Truman
7.0
30,086
22 de enero de 2017
22 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mesa para dos, por favor. Sí, esta es una película de dos amigos que se desarrolla prácticamente en lugares donde los vemos sentados con buena comida y, cómo no, siempre con una copita de vino. Son muchas las películas donde parece que el precio de la misma se basará en los protagonistas. En este caso, la pareja formada entre el siempre impulsivo, temperamental pero siempre tierno Ricardo Darín (Julián) y el tan sencillo como polivalente y sorprendente Javier Cámara (Tomás). Es un placer seguir viendo crecer a este último como actor, y aún le queda munición, tranquilos.
¿Y qué pasa con Truman? Sí, el bueno de Truman es el querido perro del protagonista, Julián. Que no os engañen, el carismático animal es una excusa en la que girar. Pero es esta una historia sincera sobre la amistad con un trasfondo muy real sobre la enfermedad que parece acecharnos a todos. Ante el implacable avance de ésta, Julián empieza a organizar sus decisiones finales, dando vital importancia a encontrar un futuro dueño para su inseparable compañero. Desde el principio del filme queda claro que será una historia de dos, aunque todo gire en torno a uno. El resto de personajes vienen y van, menos por supuesto Paula, un atractivo torbellino argentino que consigue revolucionar la película cada vez que entra en escena.
Ricardo Darín consigue con creces elaborar un papel de un hombre que se siente conocedor de su destino, sabe que quiere controlar sus decisiones en el tiempo que le quede, sin depender de hospitales ni terceros que le digan lo que tiene que hacer. A pesar de la valentía que demuestra, hay ciertas cosas que se le escapan de su alcance. Y es aquí donde aparece nuestro leal Tomás. Llegado desde Canadá, no duda en pasar unos días con su amigo tras conocer su situación actual. Qué fácil es todo con dinero, ¿verdad? Las cuatro intensas jornadas que se regalan la pareja protagonista no tiene desperdicio.
Pasan los minutos. La película no se hace larga en ningún momento, se agradecen estos filmes tan llevaderos, supongo que el carisma de los personajes tiene también parte de culpa. Se va viendo por dónde puede acabar la historia conforme nos acercamos al final, la complejidad de la trama no existe: es una historia de dos amigos que se quieren, no hay que buscarle más. Vemos la vida pasar y las personas con las que hemos compartido tanto siempre estarán ahí, por mucho tiempo que estemos sin verlas. Detalles de realidad como la llama de Paula siempre acentúan películas que cuentan historias del día a día.
Son muchas las películas, como decía, que basan su precio, su nivel, en los protagonistas. ¿Habría sido esta historia lo que es con otra pareja principal? Sí, por supuesto. El cine, cual ciencia, acepta varias mezclas y siempre proporciona distintos resultados; unos buenos, otros mejores (de vez en cuando algún desastre). Truman es una fórmula que funciona, contada por dos amigos que son dos profesionales y que les va al dedo el papel, a lo que les añaden un perro con cara de bueno que aparece en contadas escenas, como esa gente que viene y va, pero que insuflan vida y acompañan a la pareja en este paseo por la triste realidad. Ojalá y, si nos llega a tocar, tengamos a nuestras personas más queridas que nos ayuden a tomar esas últimas decisiones.
¿Y qué pasa con Truman? Sí, el bueno de Truman es el querido perro del protagonista, Julián. Que no os engañen, el carismático animal es una excusa en la que girar. Pero es esta una historia sincera sobre la amistad con un trasfondo muy real sobre la enfermedad que parece acecharnos a todos. Ante el implacable avance de ésta, Julián empieza a organizar sus decisiones finales, dando vital importancia a encontrar un futuro dueño para su inseparable compañero. Desde el principio del filme queda claro que será una historia de dos, aunque todo gire en torno a uno. El resto de personajes vienen y van, menos por supuesto Paula, un atractivo torbellino argentino que consigue revolucionar la película cada vez que entra en escena.
Ricardo Darín consigue con creces elaborar un papel de un hombre que se siente conocedor de su destino, sabe que quiere controlar sus decisiones en el tiempo que le quede, sin depender de hospitales ni terceros que le digan lo que tiene que hacer. A pesar de la valentía que demuestra, hay ciertas cosas que se le escapan de su alcance. Y es aquí donde aparece nuestro leal Tomás. Llegado desde Canadá, no duda en pasar unos días con su amigo tras conocer su situación actual. Qué fácil es todo con dinero, ¿verdad? Las cuatro intensas jornadas que se regalan la pareja protagonista no tiene desperdicio.
Pasan los minutos. La película no se hace larga en ningún momento, se agradecen estos filmes tan llevaderos, supongo que el carisma de los personajes tiene también parte de culpa. Se va viendo por dónde puede acabar la historia conforme nos acercamos al final, la complejidad de la trama no existe: es una historia de dos amigos que se quieren, no hay que buscarle más. Vemos la vida pasar y las personas con las que hemos compartido tanto siempre estarán ahí, por mucho tiempo que estemos sin verlas. Detalles de realidad como la llama de Paula siempre acentúan películas que cuentan historias del día a día.
Son muchas las películas, como decía, que basan su precio, su nivel, en los protagonistas. ¿Habría sido esta historia lo que es con otra pareja principal? Sí, por supuesto. El cine, cual ciencia, acepta varias mezclas y siempre proporciona distintos resultados; unos buenos, otros mejores (de vez en cuando algún desastre). Truman es una fórmula que funciona, contada por dos amigos que son dos profesionales y que les va al dedo el papel, a lo que les añaden un perro con cara de bueno que aparece en contadas escenas, como esa gente que viene y va, pero que insuflan vida y acompañan a la pareja en este paseo por la triste realidad. Ojalá y, si nos llega a tocar, tengamos a nuestras personas más queridas que nos ayuden a tomar esas últimas decisiones.
10 de abril de 2017
10 de abril de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admiro a Cesc Gay. Creo que es el director que mejor disecciona a mi generación. Cuando veo una película suya sé que me está hablando a mi. Y me estimula porque me hace preguntas a mi que ni yo mismo me había hecho. En Truman me pregunta cómo afrontaría yo mi final y/o el de alguien querido. Luego está la maestría en el guión. En todas las películas acompañas a los protagonistas como si estuvieses con ellos. Con un ritmo pausado, que parece que no pasen cosas. Pero pasan. Y te calan. Además hace que los actores no parezcan actores si no tu prima, tu vecino, tu jefe. Pero... un momento, ahí también hay un responsable de casting y unos actores. Enormes todos por pequeño que sea el papel. En definitiva, ni un pero.
Y Darín, claro.
Y Darín, claro.
20 de agosto de 2017
20 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emotiva película cargada de drama, humor y mucha sensibilidad. La interpretación de Darín es sublime: su sarcasmo, humor negro y su gancho son sin duda el pilar de Truman. Cuesta imaginar otro actor para este guión.
La historia de Truman es bastante plana y hay pocas sorpresas para el espectador. Es básicamente una película sobre despedidas cargadas de sentimiento. No hay demasiada acción pero hay mucho corazón e ironía.
Julian (Ricardo Darín) es un hombre que se asoma al abismo de la muerte y, junto a su mejor amigo Tomás (Javier Cámara) combaten el miedo con humor y serenidad.
En vez de caer en las trampas del melodrama, Truman aborda el drama de una muerte inminente con otra mirada: tierna, humana y divertida.
Darín, Cámara, enfermedad terminal, perros...ingredientes seguros para conseguir un éxito en taquilla. La película funciona, no lo niego, pero descansa demasiado en la interpretación de Darín.
Se echa de menos un guión más atrevido, más arriesgado, con más conflicto, con más vigor.
La historia de Truman es bastante plana y hay pocas sorpresas para el espectador. Es básicamente una película sobre despedidas cargadas de sentimiento. No hay demasiada acción pero hay mucho corazón e ironía.
Julian (Ricardo Darín) es un hombre que se asoma al abismo de la muerte y, junto a su mejor amigo Tomás (Javier Cámara) combaten el miedo con humor y serenidad.
En vez de caer en las trampas del melodrama, Truman aborda el drama de una muerte inminente con otra mirada: tierna, humana y divertida.
Darín, Cámara, enfermedad terminal, perros...ingredientes seguros para conseguir un éxito en taquilla. La película funciona, no lo niego, pero descansa demasiado en la interpretación de Darín.
Se echa de menos un guión más atrevido, más arriesgado, con más conflicto, con más vigor.
19 de abril de 2018
19 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un drama como es el avance de un cáncer irrefrenable del personaje de Ricardo Darín se queda en un tratamiento demasiado light y descafeinado y no llega a trascender la gravedad de la noticia del médico. Es verdad que la huída de la tendencia lacrimógena de películas al uso se agradece, pero por el personaje de Darín sólo parece conmoverle la pérdida de su perro Truman y los cuidados que tendrá cuando él muera.
Incomprensible la traición de la amistad del personaje de Javier Cámara al tirarse a la pareja del personaje principal y lo que más sorprende: el cuerpo extraño de este actor: un gay spanish metrosexual cincuentón en plena faena sexual.
Sólo hay un momento que conmueve que es el abrazo de despedida del hijo del personaje de Darín.
Con todo, la interpretación de los dos actores es tan buena que la película te mantiene hasta el final. Todo eso ya es un logro y más en una película española...
Incomprensible la traición de la amistad del personaje de Javier Cámara al tirarse a la pareja del personaje principal y lo que más sorprende: el cuerpo extraño de este actor: un gay spanish metrosexual cincuentón en plena faena sexual.
Sólo hay un momento que conmueve que es el abrazo de despedida del hijo del personaje de Darín.
Con todo, la interpretación de los dos actores es tan buena que la película te mantiene hasta el final. Todo eso ya es un logro y más en una película española...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No spoiler
18 de junio de 2018
18 de junio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman es una película intimista, delicada y de esas de antaño, sin efectos especiales que usualmente hoy inundan la pantalla de artificio a veces innecesario. Esta cinta es pura maravilla, química actoral desplegada en el celuloide que de alguna manera son cintas que siempre hacen falta donde los detalles e imperfecciones que tenemos los seres humanos nos hacen tan increíbles y queribles a pesar de todo.
Truman es antes que nada un intento de perder el pánico que a todos nos invade cuando la vida nos sitúa ante la enfermedad y ante el final que se acerca; el nuestro o el de alguien querido que mas de alguno hemos sorteado con menor o mayor sentido trágico. Nos ofrece una mirada sobre como reaccionamos ante lo imprevisto, el desconsuelo a lo desconocido y mostrarnos que dejar todo en orden antes de partir debe ser uno de los actos más complejos y duros. La cinta de Cesc Gay lo entrega con una gran sentido de sensibilidad y responsabilidad, no cae en lo melodramático sino más bien lo toma con una naturalidad y surfeando entre las diferentes emociones humanas para hacerse un espacio en el corazón del espectador.
Truman también nos habla de la soledad que se vive en la modernidad, específicamente en las grandes ciudades, lejos de tu patria como este argentino que las oficia de actor en Madrid solo sin su mujer, con su hijo viviendo en el extranjero pero que si cuenta con su tremendo perro y a su entrañable amigo que le acompaña a poner en orden todo dignamente con respeto al espectador, sin muchos estereotipos e increíblemente nos entrega una visión distinta de esta recta final y que mejor hacerla con el mejor amigo y su fiel perro llamado Truman.
Ricardo Darin y Javier Cámara se ganaron los premios de mejor actor en el festival de Cine San Sebastian por las interpretaciones que nos han regalado y cinco premios Goya incluyendo a Darín como mejor actor lo que nos da una idea de lo que vas a ver tiene una calidad y llena de sutilezas y simplemente es un verdadero canto a la vida .
Mención aparte tiene el tremendo perro que lleva el nombre de la película que aparte es un perro de terapia para niños autistas en la vida real, la cinta nos muestra la relación idónea entre un hombre y su mascota que lleva implícita la cinta, el trasfondo es buscar el bienestar de Truman una vez que deje la tierra. Increiblemente Troilo es el verdadero nombre del perro que falleció después del rodaje por una enfermedad que le aquejo.
Que decir de Darín uno de mis actores predilectos, recordado por su tremendas actuaciones en “El secretos de sus ojos”, “Luna de Avellaneda”, “El hijo de la novia”, “Séptimo”, El Aura, entre otras lo trasnforman en uno de los mejores actores de hispanoamérica ofreciendo junto al español Javier Cámara intensas y a veces divertidas actuaciones con momentos exhibición de intérpretes que se agradece a sobremanera y se plantea como una necesidad de hacer un alto para reflexionar sobre la vida que llevamos a partir de un tema trágico como enfrentar los últimos meses antes de la muerte.
Truman es antes que nada un intento de perder el pánico que a todos nos invade cuando la vida nos sitúa ante la enfermedad y ante el final que se acerca; el nuestro o el de alguien querido que mas de alguno hemos sorteado con menor o mayor sentido trágico. Nos ofrece una mirada sobre como reaccionamos ante lo imprevisto, el desconsuelo a lo desconocido y mostrarnos que dejar todo en orden antes de partir debe ser uno de los actos más complejos y duros. La cinta de Cesc Gay lo entrega con una gran sentido de sensibilidad y responsabilidad, no cae en lo melodramático sino más bien lo toma con una naturalidad y surfeando entre las diferentes emociones humanas para hacerse un espacio en el corazón del espectador.
Truman también nos habla de la soledad que se vive en la modernidad, específicamente en las grandes ciudades, lejos de tu patria como este argentino que las oficia de actor en Madrid solo sin su mujer, con su hijo viviendo en el extranjero pero que si cuenta con su tremendo perro y a su entrañable amigo que le acompaña a poner en orden todo dignamente con respeto al espectador, sin muchos estereotipos e increíblemente nos entrega una visión distinta de esta recta final y que mejor hacerla con el mejor amigo y su fiel perro llamado Truman.
Ricardo Darin y Javier Cámara se ganaron los premios de mejor actor en el festival de Cine San Sebastian por las interpretaciones que nos han regalado y cinco premios Goya incluyendo a Darín como mejor actor lo que nos da una idea de lo que vas a ver tiene una calidad y llena de sutilezas y simplemente es un verdadero canto a la vida .
Mención aparte tiene el tremendo perro que lleva el nombre de la película que aparte es un perro de terapia para niños autistas en la vida real, la cinta nos muestra la relación idónea entre un hombre y su mascota que lleva implícita la cinta, el trasfondo es buscar el bienestar de Truman una vez que deje la tierra. Increiblemente Troilo es el verdadero nombre del perro que falleció después del rodaje por una enfermedad que le aquejo.
Que decir de Darín uno de mis actores predilectos, recordado por su tremendas actuaciones en “El secretos de sus ojos”, “Luna de Avellaneda”, “El hijo de la novia”, “Séptimo”, El Aura, entre otras lo trasnforman en uno de los mejores actores de hispanoamérica ofreciendo junto al español Javier Cámara intensas y a veces divertidas actuaciones con momentos exhibición de intérpretes que se agradece a sobremanera y se plantea como una necesidad de hacer un alto para reflexionar sobre la vida que llevamos a partir de un tema trágico como enfrentar los últimos meses antes de la muerte.
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