El famoso chef, Auguste Gusteau, propietario del famoso Restaurante Gusteau’s, antes de morir dejó publicado un libro titulado: “Tout le monde peut cuisiner” (Todo el mundo puede cocinar), pero, como era de esperarse, a semejante sentencia le surgen detractores, sobre todo entre aquellos que se creen superdotados y sienten que el talento es solo para unos pocos… y entre ellos, ellos.

Pero la vida siempre está presta a aleccionar a todo aquel que lo necesita, y pronto, habrá grandes y encantadoras sorpresas cuando, un muchacho llamado Linguini -en quien nadie cree ¡ni siquiera él, en él mismo!-, resulte un cocinero sorpresa… aunque el talento provenga de un ser tan pequeño que nadie lo creería. Será, entonces, en la práctica cuando el lema del chef Gusteau adquiera su sentido, y como tantas veces ocurre en la vida real, muchos han de sorprenderse cuando descubran el talento que a veces tiene quien nadie se imaginaba.

Si quisiéramos ir al fondo del asunto, podríamos afirmar que, en cada ser humano hay un talento especial que está esperando ser sacado a flote, pero, por razones de autoconfianza, de oportunidades… o por tener que atender a otras prioridades, la mayoría de las personas no logran descubrirlo y mucho menos ejercerlo.

<<RATATOUILLE>>, se me antoja un poema esperanzador que, con absoluta brillantez y con una gran magia que emana de cada una de sus imágenes, nos alienta a creer en ese potencial que, con tanto anhelo, la vida nos ha legado. El guion, escrito por el también director Brad Bird, en colaboración con Jan Pinkava y Jim Capobianco, está colmado de memorables situaciones donde hay lugar para los más altos sentimientos, para la agudeza de ingenio y aún para toques de refinada comedia.

A nivel formal, la composición de escenarios fue hábilmente pensada para reflejar realismo y también para significar (observen la estricta higiene en el restaurante; la sombría vivienda de la señora de la escopeta; el piso de la residencia de Anton Ego…); la definición de personajes consigue los prototipos más recurrentes del mundo de la gastronomía; y la recursividad que se impone en cada situación, es de una categoría enorme que nos obliga a decir que estamos ante una obra maestra del cine de animación. Es, <<RATATOUILLE>>, una de las películas más extensas realizadas en el estudio Pixar hasta la fecha (111 minutos), pero, no le sobra ni una sola escena y ni siquiera un solo plano. La realización fue cuidada hasta el último detalle y cada personaje fue dotado de muy valiosas características.

Estamos ante una película que nos reconcilia con la vida… y que ¡indefectiblemente nos abre el apetito!

Un par de frases que es necesario recordar:
“El cambio es nuestra opción y comienza en el momento en que uno lo decide”.
“No cualquiera puede ser un artista, pero, un artista puede provenir de cualquier parte”.

Quizá haga demasiado tiempo que no nos encontramos una película de esas de Pixar que era un acontecimiento cinematográfico anual… La calidad de sus filmes rayaba siempre lo sublime, tampoco era normal ese nivel de excelencia, todo hay que decirlo; era previsible que, tarde o temprano se produjera un bajón. Este no es el caso.

Con las películas de animación, me pasa una cosa muy particular. No me suelen gustar los filmes en los que se traicionan los mundos posibles, es decir, donde la suspensión de la incredulidad se cae. Y en esta ocasión, está a punto de suceder. La trama circula por el alambre peligrosamente a punto de caer en lo grotesco (porque, seamos serios, que una rata se convierta en uno de los mejores chefs de París… tiene tela) pero, no sé cómo se las apaña Brad Bird que consigue sortear estos problemas y nos entrega una película con la que pasas un rato muy agradable, que consigue emocionar y que tiene escenas desternillantes y muy bien rodadas.

Técnicamente, la película es extraordinaria pero eso es algo que no nos debería extrañar porque es una marca indeleble de la casa.

Cuando fui a ver esta película, había casi 40 críticas escritas en FilmAffinity: 39 con 8 estrellas o más y 1 negativa. Parecía que estábamos ante una obra maestra.

Como seguidor de las películas de animación desde Toy Story, fui muy ilusionado a ver esta Ratatouille.

Mi decepcion se basa principalmente en que me quedó la sensación de que está demasiado dirigida a niños, a ratos huele a moralina Disney y a que el argumento está infraexplotado.

Hay unos cuantos sinsentidos que planean contínuamente a lo largo de la película que impedirán que los más adultos se metan completamente en la cinta (algo que no ocurre con Toy Story, Shrek, Nemo, Monstruos, Bichos, Antz, Increíbles....).

Se puede ver, por supuesto, pero aconsejo rebajar las expectativas previas para no llevarse un planchazo.

Pasó bastante tiempo desde que se estrenó esta animación hasta que la vi en pantalla. Durante ese tiempo, surgió una especie de "ratatouillemanía": tormenta de anuncios del estreno, videojuegos de la película, críticas entusiastas de los que la habían visto...¡por lo que estaba expectante! Hasta que me decidí a verla.

Nada más empezar prometía bastante, pues el tener a un ratoncillo de protagonista siempre es un punto a favor. Pero jamás hubiese imaginado que si sacamos a un alegre ratón del estereotipo de granuja y ladronzuelo pudiese perder tanto encanto; es más, en este caso el ratón, Remy, ni tan siquiera es divertido, sino tristón y predecible.

Atendiendo a aspectos algo más objetivos como la animación, debo admitir que, si bien no impresiona, es excepcional. Sin embargo, cuando te aburres en el cine poco puedes apreciarlo, y eso es algo que no le perdono a esta película, la cual prometió entretenerme y no lo consiguió. Aunque no los culpo, la idea tampoco es que dé para mucho.

¿Dónde están esos momentos excitantes que aparecen en los carteles? Porque yo sólo me encontré con ñoñerías y poca imaginación, velocidad sin emoción y personajes tontos y de floja definición. Entre ustedes y yo, no abandoné la sala porque con lo que me costaron las entradas no quería sentirme dos veces timada.

Un último consejo: no se fíen de las películas que se presentan haciendo honor a viejas glorias del creador o director, sí, esas que siempre acaban con la coletilla "de los creadores de" y/o similares.

Soy un fiel seguidor de Pixar y cada vez que hay un estreno de ellos, no me lo pienso dos veces y al cine que me voy. Pero esta vez era distinto ya que no me convencía mucho eso de una rata metida a cocinera, pero era Pixar y no podía fallarles. Y os puedo asegurar que estuve toda la película con la boca abierta, viendo la mejor película de animación que he visto nunca, todo en ella son detalles, me hicieron visitar París, parecía realmente que estaba allí, te hacia olvidar que eran dibujos, y encima con un guión genial y divertido y una banda sonora que culminaba la obra. De verdad ir a verla y disfrutar de esta maravilla, un 10 bien merecido.