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Pasaron las grullas

Romance. Drama Veronica y Boris son dos enamorados de Moscú que se ven obligados a separarse cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y Boris es reclutado como soldado para ir al frente a luchar. (FILMAFFINITY)
Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
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9
11 de febrero de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Necesito escribir sobre "Cuando pasan las cigüeñas", decir que es buena hasta decir basta, dar mis explicaciones (no sé si sabré) y presentarla como una de esas joyas de las que tanto se habla cuando rebuscamos en el pasado. El contexto de la URSS para el año de su realización es lo de menos, no importa si es época de desestalinización y sobre todo da igual si es mirarse al ombligo. También los USA miran el suyo y eso no quita que pueda hacerse cine de calidad si se tienen cualidades. Mikhail Kalatozov realiza un concierto de cámara (esta definición es precisa, y no es mía, claro) que es para quedar satisfecho y contento el día que toque verla y los siguientes. Recuerdo "Soy Cuba" y me dan ganas de buscar por los rincones de la red más cine de este caballero ruso. O no, tal vez me quede aquí. El caso es que la historia que aquí se nos cuenta es completísima, se cimenta en un guión sencillo pero eficaz y sobre todo, las imágenes deslumbran, brillan, conmueven.... Una maravilla.

Iré al spoiler a tirarle los trastos por una escena muy concreta, no explica mucho de la trama pero mejor que quede oculto porque esa escena es una gozada, inolvidable. Así pues, sean cigüeñas o grullas (en mi caso he visto la versión subtitulada y hablan de grullas) la película toca el suelo, la tierra por la que el soldado se mueve intentando sobrevivir, el asfalto de las calles de Moscú y el piso de las viviendas en las que puertas adentro se sufren dramas humanos tremendos. Lo del manejo de la cámara sería lo de menos si fuera algo únicamente vehicular, pero con Kalatozov es imposible no quedar prendado por su virtuosismo. A ello le añadimos un drama humano que podemos hacer nuestro y a disfrutar. Sin prejuicios, se trata de contemplar y dejarse llevar.

Da tiempo en sus poco más de noventa minutos para juzgarla a ella (eso lo primero), para entender sus actos y defenderla (o no), para maldecir a la guerra y sobre todo para llegar a la conclusión que si el cine vale la pena es por películas bien hechas como esta soviética, películas hechas con alma, con oficio también, que nadie debería perderse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En una de las primeras escenas la cámara sube por el hueco de las escaleras de un edificio, sigue el movimiento de nuestro protagonista Boris, recién enamorado, aún vivo. Esa escena es una maravilla. Pues bien, muy por encima quisiera destacar la escena del bombardeo, con el piano intacto, con la traición en la atmósfera, más infame él que ella por supuesto, que vive sin complejos su vida tras las líneas, alejado del frente, y se tira al cuello de una mujer indefensa, presumiblemente viuda. Han pasado un par de semanas desde que la vi y ya sé positivamente que es la tensión concreta de esos momentos de terrible bombardeo, con ese piano ahí tan bien puesto, lo que más recordaré de esta enorme película.
8
18 de marzo de 2010
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas cosas pasan cuando se ve "realismo socialista", no todo el mundo puede ser Tarkovsky y es evidente que Kalatozov no lo fue. Pero todos somos en gran medida hijos de nuestro tiempo y víctimas de nuestras propias debilidades y virtudes. En este caso, al igual que en muchos otros, no podría venir mejor la traída frase de Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias". Este director georgiano tuvo algún disgusto en los turbulentos años 30 con la censura stalinista, un buen motivo para dejar de tontear con el idealismo. En cualquier caso Kalatozov fue un gran director en tiempos muy complicados. He dudado al puntuar esta película entre un 8 y un 9, menos no merece, aunque sólo sea por la genialidad técnica que despliega el director a lo largo del film, aunque sólo sea por la belleza del monócromo, aunque sólo sea por el hermoso canto pacifista del final que no desmerece en nada al que hiciera Chaplin en "El gran dictador". Finalmente optaré por un 8 a la espera de un futuro revisionado. ¿Porqué la duda? Saltará a la vista para todo aquel que decida adentrarse en este hermoso film y pido disculpas porque para continuar tendré que desvelar detalles del argumento: la película es doctrinaria, dogmática, los personajes son excesivamente estereotipados y el guión está excesivamente forzado en algunos puntos (es poco creíble que la novia decidiera casarse con el hermano de su novio menos de un año después de que éste partiera a la guerra). La película de Kalatozov es un despliegue de maestría, el objetivo del director es experimentar con las cámaras, con el séptimo arte en su estado más puro, y el del régimen soviético conseguir un film efectista, ideológico. Como demuestra esta película ambas cosas no son incompatibles, por más paradójico que parezca.

Podemos contemplar varias cuestiones de interés desde el punto de vista histórico-social. En primer lugar cómo la guerra trastoca la vida cotidiana de las personas. Esto se observa en la transformación que experimentan los escenarios urbanos de la luminosidad del principio a los tonos ténues que suceden al estallido de la guerra, con calles inundadas de erizos, sacos de arena, etc. Sin embargo Boris entiende que esa luminosidad (propiciada cómo no por la paz y por el régimen soviético) debe ser defendida para poder ser conservada, por eso le dirá a Verónica en su nota que "Nada me puede alejar de tí, pero ¿qué puedo hacer?. Estamos en guerra. Esto es necesario. Uno no puede vivir como antes y divertirse cuando la muerte avanza por nuestra tierra. Ya tendremos tiempo de ser felices". Boris es el prototipo de héroe que se inmola como voluntario en pos de un futuro mejor, de un proyecto colectivo que coincide con sus necesidades y esperanzas, de aquel que hace la guerra para alcanzar la paz.
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Por contra su hermano Mark y Verónica representarían la traición a la patria y el egoismo más absoluto, es decir, el modelo a evitar. Verónica sólo puede pensar en su felicidad individual, no es capaz de ver más allá de sus propias necesidades, de comprender su pertenencia a un colectivo mayor. Sin embargo trata de olvidarse de la amarga realidad de la guerra y de sus errores trabajando como voluntaria en un hospital para heridos de guerra, donde se da de bruces con su pecado, porque el pasado siempre nos alcanza y más cuando se trata de un asunto de traición. De este modo es especialmente conmovedora la desesperación de un soldado al enterarse de que su novia ha hecho con él lo mismo que Verónica con Boris. El tío de éste, Fedia, doctor del hospital le dirá al soldado: "Si cambió a una rata de la retaguardia por un héroe de guerra es que no vale un kopeck".

En Boris vemos la guerra convertida en el lugar de realización del arquetipo masculino relacionado con la fuerza, el coraje, la virilidad, la energía, la voluntad de acción, la solidez de nervios, pero, al mismo tiempo, la rectitud moral, la generosidad, el idealismo. Mientras tanto su hermano Mark sería la antítesis de dicho arquetipo, un hombre que ha llevado a cabo un soborno para eludir su deber con la patria, así aparece relacionado con la cobardía, la debilidad y la inmoralidad (le arrebata la novia a su hermano). Un exceso de nerviosismo y de intelectualismo (es un apasionado del piano, sólo se lamenta de que la guerra ha frenado su carrera en seco) a expensas de la actividad física y el sacrificio. Estos son los elementos que debilitan el cuerpo de la nación y lo condenan al declive. La película está mostrando la disolución de las barreras entre el frente y la retaguardia, la necesidad de llevar a cabo una movilización total en todos los ámbitos de la vida, de orientar todos los esfuerzos a la consecución de la victoria.

Sin embargo al final Verónica entiende que su novio entregó la vida por una causa mayor que estaba por encima de su amor, entiende que gracias a su sacrificio será posible la felicidad de millones de personas, entiende que pertenece a algo mucho más grande. "No hemos vencido ni dado la vida en nombre de la destrucción, sino de la creación de la nueva vida". Lucharon porque tal barbarie no fuera posible otra vez.
8
9 de octubre de 2012 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Cuando pasan las cigüeñas’ puede no ser perfecta en el plano argumental, especialmente por el exceso de agilidad en la primera media hora de película que impide que empaticemos de forma clara con la situación que ha de vivir nuestra protagonista, la hermosa e impresionante interpretativamente Tatiana Samoilova, y que la hace aferrarse a lo poco que le quedó, olvidando precipitadamente toda esperanza y toda promesa sin aferrarse desde el amor a que pasen de nuevo las grullas (que curiosamente son estas aves migratorias, nunca cigüeñas). Pero en el plano técnico es tan espectacular, que todo, absolutamente todo es perdonable y fácil de obviar.

Kalatozov comenzó a dirigir en la década de los años 30, más de diez años antes de que Orson Welles asombrara al mundo con su estilo narrativo y ruptura con todo lo convencional tras el estreno de ‘Citizen Kane’, pero su trabajo llega a cotas de experimentación, montaje, desarrollo y estructura secuencial de un nivel exquisito y rompedor. Algunos travellings (despedida de los soldados, su posterior regreso del frente), la planificación (excelentes picados y contrapicados, primeros planos muy en la línea de distorsión de Welles, y algunos planos secuencia como la llegada de los tanques o la correspondencia, y de cámara fija girada desde el suelo como la magistral escena del pasillo cuando es perseguida por Mark) o el exquisito montaje, que transmite de una manera excepcional los sentimientos y paranoias de los protagonistas, hacen de este filme una obra con mayúsculas y de inmediato goce para los amantes del séptimo arte.

Destacar la vibrante fotografía en blanco y negro, el sorprendente realismo de las escenas de batalla y un argumento sorprendente e inusual para la Rusia comunista (Kalatozov filma por vez primera una derrota caótica y desesperada de las tropas soviética) y cuyo enfoque del sinsentido de la guerra influiría poco después en la también magnífica y más centrada en el frente y se decadencia ‘El destino de un hombre’ (Bondarchuk, 1959). Lo que supuso una terrible verdad en los democráticos EE.UU. con la despiadada ‘Los mejores años de nuestra vida’ (W. Wyler, 1946) ha de considerarse de mayor mérito en esta obra realizada en un país acuciado por la censura a todos los niveles (encima el director es georgiano).

Termino comentando la evidente influencia a nivel narrativo que este filme tiene sobre ‘El cazador’, de Cimino (e incluso su injustamente masacrada ‘La puerta del cielo’). Ambas comienzan con celebraciones, compromisos y excelsas alegrías destrozadas tras la llamada a filas. En la película de Kalatozov esa felicidad mística se hace realidad a través de una omnipresente banda sonora quizá en exceso almibarada, pero que encuentra plena concordancia con los acontecimientos que se van a ir desarrollando y que encuentran su punto álgido con la desgarradora interpretación a piano de Mark.

En fin, una obra necesaria, compleja y radical a pesar de sus defectos y que merece ser conocida.
10
24 de abril de 2014 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mikhail Kalatozov nos sorprende en el año 57 con un film magnifico, una genialidad del cine, una obra maestra absoluta. Es una película hermosa a cada escena, con una fotografía brillante, cómo no recordar al novio subiendo las escaleras del edificio.

En este caso la contestación a la guerra toma otro punto de vista, distinto por ejemplo al de Apocalypse Now, que nos muestra cómo se atrofia la mente humana EN la guerra, y la estupidez y aprovechamiento que da lugar estos horrendos actos de los que la humanidad tiene lamentablemente experiencia de sobra.

En este film nos muestran de qué manera se sufre en la otra vereda, es decir cómo la pasan las mujeres dejadas por sus hombres o cómo las madres sufren por sus hijos que están en la guerra. De cómo siempre hay gente que abusa de estas situaciones, aprovechándose de la debilidad de no tener a nadie en el mundo, o del drama psicológico que representa no saber si tu ser querido regresará. Y cómo no, la profunda angustia que sienten los soldados de saber si su esposa/pareja los dejó por otra persona.

Película que está cargada de sentimientos, pero no tirándolos en la cara como una película romántica cualquiera, sino que de manera inteligente, con su honestidad, sinceridad, y verosimilitud nos cautiva y atrapa en su bella trama. Recordar que no por nada fue la única película de la URSS en conseguir la anhelada Palma de Oro en Cannes.

Para concluir, les dejo un dato externos a la trama: Nikita Jrushchov luego de ver la película dijo airadamente que la protagonista era una "puta".
6
19 de agosto de 2019
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha parecido muy original y curiosa esta película enmarcada en la segunda Guerra Mundial, donde nos cuentan la historia de dos amantes que se verán separados por el inicio de la contienda, cuando él tenga que marchar al frente.
Y me ha parecido muy curiosa porque este director, utiliza la cámara de una forma muy especial, logrando momentos verdaderamente arrebatadores.
Hay que reconocer que, a partir de un guion mínimo, este director sabe sacar partido narrando visualmente, apenas apoyado por diálogos, esta historia de traición y redención, desesperanza y recuperación de un amor truncado.
Es más una historia de los que se quedan esperando en la ciudad, que de los que van al encuentro de la guerra.
Y sí. No puedo dejar de reconocer que aquí hay mucho y buen cine.
Pero, ( y yo siempre hablo desde la subjetividad de mis sentimientos), sospecho que el director buscaba que yo empatizase con la protagonista, o que al menos, comprendiese un poco los motivos que le llevan a actuar así y no ha sido el caso. ( spoiler).
Entonces sólo caben dos cuestiones. O soy yo, que soy incapaz de comprender al personaje y entonces es culpa mía, o es que a pesar del virtuosismo visual del director, un guion más potente y unas interpretaciones más matizadas me habrían ayudado a contemporizar con el personaje, que sintiéndolo mucho, no me cae nada bien.
Voy al spoiler para tratar de explicarme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La pareja está enamoradísima. Van a casarse. Estalla la guerra y el muchacho se presenta voluntario para ir al frente. Ella se enfada. Bueno, es normal. Sus sueños quedan rotos y no sabe si volverá a verlo.
No recibe carta de él. Lógico, teniendo en cuenta que la comunicación en tiempos de guerra es muy difícil.
Un primo que está enamorado de ella le presiona y le acosa. Ella le rechaza tajantemente.
En el siguiente plano, ya me he hecho el lío. Como ella pone el mismo rostro dolido y resentido ya no sé cómo interpretarlo. No sé si el primo le viola, así parece, o cede a sus requerimientos y se acuesta con él voluntariamente.
Ya en la siguiente escena, están anunciando su casamiento mientras ella, sigue con el mismo rostro malhumorado.
¿ Qué ha pasado?. ¿ La viola y se casa con él?. No lo pillo. ¿ Como no tenía dónde ir, se casa con su violador?. ¿ Se ha cansado de esperar?. ¿ Lo hace por cobardía?, ¿ Entonces por qué sigue con la misma cara de mala hostia, como si le estuvieran obligando a hacerlo?.
A todo esto, su matrimonio no funciona claro. Ella sigue de mala leche, esperando una carta que no llega.
Su marido le pone los cuernos y le roba el último regalo que le había hecho su enamorado. Una ardilla. Ella va a casa de la amante de su marido a recuperar la ardilla. Justo ahí descubre que la ardilla guardaba una carta en su interior, escrita el último día de la marcha de su amor.
Esa carta, junto con unas palabras que oye a su suegro, denigrando a las mujeres que abandonan a sus enamorados que van al frente, parece que le hacen recapacitar y arrepentirse de lo que ha hecho.
Le comunican su muerte. Pero ella ya ha recuperado la esperanza y la fe y se niega a dar por muerto a su amor, hasta que no le traigan su cadáver.
No lo sé, pero esta tía me parece una egoísta y bastante tonta. No comulgo con eso de que estaba deprimida y demás. Cómo me voy a emocionar con un personaje al que durante todo el film me dan ganas de darle un sopapo.
Vuelvo a reiterar. O yo no he entendido bien la película, o no han sabido construir bien al personaje y, en ese caso, todas las maravillosas escenas ( que las tiene, y muchas), no bastan para aupar esta película al trono de las excelentes.
He leído críticas de otros usuarios explicando el personaje, pero yo no consigo hacer la misma lectura de muchacha confusa y deprimida en tiempos de guerra, como hacen los demás. La permanente mirada petrificada de ella, no me ha dejado vislumbrar qué podía haber dentro de ella.
No sé qué decir. Juzguen ustedes. Es muy posible que me equivoque. He quedado confuso.
De todos modos, le doy un seis, porque tiene un montón de escenas, que no he mencionado, verdaderamente hermosas.
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