La ballena
7.1
22,102
12 de enero de 2023
12 de enero de 2023
14 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brendan Fraser interpreta a Charlie, un hombre homosexual, que intenta sobrepasar los límites de su salud consumiendo 1) comida basura - encargo de pizzas a domicilio-, 2) refrescos con gas - Pepsi Light - y 3) porno gay casero - en la secuencia de inicio). Todo a la vez en todas partes (teniendo en cuenta el espacio limitado que tiene para moverse) limitado a su vez por su estado físico (cerca de los 300 kilos) y una habitación (siempre en penumbra) a la que apenas llega la luz del día pero que sí tiene pequeños momentos de luz y esperanza que nos llegan a través de los flashbacks proporcionados en dos momentos clave para entender todo ese dolor acumulado.
Un tema que nos conmueve (o debería conmovernos) a todxs de igual manera: la autodestrucción humana en pantalla grande. Películas como "Requiem por un sueño" o "Cisne Negro" avalan a su director de perturbador. No obstante estamos ante su película más sobria. La puesta en escena sigue siendo clave y la dirección de actores es de 10 (al igual que el texto que manejan los mismos) como siempre lo ha sido en el cine del neoyorkino.
Una vez más, el buen cine nos enseña que está lleno de coincidencias extrañas en la vida y momentos clave para darse películas del calibre como la de hoy. ¿Qué hubiera sido de si Aronofsky no hubiera visto la obra de Hunter en su día? ¿Quién hubiera interpretado a Charlie si Fraser se hubiera retirado de la industria finalmente? ¿Quién hubiera interpretado a su hija en la ficción si ese fenómeno de Netflix llamado "Stranger Things" no hubiese dado luz verde a una segunda temporada en la que lo más destacable es su reparto?
Un tema que su director controla de primera mano es el de la autodestrucción humana, como se ha visto en casos anteriores: "Requiem for a dream" o "Cisne Negro" .
Un ejemplo que puede desencadenar prácticas temerarias entre los actores. Aronofsky eleva el tono melodramático a la máxima potencia en La ballena. Se reafirma como gran director de actores.
Es un relato que busca una profundidad. Sentimientos como la culpa, la búsqueda de una redención
o del propio sentido a la propia existencia de uno están ahí y, sí, ! el Brendacimiento ha regresado! Esperemos que esta vez la Academia no se olvide de premiar la carrera de Brendan tal y como se olvidó de hacerlo con la de Mickey Rourke hace 14 años.
Un tema que nos conmueve (o debería conmovernos) a todxs de igual manera: la autodestrucción humana en pantalla grande. Películas como "Requiem por un sueño" o "Cisne Negro" avalan a su director de perturbador. No obstante estamos ante su película más sobria. La puesta en escena sigue siendo clave y la dirección de actores es de 10 (al igual que el texto que manejan los mismos) como siempre lo ha sido en el cine del neoyorkino.
Una vez más, el buen cine nos enseña que está lleno de coincidencias extrañas en la vida y momentos clave para darse películas del calibre como la de hoy. ¿Qué hubiera sido de si Aronofsky no hubiera visto la obra de Hunter en su día? ¿Quién hubiera interpretado a Charlie si Fraser se hubiera retirado de la industria finalmente? ¿Quién hubiera interpretado a su hija en la ficción si ese fenómeno de Netflix llamado "Stranger Things" no hubiese dado luz verde a una segunda temporada en la que lo más destacable es su reparto?
Un tema que su director controla de primera mano es el de la autodestrucción humana, como se ha visto en casos anteriores: "Requiem for a dream" o "Cisne Negro" .
Un ejemplo que puede desencadenar prácticas temerarias entre los actores. Aronofsky eleva el tono melodramático a la máxima potencia en La ballena. Se reafirma como gran director de actores.
Es un relato que busca una profundidad. Sentimientos como la culpa, la búsqueda de una redención
o del propio sentido a la propia existencia de uno están ahí y, sí, ! el Brendacimiento ha regresado! Esperemos que esta vez la Academia no se olvide de premiar la carrera de Brendan tal y como se olvidó de hacerlo con la de Mickey Rourke hace 14 años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
sí, el protagonista de "La momia" y "George de la Jungla".
Este relato va dirigido a cierto público (que reverenciando a Charlie quiere ser evadido de su vida por un momento con su historia, la historia de la ballena) pero seguramente no sea fácil de ver para muchas personas, la trama tampoco lo será. Y es que puede llegar a distanciar al espectador que no se lleve de la mano del lacrimógeno final ni del despertar redentor de Charlie en los cinco días de su vida que se nos revelan como si fuesen los últimos. El texto original peca de estar amparado dentro de ese circuito del off-Broadway en el que todo lo humano se alude y Aronofsky tampoco quiere que se deje de aplaudir en las salas de cine
Este relato va dirigido a cierto público (que reverenciando a Charlie quiere ser evadido de su vida por un momento con su historia, la historia de la ballena) pero seguramente no sea fácil de ver para muchas personas, la trama tampoco lo será. Y es que puede llegar a distanciar al espectador que no se lleve de la mano del lacrimógeno final ni del despertar redentor de Charlie en los cinco días de su vida que se nos revelan como si fuesen los últimos. El texto original peca de estar amparado dentro de ese circuito del off-Broadway en el que todo lo humano se alude y Aronofsky tampoco quiere que se deje de aplaudir en las salas de cine
27 de enero de 2023
27 de enero de 2023
11 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si "Réquiem por un Sueño" era la pesadilla de las aspiraciones humanas, "La Ballena" es la redención de todas ellas. "Réquiem por un Sueño" es la vida que lleva a la muerte. "La Ballena" es la muerte para encontrar la vida, para subir al cielo y hacer algo bien de una vez por todas. Un drama crudo, sencillo en cuanto a formas y estilo, pero que esconde una sobria visión introspectiva de los miembros de una familia completamente desestructurada. Recuerdos amargos que se acumulan en la memoria como los kilos de grasa en el cuerpo. Y la religión, tema recurrente en el cine de Aronofsky, como dieta milagrosa para alcanzar una nueva vida. La vida que trasciende a la muerte.
Si a este excelso drama le sumamos la actuación estelar de Brendan Fraser, el resultado es una película potentísima, con un guion que sabe plasmar a la perfección el duelo que sufre el protagonista. Te conmueve primero. Te da asco después. Lo culpabilizas y victimizas al mismo tiempo. Empatizas con él de igual manera que él se siente consigo mismo. Y así, Aronofsky te revuelve por dentro. Te mantiene en la desesperación mientras te desgañitas por dentro con cada bocado de comida rápida que da el protagonista. Porque sabes que Charlie es un buen tipo y que no merece tal sufrimiento.
Lo mejor: La profundidad del drama.
Lo peor: La reincidencia de algunos temas más superficiales.
Otra descarnada y gran película de Aronofsky que hará las delicias del público que disfrute de este género.
Si a este excelso drama le sumamos la actuación estelar de Brendan Fraser, el resultado es una película potentísima, con un guion que sabe plasmar a la perfección el duelo que sufre el protagonista. Te conmueve primero. Te da asco después. Lo culpabilizas y victimizas al mismo tiempo. Empatizas con él de igual manera que él se siente consigo mismo. Y así, Aronofsky te revuelve por dentro. Te mantiene en la desesperación mientras te desgañitas por dentro con cada bocado de comida rápida que da el protagonista. Porque sabes que Charlie es un buen tipo y que no merece tal sufrimiento.
Lo mejor: La profundidad del drama.
Lo peor: La reincidencia de algunos temas más superficiales.
Otra descarnada y gran película de Aronofsky que hará las delicias del público que disfrute de este género.
28 de enero de 2023
28 de enero de 2023
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que el que otrora fuera protagonista de películas de acción con un marcado perfil comercial (Brendan Fraser) ofrece en esta película el papel más relevante y comprometido de toda su carrera (hasta ahora), tanto por su actuación en la misma, como por el trasfondo de la historia.
“The whale” nos cuenta la historia trágica de un profesor universitario con obesidad que ama profundamente la literatura y que busca desesperadamente encontrar la certeza de que los errores que hubiere podido cometer en el pasado, pueden ser finalmente enmendados, especialmente a través de la relación con su hija (Sadie Sink).
Las referencias casi constantes a la novela “Moby Dick” y el paralelismo que se pretende hacer entre Charlie y la ballena de la novela, no resulta sino una crítica acertada a la deshumanización que sufren, en no pocas ocasiones, las personas que sufren de obesidad mórbida. Esta realidad, consistente en los prejuicios y el rechazo social, se ve muy bien reflejada en la relación que se produce entre el protagonista y el repartidor de comida, Dan (Sathya Sridharan). Su reacción en un momento determinado de la película cuando descubre a Charlie nos causa una sensación de pesadumbre y desesperanza hacia el género humano. Resulta interesante comentar que aparece también, siquiera de manera sucinta, una velada crítica al sistema político estadounidense y a la mercantilización de la salud.
La trama particular de los distintos personajes que se involucran en la historia (Ty Simpkins, Hong Chau, Samantha Morton, junto con la ya mencionada Sadie Sink), y que interactúan con Charlie -el personaje de Brendan Fraser-, va quedando despejada según avanza el film, cristalizando a la larga en un final a la altura de la película (aunque es cierto que la historia de Ty Simpkins parece a ratos inverosímil y metida con calzador).
The whale no deja de ser una película dramática, triste y por momentos autolítica, pero es cierto que el buen corazón, la personalidad solidaria (preocupándose no solo por las personas que están a su alrededor, especialmente por su hija, sino además por los animales que pululan cerca de su residencia) y la actitud del protagonista, junto con el estoicismo con el que afronta sus demonios personales nos hace empatizar profundamente con él, pudiendo experimentar en primera persona las duras vicisitudes a las que ha tenido que enfrentarse en su vida.
En definitiva, nos encontramos ante una muy buena película de un redimido Brendan Fraser que puede ser el precedente de una prolífica segunda etapa en su carrera cinematográfica. Esperemos que así sea.
“The whale” nos cuenta la historia trágica de un profesor universitario con obesidad que ama profundamente la literatura y que busca desesperadamente encontrar la certeza de que los errores que hubiere podido cometer en el pasado, pueden ser finalmente enmendados, especialmente a través de la relación con su hija (Sadie Sink).
Las referencias casi constantes a la novela “Moby Dick” y el paralelismo que se pretende hacer entre Charlie y la ballena de la novela, no resulta sino una crítica acertada a la deshumanización que sufren, en no pocas ocasiones, las personas que sufren de obesidad mórbida. Esta realidad, consistente en los prejuicios y el rechazo social, se ve muy bien reflejada en la relación que se produce entre el protagonista y el repartidor de comida, Dan (Sathya Sridharan). Su reacción en un momento determinado de la película cuando descubre a Charlie nos causa una sensación de pesadumbre y desesperanza hacia el género humano. Resulta interesante comentar que aparece también, siquiera de manera sucinta, una velada crítica al sistema político estadounidense y a la mercantilización de la salud.
La trama particular de los distintos personajes que se involucran en la historia (Ty Simpkins, Hong Chau, Samantha Morton, junto con la ya mencionada Sadie Sink), y que interactúan con Charlie -el personaje de Brendan Fraser-, va quedando despejada según avanza el film, cristalizando a la larga en un final a la altura de la película (aunque es cierto que la historia de Ty Simpkins parece a ratos inverosímil y metida con calzador).
The whale no deja de ser una película dramática, triste y por momentos autolítica, pero es cierto que el buen corazón, la personalidad solidaria (preocupándose no solo por las personas que están a su alrededor, especialmente por su hija, sino además por los animales que pululan cerca de su residencia) y la actitud del protagonista, junto con el estoicismo con el que afronta sus demonios personales nos hace empatizar profundamente con él, pudiendo experimentar en primera persona las duras vicisitudes a las que ha tenido que enfrentarse en su vida.
En definitiva, nos encontramos ante una muy buena película de un redimido Brendan Fraser que puede ser el precedente de una prolífica segunda etapa en su carrera cinematográfica. Esperemos que así sea.
29 de enero de 2023
29 de enero de 2023
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conmovedora e impactante, eso es The Whale y es que Aronofsky nos brinda una película que te deja en shock, te transporta a un mundo lúgubre y oscuro en el que lo que más brilla es nuestro protagonista… Un Brendan Fraser sublime, hipnótico, impactante ante una actuación que sin duda ha dado un vuelco a su carrera, truncada por factores que sin duda se alejan mucho de su calidad de interpretación. Una pena habernos perdido años de ese talento que ojalá nos acompañe mucho más porque cada detalle de su actuación solo hace que tras esa apariencia, con una caracterización impresionante, uno se sienta en cierto modo identificado ante alguien que vive una situación en la que la mayoría de nosotros jamás nos acercaremos a sentir. Poniéndose en la piel de Charlie, un profesor con obesidad mordida viviendo una semana en la que el tiempo perdido, el amor de su vida, las crisis espirituales y una situación médica delicada sitúa al personaje al límite de su ser haciéndote partícipe de su vida, su pasado y su futuro, con un Fraser espléndido.
Pero a nivel interpretativo esto no acaba aquí , una grandísima Sadie Sink, con una actuación a la altura de su personaje, dura, fría, transparente y espontánea, papel que se contrapone a un protagonista por completo, tanto en su apariencia física como en su interior, sumado a un elenco en el que nadie sobra ni falta,en un entrelazado en el que todo coge sentido y en el que la escenografía pone la guinda.
Y es que el cómo nos muestran todo es en cierto modo bello… durante todo el film nos persigue la lluvia torrencial, la oscuridad de un apartamento, los momentos de contacto humano como si de una obra de teatro se tratase pero en lo que todo gira alrededor de un sol a través del que todo se desarrolla, explota, floreciendo en un final en el que toda oscuridad desaparece, brillando finalmente.
Sin duda es un gran relato, profundo como el mar de Moby Dick, mostrándonos cómo tras una forma, una imagen construida o una figura monstruosa se puede encontrar un corazón débil, un amor incondicional y una pureza rodeada de pizza, comida basura y una adicción de la que apenas se profundiza en la película pero que contextualiza todo y le da sentido.
Recomendable, adictiva, chocante, esta joya es sin duda una de las películas de 2023, gracias Brendan, el Oscar es tuyo.
Pero a nivel interpretativo esto no acaba aquí , una grandísima Sadie Sink, con una actuación a la altura de su personaje, dura, fría, transparente y espontánea, papel que se contrapone a un protagonista por completo, tanto en su apariencia física como en su interior, sumado a un elenco en el que nadie sobra ni falta,en un entrelazado en el que todo coge sentido y en el que la escenografía pone la guinda.
Y es que el cómo nos muestran todo es en cierto modo bello… durante todo el film nos persigue la lluvia torrencial, la oscuridad de un apartamento, los momentos de contacto humano como si de una obra de teatro se tratase pero en lo que todo gira alrededor de un sol a través del que todo se desarrolla, explota, floreciendo en un final en el que toda oscuridad desaparece, brillando finalmente.
Sin duda es un gran relato, profundo como el mar de Moby Dick, mostrándonos cómo tras una forma, una imagen construida o una figura monstruosa se puede encontrar un corazón débil, un amor incondicional y una pureza rodeada de pizza, comida basura y una adicción de la que apenas se profundiza en la película pero que contextualiza todo y le da sentido.
Recomendable, adictiva, chocante, esta joya es sin duda una de las películas de 2023, gracias Brendan, el Oscar es tuyo.
23 de enero de 2023
23 de enero de 2023
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo ama los comebacks, y más cuando tienen una historia de superación como es el caso de Brendan Fraser, al cual le cae como anillo al dedo la historia que se cuenta en “The Whale”.
El director Darren Aronofsky no es un Lars Von Trier que causa malestar en sus personajes y en el espectador, ni tampoco un Christopher Nolan que busca engañar con ilusiones. Aronofsky es más bien un director que su riesgo, su pomposidad suele ser, por lo que sus detractores le terminan siempre atacando, ser una película compuesta al detalle. En 'The Whale', Fraser da vida a Charlie, un solitario profesor de escritura que pesa más de 250 kilos y cuyos excesos bulímicos le sitúan al borde de la muerte. Traumatizado por una trágica pérdida e intuyendo el final de sus días, Charlie intenta restablecer el vínculo con su hija de 17 años, Ellie, lo cual no será fácil.
La trama transcurre enteramente en el interior del apartamento de Charlie y permite a Aronofsky reincidir en su interés por el trabajo con espacios y situaciones claustrofóbicas, algo que traslucía en films como 'Réquiem por un sueño' o 'The Mother', aunque cabe decir que en esta ocasión el director neoyorquino se desmarca de la experimentación formal para abrazar una puesta en escena más clásica. Y si bien en el apartado estético su interés es de aspecto más dramaturgo, en las actuaciones no se queda atrás. Al igual que ocurría en una de sus películas anteriores, "El luchador", Aronofsky nos muestra unos personajes obsesivos, adictivos o que lidian con su físico y los problemas de sus caóticas vidas, todo ello para intentar llevar una existencia normal. Su estrategia es unir el destino del personaje con el del actor. Si Mickey Rourke en “El Luchador” acaba por coincidir su personaje derrotado con su vida, o Jennifer Lawrence en “Mother” entraba en la agonía de los excesos (en ese caso la prensa, sus tantas películas en poco tiempo y otras cosas), aqui une a Brendan Fraser con el personaje.
El director de “The Whale” exprime a Fraser en lo que tal vez sea el papel de su vida, con una actuación que levanta por todo lo alto la película y funciona en su regreso, pero que lamentablemente se ve empañada por un guión y una dirección muy cuestionable. Y es que “The Whale” acentúa de forma exagerada y mal compuesta la fatalidad del personaje, invitando a los demás a tratar con menosprecio; incluso aquellos que le aprecian caen en la desconsideración guiados por el auto-odio que el protagonista acarrea a sus espaldas. Algo que en “The Joker” vimos con claridad, donde el director buscaba la compasión del público con escenas melosas.
Más allá de su ruidoso despliegue dramático y las ya habituales parábolas del director, 'The Whale' llama la atención por el trabajo de Brendan Fraser, que por un guión y una dirección empeñada en ser indulgente, en vez de ser una observación mesurada y pausada.
www.critican.do
El director Darren Aronofsky no es un Lars Von Trier que causa malestar en sus personajes y en el espectador, ni tampoco un Christopher Nolan que busca engañar con ilusiones. Aronofsky es más bien un director que su riesgo, su pomposidad suele ser, por lo que sus detractores le terminan siempre atacando, ser una película compuesta al detalle. En 'The Whale', Fraser da vida a Charlie, un solitario profesor de escritura que pesa más de 250 kilos y cuyos excesos bulímicos le sitúan al borde de la muerte. Traumatizado por una trágica pérdida e intuyendo el final de sus días, Charlie intenta restablecer el vínculo con su hija de 17 años, Ellie, lo cual no será fácil.
La trama transcurre enteramente en el interior del apartamento de Charlie y permite a Aronofsky reincidir en su interés por el trabajo con espacios y situaciones claustrofóbicas, algo que traslucía en films como 'Réquiem por un sueño' o 'The Mother', aunque cabe decir que en esta ocasión el director neoyorquino se desmarca de la experimentación formal para abrazar una puesta en escena más clásica. Y si bien en el apartado estético su interés es de aspecto más dramaturgo, en las actuaciones no se queda atrás. Al igual que ocurría en una de sus películas anteriores, "El luchador", Aronofsky nos muestra unos personajes obsesivos, adictivos o que lidian con su físico y los problemas de sus caóticas vidas, todo ello para intentar llevar una existencia normal. Su estrategia es unir el destino del personaje con el del actor. Si Mickey Rourke en “El Luchador” acaba por coincidir su personaje derrotado con su vida, o Jennifer Lawrence en “Mother” entraba en la agonía de los excesos (en ese caso la prensa, sus tantas películas en poco tiempo y otras cosas), aqui une a Brendan Fraser con el personaje.
El director de “The Whale” exprime a Fraser en lo que tal vez sea el papel de su vida, con una actuación que levanta por todo lo alto la película y funciona en su regreso, pero que lamentablemente se ve empañada por un guión y una dirección muy cuestionable. Y es que “The Whale” acentúa de forma exagerada y mal compuesta la fatalidad del personaje, invitando a los demás a tratar con menosprecio; incluso aquellos que le aprecian caen en la desconsideración guiados por el auto-odio que el protagonista acarrea a sus espaldas. Algo que en “The Joker” vimos con claridad, donde el director buscaba la compasión del público con escenas melosas.
Más allá de su ruidoso despliegue dramático y las ya habituales parábolas del director, 'The Whale' llama la atención por el trabajo de Brendan Fraser, que por un guión y una dirección empeñada en ser indulgente, en vez de ser una observación mesurada y pausada.
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