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Cantando bajo la lluvia

Musical. Comedia. Romance Antes de conocer a la aspirante a actriz Kathy Selden (Debbie Reynolds), el ídolo del cine mudo Don Lockwood (Gene Kelly) pensaba que lo tenía todo: fama, fortuna y éxito. Pero, cuando la conoce, se da cuenta de que ella es lo que realmente faltaba en su vida. Con el nacimiento del cine sonoro, Don quiere filmar musicales con Kathy, pero entre ambos se interpone la reina del cine mudo Lina Lamont (Jean Hagen). (FILMAFFINITY)
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Críticas 181
Críticas ordenadas por utilidad
24 de febrero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El genuino e inolvidable, Stanley Donen,uno de los grandes creadores de emociones y sentimientos, deslumbra al mundo con un musical inolvidable y genuino.
Sencilla, básica, idealista, edulcorada, mágica, ilusionante y carente de maldad, nos encontramos ante un musical lleno de colorido, vitalidad y belleza en la que se nos cuenta de una forma inteligente y dinámica, la evolución del mundo del cine mudo al sonoro.
Resulta entrañable e inspiradora al apoyarse en el conjunto de canciones que compone la pareja, que acompañan al relato y a los sentimientos de los protagonistas en cada uno de sus tramos.
Una historia sencilla, certera, exquisita y llena de emociones, plasmando la vida y dificultades a las que debe hacer frente el artista y que, inevitablemente, se queda en la retina y memoria del espectador.
Jon
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15 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 8,5

Cine dentro del Cine

La base argumental de Cantando bajo la lluvia es la irrupción del cine sonoro y el costoso reciclaje de los actores del cine mudo. Es una premisa que ha dado bastante juego, de una manera bastante más escabrosa Billy Wilder lo contó en «El crepúsculo de los dioses» y hace unos pocos años «The Artist» también se basó en esa transición. En esta ocasión, Don Lockwood (Gene Kelly) es un exitoso actor de cine mudo al que le costará adaptarse al sonoro tras la llegada de «El cantor de jazz». Este cambio también afectará a su amigo Cosmo Brown (Donald O’Connor) pianista y encargado de las melodías de acompañamiento.

La que encontrará más dificultades es Lina Lamont (Jean Hagen), la pareja (de cara al público más bien) de Don LockWood que, además de ser artera y egoísta, tiene una desagradable voz chillona. Providencial en este trance es la aparición de Kathy Selden (Debbie Reynolds), una actriz de teatro de la que Don se enamora y a la que parece no gustarle el cine, pero que tiene una estupenda voz.

Este elemento de «cine dentro del cine» sirve para que Cantando bajo la lluvia, de una manera amable y zumbona, eche cierta mirada crítica sobre la industria del cine y algunos de sus componentes. Se puede señalar la falta de adaptabilidad de algunos productores y actores y el egoísmo desmesurado de algunas estrellas.

En tono de comedia

Todas las tribulaciones de este pobre grupo de profesionales del cine se muestran de una manera cómica y desenfadada. Se puede ver la influencia del slapstick de los años treinta en el ingenio y en el vertiginoso ritmo de la ocurrencias, que no excluye un humor físico por su proximidad al baile. Gran parte de la vis cómica recae sobre los personajes de Cosmo y Lina; en el primero por su ingenio bufonesco y en la segunda por su torpeza, su voz y su exagerado egoísmo.

El inicio de Cantando bajo la lluvia es un buen botón de muestra de los simpáticos derroteros de por dónde irá la película. Don Lockwood concede una entrevista en la presentación de su último film y en ella relata cómo fueron sus comienzos en el cine y cómo conoció a Lina Lamont. En unos flashbacks paralelos vemos, de forma tronchante, cómo lo que dice no tiene nada que ver con la realidad. Este, digamos, gag es útil porque presenta de una forma divertida, pero precisa, a la mayoría de los personajes.

Sin duda uno de los momentos más divertidos de Cantando bajo la lluvia es la de las primeras intentonas de Don y Lina en el cine sonoro. El momento en que Lina no sabe colocarse el micro, o el del doblaje desacompasado son momentos clásico de la comedia.

La música y la historia

La idea era hacer una película que recopilara viejas canciones del Broadway de los años 20 y 30 y construir un guion para engarzarlas todas. Dicho y hecho. La mayor parte de las canciones que escuchamos en Cantando bajo la lluvia, en efecto, son anteriores a la filmación y el guion lo que hace construir una historia coherente que las reúna a todas. No se puede esperar, por lo tanto, que el guion sea particularmente profundo. Pero es ingenioso, chisposo y divertido.

Por su puesto la música lleva aparejada números musicales, algunos de los cuales son ya parte del acervo popular universal. A modo de ejemplo tenemos al jovial Make them laugh con Cosmo, literalmente, corriendo sobre las paredes (Donald O´Connor hubo de guardar cama en el hospital unos días); el romántico dueto que es You were meant for me, entre Don y Kathy; la encantadora Good morning y sus filigranas con el mobiliario adyacente; la historia aparte de Broadway melody ballet (con la participación de la ilustre actriz y bailarina Cyd Charisse); y por supuesto la memorable Singing in the rain, uno de los mayores y más juguetones cantos al optimismo jamás interpretados en una película.

Los coloridos años 20

La película, ya decimos, se ambienta en la llegada del cine sonoro, que ocurrió en 1927. La reconstrucción, en cuanto a escenarios y vestuario, está realmente lograda; así cómo el star system, tan vanidoso y excéntrico de la época. Todo está, no obstante, plasmado con un vivo colorido que, lógicamente, era impensable en los años veinte. De hecho, la colorista fotografía de Harold Rosson y John Alton es una de las enseñas de Cantando bajo la lluvia; muy acorde, por tanto, con el espíritu desenfadado de la película.

La mano de Stanley Donen

Es casi obligado hablar del recientemente fallecido Stanley Donen, un cineasta extraordinario muy vinculado al musical pero cuya maestría alternaba géneros sin demasiados problemas. Se notaba que conocía los resortes del musical como nadie; comenzó jovencísimo a bailar en Broadway, a los veinticuatro años codirigió con Gene Kelly «Un día en Nueva York » y a los 28 (también con Gene Jelly) Cantando bajo la lluvia. Sus marcas de agua eran la jovialidad y las virguerías danzarinas y musicales.

También supo manejarse en otro tipo de historias. Ahí tenemos la intriga de «Charada» o la comedia amarga de «Dos en la carretera». Incluso los frikis más selectos de la ciencia ficción recordarán «Saturno 3″, una rareza con Kirk Douglas y un robot con mala uva. Sirva, en fin, esta crítica como cariñoso recuerdo al bueno de Stanley.

Conclusión

Cantando bajo la lluvia tiene un merecido estatus de clásico absoluto del cine. Sus números musicales siguen causando asombro hoy en día, lo que unido a un guion jovial y a los simpáticos personajes asegura la diversión. Sigue siendo esta película un icono de la cultura popular del Siglo XX.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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12 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa película que debería ser visualizada por todo el mundo al menos una vez en la vida. Considerado el musical más legendario de todos (y hay otros magníficos), Cantando Bajo la Lluvia es (y valga la redundancia) un canto a la vida. Desde el principio se destaca como una película positiva con la demostración de los avatares de sus dos protagonistas para ganarse la vida. Con una demostración vital y colorida nos muestra como telón de fondo un hecho trascendental en la historia del cine: la transición del cine mudo al cine sonoro. Con este más que interesante tema de trasfondo, los directores Stanley Donen (Charada) y Gene Kelly (El Club Social Cheyenne) cuentan a modo de musical cómo esta evolución fundamental en el mundo del celuloide acabó con la carrera de actores que no estaban capacitados para actuar de verdad o incluso se veían perjudicados por sus propias voces o por su acento y pronunciación. Además, se pone en valor al teatro y a los actores teatrales, considerando que el cine mudo era muy limitado a la hora de mostrar capacidad dramática. También demuestra, a modo de crítica, el valor que se le da a la fama y sus consecuencias, siempre desde un punto cómico y que le imprime un poco de ironía (el inicio presentando a las parejas de dudoso "amor" real o el momento en que se conocen Don Lockwood y Lina Lamont).
Con este hermoso guiño al género de actuación más antiguo, se desarrolla una optimista obra musical, por momentos emocionante e hilarante, con números musicales de una calidad física y artística sin parangón. Es aquí donde brilla su trío protagonista: el legendario Gene Kelly (Un Americano en París), una luminosa Debbie Reynolds (La Conquista del Oeste) y el positivo y cómico Donald O´Connor (Mi Mula Francis). Con estos tres en cabeza, vemos en pantalla unos números musicales maravillosos con el inolvidable baile bajo la lluvia de Kelly y el sorprendente, por cómico y físico, en solitario de O´Connor. Tampoco olvidemos el genial papel como diva del cine mudo que representa Jean Hagen (La Jungla de Asfalto).
En definitiva, una película legendaria llena de belleza, emocionante cuando se pone a cantar (pelos como escarpias cuando Gene canta bajo la lluvia) y con un humor fino y sofisticado. Esto, señor@s, es una muestra de amor al cine.
Siferval
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27 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llama la atención en esta comedia musical, y creo que en la mayoría de su época, que, a pesar de que el fin más importante de este tipo de películas es proporcionar una serie de números musicales y coreográficos lo más brillantes y memorables posible, llama la atención, digo, que el guion esté lo suficientemente cuidado como para que tenga un mínimo de coherencia y verosimilitud. Se trata de una simple peripecia sobre la época de la transición del cine mudo al sonoro (hacia 1930), que da pie a intercalar canciones y números de baile. Cada número es magistral y de un altísimo nivel, pero quizás, la película al completo peca de demasiada reiteración e insistencia en coreografías diversas, y llega un momento en que no añaden más al conjunto sino que lastran el resultado final. Probablemente sea "gracias" a Gene Kelly, quien quizás por eso aparece como codirector, lo que descarga de responsabilidad a Stanley Donen.
Claro que nuestra percepción actual es diferente de la de entonces. Han pasado 69 años y los gustos y hábitos del público han cambiado. En aquella época se iba al cine a pasar la tarde y a dejarse hipnotizar y disfrutar de música e imágenes. Después, cada vez se ha ido consumiendo lo audiovisual de una forma más compulsiva y abreviada (véase la MTV y similares). Hasta llegar a hoy, en que los nacidos hacia el año 2000, lo consumen a través de internet y, según dicen los expertos, en promedio saltan de un contenido a otro en 19 segundos.

*Lo mejor
La espectacularidad y riqueza de las coreografías en las que interviene un gran cuerpo de baile.
El ambiente onírico en algunas de ellas.

*Lo peor
El protagonismo incesante, tipo anuncio de pasta de dientes, de Gene Kelly.
mce21mc
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22 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un referente en el cine de musicales junto a West Side Story. Guion bien construido, puesta en escena magnífica; para la época en la que se rodó, los escenarios, decorados y demás estan muy bien logrados. Dirección excelsa y actores impecables para la película. Se nota que Gene Kelly era coreógrafo, y sus bailes con Donald O´Connor forman parte de la historia del cine, y Debbie Reynolds, después de horas y horas de aprendizaje con Fred Astaire, clava el personaje en sus bailes y logra estar a la altura.
La película narra las vicisitudes de los actores de fama cuando dieron el salto del cine mudo al cine sonoro, y su adaptación a veces muy buena a veces traumática y dolorosa. Los bailes encajan en la historia perfectamente y se disfrutan como el resto de la cinta. Frase para recordar: "Al conquistar la gloria es necesario aceptar las contrariedades que lleva consigo"
Albert
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