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El topo

Intriga. Thriller Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes ... [+]
Críticas 193
Críticas ordenadas por utilidad
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9
30 de diciembre de 2011
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Topo" no es una película cómoda de ver, ni mucho menos. Pero en mi caso tengo que decir que mereció la pena aguantar dos largas horas, aunque me molestara tanto sentirme perdido, ajeno a lo que pasaba. Como en muchas otras cosas, la vida no te da satisfacciones si no tienes cierta fe y esperas (creo que eso mismo le pasa al protagonista, Smiley). Y al final, a veces, llegan las recompensas.

Mi fe en "El Topo" se basaba en la anterior película de Alfredson, la preciosa "Let the right one in". Y me he dado cuenta que "El Topo" es una digna heredera, en el sentido de que profundiza en esa peculiar visión del Amor que tiene el autor.
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El personaje principal, Smiley, tiene un crecimiento a fuego muy muy lento. Aparentemente anodino, insensible, como desengañado o desenganchado de la vida, el personaje va moviéndose a ritmo de camaleón, pero mudando por fin la piel; sus pocas palabras, sus preguntas precisas y, sobre todo, su inmensa capacidad de escucha consiguen condensarse finalmente en un bloque sólido, en una personalidad compleja que, parecía increible, enamora.

En "El Topo" las sensaciones llegan todas al final. Lo anterior, al igual que en Smiley, es un lento y necesario preparativo que no explota hasta el cierre de la película (en mi caso incluso bastantes horas después), como unos fuegos artificiales que llenan de color la pantalla (y la mente), mostrando que era el Amor, y no otra cosa, lo que había estado moviendo los hilos de una trama tensa y metálica. Una trama, ya lo he comentado, que a veces parecía definitivamente infranqueable. Y entonces, de momento, y ya para siempre, la atraviesa. Vence; el Amor.

Hay dos misterios paralelos a los que se enfrenta Smiley: "¿quién es el infiltrado en el servicio de inteligencia inglés?" y "¿por qué me ha dejado mi mujer?". Éste último, el más importante para él.

Ambos resultan confluir en un elemento que a la postre será la clave para poderlos resolver: el amante de la mujer de Smiley, el espía Bill Haydon, no está enamorado de ella, sino de otro de los espías implicados en el asunto a investigar.

Tirando de este hilo Smiley llega al topo. Pero también llega hasta su mujer. ¿Por qué esto último?

Lo importante de la película, a mi entender, es lo que no está contado. A ella, si nos damos cuenta, no se le muestra. No la conocemos más que en le reflejo que deja en él. ¿Qué busca? ¿Por qué se mete en esa historia de infidelidad? Teniendo a un tipo interesante y duro de la hostia enamorado de ella... ¿para qué buscar otro que no lo está?

Mi hipótesis es que ella se mete ahí precisamente por eso, porque esa otra historia no tenía futuro. Aquí convoco al inconsciente humano. ¿Qué hace alguien metiéndose donde no debe, donde no hay mutua correspondencia? Porque eso se sabe, se siente.. a nivel inconsciente. Nadie te puede engañar a no ser que tú quieras dejarte engañar. Mi respuesta es que ella no está buscando otra cosa que no sea poder (reconocimiento) a través de Smiley (una persona ya de por sí poderosa). Intenta apoderarse de él (algo tan humano...).

El Amor no es sólo el motor de lo que ha ocurrido antes, sino que resulta ser la causa de que todo se esclarezca. El propio topo lo reconoce al final ante Smiley: "Ella era tu punto débil, pero por lo visto no del todo". Él lo (y la) desentraña y ella vuelve, vuelve con el adecuado (Let the right one in).
6
23 de diciembre de 2011
32 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundillo de los espías es tan exclusivo que requiere una predisposición especial para entrar en él. Olvídate de la más mínima acción o de atractivos agentes cautivando féminas.

El topo es una obra seria y bien hecha que cuenta con la correcta dirección de alguien que se ha tomado sus molestias para conseguir el ambiente más real que rodea a esta gente, tal vez inspirado en viejos espías como Kim Philby, y al parecer también en una antigua serie inglesa.

La cuestión es como he leído en un periódico sobre este tema, que un espía tiene que ser alguien tan corriente que si por casualidad te fijas en él, a los pocos minutos se te tiene que haber olvidado el careto. Ahora bien, a mi entender, este requisito ha calado hasta en la misma historia consiguiendo que la trama, por desgracia, también pase desapercibida aún estando ahí en todo momento.

Hay un topo al que suponemos se maneja por sus túneles para entenderse con Control, con Carla, con Circus… y que justo un topo es el individuo a quien los reptiles más odian por eso mismo, porque se habla con todos, y eso no lo soportan, y al espectador le interesa saber quien es ese osado topo que pone en jaque a los flemáticos ingleses y es ahí cuando los túneles se convierten en subterráneos muy profundos, cuando se cruzan demasiado los caminos y cuando empiezan a dar la impresión que desaparecen dejando historias incompletas.
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El personaje de John Hurt empieza avisando que quieren su cabeza, a raíz de ahí el agente Smiley se pone en funcionamiento para buscar un topo en las esferas del Circus, base de operaciones inglesa.

Destacan de entrada las escenas donde perfectamente y con brevedad nos ponen al corriente del fondo de reptiles. Es curioso como los Gobiernos invierten partidas presupuestarias en “fondos de reptiles” que pasan de todos los controles que deberían pasar y sólo para que los gobernantes se sientan informados. Pero, informados… ¿de qué? La impresión es que el gobierno tiene que tener una serie de hombres viviendo al margen del mundo real, cotilleando y descubriendo secretos para en algún momento, hundir a alguien; y para darle un aire de seriedad debida a esta vida, torturan y asesinan a escondidas y en el mayor de los secretos.
Así es que al final un espía se vuelve alguien impersonal, que carece de secretos, para que en ningún momento nadie pueda averiguar algo de él. Porque él sabrá que su mujer le acaba de engañar porque ve a su amigo que se está colocando los zapatos desatados y que su compañero no va a visitar a sus tías los fines de semana como dice, sino que es homosexual y se queda con su amante... Y que esa es la información que le hace fuerte... Que saber cosas de los demás es lo que cuenta. Que alguna cosa se puede contar, porque da igual que se sepa, pero que un topo cuenta lo que no debe a quien no debe, entonces invalida los secretos que cada gobierno o agentes del gobierno poseen y por eso debe ser eliminado.
Todo esto conlleva la soledad más extrema del agente. Hay que evitar toda aproximación, no vaya a ser fotografiado con alguien que el día de mañana esté en entredicho y por tanto pase él también a ser sospechoso...

La película es un alarde de autenticidad pero inflexible, hermética y con un final poco resolutivo.
7
23 de diciembre de 2011
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas sobre espionaje, al igual que las novelas, acostumbran a optar entre dos caminos claramente diferenciados; uno se basa en la peripecia, la acción, en el espía invulnerable y arrollador, siendo ejemplo paradigmático el ciclo Bond, o por citar uno más reciente, el ciclo Bourne. El otro camino, mucho menos transitado, se inclina por el análisis, la introspección, la rutina, y un espía antimodélico, alejado del estereotipo heróico antes mencionado (citemos aquí el Harry Palmer de "Ipcress" o el Alec Leamas de "El espía que surgió del frío", no por casualidad otra criatura de Le Carré).

En esta ocasión, Alfredson -a quien ya conocía por esa maravillosa y ambigua película que es "Déjame entrar"- adapta una de las más célebres novelas de Le Carré, uno de los grandes autores del género (aunque yo siempre preferiré al menos conocido pero anterior Eric Ambler), y lo hace con gran fidelidad, por lo que el camino elegido no podía ser otro que el segundo. Por lo tanto, nos encontramos ante una narración compleja en la que el ambiente del espionaje se capta desde una óptica desapasionada y en la que la investigación para destapar al "topo" se asemeja más a una intriga de oficina que a un relato de acción trepidante lleno de sorpresas y sobresaltos. Aunque esto pueda defraudar a algunos espectadores, esta forma de acercarse al género aporta una sensación de veracidad mucho mayor, mostrándonos una galería de personajes de carne y hueso, de los que suelen destacarse sus debilidades más que sus fortalezas (al fin y al cabo de eso trata el espionaje, de percatarse de las debilidades ajenas y protegerse de las propias).

Aunque algunos críticos han escrito que esta película nos retrotrae a los thrillers de los setenta, yo no estoy demasiado de acuerdo; el estilo visual y narrativo, sobre todo este último, me parece mucho más contemporáneo, con constantes saltos temporales y alternancias entre el protagonismo de personajes y tramas. Visualmente llama la atención la fotografía de tonos apagados, un tanto tristes, y la diferente duración de los planos en función de quién los protagoniza (cuando es Smiley son mucho más largos, reflexivos y pacientes, ilustrando así una característica fundamental del personaje). Posee también una buena banda sonora, y unas interpretaciones excelentes de todo el reparto, con Gary Oldman a la cabeza, que gracias a su contención, logra una estupenda recreación de Smiley, demostrando el alcance de su talento. Debe destacarse también la perfección de los decorados y el vestuario, estupendamente ambientados.

Quizás el único pero del filme sea que la profundidad de los personajes, tanto en su forma de ser como en sus motivaciones, no queda suficientemente reflejada, cosa que sí ocurría en la novela, pero es un mal disculpable, secundario ante los indudables méritos que atesora la película, que como bien sugieren ciertas secuencias, se asemeja a una partida de ajedrez por correspondencia, con Karla y Smiley como jugadores.
4
17 de enero de 2012
34 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha decepcionado bastante esta película realizada por un buen director. Ese Déjame entrar versión sueca lo atestigua. El topo, en cambio, me ha aburrido. Y es delito en una película de un género que necesita de una trama atractiva e interesante. Quizá lo sea ésta también, pero los resultados y el desarrollo... es un rollo. Si a una película de espías no se le pilla el truco, además...

Gary Oldman está bien, sí, y el resto están correctos. Y la música de Alberto Iglesias. Pero lo demás no me mola. Ni la forma de contar ni casi lo que se cuenta. Ritmo cansino, guión hiper-confuso. Trama farragosa, personajes por doquier. Y menos mal que el elenco es so british y la solvencia interpretativa se salva. Lo que se va a la quema es la película, desgraciadamente.

O sea, que si una de espías no me entretiene (y las de James Bond a veces tampoco cumplen su cometido) es que se han hecho mal las cosas. Tomas Alfredson no se deja llevar.

(Impresión personal: Oldman caracterizado así parece Pacino).
10
22 de mayo de 2012
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído muchas críticas negativas alegando que la falta de claridad y la complicada trama de Tinker Taylor Soldier Spy la hacen una película aburrida, donde solamente una élite de intelectuales pueden llegar a entenderla. Se justifican diciendo que igual no son tan listos. Realmente, me hace gracia, pues no hay mas ciego que el que no quiere ver.
Sí, es una película complicada, pero si tienes alguna motivación intelectual (o un poco de amor propio) no aguantarás no comprenderla, y te sentarás en tu sillón y la verás una segunda vez. Y será entonces cuando te quedes sin poder apartar los ojos de la pantalla. Porque cuando acabe el segundo visionado, estarás de acuerdo con los que considerabas unos capullos snobs, con los que decían que era una jodida obra maestra. Ese es mi consejo, nada mas que añadir que no se haya dicho ya.
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