La semilla del fruto sagrado
2024 

7.0
2,684
Drama. Intriga
El juez de instrucción Iman se enfrenta a la paranoia en medio de los disturbios políticos de Teherán. Cuando su pistola desaparece, sospecha de su mujer y sus hijas, imponiendo medidas draconianas que tensan los lazos familiares a medida que las normas sociales se desmoronan. (FILMAFFINITY)
Candidata al Oscar a Mejor película internacional, por Alemania.
Candidata al Oscar a Mejor película internacional, por Alemania.
8 de febrero de 2025
8 de febrero de 2025
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película fue rodada en condiciones muy difíciles, casi clandestinas, por su carácter de denuncia contra el régimen iraní, Es, por tanto, un film claramente político, que ha suscitado el aplauso general en occidente por su propuesta. En cuanto a méritos estrictamente cinematográficos (sigo pensando que ética y estética son separables), le reconozco un tratamiento muy creíble (es lo que pretende) de las relaciones en el seno de la familia que retrata. Sin embargo, a la puesta en escena le encuentro ciertos defectos, el mayor de los cuales es el de la falta de presencia de ciertos elementos y personajes que ejercen presión sobre el padre de familia. Es posible que ello se haya debido a las dificultades que mencionaba al principio, pero creo que lastran en exceso en resultado final.
24 de enero de 2025
24 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una de las películas más reivindicativas del año, un drama familiar situado en el Teheran de 2022, con su revuelta y protestas estudiantiles y feministas bajo el lema "Mujer, vida y libertad".
El director iraní exiliado, Mohammad Rasoulof, nos presenta un hombre de familia que recientemente ha recibido un ascenso a juez de instrucción del gobierno, un cargo que le proporciona estabilidad y una mejor vida a su él y a su familia. Justo al mismo momento, una de sus hijas conoce en la universidad una chica con ideas más revolucionarias y contrarias a los poderes políticos del país. En el país empiezan a producirse altercados y revueltas.
Podemos estructurar la película en tres partes. La primera parte nos pone en el contexto familiar. Nos presenta una familia tradicional; el referente masculino, la mujer sirviente, y unas hijas sin demasiada voz ni voto. Nos presenta las contradicciones de la madre y en cierta medida del padre y nos sumerge en el momento político de cambio que intentaba dar el país con la figura de la amiga. A todo esto hay que añadir el hecho de que de forma muy acertada el director nos va introduciendo imágenes reales de aquellas protestas. Esta primera parte es atrapante y muy interesante, ya que nos permite ver las dinámicas familiares e ideológicas de todo un país. A pesar de la dureza del momento, en ocasiones los diálogos son tan desconcertantes para una mirada más occidental (al menos de algunos) que es inevitable sonreír al escuchar según que frases y sentencias.
La segunda parte, justo cuando la primera ya perdía fuelle e interés, funciona como un giro. Dentro del ámbito familiar sucede un incidente (no voy a desvelar cuál), y la película se vuelve más oscura, sin margen para grandes debates, pues se empieza a ver la deriva totalitaria del hombre. En esta segunda parte tiene lugar una de las grandes escenas de la película, la conocida como terapia que impone la figura del hombre a su mujer e hijas. Es sobrecogedora y terrorífica. Duele solo pensar que es un retrato de la realidad que viven muchos y muchas en Irán.
Y llegamos al tercer acto, que quizás es la parte que menos funcione al convertirse en un thriller de persecución y engaño poco creíble.
En definitiva, La semilla de la higuera sagrada funciona prácticamente en la totalidad de los 166 minutos de duración, gracias a una sólida dirección de Rasoulof, unas buenas interpretaciones de sus cuatro protagonistas y un potente guion que mezcla el drama social y el thriller con acierto. Lástima de su final abrupto y poco creíble.
El director iraní exiliado, Mohammad Rasoulof, nos presenta un hombre de familia que recientemente ha recibido un ascenso a juez de instrucción del gobierno, un cargo que le proporciona estabilidad y una mejor vida a su él y a su familia. Justo al mismo momento, una de sus hijas conoce en la universidad una chica con ideas más revolucionarias y contrarias a los poderes políticos del país. En el país empiezan a producirse altercados y revueltas.
Podemos estructurar la película en tres partes. La primera parte nos pone en el contexto familiar. Nos presenta una familia tradicional; el referente masculino, la mujer sirviente, y unas hijas sin demasiada voz ni voto. Nos presenta las contradicciones de la madre y en cierta medida del padre y nos sumerge en el momento político de cambio que intentaba dar el país con la figura de la amiga. A todo esto hay que añadir el hecho de que de forma muy acertada el director nos va introduciendo imágenes reales de aquellas protestas. Esta primera parte es atrapante y muy interesante, ya que nos permite ver las dinámicas familiares e ideológicas de todo un país. A pesar de la dureza del momento, en ocasiones los diálogos son tan desconcertantes para una mirada más occidental (al menos de algunos) que es inevitable sonreír al escuchar según que frases y sentencias.
La segunda parte, justo cuando la primera ya perdía fuelle e interés, funciona como un giro. Dentro del ámbito familiar sucede un incidente (no voy a desvelar cuál), y la película se vuelve más oscura, sin margen para grandes debates, pues se empieza a ver la deriva totalitaria del hombre. En esta segunda parte tiene lugar una de las grandes escenas de la película, la conocida como terapia que impone la figura del hombre a su mujer e hijas. Es sobrecogedora y terrorífica. Duele solo pensar que es un retrato de la realidad que viven muchos y muchas en Irán.
Y llegamos al tercer acto, que quizás es la parte que menos funcione al convertirse en un thriller de persecución y engaño poco creíble.
En definitiva, La semilla de la higuera sagrada funciona prácticamente en la totalidad de los 166 minutos de duración, gracias a una sólida dirección de Rasoulof, unas buenas interpretaciones de sus cuatro protagonistas y un potente guion que mezcla el drama social y el thriller con acierto. Lástima de su final abrupto y poco creíble.
27 de enero de 2025
27 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mohammad Rasoulof estrena en España “La semilla de la higuera sagrada” (película por la que recibió en la pasada edición de Cannes el premio especial al guion) y lo hace unos días antes de que el Gobierno de su país, Irán, apruebe una ley con la que no se penalizará a las mujeres que no lleven velo, aunque siga siendo ilegal. Una promesa electoral del presidente reformista Masud Pezeshkian que acepta presionar menos a las mujeres por su vestimenta.
Y aunque a veces uno se vaya conformando con migajas Mohammad Rasoulof no se achanta y sigue fiel al cine como vía de denuncia contra el Gobierno de su país, a pesar de las crueles consecuencias que para él siempre ha tenido: con 52 años de vida sabe lo que es estar en prisión por realizar un cine que se considera "propaganda contra el sistema", que le confisquen su pasaporte y que en dos horas tenga que decidir si prefiere el exilio o la cárcel, motivo por el cual vive en Berlín desde hace unos meses.
“La semilla de la higuera sagrada” denuncia la situación de la mujer iraní y la corrupción entre los funcionarios y para ello cuenta un suceso ocurrido en el seno de una familia de clase media: una madre doblegada al poder del patriarcado, un padre juez de instrucción y dos hijas adolescentes, educadas en el sometimiento, pero despiertas para la reconocer (y protestar) por las injusticias.
Narrada como ficción, pero intercalando escenas reales grabadas con un móvil, “La semilla de la higuera sagrada” es un filme comprometido, espinoso, que no se anda con chiquitas para contar la verdad.
Candidata al Oscar a Mejor película internacional, por Alemania.
Y aunque a veces uno se vaya conformando con migajas Mohammad Rasoulof no se achanta y sigue fiel al cine como vía de denuncia contra el Gobierno de su país, a pesar de las crueles consecuencias que para él siempre ha tenido: con 52 años de vida sabe lo que es estar en prisión por realizar un cine que se considera "propaganda contra el sistema", que le confisquen su pasaporte y que en dos horas tenga que decidir si prefiere el exilio o la cárcel, motivo por el cual vive en Berlín desde hace unos meses.
“La semilla de la higuera sagrada” denuncia la situación de la mujer iraní y la corrupción entre los funcionarios y para ello cuenta un suceso ocurrido en el seno de una familia de clase media: una madre doblegada al poder del patriarcado, un padre juez de instrucción y dos hijas adolescentes, educadas en el sometimiento, pero despiertas para la reconocer (y protestar) por las injusticias.
Narrada como ficción, pero intercalando escenas reales grabadas con un móvil, “La semilla de la higuera sagrada” es un filme comprometido, espinoso, que no se anda con chiquitas para contar la verdad.
Candidata al Oscar a Mejor película internacional, por Alemania.
30 de enero de 2025
30 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mencionar la etiqueta de "cine social iraní de casi tres horas de duración" podría, así en caliente, echar atrás a más de uno. Intentaré, con esta entrada, ser lo suficientemente convincente como para estimular a cualquier persona aficionada al cine a su visionado para disfrutar de un drama social con la justa mezcla de compromiso y entretenimiento, cualidades que le han hecho justa merecedora de premios tan importantes como el premio del jurado del Festival de Cannes, el premio del público del Festival de San Sebastián o ser candidata a los Oscar por Alemania.
La parte de entretenimiento corre a cargo de una tensión dramática bien sostenida, unas interpretaciones sólidas y una realización suficientemente dinámica. Además, la aparición y desaparición de una pistola en torno a la mitad del metraje aporta un añadido de intriga que nos llevará en volandas hasta el final. Podemos decir que la cinta comienza como un melodrama familiar, evoluciona hacia un thriller en busca del arma en cuestión, para derivar en el tramo final en una breve road movie con trazas de western. La habilidad del director Mohamed Rasoulof —que recuerdo por "La vida de los demás" (2020)— se demuestra al aunar esta mezcla y quedar patente el hecho que la película no resulta en ningún caso aburrida o larga. También lo hace en el uso de la cámara y el montaje en algunas secuencias especialmente exitosas. En este sentido quisiera destacar un plan secuencia memorable rodado en la casa familiar, una persecución en coche o una escena final laberíntica.
La parte más social y melodramática se basa en la historia de una familia iraní durante el período conocido con el nombre de "la revuelta del velo" y el lema "mujer, vida y libertad", desencadenado tras la muerte en manos de la policía de la joven Mahsa Amini, detenida por no llevar velo. El padre ha ascendido recientemente a juez de instrucción y, con su evidente participación en la represión del movimiento, le sitúa en una delicada situación tanto a nivel de dilemas éticos, de seguridad personal como de discrepancias familiares con su mujer y sus dos jóvenes hijas. A medida que avanzan los días de revuelta la ruptura de los vínculos familiares van en paralelo hasta llegar a un punto de no retorno con un empoderamiento femenino progresivo y muy bien expuesto.
Entro en la sala con la desconfianza de una excesiva duración. Salgo con el agradecimiento por haber disfrutado de cine de primera clase y haber estado siempre con una atención absoluta. No soy el primero que destaca el mérito en el compromiso de un equipo de rodaje que no puede volver a su país y que tuvo que sacar una copia original de forma clandestina. Pero no es sólo este mérito el motivo que debe empujarnos a un visionado, hay que añadir su indiscutible firmeza fundamentada en una impecable realización armonizada perfectamente con un nivel interpretativo notable.
La parte de entretenimiento corre a cargo de una tensión dramática bien sostenida, unas interpretaciones sólidas y una realización suficientemente dinámica. Además, la aparición y desaparición de una pistola en torno a la mitad del metraje aporta un añadido de intriga que nos llevará en volandas hasta el final. Podemos decir que la cinta comienza como un melodrama familiar, evoluciona hacia un thriller en busca del arma en cuestión, para derivar en el tramo final en una breve road movie con trazas de western. La habilidad del director Mohamed Rasoulof —que recuerdo por "La vida de los demás" (2020)— se demuestra al aunar esta mezcla y quedar patente el hecho que la película no resulta en ningún caso aburrida o larga. También lo hace en el uso de la cámara y el montaje en algunas secuencias especialmente exitosas. En este sentido quisiera destacar un plan secuencia memorable rodado en la casa familiar, una persecución en coche o una escena final laberíntica.
La parte más social y melodramática se basa en la historia de una familia iraní durante el período conocido con el nombre de "la revuelta del velo" y el lema "mujer, vida y libertad", desencadenado tras la muerte en manos de la policía de la joven Mahsa Amini, detenida por no llevar velo. El padre ha ascendido recientemente a juez de instrucción y, con su evidente participación en la represión del movimiento, le sitúa en una delicada situación tanto a nivel de dilemas éticos, de seguridad personal como de discrepancias familiares con su mujer y sus dos jóvenes hijas. A medida que avanzan los días de revuelta la ruptura de los vínculos familiares van en paralelo hasta llegar a un punto de no retorno con un empoderamiento femenino progresivo y muy bien expuesto.
Entro en la sala con la desconfianza de una excesiva duración. Salgo con el agradecimiento por haber disfrutado de cine de primera clase y haber estado siempre con una atención absoluta. No soy el primero que destaca el mérito en el compromiso de un equipo de rodaje que no puede volver a su país y que tuvo que sacar una copia original de forma clandestina. Pero no es sólo este mérito el motivo que debe empujarnos a un visionado, hay que añadir su indiscutible firmeza fundamentada en una impecable realización armonizada perfectamente con un nivel interpretativo notable.
6 de febrero de 2025
6 de febrero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque son muchas las historias llevadas al cine sobre diferentes aspectos del régimen iraní, Mohammad Rasoulof nos cuenta, bajo una cotidianidad angustiosa y a veces macabra, lo sucedido con tres mujeres que sufren violencia de todo tipo, no solo de tipo social, sino en el seno de su familia.
Película seca y dura, aunque el director tiene la virtud, de vez en cuando, de darnos algún respiro que nos facilita seguir la trama, comprendiendo que en realidad es un continuo de tensión de la vida impuesta por el régimen religioso.
Muy buen film con unas interpretaciones notables, entre las que destaca Missagh Zare, en el papel de Iman, que no se sabe bien, o no consigue resolver su entorno vital o es un fariseo que nos mantiene engañados, incluida su familia.
Para ver, y seguir dándonos cuenta que, en este caso, lo que nos relatan los medios es así o peor.
Película seca y dura, aunque el director tiene la virtud, de vez en cuando, de darnos algún respiro que nos facilita seguir la trama, comprendiendo que en realidad es un continuo de tensión de la vida impuesta por el régimen religioso.
Muy buen film con unas interpretaciones notables, entre las que destaca Missagh Zare, en el papel de Iman, que no se sabe bien, o no consigue resolver su entorno vital o es un fariseo que nos mantiene engañados, incluida su familia.
Para ver, y seguir dándonos cuenta que, en este caso, lo que nos relatan los medios es así o peor.
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