Truman
7.0
30,085
23 de septiembre de 2018
23 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta ocasión ya tenia el titulo antes de empezar la película, Cayetana Guillén Cuervo en la presentación de la película me dio el mejor titulo posible. Ha sido una buena experiencia ver hoy esta película, esperaba mas de un film que trata sobre la amistad, el cáncer y la muerte. Pero no me ha emocionado, al igual que tampoco me ha parecido una comedia. Mi padre despidió a su mejor amigo hace unos meses y supongo que algún día me tocara pasar por algo parecido, desde un lado o desde el otro.
Darín te habrá encantado porque hace un buen papel, aunque opino que es una interpretación que ya he visto antes. Un actor argentino que es famoso en España con las ideas claras sobre como quiere acabar su vida y que comparte su vida con su perro Truman
Lo mejor de la película es Javier Camara, que representa al personaje del amigo que hace una corta visita, incomodo por la situación y como acabo de ver en el debate, representa al espectador impotente que solo ve como un tipo que se esta muriendo, lo único que le preocupa es qué va a pasar con su perro y quien lo va a cuidar.
Real como la vida misma, el amor a un animal, a una mascota y como han vuelto a repetir hace 1 minuto, cada uno se muere como puede. Creo que esta un poco sobrevalorada y que es un poco lenta a veces, demasiado previsible y es cierto que mejora con el final, una sorpresa que redondea la historia.
No ha habido lagrimas y eso es que no me ha llegado como Erase una vez... Sinceramente esperaba sufrir con esta cinta y quizás por las expectativas, solo me ha resultado interesante.
Me quedo con una reflexión del personaje interpretado por Ricardo Darin, donde dice que lo importante en esta vida son las relaciones, con tu amigo, con tu amada, con tu perro, con tu gato. Creo que la obra de teatro que interpretaba el actor argentino era Las amistades peligrosas y aunque no tiene nada que ver con esta ultima reflexión, me ha parecido un guiño al personaje, que por ser actor es como mas canalla, de ahí su encanto.
Un canalla no se merece nunca ser feliz, pero puede morir en paz, aceptando su imperfección.
Darín te habrá encantado porque hace un buen papel, aunque opino que es una interpretación que ya he visto antes. Un actor argentino que es famoso en España con las ideas claras sobre como quiere acabar su vida y que comparte su vida con su perro Truman
Lo mejor de la película es Javier Camara, que representa al personaje del amigo que hace una corta visita, incomodo por la situación y como acabo de ver en el debate, representa al espectador impotente que solo ve como un tipo que se esta muriendo, lo único que le preocupa es qué va a pasar con su perro y quien lo va a cuidar.
Real como la vida misma, el amor a un animal, a una mascota y como han vuelto a repetir hace 1 minuto, cada uno se muere como puede. Creo que esta un poco sobrevalorada y que es un poco lenta a veces, demasiado previsible y es cierto que mejora con el final, una sorpresa que redondea la historia.
No ha habido lagrimas y eso es que no me ha llegado como Erase una vez... Sinceramente esperaba sufrir con esta cinta y quizás por las expectativas, solo me ha resultado interesante.
Me quedo con una reflexión del personaje interpretado por Ricardo Darin, donde dice que lo importante en esta vida son las relaciones, con tu amigo, con tu amada, con tu perro, con tu gato. Creo que la obra de teatro que interpretaba el actor argentino era Las amistades peligrosas y aunque no tiene nada que ver con esta ultima reflexión, me ha parecido un guiño al personaje, que por ser actor es como mas canalla, de ahí su encanto.
Un canalla no se merece nunca ser feliz, pero puede morir en paz, aceptando su imperfección.
16 de octubre de 2019
16 de octubre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los estereotipos son algo peligroso, la verdad. Por culpa de ellos no somos pocos los que hemos tildado al cine español con la etiqueta de "malo" durante no poco tiempo, quizá tampoco estábamos demasiado equivocados, algo de razón llevábamos. Han sido muchos lustros de cine de guerra civil, de chulos, putas, y buscando cualquier excusa para que las actrices tuvieran que enseñar cacho, viniera o no a cuento. También es verdad que esto ya lleva tiempo que está cambiando y lo vengo diciendo en estos comentarios que dejo por aquí de vez en cuando y que sirven para desahogarme un poco, ya que casi nadie lee (pero está bien así). De hecho creo que no es exagerar si afirmo que nuestro cine está a la altura de los mejores del mundo. Y todo gracias a directores como Bayona, Cortés, Almodóvar, Amenábar, De la Iglesia, Collet-Serra... tendrán películas mejores o peores (como todos), pero ahí nos han puesto. Y como Cesc Gay.
Nos trae el cineasta catalán una comedia dramática, intimista, llena de sentimiento y de vitalidad (pese al desarrollo de la trama). La historia es emocionante, en el sentido más estricto de la palabra; te pone los sentimientos a flor de piel y es imposible no verse reconocido, no sentir empatía (ahora que se ha puesto tan de moda esta palabra) hacia alguno de los personajes, sobre todo los que ya vamos peinando canas. Unos personajes que han compartido tanto, que han vivido y sentido tantas cosas juntos pero que por avatares de la vida y del destino se han ido separando. Porque eso es la vida. Muchas veces, estamos tan ensimismados en nuestra cotidianeidad que dejamos de lado a personas trascendentales en nuestro devenir vital por falta de espacio, de tiempo o simplemente de ganas. Luego no podemos recuperar ese tiempo que se nos ha ido o que hemos dejado escapar. Porque el mensaje que nos deja esta comedia, este film sencillo pero ni mucho menos menor es que lo importante ene sta vida es poder contar con alguien.
Una película muy recomendable con un trabajo de la pareja protagonista antológico.
Nos trae el cineasta catalán una comedia dramática, intimista, llena de sentimiento y de vitalidad (pese al desarrollo de la trama). La historia es emocionante, en el sentido más estricto de la palabra; te pone los sentimientos a flor de piel y es imposible no verse reconocido, no sentir empatía (ahora que se ha puesto tan de moda esta palabra) hacia alguno de los personajes, sobre todo los que ya vamos peinando canas. Unos personajes que han compartido tanto, que han vivido y sentido tantas cosas juntos pero que por avatares de la vida y del destino se han ido separando. Porque eso es la vida. Muchas veces, estamos tan ensimismados en nuestra cotidianeidad que dejamos de lado a personas trascendentales en nuestro devenir vital por falta de espacio, de tiempo o simplemente de ganas. Luego no podemos recuperar ese tiempo que se nos ha ido o que hemos dejado escapar. Porque el mensaje que nos deja esta comedia, este film sencillo pero ni mucho menos menor es que lo importante ene sta vida es poder contar con alguien.
Una película muy recomendable con un trabajo de la pareja protagonista antológico.
30 de septiembre de 2020
30 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman, aunque sea el nombre del perro, hace honor a la fidelidad de Tomás (Javier Cámara), quien dibuja una oda a la amistad con una excelente, ahora sí, actuación, solamente superada por un sublime Darín, que consigue superarse en cada película que hace.
El director Cesc Gay consigue presentar un drama de forma inteligente sin hacer una película dura y sensiblera, pero sabiendo como conmover y utilizando el humor negro como recurso para frenar las lágrimas. Es cierto, que en la decisión de no virar hacia una película dolorosa y sensiblera (que es a lo que estamos acostumbrados cuando se tratan estos temas), Cesc Gay pierde la oportunidad de que “Truman” se convierta en una obra maestra.
El director Cesc Gay consigue presentar un drama de forma inteligente sin hacer una película dura y sensiblera, pero sabiendo como conmover y utilizando el humor negro como recurso para frenar las lágrimas. Es cierto, que en la decisión de no virar hacia una película dolorosa y sensiblera (que es a lo que estamos acostumbrados cuando se tratan estos temas), Cesc Gay pierde la oportunidad de que “Truman” se convierta en una obra maestra.
19 de noviembre de 2023
19 de noviembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Igual ya estaba claro pero no pasa nada por repetirlo clara y abiertamente: no entiendo de cine. Con el tiempo he adquirido algunos conceptos elementales pero, para mí, las películas buenas son aquellas con las que paso un buen rato y las películas malas, las que no. Soy más de forma (efectos especiales, acción…) que de fondo (intensidad interpretativa, metáforas vitales…), más de amplitud (epopeyas históricas, viajes espaciales) que de intimismo. Por eso, para mí, la parte interpretativa, aun siendo obviamente importante, no es más que un mecanismo para contar la historia; un instrumento para que el personaje, que es lo que en realidad me importa, tenga el impacto que debe tener. Sí, en resumen, me interesan más los personajes que los actores.
“Truman” es una excepción en la que su pareja de actores protagonista y sus interpretaciones, me han interesado más que unos personajes que, a decir verdad, me simpatizan bastante poco. Javier Cámara y Ricardo Darín han logrado lo que pocos y me han integrado en una película que, a todas luces, no es de mi estilo. Una película que, para ser sinceros, ni me interesa ni me creo demasiado, un reencuentro de amigos de infancia que discurre por unos cauces demasiado artísticos y literarios, plagados de conflictos artificiosos plantados sin mucho disimulo para forzar emociones delante y detrás de la pantalla. Hasta usan a un pobre perro de rehén emocional (a quién no se le encoge el corazón cuando el destino de un perro pende de un hilo).
Pero es lo que tienen los grandes actores y ambos lo son. Creo que Darín más que Cámara (sabe elegir mejor los papeles y es difícil encontrarle un pufo, mientras que Cámara tiene alguna que otra extravagancia cuestionable), pero los dos dan en “Truman” una masterclass de naturalidad y asimilación de sus personajes hasta el punto de resultar muy complicado no quedarse pegado a la pantalla esperando ver el desenlace de las tramas como si se tratara de dos familiares o dos amigos tuyos. Incluso en los momentos de credibilidad más cuestionable, sigues pendiente de ver si el tema se resuelve y cómo.
“Truman” no es una película para mí, con situaciones y reflexiones que seguro que aprovecharán personas con otras sensibilidades artísticas o gente más versada en el cine en sí y en el mundo del arte en general. Pero Cámara y Darín me han hecho entender qué es la interpretación y qué es ser actor.
“Truman” es una excepción en la que su pareja de actores protagonista y sus interpretaciones, me han interesado más que unos personajes que, a decir verdad, me simpatizan bastante poco. Javier Cámara y Ricardo Darín han logrado lo que pocos y me han integrado en una película que, a todas luces, no es de mi estilo. Una película que, para ser sinceros, ni me interesa ni me creo demasiado, un reencuentro de amigos de infancia que discurre por unos cauces demasiado artísticos y literarios, plagados de conflictos artificiosos plantados sin mucho disimulo para forzar emociones delante y detrás de la pantalla. Hasta usan a un pobre perro de rehén emocional (a quién no se le encoge el corazón cuando el destino de un perro pende de un hilo).
Pero es lo que tienen los grandes actores y ambos lo son. Creo que Darín más que Cámara (sabe elegir mejor los papeles y es difícil encontrarle un pufo, mientras que Cámara tiene alguna que otra extravagancia cuestionable), pero los dos dan en “Truman” una masterclass de naturalidad y asimilación de sus personajes hasta el punto de resultar muy complicado no quedarse pegado a la pantalla esperando ver el desenlace de las tramas como si se tratara de dos familiares o dos amigos tuyos. Incluso en los momentos de credibilidad más cuestionable, sigues pendiente de ver si el tema se resuelve y cómo.
“Truman” no es una película para mí, con situaciones y reflexiones que seguro que aprovecharán personas con otras sensibilidades artísticas o gente más versada en el cine en sí y en el mundo del arte en general. Pero Cámara y Darín me han hecho entender qué es la interpretación y qué es ser actor.
20 de noviembre de 2017
20 de noviembre de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta es la historia de un perro y un humano, algo ha tenido que salir mal.
Vista «Truman» parece que de lo que trata en verdad es del amor entre dos hombres, pero en plan amistoso, no homo. El perro solo existe para que Tomás y Julián (Cámara y Darín) puedan hablar de algo mientras se pasean y desayunan. Me siento un poco engañada. A los diez minutos te das cuenta de que no han acertado, de que aquí sobran personajes, de que o Julián o Tomás están de más y de que el coprotagonismo lo merecía el actor canino y no el humano, al menos si lo que se pretendía era hablar sobre la muerte, la vida, el dolor, la pérdida…, aunque yo creo que «Truman» no va de nada de esto.
Sino que trata del amor, repito, entre hombres. Cesc Gay, hombre, hace una película con sensibilidad de hombre para hombres. Como si fuese algo inaudito que un hombre quiera a otro y se lo demuestre. Como si fueran incapaces de expresar sentimientos, encerrados en la burbuja de una masculinidad que a mi parecer es solo la interpretación más rígida y dañina de lo viril, pero en la que es posible que Gay y otros muchos se reconozcan, por desgracia.
Esa sensibilidad de hombre incluye ponerle los cuernos a tu mujer, por cierto. Muy sincero, señor Gay.
Vista «Truman» parece que de lo que trata en verdad es del amor entre dos hombres, pero en plan amistoso, no homo. El perro solo existe para que Tomás y Julián (Cámara y Darín) puedan hablar de algo mientras se pasean y desayunan. Me siento un poco engañada. A los diez minutos te das cuenta de que no han acertado, de que aquí sobran personajes, de que o Julián o Tomás están de más y de que el coprotagonismo lo merecía el actor canino y no el humano, al menos si lo que se pretendía era hablar sobre la muerte, la vida, el dolor, la pérdida…, aunque yo creo que «Truman» no va de nada de esto.
Sino que trata del amor, repito, entre hombres. Cesc Gay, hombre, hace una película con sensibilidad de hombre para hombres. Como si fuese algo inaudito que un hombre quiera a otro y se lo demuestre. Como si fueran incapaces de expresar sentimientos, encerrados en la burbuja de una masculinidad que a mi parecer es solo la interpretación más rígida y dañina de lo viril, pero en la que es posible que Gay y otros muchos se reconozcan, por desgracia.
Esa sensibilidad de hombre incluye ponerle los cuernos a tu mujer, por cierto. Muy sincero, señor Gay.
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