El tren de las 3:10
6.9
40,879
Western. Acción
Arizona. Con la esperanza de conseguir una recompensa que le permita evitar la ruina de su rancho, Dan Evans (Christian Bale) decide colaborar en el traslado del peligroso forajido Ben Wade (Russell Crowe) hasta un pueblo, donde deberán coger el tren de las 3:10 para llegar a la prisión de Yuma. Remake del film de 1957 de Delmer Daves. (FILMAFFINITY)
27 de noviembre de 2015
27 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película que pese a ser claramente actual no deja de lado el encanto de antaño, resultando perfectamente creíble e inmersiva, y una adaptación fantástica.
Más allá del buen sabor que deja como remake, también lo muestra como buen western en general. Sin complicarse especialmente en nada, pero a la vez mostrando todo con maestría. Ranchos, diligencias, cantinas, bandidos y cazarecompensas, todo lo necesario para atrapar a los amantes de este género.
Reforzada por muchísimos diálogos con intención, que muestran las personalidades de cada personaje, y cantidad de mensajes con interesantes significados.
El reparto lo borda, encajando perfectamente en el contexto que les presentan.
Pero lo que se lleva la palma positivamente, pese a ser algo común en el género, es el HONOR.
Honor en los buenos, con el respeto, la enseñanza, la nobleza y el coraje familiar.
Honor en los malos, con la camaradería, el respeto al superior y la lealtad.
En esta película aprenderemos que no toda buena persona es un santo, y no toda mala persona un villano. Y la combinación resulta fantástica.
Más allá del buen sabor que deja como remake, también lo muestra como buen western en general. Sin complicarse especialmente en nada, pero a la vez mostrando todo con maestría. Ranchos, diligencias, cantinas, bandidos y cazarecompensas, todo lo necesario para atrapar a los amantes de este género.
Reforzada por muchísimos diálogos con intención, que muestran las personalidades de cada personaje, y cantidad de mensajes con interesantes significados.
El reparto lo borda, encajando perfectamente en el contexto que les presentan.
Pero lo que se lleva la palma positivamente, pese a ser algo común en el género, es el HONOR.
Honor en los buenos, con el respeto, la enseñanza, la nobleza y el coraje familiar.
Honor en los malos, con la camaradería, el respeto al superior y la lealtad.
En esta película aprenderemos que no toda buena persona es un santo, y no toda mala persona un villano. Y la combinación resulta fantástica.
11 de abril de 2018
11 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los rancheros más pobres de Arizona y uno de los forajidos más peligrosos que existen han de cabalgar juntos hasta Contention, donde les esperará un tren que va hacia Yuma a las 3:10...
James Mangold resucita el clásico de los '50 trayéndonos uno de los mejores "westerns" que han aparecido en nuestras contemporáneas pantallas. ¿Quién dijo que el cine del Oeste había pasado a mejor vida?
Pues casi que sí, que había pasado. Sólo Clint Eastwood se atrevió a desenterrar este género por todo lo alto considerado moribundo ya en los '90 con la maravilla de "Sin Perdón", muchos pensando que se había vuelto loco; sin embargo, desde mediados del año 2.000, parecía que el "western", pieza fundamental de la cinematografía americana durante más de cuatro décadas, estaba viendo el renacer de sus cenizas de una forma muy digna, el cual estaría capitaneado por "Open Range". Después hemos tenido la suerte de ver a otros tantos cineastas que se han atrevido a insuflar algo de vida a este género olvidado por muchos.
Más o menos por las mismas fechas en que el señor Costner estrenaba su film, Columbia Pictures estaba en tratos para producir un "remake" de la mítica "El Tren de las 3:10", que dirigiera Delmer Daves en 1.957 basándose en el relato del gran Elmore Leonard, contando con el responsable de "Copland" y "En la Cuerda Floja" tras las cámaras, pero el proyecto no se materializó hasta pasados tres años, cuando Columbia acabó por vender los derechos a otra productora, eso sí, con el mismo director entre manos.
Dan Evans es un veterano de la Guerra Civil que vive como buenamente puede junto a su esposa Alice y sus dos hijos en un rancho, pero la suerte no parece estar de su parte: sus tierras no producen frutos, su ganado está en mal estado y tiene importantes deudas que pagar. En otra parte del territorio, el despiadado e inteligente forajido Ben Wade asalta una diligencia cargada de armas con rumbo a Bisbee...y casualmente se cruza con Evans en el camino.
Pero será en Bisbee donde se decida el destino de estos hombres: Wade es capturado en la ciudad y será conducido hasta el tren que parte desde Contention a Yuma para ser llevado ante un tribunal federal y terminar ahorcado; Evans se une al grupo de custodia ya que ve en esa misión su oportunidad de ganar algo de dinero y poder prosperar...pero no va a resultar nada fácil el viaje hasta Contention, sobre todo porque la banda de Wade va en su rescate. Será un viaje en el que este último y Evans enfrentarán sus puntos de vista con respecto a la honradez, la sensatez y la dignidad humana.
La historia de Michael Brandt, Derek Haas y Halsted Welles, guionista de la versión del '57, mantiene prácticamente la misma trama aunque se diferencia bastante de aquella en muchos puntos y sucesos, y es que al alargar el metraje media hora se pueden introducir nuevos momentos. Mangold nos trae una revisión más dura, cínica, violenta y oscura que la de Daves, y aunque se trate de un "western" modernizado, por decirlo de algún modo, respeta las raíces y la esencia clásica del género, mientras que consigue imprimir unas buenas dosis de suspense e intriga que evocan el estilo de Anthony Mann, Raoul Walsh, John Sturges o bueno, el mismo Daves, donde el clasicismo se adornaba con elementos de cine negro y misterio.
Lo realmente interesante de esta película no es en absoluto el argumento (si ya nos lo sabemos), más bien es el desarrollo de la psicología y comportamiento de los personajes durante la trama, y cómo acaban poniéndose en contrapunto los procederes, creencias y formas de apreciar la vida de Evans y Wade, tan diametralmente opuestos. Aparte de este trascendente choque de moralidades, Mangold nos honra con un buen espectáculo de disparos, persecuciones, caídas y sangre, en la mejor tradición del cine del Oeste.
Reemplazando a los grandes Van Heflin y Glenn Ford tenemos a Christian Bale y Russell Crowe, quienes logran unas brillantes actuaciones, sobre todo este último, quien encarna de una manera muy peculiar, cínica y romántica a Ben Wade, escapando a la conducta de los villanos más tópicos y tradicionales del género. Buenas interpretaciones ofrecen también Ben Foster como Prince (que mira que me cae mal este tío, pero aquí me ha sorprendido), el inglés Alan Tudyk como Potter, Dallas Roberts como Butterfield, esa preciosa Gretchen Mol sustituyendo a Leora Dana en el papel de Alice y el genial Peter Fonda.
Los ejecutivos de Lionsgate quisieron adelantar el estreno del film para ponerlo en competición con el de Andrew Dominik, "El Asesinato de Jesse James...", el cual estaba respaldado por Warner Bros., y vaya si les salió bien la jugada.
En fin, superar al original de Daves es imposible, porque ésta no lo hace, porque tampoco lo pretende, pero sí se mantiene como un buen "western" moderno, de los mejores que se han realizado en el cine actual, de hecho.
James Mangold resucita el clásico de los '50 trayéndonos uno de los mejores "westerns" que han aparecido en nuestras contemporáneas pantallas. ¿Quién dijo que el cine del Oeste había pasado a mejor vida?
Pues casi que sí, que había pasado. Sólo Clint Eastwood se atrevió a desenterrar este género por todo lo alto considerado moribundo ya en los '90 con la maravilla de "Sin Perdón", muchos pensando que se había vuelto loco; sin embargo, desde mediados del año 2.000, parecía que el "western", pieza fundamental de la cinematografía americana durante más de cuatro décadas, estaba viendo el renacer de sus cenizas de una forma muy digna, el cual estaría capitaneado por "Open Range". Después hemos tenido la suerte de ver a otros tantos cineastas que se han atrevido a insuflar algo de vida a este género olvidado por muchos.
Más o menos por las mismas fechas en que el señor Costner estrenaba su film, Columbia Pictures estaba en tratos para producir un "remake" de la mítica "El Tren de las 3:10", que dirigiera Delmer Daves en 1.957 basándose en el relato del gran Elmore Leonard, contando con el responsable de "Copland" y "En la Cuerda Floja" tras las cámaras, pero el proyecto no se materializó hasta pasados tres años, cuando Columbia acabó por vender los derechos a otra productora, eso sí, con el mismo director entre manos.
Dan Evans es un veterano de la Guerra Civil que vive como buenamente puede junto a su esposa Alice y sus dos hijos en un rancho, pero la suerte no parece estar de su parte: sus tierras no producen frutos, su ganado está en mal estado y tiene importantes deudas que pagar. En otra parte del territorio, el despiadado e inteligente forajido Ben Wade asalta una diligencia cargada de armas con rumbo a Bisbee...y casualmente se cruza con Evans en el camino.
Pero será en Bisbee donde se decida el destino de estos hombres: Wade es capturado en la ciudad y será conducido hasta el tren que parte desde Contention a Yuma para ser llevado ante un tribunal federal y terminar ahorcado; Evans se une al grupo de custodia ya que ve en esa misión su oportunidad de ganar algo de dinero y poder prosperar...pero no va a resultar nada fácil el viaje hasta Contention, sobre todo porque la banda de Wade va en su rescate. Será un viaje en el que este último y Evans enfrentarán sus puntos de vista con respecto a la honradez, la sensatez y la dignidad humana.
La historia de Michael Brandt, Derek Haas y Halsted Welles, guionista de la versión del '57, mantiene prácticamente la misma trama aunque se diferencia bastante de aquella en muchos puntos y sucesos, y es que al alargar el metraje media hora se pueden introducir nuevos momentos. Mangold nos trae una revisión más dura, cínica, violenta y oscura que la de Daves, y aunque se trate de un "western" modernizado, por decirlo de algún modo, respeta las raíces y la esencia clásica del género, mientras que consigue imprimir unas buenas dosis de suspense e intriga que evocan el estilo de Anthony Mann, Raoul Walsh, John Sturges o bueno, el mismo Daves, donde el clasicismo se adornaba con elementos de cine negro y misterio.
Lo realmente interesante de esta película no es en absoluto el argumento (si ya nos lo sabemos), más bien es el desarrollo de la psicología y comportamiento de los personajes durante la trama, y cómo acaban poniéndose en contrapunto los procederes, creencias y formas de apreciar la vida de Evans y Wade, tan diametralmente opuestos. Aparte de este trascendente choque de moralidades, Mangold nos honra con un buen espectáculo de disparos, persecuciones, caídas y sangre, en la mejor tradición del cine del Oeste.
Reemplazando a los grandes Van Heflin y Glenn Ford tenemos a Christian Bale y Russell Crowe, quienes logran unas brillantes actuaciones, sobre todo este último, quien encarna de una manera muy peculiar, cínica y romántica a Ben Wade, escapando a la conducta de los villanos más tópicos y tradicionales del género. Buenas interpretaciones ofrecen también Ben Foster como Prince (que mira que me cae mal este tío, pero aquí me ha sorprendido), el inglés Alan Tudyk como Potter, Dallas Roberts como Butterfield, esa preciosa Gretchen Mol sustituyendo a Leora Dana en el papel de Alice y el genial Peter Fonda.
Los ejecutivos de Lionsgate quisieron adelantar el estreno del film para ponerlo en competición con el de Andrew Dominik, "El Asesinato de Jesse James...", el cual estaba respaldado por Warner Bros., y vaya si les salió bien la jugada.
En fin, superar al original de Daves es imposible, porque ésta no lo hace, porque tampoco lo pretende, pero sí se mantiene como un buen "western" moderno, de los mejores que se han realizado en el cine actual, de hecho.
29 de mayo de 2023
29 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienzo señalando que había visto el estupendo western original de 1957, (filmado en un preciosista blanco y negro). Y volví a verlo hace poco para tener un punto de comparación cercano, con éste que nos ocupa ahora, el que he revisado para ver qué nos trae el western del siglo XXI. Y claro que voy a comparar, pues estamos hablando de un remake y vi este nuevo teniendo como referencia el antiguo.
Esta versión de James Mangold no está nada mal, al contrario, es más pletórica en la acción, balaceras y espectacularidad, obviamente efectos especiales mediante. Muy metida en los códigos cinematográficos del cine comercial actual. Para bien y para mal. Pero, por lo mismo, se observan algunas escenas y acciones exageradas, otras atropelladas, rozando el efectismo, y una violencia a veces gratuita. Reconozco que, sin abusar de la cámara nerviosa (ese defecto tan propio del cine de hoy), Mangold construye un relato fluido, de notable ritmo, con una atrapante primera media hora, pero que le falta capacidad de intriga, de crear "clima", y deja un tanto de lado el aspecto psicológico y más intimista de la trama original, que tiene esos diálogos bien hilvanados y plenos de sentido, en un clima de mayor tensión (el gran mérito de la versión del '57) para centrarse en la acción pura y dura y en la forma más que en el fondo. No es que esta del 2007 tenga diálogos inferiores, de hecho los hay y buscan una reflexión, sino que se ven rápidos en ese intento, son menos pausados. Me queda la sensación de que el director necesita introducir esos diálogos y especialmente en la aproximación que se produce entre los dos personajes centrales, para ser fiel (en este sentido) al espíritu del original.
Un correcto Russell Crowe de vida al criminal matón que debe ser transportado en el tren de las 3.10, para ser encarcelado y juzgado a nivel federal. Pero su personaje de Ben Wade es mucho más drástico y perverso (no lo veo carismático), en la forma y en el fondo, que el compuesto por Glenn Ford en la original, quien logra en convincente faena, un personaje irónico, de agudeza y persuasión envolvente en la conversación, más relajado, inquietantemente más tranquilo, de miradas, sonrisas y silencios decidores. Hasta Dan Evans se pone celoso de que su esposa converse con este forajido manipulador que interpreta Ford.
Crowe, no obstante lo anterior, da con el tono que probablemente este nuevo guión le exige, se produce un cierto acercamiento con el personaje de Evans, su cancerbero, pero el bandido se muestra más intimidante y menos empático. Sin embargo, en la parte final, hasta tiene su "ablandamiento", y experimenta un cambio psicológico que se me antoja muy repentino y que, en rigor, no se condice con el perfil que ha mostrado en toda esta historia y como él mismo ha señalado, "soy malo, mi alma está podrida hasta el infierno", le reconoce al valiente hijo mayor de Evans, en cierto momento, tal vez con una dosis de sarcasmo, pero lo dice.
Christian Bale, por su parte, me sorprendió positivamente construyendo un personaje (el de Evans) bien perfilado, como ese padre de familia amenazado, en aprietos económicos, disminuido físicamente y temeroso, que evoluciona hacia un sujeto más decidido, menos pusilánime y más expresivo que el original interpretado por Van Heflin, que cumple correctamente, pero con menos matices. Bale logra un registro más variado, más explícito en evidenciar lo que quiere, por lo que lucha, y por demostrar a su familia y especialmente a su hijo, su valentía. Es creíble en gran parte de la película, salvo en el tramo final. Uffff, ese final, que estropea la película.
¿La banda de forajidos de Wade? Despiadados. En realidad y comparando, la banda original resulta ser una cosa de jóvenes entusiastas que cuando quieren se ponen "malos". La del 2007 no. Son la esencia de la maldad, todos y especialmente el lugarteniente de Wade, un muy bien perfilado Ben Foster, que se solaza en la crueldad y la muerte. Foster -con vida propia- llega a eclipsar por momentos a los dos destacados protagonistas. Pero esa pandilla de bandidos, que seguían lealmente a su líder y se dejan la piel por rescatarlo (y por cierto, un reguero de muertes en el camino), no esperaban tener ese final. Y creo que el espectador tampoco.
Hay que considerar eso sí, que esta nueva versión dura 30 minutos más que la original y, por ende, hay más espacio para el registro de personajes, situaciones y conflictos. Todo depende de cómo se utiliza esa media hora adicional.
¿Y qué pasa con el final, qué decir de este despropósito? ¿Qué lectura darle? Por un lado, es descomunal y rupturista. Al director no le tiembla la mano para hacer pedazos ciertos códigos propios de los westerns clásicos. Por el otro, este desenlace lo veo muy poco coherente y además, ese cuarto de hora final es pura acción desenfrenada e hiperbólica, que le resta credibilidad y baja peldaños en la calificación de este "tren modernizado", que hasta antes del clímax, en general se conducía bien. Amerita spoiler.
En resumen, un entretenido producto y remake de un notable clásico del western. Meritorio por mantener este apasionante género aún en vilo, en tiempos post-modernos.
Esta versión de James Mangold no está nada mal, al contrario, es más pletórica en la acción, balaceras y espectacularidad, obviamente efectos especiales mediante. Muy metida en los códigos cinematográficos del cine comercial actual. Para bien y para mal. Pero, por lo mismo, se observan algunas escenas y acciones exageradas, otras atropelladas, rozando el efectismo, y una violencia a veces gratuita. Reconozco que, sin abusar de la cámara nerviosa (ese defecto tan propio del cine de hoy), Mangold construye un relato fluido, de notable ritmo, con una atrapante primera media hora, pero que le falta capacidad de intriga, de crear "clima", y deja un tanto de lado el aspecto psicológico y más intimista de la trama original, que tiene esos diálogos bien hilvanados y plenos de sentido, en un clima de mayor tensión (el gran mérito de la versión del '57) para centrarse en la acción pura y dura y en la forma más que en el fondo. No es que esta del 2007 tenga diálogos inferiores, de hecho los hay y buscan una reflexión, sino que se ven rápidos en ese intento, son menos pausados. Me queda la sensación de que el director necesita introducir esos diálogos y especialmente en la aproximación que se produce entre los dos personajes centrales, para ser fiel (en este sentido) al espíritu del original.
Un correcto Russell Crowe de vida al criminal matón que debe ser transportado en el tren de las 3.10, para ser encarcelado y juzgado a nivel federal. Pero su personaje de Ben Wade es mucho más drástico y perverso (no lo veo carismático), en la forma y en el fondo, que el compuesto por Glenn Ford en la original, quien logra en convincente faena, un personaje irónico, de agudeza y persuasión envolvente en la conversación, más relajado, inquietantemente más tranquilo, de miradas, sonrisas y silencios decidores. Hasta Dan Evans se pone celoso de que su esposa converse con este forajido manipulador que interpreta Ford.
Crowe, no obstante lo anterior, da con el tono que probablemente este nuevo guión le exige, se produce un cierto acercamiento con el personaje de Evans, su cancerbero, pero el bandido se muestra más intimidante y menos empático. Sin embargo, en la parte final, hasta tiene su "ablandamiento", y experimenta un cambio psicológico que se me antoja muy repentino y que, en rigor, no se condice con el perfil que ha mostrado en toda esta historia y como él mismo ha señalado, "soy malo, mi alma está podrida hasta el infierno", le reconoce al valiente hijo mayor de Evans, en cierto momento, tal vez con una dosis de sarcasmo, pero lo dice.
Christian Bale, por su parte, me sorprendió positivamente construyendo un personaje (el de Evans) bien perfilado, como ese padre de familia amenazado, en aprietos económicos, disminuido físicamente y temeroso, que evoluciona hacia un sujeto más decidido, menos pusilánime y más expresivo que el original interpretado por Van Heflin, que cumple correctamente, pero con menos matices. Bale logra un registro más variado, más explícito en evidenciar lo que quiere, por lo que lucha, y por demostrar a su familia y especialmente a su hijo, su valentía. Es creíble en gran parte de la película, salvo en el tramo final. Uffff, ese final, que estropea la película.
¿La banda de forajidos de Wade? Despiadados. En realidad y comparando, la banda original resulta ser una cosa de jóvenes entusiastas que cuando quieren se ponen "malos". La del 2007 no. Son la esencia de la maldad, todos y especialmente el lugarteniente de Wade, un muy bien perfilado Ben Foster, que se solaza en la crueldad y la muerte. Foster -con vida propia- llega a eclipsar por momentos a los dos destacados protagonistas. Pero esa pandilla de bandidos, que seguían lealmente a su líder y se dejan la piel por rescatarlo (y por cierto, un reguero de muertes en el camino), no esperaban tener ese final. Y creo que el espectador tampoco.
Hay que considerar eso sí, que esta nueva versión dura 30 minutos más que la original y, por ende, hay más espacio para el registro de personajes, situaciones y conflictos. Todo depende de cómo se utiliza esa media hora adicional.
¿Y qué pasa con el final, qué decir de este despropósito? ¿Qué lectura darle? Por un lado, es descomunal y rupturista. Al director no le tiembla la mano para hacer pedazos ciertos códigos propios de los westerns clásicos. Por el otro, este desenlace lo veo muy poco coherente y además, ese cuarto de hora final es pura acción desenfrenada e hiperbólica, que le resta credibilidad y baja peldaños en la calificación de este "tren modernizado", que hasta antes del clímax, en general se conducía bien. Amerita spoiler.
En resumen, un entretenido producto y remake de un notable clásico del western. Meritorio por mantener este apasionante género aún en vilo, en tiempos post-modernos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final.
Primero, esa acción vertiginosamente inverosímil , corriendo por los tejados, saltos acrobáticos, etc. ¿un tullido?
Segundo y lo más cuestionable. ¿Cómo ocurre ese cambio tan drástico, repentino y poco creíble en este bandolero? Este asesino sin escrúpulos, líder de una banda de sanguinarios forajidos y que él mismo reconoce que para liderar a esos bandidos sin Dios ni Ley, hay que tener el alma podrida hasta el infierno, tiene un súbito hálito de bondad o compasión (¿podemos llamarla así?) hacia su cancerbero, que termina vilmente asesinado por sus compinches, antes de subir al tren (gran escena de muerte de Bale). Entonces, el villano Ben Wade decide, ahí mismo, impulsivamente, darse la vuelta y disparar a su lugarteniente y a sus secuaces, que se jugaban la vida por su líder en su intento por rescatarlo, con el mismo revólver que ellos le habían devuelto recién.
¿Qué significa esto? ¿Se transformó en el corto camino hacia el tren al "sensibilizarse" con su custodio? ¿Redención para ir al Cielo y escapar del Infierno? ¿Transmutación? ¿Psicopatía de patio?
Más realista (y tal vez coherente) sería que, por último, si igual se va a escapar, que lo haga. Como llamó a su noble caballo con un silbido, se va en el tren y más allá, salta de él, y se aleja cabalgando con rumbo desconocido. Pero no ese acto demencial de eliminar a sus secuaces, por perversos que fueran (él no lo es menos), y que le han demostrado una lealtad a toda prueba. Poco se comprende. Pero, en un intento de hacerlo, quedaría aceptar que el director nos quiere mostrar que el desalmado Wade ahora es bueno. Se ha redimido. Igual no me lo creo.
Si fuera sólo por el final, mi puntuación para esta película bajaría a 5.0, siendo generoso.
He visto muchísimos westerns clásicos y spaghetti, pero nada parecido. Me refiero al jefe de los maleantes despachando sin piedad a su propia banda que le ha sido leal. Lo único que tiene visos de semejanza, pero totalmente al revés, es decir, contra inocentes y no bandoleros, esto es, los malos asesinan a personas desarmadas de manera sanguinaria, sin el menor respeto por el valor de la vida, es el famoso y lúgubre final de "El gran silencio", el espléndido eurowestern, hoy de culto, de Sergio Corbucci (el director de Django).
Primero, esa acción vertiginosamente inverosímil , corriendo por los tejados, saltos acrobáticos, etc. ¿un tullido?
Segundo y lo más cuestionable. ¿Cómo ocurre ese cambio tan drástico, repentino y poco creíble en este bandolero? Este asesino sin escrúpulos, líder de una banda de sanguinarios forajidos y que él mismo reconoce que para liderar a esos bandidos sin Dios ni Ley, hay que tener el alma podrida hasta el infierno, tiene un súbito hálito de bondad o compasión (¿podemos llamarla así?) hacia su cancerbero, que termina vilmente asesinado por sus compinches, antes de subir al tren (gran escena de muerte de Bale). Entonces, el villano Ben Wade decide, ahí mismo, impulsivamente, darse la vuelta y disparar a su lugarteniente y a sus secuaces, que se jugaban la vida por su líder en su intento por rescatarlo, con el mismo revólver que ellos le habían devuelto recién.
¿Qué significa esto? ¿Se transformó en el corto camino hacia el tren al "sensibilizarse" con su custodio? ¿Redención para ir al Cielo y escapar del Infierno? ¿Transmutación? ¿Psicopatía de patio?
Más realista (y tal vez coherente) sería que, por último, si igual se va a escapar, que lo haga. Como llamó a su noble caballo con un silbido, se va en el tren y más allá, salta de él, y se aleja cabalgando con rumbo desconocido. Pero no ese acto demencial de eliminar a sus secuaces, por perversos que fueran (él no lo es menos), y que le han demostrado una lealtad a toda prueba. Poco se comprende. Pero, en un intento de hacerlo, quedaría aceptar que el director nos quiere mostrar que el desalmado Wade ahora es bueno. Se ha redimido. Igual no me lo creo.
Si fuera sólo por el final, mi puntuación para esta película bajaría a 5.0, siendo generoso.
He visto muchísimos westerns clásicos y spaghetti, pero nada parecido. Me refiero al jefe de los maleantes despachando sin piedad a su propia banda que le ha sido leal. Lo único que tiene visos de semejanza, pero totalmente al revés, es decir, contra inocentes y no bandoleros, esto es, los malos asesinan a personas desarmadas de manera sanguinaria, sin el menor respeto por el valor de la vida, es el famoso y lúgubre final de "El gran silencio", el espléndido eurowestern, hoy de culto, de Sergio Corbucci (el director de Django).
13 de julio de 2023
13 de julio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El tren de las 3:10" es un remake del clásico western que se estrenó en el año 1957 y que fue dirigido en su época por "Delmer Daves".
El encargado de la dirección de esta nueva versión del western es "James Mangold", uno de los directores como más proyección en los últimos años y en esta película ha realizado un excelente trabajo donde se nota el estilo propio del director. La fotografía ha sido realizada por "Phedon Papamichael", el cual ha realizado un gran trabajo fotográfico donde ha usado diferentes planos para cada momento de la historia que nos quieren contar.
El guion es prácticamente un calco de la película original, aunque añade otros elementos propios para dar un toque más personal, pero quizá un poco más de trabajo no le vendría nada mal porque sinceramente el final de la cinta no me ha terminado de convencer del todo.
La ambientación se ha cuidado hasta el más mínimo detalle, se nota en el propio ambiente de las diferentes ciudades, rancho, zonas de construcción y podemos ver en la propia ropa del vestuario de los diferentes actores donde el polvo, la arena del desierto están muy presentes. Con respeto al vestuario creo que se han escogido muy bien cada pieza de ropa que usan todos los actores del elenco y es algo que es muy necesario para hacer un buen western.
La música se ha escogido muy bien, pero quizá le falta un poco de presencia en ciertas escenas importantes, pero se respira western en cada nota.
El elenco de actores me han parecido grandes elecciones por parte de Mangold, debo destacar las grandes actuaciones realizadas por "Russell Crowe", "Christian Bale", "Peter Fonda" y "Ben Foster" que ha realizado un gran trabajo a nivel actoral donde cada gesto, mirada, cada momento de tensión se hace notar durante toda la película.
En resumen, uno de los mejores westerns realizados en la era moderna, pero con un final que no convence y quizá trabajar más en esto le hubiera venido muy bien a este remake. Sin duda un gran trabajo de James Mangold y todo el equipo que trabajo para realizar esta gran obra.
Nota: 8/10
El encargado de la dirección de esta nueva versión del western es "James Mangold", uno de los directores como más proyección en los últimos años y en esta película ha realizado un excelente trabajo donde se nota el estilo propio del director. La fotografía ha sido realizada por "Phedon Papamichael", el cual ha realizado un gran trabajo fotográfico donde ha usado diferentes planos para cada momento de la historia que nos quieren contar.
El guion es prácticamente un calco de la película original, aunque añade otros elementos propios para dar un toque más personal, pero quizá un poco más de trabajo no le vendría nada mal porque sinceramente el final de la cinta no me ha terminado de convencer del todo.
La ambientación se ha cuidado hasta el más mínimo detalle, se nota en el propio ambiente de las diferentes ciudades, rancho, zonas de construcción y podemos ver en la propia ropa del vestuario de los diferentes actores donde el polvo, la arena del desierto están muy presentes. Con respeto al vestuario creo que se han escogido muy bien cada pieza de ropa que usan todos los actores del elenco y es algo que es muy necesario para hacer un buen western.
La música se ha escogido muy bien, pero quizá le falta un poco de presencia en ciertas escenas importantes, pero se respira western en cada nota.
El elenco de actores me han parecido grandes elecciones por parte de Mangold, debo destacar las grandes actuaciones realizadas por "Russell Crowe", "Christian Bale", "Peter Fonda" y "Ben Foster" que ha realizado un gran trabajo a nivel actoral donde cada gesto, mirada, cada momento de tensión se hace notar durante toda la película.
En resumen, uno de los mejores westerns realizados en la era moderna, pero con un final que no convence y quizá trabajar más en esto le hubiera venido muy bien a este remake. Sin duda un gran trabajo de James Mangold y todo el equipo que trabajo para realizar esta gran obra.
Nota: 8/10
4 de enero de 2024
4 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la versión original dirigida por Delmer Daves en 1957 es una obra maestra y una de mis películas favoritas, esta versión de Mangold no se queda atrás y definitivamente es uno de los mejores westerns realizados en el siglo XXI junto a True Grit de los Cohen.
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