su perseguidor, averigua que actúa a las órdenes de un antiguo socio con el que acabó enemistado. Poco después se ve envuelto en un calculado plan de asesinato. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2024
6 de octubre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brad Galt intenta ganarse la vida como detective privado en Nueva York, pero un enemigo del pasado, de su etapa en San Francisco, aparece para complicarle la vida, por medio de un matón enviado para amedrentarle. Junto a su secretaria, Kathleen, intentará desenmarañar la trama que se ha cernido sobre él con oscuras intenciones, en la que están envueltos el propietario de una galería de arte, su esposa sensiblemente más joven, y el antiguo socio del protagonista, que se dedica a chantajear a mujeres tras haberlas seducido.
Magnífico ejemplo de cine negro semidesconocido, en manos de uno de esos artesanos talentosos que conseguían firmar obras de calidad en cada género que tocaban. Dicho lo de artesano sin ningún énfasis peyorativo, sino al contrario, como valor seguro para firmar obras interesantes y dignas de mención. Así pues, una de las primeras realizaciones de Hathaway en el noir, precedida únicamente por “La casa de la calle 92” el año anterior, y “Johnny Apollo” en 1940, si puede considerarse como tal.
El guion resulta brillante, tanto en un desarrollo argumental conciso que nos hace seguir la trama sin dificultad, como en lo original de su estructura. Nos muestra al inicio al protagonista sufriendo el acoso de un personaje misterioso relacionado con un pasado que intenta dejar atrás, para posteriormente cambiar de tercio y llevarnos hasta otros personajes y otra ciudad, haciéndonos partícipes del origen de la trama. Desde ese momento, todos los protagonistas acabarán atrapados en una tela de araña, en la que estarán conectados unos con otros, la mayoría de ellos sin ser conscientes de dicha manipulación.
Los diálogos además poseen una calidad indudable, capaces de dejar sentencias admirables sin por ello hacer parecer a los personajes pretenciosos. “Estoy acorralado en un rincón oscuro y no sé quién me está golpeando”, afirma angustiado Brad, confundido por los acontecimientos que le llevarán a preguntarse también “¿cómo te puedes defender cuando no sabes quién es el enemigo?”. Cuando Mary intenta explicar el desmoronamiento de su matrimonio con un hombre mayor, que se enamoró de ella por su parecido con la protagonista de un cuadro, dirá “he intentado seguir con él, pero me paso la vida sentada escuchando sus cuadros agrietarse”, una forma preciosa de argumentar la falta de pasión en su vida tomando elementos de la profesión de su pareja como marchante de arte.
El trabajo en la fotografía de Joseph MacDonald es notable, ajustándose perfectamente al patrón del género con contrastes pronunciados entre luces y sombras, sombras que precisamente son utilizadas de manera imaginativa en algunas de las mejores escenas del film. Todas las escenas relacionadas con el detective caído en desgracia acentúan la sensación de agobio y zozobra psicológica.
Lucille Ball es el contrapunto sensual y espontáneo al hermetismo de Mark Stevens, al que debo reconocer que no he visto en demasiadas películas. El personaje de Kathleen no es sólo el de una mujer atractiva que sirva de acompañamiento al protagonista, también es inteligente y sus deducciones serán vitales para el avance de la trama. El detective Galt se ajusta a los parámetros del género, tosco, duro y tenaz, al más puro estilo Dana Andrews. El resto del reparto también es sumamente eficaz, destacando sobremanera Clifton Webb con su pose aristocrática y sus afilados comentarios, con bastantes similitudes con su personaje en “Laura”, así como William Bendix, un habitual del noir, que cumple sobradamente, y cuya presencia en pantalla siempre aporta tensión.
La buena mano de Hathaway se nota en el tono seguro y sólido, en una puesta en escena que potencia la ambientación y juega con las claves del género, y un avanzar fluido en la trama que va ganando en interés, dejando para el recuerdo alguna escena impactante que pilla al espectador por sorpresa. En resumen, un gran ejercicio de estilo que merece mucho más reconocimiento del que tiene.
Magnífico ejemplo de cine negro semidesconocido, en manos de uno de esos artesanos talentosos que conseguían firmar obras de calidad en cada género que tocaban. Dicho lo de artesano sin ningún énfasis peyorativo, sino al contrario, como valor seguro para firmar obras interesantes y dignas de mención. Así pues, una de las primeras realizaciones de Hathaway en el noir, precedida únicamente por “La casa de la calle 92” el año anterior, y “Johnny Apollo” en 1940, si puede considerarse como tal.
El guion resulta brillante, tanto en un desarrollo argumental conciso que nos hace seguir la trama sin dificultad, como en lo original de su estructura. Nos muestra al inicio al protagonista sufriendo el acoso de un personaje misterioso relacionado con un pasado que intenta dejar atrás, para posteriormente cambiar de tercio y llevarnos hasta otros personajes y otra ciudad, haciéndonos partícipes del origen de la trama. Desde ese momento, todos los protagonistas acabarán atrapados en una tela de araña, en la que estarán conectados unos con otros, la mayoría de ellos sin ser conscientes de dicha manipulación.
Los diálogos además poseen una calidad indudable, capaces de dejar sentencias admirables sin por ello hacer parecer a los personajes pretenciosos. “Estoy acorralado en un rincón oscuro y no sé quién me está golpeando”, afirma angustiado Brad, confundido por los acontecimientos que le llevarán a preguntarse también “¿cómo te puedes defender cuando no sabes quién es el enemigo?”. Cuando Mary intenta explicar el desmoronamiento de su matrimonio con un hombre mayor, que se enamoró de ella por su parecido con la protagonista de un cuadro, dirá “he intentado seguir con él, pero me paso la vida sentada escuchando sus cuadros agrietarse”, una forma preciosa de argumentar la falta de pasión en su vida tomando elementos de la profesión de su pareja como marchante de arte.
El trabajo en la fotografía de Joseph MacDonald es notable, ajustándose perfectamente al patrón del género con contrastes pronunciados entre luces y sombras, sombras que precisamente son utilizadas de manera imaginativa en algunas de las mejores escenas del film. Todas las escenas relacionadas con el detective caído en desgracia acentúan la sensación de agobio y zozobra psicológica.
Lucille Ball es el contrapunto sensual y espontáneo al hermetismo de Mark Stevens, al que debo reconocer que no he visto en demasiadas películas. El personaje de Kathleen no es sólo el de una mujer atractiva que sirva de acompañamiento al protagonista, también es inteligente y sus deducciones serán vitales para el avance de la trama. El detective Galt se ajusta a los parámetros del género, tosco, duro y tenaz, al más puro estilo Dana Andrews. El resto del reparto también es sumamente eficaz, destacando sobremanera Clifton Webb con su pose aristocrática y sus afilados comentarios, con bastantes similitudes con su personaje en “Laura”, así como William Bendix, un habitual del noir, que cumple sobradamente, y cuya presencia en pantalla siempre aporta tensión.
La buena mano de Hathaway se nota en el tono seguro y sólido, en una puesta en escena que potencia la ambientación y juega con las claves del género, y un avanzar fluido en la trama que va ganando en interés, dejando para el recuerdo alguna escena impactante que pilla al espectador por sorpresa. En resumen, un gran ejercicio de estilo que merece mucho más reconocimiento del que tiene.
21 de febrero de 2025
21 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por un lado, el detective privado que quiere rehacerse tras un pasado algo turbio; por el otro, un rico y refinado propietario de una galería de arte. Son el día y la noche, pero tienen algo en común: el vividor exsocio del detective. Con estos elementos se arma una historia muy interesante, llena de intriga, situaciones inesperadas y la cuota justa de violencia.
No del todo convincente Mark Stevens y muy destacable lo de Clifton Webb -en un papel similar al de Laura pero más diabólico-. Y si bien algunos personajes no tienen un rol importante (de hecho están de relleno) como el teniente o la propia Lucy, y el desenlace del film es apresurado al más puro estilo hollywoodense, la mano ágil del director y la trama tan bien urdida nos brindan 100 minutos muy entretenidos.
No del todo convincente Mark Stevens y muy destacable lo de Clifton Webb -en un papel similar al de Laura pero más diabólico-. Y si bien algunos personajes no tienen un rol importante (de hecho están de relleno) como el teniente o la propia Lucy, y el desenlace del film es apresurado al más puro estilo hollywoodense, la mano ágil del director y la trama tan bien urdida nos brindan 100 minutos muy entretenidos.
6 de abril de 2025
6 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los clichés del cine negro del Hollywood clásico, y en esto incluimos el ritmo, la puesta en escena o la contextualización social. Ahora bien, los clichés pueden ser expuestos desde el compromiso, con la constitución de sus significados, o replicados con distanciamiento, precipitándonos en el terreno de lo Kitsch, el simulacro o la farsa. La diferencia entre ser bombero y jugar a ser bombero. Estamos, obviamente, en el primer caso, con toda la potencia desplegada y la perspicacia del mejor cine de Hathaway. Se dice, y con razón, que las buenas películas de género, sea el western o el noir, contienen dentro de sí todos los géneros: acción, humor, tragedia, drama social y misterio.
Como nota discordante, diría que la pareja protagonista no tiene el carisma necesario. Cualquiera de los secundarios resulta mucho mas atractivo.
Como nota discordante, diría que la pareja protagonista no tiene el carisma necesario. Cualquiera de los secundarios resulta mucho mas atractivo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me gustó particularmente el último acto, cuando el protagonista, sin bazas que jugar, busca a tientas en el despacho esperando un golpe de suerte, hasta que finalmente lanza el anzuelo de su ex socio asesinado.
No tanto el final: un disparo demasiado oportuno y precipitado.
No tanto el final: un disparo demasiado oportuno y precipitado.
4 de abril de 2022
4 de abril de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya he comentado en otras películas que esta década fue prodigiosa en cuanto a cine negro.
Una muestra más es esta que nos ocupa, con todos los típicos tópicos de la época y del género, la forma de fumar, los ambientes oscuros y sórdidos junto a otros sofisticados y elegantes, la rubia que no puede faltar, etc.... pero todo bien llevado y conducido, creando intriga y suspense hasta llegar a un final quizás no excesivamente sorprendente pero lógico y efectivo.
Muy buenas interpretaciones por parte del elenco artístico no demasiado conocido pero muy eficaz y convincente.
Una muestra más es esta que nos ocupa, con todos los típicos tópicos de la época y del género, la forma de fumar, los ambientes oscuros y sórdidos junto a otros sofisticados y elegantes, la rubia que no puede faltar, etc.... pero todo bien llevado y conducido, creando intriga y suspense hasta llegar a un final quizás no excesivamente sorprendente pero lógico y efectivo.
Muy buenas interpretaciones por parte del elenco artístico no demasiado conocido pero muy eficaz y convincente.
31 de diciembre de 2022
31 de diciembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tiene todos los ingredientes del buen cine negro, menos uno: la pareja protagonista, en especial ella, y no porque actúen mal sino porque su romance es más bien de película rosa. No me cuadra nada que el personaje de él, el detective protagonista, se haya echado una secretaria de ese calibre. Se supone que él es un pobre detective que malamente ganaría para pagar a una empleada. Pues la empleada es una mujer de bandera, que se enamora de él sin vacilar y que además resulta ser listísima, simpática y casi siempre fuerte y segura de sí. Y eso es muy difícil comérselo. Le baja el tono de gran película noir. Pero también puede decirse que ahí está el gran Clifton Web para elevárselo.
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