Samaritan Girl
6.6
5,137
Drama
Dos colegialas descubren que la prostitución es el modo más fácil y rápido para conseguir el dinero deseado para ir a Europa. De este modo, una se encarga de buscar a la clientela y la otra de vender su cuerpo, y ambas se inician en un negocio tan lucrativo como peligroso... (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2011
17 de febrero de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil hablar de una peli de Kim Ki-duk y de las sensaciones que te llegan porque, de alguna manera, has de traducir a tu propio formato occidental situaciones que tienen que ver con el comportamiento de los asiáticos, sus sentimientos, su mundo real, su espiritualidad..... Y a veces, en la traslación, vivímos experiencias más propias del mundo de los sueños o de regiones alucinógenas.
Estás obligado a hacer un esfuerzo de comprensión para considerar, al final, que sus problemas son los mismos de aquí: sus hijos también son víctimas del consumismo, sus adultos son tan poco escrupulosos como los nuestros, los padres están lejos y ambas partes sufren de incomunicación, las ciudades están llenas de jaulas verticales y los buenos samaritanos sólo surgen de la inocencia y la candidez; provocando el desconcierto o siendo mancillados groseramente por su generosidad.
El camino de redención, escogido por Yeo-Jing (la colegiala carcomida por la culpa), sólo es entendido por algún cliente con mala conciencia proclive al arrepentimiento.
El surrealista tirabuzón de ingeniería espiritual y creciente sed de razonable venganza, del que hace gala Kim Ki-duk en Samaritan Girl, nos deja sumidos en la duda y la incertidumbre de cual sería nuestro comportamiento ante una circunstancia similar, y si alguien puede embridar la ira cuando su cabeza está habitada por el tierno rostro de una hija y tiene delante a un despreciable y sucio abusador.
Estás obligado a hacer un esfuerzo de comprensión para considerar, al final, que sus problemas son los mismos de aquí: sus hijos también son víctimas del consumismo, sus adultos son tan poco escrupulosos como los nuestros, los padres están lejos y ambas partes sufren de incomunicación, las ciudades están llenas de jaulas verticales y los buenos samaritanos sólo surgen de la inocencia y la candidez; provocando el desconcierto o siendo mancillados groseramente por su generosidad.
El camino de redención, escogido por Yeo-Jing (la colegiala carcomida por la culpa), sólo es entendido por algún cliente con mala conciencia proclive al arrepentimiento.
El surrealista tirabuzón de ingeniería espiritual y creciente sed de razonable venganza, del que hace gala Kim Ki-duk en Samaritan Girl, nos deja sumidos en la duda y la incertidumbre de cual sería nuestro comportamiento ante una circunstancia similar, y si alguien puede embridar la ira cuando su cabeza está habitada por el tierno rostro de una hija y tiene delante a un despreciable y sucio abusador.
15 de febrero de 2013
15 de febrero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la occidentalidad es complejo ver películas orientales. Las razones son múltiples: los silencios, las expresiones, los tiempos, las estructuras narrativas... En esta no sólo tenemos presente todo esto, además hay una absoluta falta de realidad. No sólo los actores vagan por el film sino que las propias acciones carecen de sentido, son una especie de teatrillo del absurdo. Sin duda la temática da para mucho más y con mucho menos. La clave de todo es el estúpido guión y su forma de representarlo. Supongo que a Kim Ki-duk le da para vivir y recibir reconocimiento pero bajo mi punto de vista es totalmente inmerecido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La policía en la primera parte de la película parecen Hernández y Fernández. La escena de la ventana que remata la primera parte es estúpida y falta de credibilidad, el personaje del músico y las escenas en las que aparece son incomprensibles. Sin duda los recursos dramáticos del padre hacen que la película remonte parcialmente el vuelo pero tras los escarmientos todo se emborrona de nuevo en un vaya usted a saber que.
Si esto pretende ser una crítica a la religión cristiana, desde luego que no se ha acercado ni a la diana.
En resumidas cuentas, bastante lamentable.
Si esto pretende ser una crítica a la religión cristiana, desde luego que no se ha acercado ni a la diana.
En resumidas cuentas, bastante lamentable.
8 de marzo de 2007
8 de marzo de 2007
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hace apenas dos semanas, Kim Ki-Duk cogía el Hierro 3 para asestarnos otro de sus más bellos y desgarradores poemas, ahora regresa para presentarnos a sus Samaritan girl. Ya saben que corren el peligro de enamorarse o ser detenidas, pero confían en que su amistad las protegerá en todo momento de los males que azotan el mundo. Sexo, espiritualidad, sacrificio, redención, venganza, amor… Casi nada.
El universo poético de Kim Ki-Duk sigue de enhorabuena. Los ingredientes que lo han convertido ya en director de culto confieren esta vez un plato de referencias cristianas. Para un occidental puede que los planos rayen el exhibicionismo, la narración sea demasiado seca y el grado de simbolismo lo aturuye, pero esta adictiva mezcla de primeros planos y planos secuencia trasciende cualquier apariencia escandalosa gracias a su basta dimensión moral. En un nuevo y extraño arrebato de ambición, el autor de Primavera, verano, otoño, invierno… compone, con pecado, culpa y ansias de pureza y perfección casi otra obra maestra. No se puede renunciar ante tal meditación, carente de subrayados psicológicos y sociológicos, que avanza de forma imprevisible, pero impecable, hacia una escalofriante secuencia final (como toda su obra) que volverá a dejar al espectador a solas con sus sospechas.
Este cine es el desprecio radical por los géneros clásicos, haciendo de la yuxtaposición, la mixtura y la erosión de huellas reconocibles en lo genérico, una suerte de plástica firmada que acaba por llevar la narración a una zona sin límites difícilmente reconocible incluso para la mirada más entrenada. La invención creativa a nivel argumental, repleta de sorpresas, por más que algunas sean meros trucos de guión, mcguffins ocurrentes, magníficas ideas de partida que consiguen alargar hasta desquiciar al espectador, me cautivan haciéndome circular por un camino irreconocible, pues a medida que avanza la narración, el vehículo dramático principal se ha ramificado y ha complicado su coherencia interna, haciéndolo no sólo más rico, sino mucho más sugestivo, erótico y hasta perturbador para el espectador. Una manera de narrar las relaciones humanas a través de la perspectiva del surgimiento de lo voluntariamente oculto como motor de vida. Las apariencias en estas películas cobran vida y se convierten en una realidad nada aparente, sin estruendos dramáticos ni secuencias llamativas donde la carne sea la vía de expiación, son más bien obras que parecen venirnos a decir que la verdadera tortura es simplemente vivir acorde con la coherencia, en un mundo donde la vanidad y el egoísmo es lo predominante. Se dinamitan los convencionalismos y uno nunca sabe si se halla en el terreno de lo dramático, de lo satírico o de lo terrorífico. Un paraje espectral de seres desafiados por su anormalidad —por más cotidiana que ésta sea— y la extrema crueldad de su circunstancia obligándolos a cambiar (adaptarse), incluso usando métodos expeditivos, pese a ellos mismos.
El universo poético de Kim Ki-Duk sigue de enhorabuena. Los ingredientes que lo han convertido ya en director de culto confieren esta vez un plato de referencias cristianas. Para un occidental puede que los planos rayen el exhibicionismo, la narración sea demasiado seca y el grado de simbolismo lo aturuye, pero esta adictiva mezcla de primeros planos y planos secuencia trasciende cualquier apariencia escandalosa gracias a su basta dimensión moral. En un nuevo y extraño arrebato de ambición, el autor de Primavera, verano, otoño, invierno… compone, con pecado, culpa y ansias de pureza y perfección casi otra obra maestra. No se puede renunciar ante tal meditación, carente de subrayados psicológicos y sociológicos, que avanza de forma imprevisible, pero impecable, hacia una escalofriante secuencia final (como toda su obra) que volverá a dejar al espectador a solas con sus sospechas.
Este cine es el desprecio radical por los géneros clásicos, haciendo de la yuxtaposición, la mixtura y la erosión de huellas reconocibles en lo genérico, una suerte de plástica firmada que acaba por llevar la narración a una zona sin límites difícilmente reconocible incluso para la mirada más entrenada. La invención creativa a nivel argumental, repleta de sorpresas, por más que algunas sean meros trucos de guión, mcguffins ocurrentes, magníficas ideas de partida que consiguen alargar hasta desquiciar al espectador, me cautivan haciéndome circular por un camino irreconocible, pues a medida que avanza la narración, el vehículo dramático principal se ha ramificado y ha complicado su coherencia interna, haciéndolo no sólo más rico, sino mucho más sugestivo, erótico y hasta perturbador para el espectador. Una manera de narrar las relaciones humanas a través de la perspectiva del surgimiento de lo voluntariamente oculto como motor de vida. Las apariencias en estas películas cobran vida y se convierten en una realidad nada aparente, sin estruendos dramáticos ni secuencias llamativas donde la carne sea la vía de expiación, son más bien obras que parecen venirnos a decir que la verdadera tortura es simplemente vivir acorde con la coherencia, en un mundo donde la vanidad y el egoísmo es lo predominante. Se dinamitan los convencionalismos y uno nunca sabe si se halla en el terreno de lo dramático, de lo satírico o de lo terrorífico. Un paraje espectral de seres desafiados por su anormalidad —por más cotidiana que ésta sea— y la extrema crueldad de su circunstancia obligándolos a cambiar (adaptarse), incluso usando métodos expeditivos, pese a ellos mismos.
8 de febrero de 2006
8 de febrero de 2006
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor película de Kim-Ki Duk sin duda alguna, además de una enorme sorpresa. El film se divide en tres historias que están narradas con orden y sentido, primero comenzamos viendo quizá la más pobre de las tres, en ella se intenta llevar a cabo una especie de debate moral sobre ciertos asuntos que afectan a distintos tipos de personas, todos ellos unidos por un mismo hecho, pero con distintas concepciones del mismo. Sin embargo, a medida que avanza en su entramado, la película se torna rica en matices y nos muestra sentimientos de lo más dispares, desde la culpabilidad, pasando por el espíritu de superación y terminando con otros sentires como el remordimiento o el estancamiento de uno mismo. Todo esto, acompañado de una BSO magníficamente compuesta y encajada con cada una de las piezas de la obra y, además, con una fotografía de lo más destacable, bella en casi todos sus aspectos. Así pues, con unas historias de lo más crudas y duras, que quizá pequen de ser llevadas con un ritmo algo lento pero que, sin embargo, se combina perfectamente con la obra, el director sur-coreano que ya nos había deleitado con otras cintas como "Hierro-3" o "Primavera, verano, otoño, invierno...y primavera" logra con este su mejor film, el más completo y trabajado de sus manjares. Imprescindible.
18 de febrero de 2009
18 de febrero de 2009
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y va con X al cine. Samaritan Girl. Aunque no es la más reciente de Kim Ki Duk, es ahora cuando por fin ve la luz en los cines.
Y, tras la experiencia “quasi” mística de Primavera, verano, otoño, invierno…primavera, convence a X de ver esta película, comentándole las bondades y virtudes que podrán encontrarse. Sin embargo percibe en X una predisposición negativa: ceño fruncido, seriedad extrema acompañada de risas forzadas…
Y, que nunca ha sido un lince, percibe no obstante aquí que X, lo que está haciendo es, un favor acompañándole, lo que pone a nuestro héroe de mal ánimo (casi de mala virgen, vaya).
Al poco de sentarse, pude escucharles esta conversación:
- A ver si por una vez me gusta una película china.
- Es coreana.
- Qué más da.
- Déjalo.
- Si es que ya hasta el nombre Filistean Girl…
- Samaritan
- ¿Cómo?
- Que es igual…
- Bueno, pues eso, que vaya titulito…
Vemos la historia dura y sin concesiones; nada que ver con las buenas y poéticas intenciones de la película estacional, y percibo en Y una sonrisa; denoto que la ha gustado. Miro a X y también sonríe…pero tiene un aire avieso…
Me decido a preguntarles:
-¿Qué? ¿qué os ha parecido?
- Este Kim Ki Duk es un tío al que hay que seguirle la pista. Cómo ha cambiado de registro y con qué personalidad – me dice entusiasmado Y.
- ¿Y a ti X?
- Anda, anda, que no me vuelven a pillar en otra peli así.
- Pero… ¿qué es lo que no te ha gustado?
- Todo, el ritmo, las interpretaciones, el humor
- No tenía
- Pues eso, y qué era muy fuerte
- Ya veo, ya.
En ese momento decido poner a prueba a X:
- A mí tampoco me ha gustado
- No ves!!!! Ni que fuera yo la rara aquí
- Yo donde esté una peli en la que te puedas reír bien…
- Joder que sí, ni que lo digas
- Ayer mismo, vi El otro lado de la cama… sublime
- Síiiiiiiiiiii
Suficiente; doy una palmadita en el hombro a Y con una sonrisa cómplice y me despido de la feliz pareja.
Siempre con los tópicos.
Dedicada a todos los que van predispuestos a joderte la película.
Y, tras la experiencia “quasi” mística de Primavera, verano, otoño, invierno…primavera, convence a X de ver esta película, comentándole las bondades y virtudes que podrán encontrarse. Sin embargo percibe en X una predisposición negativa: ceño fruncido, seriedad extrema acompañada de risas forzadas…
Y, que nunca ha sido un lince, percibe no obstante aquí que X, lo que está haciendo es, un favor acompañándole, lo que pone a nuestro héroe de mal ánimo (casi de mala virgen, vaya).
Al poco de sentarse, pude escucharles esta conversación:
- A ver si por una vez me gusta una película china.
- Es coreana.
- Qué más da.
- Déjalo.
- Si es que ya hasta el nombre Filistean Girl…
- Samaritan
- ¿Cómo?
- Que es igual…
- Bueno, pues eso, que vaya titulito…
Vemos la historia dura y sin concesiones; nada que ver con las buenas y poéticas intenciones de la película estacional, y percibo en Y una sonrisa; denoto que la ha gustado. Miro a X y también sonríe…pero tiene un aire avieso…
Me decido a preguntarles:
-¿Qué? ¿qué os ha parecido?
- Este Kim Ki Duk es un tío al que hay que seguirle la pista. Cómo ha cambiado de registro y con qué personalidad – me dice entusiasmado Y.
- ¿Y a ti X?
- Anda, anda, que no me vuelven a pillar en otra peli así.
- Pero… ¿qué es lo que no te ha gustado?
- Todo, el ritmo, las interpretaciones, el humor
- No tenía
- Pues eso, y qué era muy fuerte
- Ya veo, ya.
En ese momento decido poner a prueba a X:
- A mí tampoco me ha gustado
- No ves!!!! Ni que fuera yo la rara aquí
- Yo donde esté una peli en la que te puedas reír bien…
- Joder que sí, ni que lo digas
- Ayer mismo, vi El otro lado de la cama… sublime
- Síiiiiiiiiiii
Suficiente; doy una palmadita en el hombro a Y con una sonrisa cómplice y me despido de la feliz pareja.
Siempre con los tópicos.
Dedicada a todos los que van predispuestos a joderte la película.
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