Dolor y gloria
2019 

6.8
32,494
Drama
Narra una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años 60, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única ... [+]
28 de enero de 2020
28 de enero de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me presento como alguien que no le profesa ni un ápice de admiración al director de la película que nos atañe aquí. Tras una lucha interna y decidido finalmente a probar suerte, me planté frente al televisor tras grandes expectativas mediáticas y, sinceramente, muy poco entusiasmo personal.
Comparo mi lucha interna al intentar salir exhausto del trago, con la lucha existencial del protagonista, que no es otro que su propio autor. Aunque nadie es objetivo, a veces tiramos de raciocinio, de entereza y reflexión y sacamos nuestro lado más imparcial. Creo que he sabido lidiar con mis propios prejuicios.
La película realmente arranca interesante, aunque la estética coloridamente absurda comienza a repatearme el estómago. Aún así, no deja de ser una puesta en escena elegante, un montaje ágil y unos personajes más o menos creíbles.
El film nos va adentrando en la vida de un personaje atormentado por su propio yo, por su pasado, por su presente y por su futuro. Un cierto toque nihilista con un Banderas más que correcto pero con un registro limitado.
Por otra parte, me llama la atención en la burbuja narcisista en la que vive el susodicho autor: Nos presenta su propia historia. Su biografía. La filma como si realmente fuera una historia interesante, audaz, digna de contar. Es una película costumbrista, simple pero con detalles hermosos, con unos diálogos pobres y alguna reflexión interesante. Es un autohomenaje cuya trama le interesa solo a él mismo y a alguno de sus fieles seguidores. Al resto nos dice más bien poco.
Agradezco, sin embargo, la contención de sus depravados clichés, de sus exacerbados fetichismos o de su idolatrado estilo cinematográfico. Se puede contar una historia sin falta de exponer la sexualidad de los personajes de una forma tan radical. En esta película lo trata elegantemente.
En definitiva, un film que se ha dejado ver con dolor sí, pero con muy poca gloria.
Comparo mi lucha interna al intentar salir exhausto del trago, con la lucha existencial del protagonista, que no es otro que su propio autor. Aunque nadie es objetivo, a veces tiramos de raciocinio, de entereza y reflexión y sacamos nuestro lado más imparcial. Creo que he sabido lidiar con mis propios prejuicios.
La película realmente arranca interesante, aunque la estética coloridamente absurda comienza a repatearme el estómago. Aún así, no deja de ser una puesta en escena elegante, un montaje ágil y unos personajes más o menos creíbles.
El film nos va adentrando en la vida de un personaje atormentado por su propio yo, por su pasado, por su presente y por su futuro. Un cierto toque nihilista con un Banderas más que correcto pero con un registro limitado.
Por otra parte, me llama la atención en la burbuja narcisista en la que vive el susodicho autor: Nos presenta su propia historia. Su biografía. La filma como si realmente fuera una historia interesante, audaz, digna de contar. Es una película costumbrista, simple pero con detalles hermosos, con unos diálogos pobres y alguna reflexión interesante. Es un autohomenaje cuya trama le interesa solo a él mismo y a alguno de sus fieles seguidores. Al resto nos dice más bien poco.
Agradezco, sin embargo, la contención de sus depravados clichés, de sus exacerbados fetichismos o de su idolatrado estilo cinematográfico. Se puede contar una historia sin falta de exponer la sexualidad de los personajes de una forma tan radical. En esta película lo trata elegantemente.
En definitiva, un film que se ha dejado ver con dolor sí, pero con muy poca gloria.
25 de marzo de 2019
25 de marzo de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que está de moda entre los grandes directores indagar en los pliegues de su infancia que explican su obra cinematográfica. A punto estuvo Cuarón de llevarse el Óscar con el relato de su Roma infantil. En Dolor y gloria es Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1949) el que nos conduce, en una especie de viaje onírico, a su la Mancha profunda para ir desmenuzando sus dolores y glorias de niño.
Sebastián Mallo (Antonio Banderas) es un director que no dirige, un escritor que apenas escribe debido a sus múltiples y, minuciosamente explicados, achaques (abstenerse hipocondríacos). Cuando la filmoteca de Madrid le invita a una conferencia que conmemora los treinta años de su película más exitosa, Salvador se verá obligado a enfrentarse a los traumas de su pasado que pesan demasiado en su asfixiante presente.
En Dolor y gloria se nota que Almodóvar mide las palabras, estudia escrupulosamente los diálogos. No es casualidad que haya querido rodearse de su guardia pretoriana en su largometraje más personal. Penélope Cruz interpreta magistralmente a esa madre exigente, tierna y, profundamente, religiosa que lo sacrificó todo para que él pudiera estudiar. A Antonio Banderas le pide que haga de él mismo, con cierta distancia, con elementos ficticios –como ha explicado– pero, en definitiva, con una profunda verdad sobre su alma. Y es que aquí, Almodóvar aborda los temas que le importan: la familia, la educación, la homosexualidad, el amor. Y lo hace con sinceridad, sin panfletos, ni propagandas; muestra sus heridas, sus cicatrices abiertas, con su característica estética de colores, de escenas de recibidor y personajes almodovarianos.
Dolor y gloria es una buena película que satisfará a los incondicionales del director manchego después de algunas cintas fallidas y que nos da muchas de las claves del éxito que le han llevado a ser el director español más internacional.
www.contraste.info
Sebastián Mallo (Antonio Banderas) es un director que no dirige, un escritor que apenas escribe debido a sus múltiples y, minuciosamente explicados, achaques (abstenerse hipocondríacos). Cuando la filmoteca de Madrid le invita a una conferencia que conmemora los treinta años de su película más exitosa, Salvador se verá obligado a enfrentarse a los traumas de su pasado que pesan demasiado en su asfixiante presente.
En Dolor y gloria se nota que Almodóvar mide las palabras, estudia escrupulosamente los diálogos. No es casualidad que haya querido rodearse de su guardia pretoriana en su largometraje más personal. Penélope Cruz interpreta magistralmente a esa madre exigente, tierna y, profundamente, religiosa que lo sacrificó todo para que él pudiera estudiar. A Antonio Banderas le pide que haga de él mismo, con cierta distancia, con elementos ficticios –como ha explicado– pero, en definitiva, con una profunda verdad sobre su alma. Y es que aquí, Almodóvar aborda los temas que le importan: la familia, la educación, la homosexualidad, el amor. Y lo hace con sinceridad, sin panfletos, ni propagandas; muestra sus heridas, sus cicatrices abiertas, con su característica estética de colores, de escenas de recibidor y personajes almodovarianos.
Dolor y gloria es una buena película que satisfará a los incondicionales del director manchego después de algunas cintas fallidas y que nos da muchas de las claves del éxito que le han llevado a ser el director español más internacional.
www.contraste.info
27 de marzo de 2019
27 de marzo de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una gran película de Pedro Almodovár, con un buen guión, fluido y dinámico como es costumbre en las películas del director. Lo más destacable del film es el papel de la madre de Salvador Mallo interpretado por Penélope Cruz (cuando la madre era joven) y por Julieta Serrano (cuando ya era mayor), la interpretación de Leonardo Sbaraglia encarnando a la pareja del protagonista y la de Asier Flores encarnado a Salvador Mallo de joven. Todas ellas eclipsan a la interpretación de Antonio Banderas encarnando a Salvador Mallo. Otro punto fuerte de la película es su banda sonora. Es sin duda una de las películas del año en el cine español.
31 de marzo de 2019
31 de marzo de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película llena de grandes momentos interpretativos.
Lo mejor, la escena de Banderas con Sbaraglia y la de Banderas con Julieta Serrano.
Lo peor Asier Etxeandia, más falso que un duro de 6 pesetas.
Un exceso de languidez y autocompasión en muchos momentos, hacen que la peli pierda autoridad.
También hay que aplaudir la propuesta de Almodóvar del despertar sexual del niño. La homosexualidad en los niños es urgente abordarla. Cuanto antes se asuma la propia sexualidad menos homofobia y menos trastornos sexuales sufrirán los gais.
Mostrar a un niño sintiendo deseo es muy valiente. Es lo más natural empezar a esa edad a tener pulsiones sexuales y Almodóvar limitándose a contar su propia experiencia da permiso a que esta realidad se acepte.
Lo mejor, la escena de Banderas con Sbaraglia y la de Banderas con Julieta Serrano.
Lo peor Asier Etxeandia, más falso que un duro de 6 pesetas.
Un exceso de languidez y autocompasión en muchos momentos, hacen que la peli pierda autoridad.
También hay que aplaudir la propuesta de Almodóvar del despertar sexual del niño. La homosexualidad en los niños es urgente abordarla. Cuanto antes se asuma la propia sexualidad menos homofobia y menos trastornos sexuales sufrirán los gais.
Mostrar a un niño sintiendo deseo es muy valiente. Es lo más natural empezar a esa edad a tener pulsiones sexuales y Almodóvar limitándose a contar su propia experiencia da permiso a que esta realidad se acepte.
31 de marzo de 2019
31 de marzo de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habla del pasado, pero no es nostálgica. Es una película que causa cierto interés, que crea, y sabe crear, expectativas, pero también autocomplaciente, bien dirigida, ofrece una escapatoria del mundo real durante su metraje, no cambiaría de canal si veo que la están haciendo, pero dudo si la pondría. Las mejores actuaciones las encontramos en Leonardo Sbaraglia y Julieta Serrano, también Antonio Banderas actúa bien y dota de estética al álter ego de Almodóvar. Mil referencias culturales que llenarán a una parte del público, guiños a la gente que sigue a Almodóvar, que es mucha, para que sientan únicos al descubrirlas. Pese a estos aspectos no del todo positivos, no solo se deja ver sino que toca la emoción un par de veces, como dice Boyero, que no es poco... para el director de películas como "Los amantes pasajeros" o "Julieta".
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