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El secreto de sus ojos

Thriller. Intriga. Drama Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
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9
27 de agosto de 2020 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de “El secreto de sus ojos”, tenía la norma interna de mantenerme alejado del cine argentino. Las pocas películas que había visto me habían parecido pintorescamente histriónicas en el mejor de los casos y peñazos sobreafectados en el peor. Pero una lluviosa tarde de viernes, sin otra cosa que hacer más que ir al cine, una cartelera particularmente rácana generó las circunstancias oportunas para terminar entrando a verla. Salí del cine cambiado de la misma manera, salvando las distancias, claro, que una caída de caballo le cambió sus puntos de vista a Saulo de Tarso.

De verdad que fue una experiencia transformadora en muchos sentidos. La película me dejó caliente la cabeza todo el día siguiente y no dejaba de preguntarme mentalmente«¿Por qué?». Vale que la película había estado muy entretenida y, a pesar del acento cantarín y acelerado, había conseguido estar concentrado las dos horas. Además, la ejecución de la película parecía haber tenido en cuenta a los no argentinos para ir a un ritmo comprensible que permitiera asimilar todos los conceptos, nombres y lugares que a muchos nos resultaban ajenos. Pero había algo más. También me había resultado muy agradable el equilibro entre lo oscuro de la historia contada y el humor pesimista de algunas escenas, ese contraste entre lo amargo de la vida en general y lo bello del compañerismo por encima de todo. Ese resquicio a la esperanza y el amor. Pero tampoco era eso, seguía habiendo algo más. ¿Podría ser el final? Un final que plantea un debate ético que yo tengo especialmente claro y que me pareció espectacular. Una sorpresa en todos los sentidos y un subidón de adrenalina. Sí, el final era cojonudo, como toda la película… pero seguía habiendo algo más.

Al final me decidí a leer las críticas profesionales y allí encontré la respuesta. Lo que me tenía recaliente era una cuestión puramente técnica. El principio. Una secuencia inicial (me enteré luego que se conoce como un ‘plano secuencia’, recordemos que no sé nada de cine más allá de si algo me gusta o no) que nace con un plano aéreo de Buenos Aires te acerca a un estadio de fútbol, recorre la cancha, sube por unas gradas abarrotadas de hinchas enloquecidos y te lleva a una pelea desconcertante con la que arranca la trama. Y todo eso sin cortes ni transiciones. Sé que parece una tontería, pero esa secuencia, ese arranque de cero a doscientos, me enganchó totalmente sin ser yo consciente. Aún hoy lo veo de vez en cuando y se me ponen los pelos de punta. ¿Cómo no vas a conectar hasta el final con un comienzo así? ¿Cómo no te vas a tragar todo lo que venga a continuación (que además está muy bien)?

Resumiendo: gran historia, gran factura, grandísimas interpretaciones, un final para el recuerdo y secuencias que son historia del cine. Sin saber contra quién competía, merecido Oscar a película extranjera. Desde entonces tengo la mente más abierta hacia el cine argentino (y por cualquiera) y procuro valorar sin prejuicios (de verdad que lo intento).
10
15 de septiembre de 2020 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece muy complejo alcanzar la perfección en el thriller y en el drama romántico de forma simultánea y creo que alcanzó la cumbre de ello Juan José Campanella con “El secreto de sus ojos”, porque ambas facetas están sublimadas hasta tocar el cielo, porque apasiona y tensiona como cine negro pero embelesa y hace volar como drama romántico, un amor imposible que sus protagonistas tan solo rozan con los dedos. Por eso es una de las grandes obras maestras del cine.

Una película magna, un templo eterno del cine, que se cimenta sobre dos pilares que deslumbran de tanto brillar: Soledad Villamil y Ricardo Darín. No es que ambos lleven su interpretación hasta nuestro éxtasis, es que dejan de ser mortales para convertirse en eternos (tan sólo por esta película lo serían, pero ya sé todo lo que llevan detrás en sus respectivas filmografías excelsas).

Pero lo más excelso de todo es la química que sucede sin querer entre ambos. Quizás jamás la pantalla haya ardido en pasión a través de simples miradas como la que crean de la nada a golpe de magia Soledad Villamil y Ricardo Darín. El amor era esto y ellos lo explican simplemente con un juego de miradas apabullante y una estación de tren que convoca a la lágrima mientras que ese precioso e hipnótico piano desgrana una melodía de Federico Jusid que ya es eterna y nos pertenece por devoción y vocación cinéfila.

Nos importa la investigación del crimen de una chica maravillosa que es violada y asesinada dejando arrasado a su cónyuge cuando estaban recién casados, nos importan los falsos culpables, nos importa la instrucción judicial de la causa, nos importa buscar al criminal, algo sostenido en dos épocas distintas (en 1974 cuando ocurrió y 25 años después cuando el personaje de Darín decide escribir una novela sobre el tema)… todo eso nos importa, pero todo eso se derrite entre nuestros dedos y nos da igual cuando la pareja protagonista está ante la cámara, porque su historia de amor inaprensible lo devora todo.

Entonces, cuando Villamil y Darín se miran, todo se acaba, todo se desmorona, todo nos da lo mismo, porque solo podemos suspirar por ellos y por su amor siempre a destiempo, subrayado por una música de Federico Jusid absolutamente mágica. La historia de amor gana la partida al thriller, afortunadamente, y lo invade todo.

Y luego está la genialidad técnica de Campanella, bellamente clásico en su planteamiento formal y creador de uno de los planos secuencia (lo que más adoro del cine) más importantes de toda la historia: durante más de 5 minutos, sobrevolamos un estadio de fútbol, nos metemos en el partido, entramos en la grada y provocamos una persecución que recorre todo el recinto deportivo en varias alturas con una cámara que persigue al sospechoso de forma implacable legando para la historia uno de los más sublimes planos secuencia jamás conocido.

El cine era esto.
9
14 de febrero de 2022 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo empezar una crítica de una película de este calibre si al terminarla te sientes vacío?

La vi por vez primera hace 12 años, o por lo menos así estaba fechada mi anterior votación, tardé tanto en volver a verla por el miedo a que envejeciera mal, que la hubiese visto en un momento de mi vida puntual, etc... no sé por qué me puse a verla este San Valentín ( o sí lo sé).
Tenía el recuerdo de ser una historia de amor real, sin edulcorantes de por medio, una de esas historias que son "envidiables" (creo que en este punto igual no tengo el favor del público). TEMO, el defecto de la máquina de escribir sirve de excusa a Espósito, o describe su miedo al posible rechazo.
(sigo en spoiler por un mínimo comentario)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Él, capaz de leer en los ojos de un asesino el amor-obsesión, es incapaz de verlo en los ojos de ella, es el único que no lo sabe, cómo suele pasar en la vida. El amor de Morales por su mujer asesinada, ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar?

Es evidente que el Mcguffin es la investigación del crimen, es el hilo conductor (¿y la novela?), la obsesión de Espósito y Sandoval, pero alimentada por el amor de Morales, es este caso y no otro, nos deja la sensación de que la víctima es el propio Morales, nos cuesta pensar en Liliana al poco tiempo de visionado, nos desvían la atención con los problemas de justicia, el alcoholismo de Sandoval, la sed de venganza de Morales, con la ética de Irene y sobre todo, con qué Espósito se encuentre.
Sin pretender ser una película de suspense, darle el valor de tejer una investigación muy bien hilada, dónde el "whodunit" se resuelve relativamente rápido y sin efectos pirotécnicos, la película va más allá de la identidad del asesino, toca el tema de la condena, o no condena, de una forma muy natural, de la injusticia del poder judicial, y sobre todo, de la impotencia. Creo que es el concepto principal.

En fin, para terminar citaré varias escenas - frases que marcan y que nos dice mucho de los personajes, que acompañados de la BSO...

1) Tienes que ver lo que son los ojos de él, Pablo. Están en estado de amor puro. ¿Usted se imagina lo que debe ser un amor así? Sin el desgaste de lo cotidiano, de lo obligatorio.

2) El tipo puede hacer cualquier cosa para ser distinto, pero hay una cosa que no puede cambiar. Ni el, ni vos, ni yo, nadie. El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión.

3) Y si fue así, ¿por qué no me llevaste con vos?

4) Usted dijo perpetua.

De temas de actuación o temas técnicos ya para otro día...
Disfruténla
9
22 de diciembre de 2023 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Campanella roza la exquisitez con esta sabia mezcla de thriller policiaco y drama romántico. El gran punto fuerte de esta historia es el tremendo guion que trenza con finura elementos como el amor, la lealtad, la venganza, el humor, la esperanza y el miedo al atrevimiento. Una lograda cuadratura del círculo que hace que todo case a la perfección y haga que sea imposible no encontrar compasión con los protagonistas y sentirse identificado con ellos. Porque lo que nos cuenta esta película no es más que un reflejo de un poso de sensaciones y sentimientos que el paso de los años va dejando en todos nosotros y que un enorme Darín (como de costumbre) y una sorprendente Soledad Villamil consiguen transmitir en pantalla a la perfección. LLegamos a conocerles como si fueran de nuestra propia familia hasta el punto de entender lo que desean solo por medio de sus miradas, aunque estén callados o hablen tan rápido y con acento tan marcado que pueda incluso hacerse difícil su literal comprensión (che pibe, ¿oíste?).

Mención especial para Ricardo Darín como la figura de esa persona a la que se le han ido acumulando unos sentimientos encerrados que no ha sido capaz de expresar por miedo, exceso de prudencia o temor a las consecuencias. Atormentado en silencio, tan cuidado por fuera como destruido por dentro, obsesionado en la búsqueda de una paz interior que nunca llegó a alcanzar a pesar de las oportunidades que tuvo. Una forma de decirnos que el hombre propone y Dios dispone y que las cosas, nos guste o no, vienen cuando vienen. Y es que siempre hay algo que puede ir zancadilleando caprichosamente una relación amorosa, especialmente la hijoputez humana que cuando quiere se desata y huye por piernas.

Me gusta mucho la forma tan sutil de meternos el humor con calzador en una historia que en el fondo no deja de ser un auténtico drama para todos los personajes. Su director se dedica a abofatearles sin compasión y se entretiene en ir creando heridas para luego regocijarse metiendo sus dedos en ellas, pero a pesar de eso no solo no nos deja mal cuerpo sino que incluso llega a resultar amable. De hecho, ver a Espósito con su ebrio compañero de trabajo nos deja momentos más cercanos a un "Arma Letal" o a un "Tango y Cash" en versión de andar por casa que no a algo que quiera mostrar la inmensa porquería moral en la que de verdad se están enmerdando con sus investigaciones. Aspecto que alcanza su clímax con un recital de alineaciones futboleras en un momento de tremenda lucidez alcohólica de barra de bar, donde Campanella se acaba desatando con un impresionante plano secuencia por la Liga de fútbol Profesional Argentina para deleite de la hinchada que disfruta de dicho pasaje. Y si hace falta, no dudará en sacarse el cimbrel y exhibir atributos ante quien haga falta para demostrar que esta película tiene los cojones suficientes para partirte la cara con una ostia de absoluta sinceridad.
Y es que la corrupción está a la orden del día y aquello en lo que Gerard Butler se quiso ciscar y se ciscó en "Un ciudadano ejemplar", aquí sus protagonistas se lo comen con patatas, aunque siempre nos quedará a todos la figura mesiánica del tipo que, aunque no quiera, nos guiará involuntariamente en la búsqueda de esa pieza que nos falta para recomponer nuestro malherido corazón.

A mí me ha encantado. Es una historia redonda, plagada de situaciones mágicas por su tremenda sencillez y sinceridad y perfectamente escrita e interpretada. Me putea un poco no tener el oído demasiado fino para seguir con soltura los diálogos cuando los personajes hablan rápido, pero esto ya es una cuestión de acento y de inoperancia del que escribe esta humilde crítica. Culpa mía.
8
21 de marzo de 2010
20 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenas noches queridos amigos. En esta ocasión me dispongo ha hablarles de una película argentina. Iré directo al grano, como acostumbro, con mi estilo brusco y cuestionable, carismático a la par que polémico. En fin, les comentaré, en lo que a cine se refiere, España es una soberana mierda comparada con Argentina, he dicho.

Les explicaré el porqué de la cuestión. A ver señores, ¿Cuántas películas dramáticas de facturación española han visto? Seguramente unas cuantas. Cuántas les han gustado? Si son ustedes gente con buen gusto, no llegará ni al 10 por ciento de las mismas.

Aquí tenemos a Almodovar (con todos mis respetos, el cineastas más SOBREVALORADO de la historia), allí tienen a Campanella. Campanella hace cine, Almodóvar, en comparación, es un puto aficionado.

Y cuando hablo de Almodóvar, estoy hablando de Garci, Cuerda, Medem, Bigas Luna.. ELLOS SON LOS CULPABLES DEL FRACASO DEL CINE PATRIO. Hay excepciones: Armendariz, Monzón, Amenábar (aunque la giñó con los otros, hay que reconocer que tiene un talento fuera de serie), pero en definitiva: El 90% de las películas que se hacen en este pais son una truculenta y apestosa cagada.

Darín, Villamil, Francella, Rago.. que actuaciones!! valgame!!, esta gente hacen que el cine siga siendo arte, porque si fuera por otros.. (Has acertado Noriega, estaba pensando en tí, bastardo inexpresivo).

Luego está el guión, por favor, es una auténtica genialidad, la mayoría de los cineastas venderían su alma al diablo sólo para escribir algo así. Les reconozco que anonadado me he quedado, joder!! es una verdadera pasada!!

Y la historia, que decir de la misma, un ritmo narrativo pausado.. pero constante, con unos personajes genialmente construidos, una trama envolvente..

Resumiendo, pues ya estoy cansado de escribir tanto, merece la pena pagar por ver esta película, son dos buenas horas que no tiras a la basura (como cuando me pasé 5 años viendo Dvd's de los Morancos, eso si que fue perder el tiempo, me alegro de haber dejado la droga)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Jajajajaja, señores, no les voy a contar nada de esta película, veanla y saquen sus conclusiones. ''El camino se hace al andar''. Anden y dejen de acudir a mi como patéticas ovejas en busca de un pastor que las azote sin dilación!!
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