Ben-Hur
7.9
68,657
Aventuras. Drama
Antigua Roma, bajo el reinado de los emperadores Augusto y Tiberio (s. I d.C.). Judá Ben-Hur (Charlton Heston), hijo de una familia noble de Jerusalén, y Mesala (Stephen Boyd), tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación, son dos antiguos amigos, pero un accidente involuntario los convierte en enemigos irreconciliables: Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano, y Mesala lo encarcela a él y a su ... [+]
4 de noviembre de 2021
4 de noviembre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aproximadamente tres horas y media de metraje componen “Ben Hur”. Sin embargo, el tiempo viéndola pasa volando debido, principalmente, a un buen guion y sobre todo a la magistral dirección de William Wyler.
Pero, ¿Basta con esta suma para que “Ben Hur” se encumbre como una de las mejores películas de la historia?
No. Pensaríais que me olvido de los grandilocuentes decorados, de las famosas y soberbias secuencias de las galeras y el circo, de la banda sonora… e incluso algunos valientes aludiríais a las actuaciones del reparto.
Pero el compendio de estos elementos no tiene que dar como resultado una obra maestra “per se”. Es más fácil, sin embargo, que dicha ecuación surja lo que, para mi, es “Ben Hur”: una sorprendente superproducción y una buena película épica que me ha hecho disfrutar con su visionado.
En “Zona Spoiler” desgranaré brevemente los detalles que he advertido y que son suficientes para que no pueda considerar este filme como una obra maestra. No sin recordar antes que, dentro de su género, que no es de mis favoritos, es una película notable y casi excelente.
Pero, ¿Basta con esta suma para que “Ben Hur” se encumbre como una de las mejores películas de la historia?
No. Pensaríais que me olvido de los grandilocuentes decorados, de las famosas y soberbias secuencias de las galeras y el circo, de la banda sonora… e incluso algunos valientes aludiríais a las actuaciones del reparto.
Pero el compendio de estos elementos no tiene que dar como resultado una obra maestra “per se”. Es más fácil, sin embargo, que dicha ecuación surja lo que, para mi, es “Ben Hur”: una sorprendente superproducción y una buena película épica que me ha hecho disfrutar con su visionado.
En “Zona Spoiler” desgranaré brevemente los detalles que he advertido y que son suficientes para que no pueda considerar este filme como una obra maestra. No sin recordar antes que, dentro de su género, que no es de mis favoritos, es una película notable y casi excelente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El filme comienza de forma exquisita con el dilema moral que se le plantea a Judá Ben-Hur entre estar con su pueblo o con Roma, personificada en la figura de su viejo amigo (o algo más que amigo) Messala, el general militar romano, que vuelve a Jerusalén con el fin de ejercer un férreo control sobre la provincia rebelde de Judea.
Ben-Hur elige a su pueblo, ganándose el odio del resentido romano que termina por condenarle a él y a su familia.
A partir de ahí comienza una buena y dinámica historia cimentada en el odio mutuo y en la promesa de venganza del judío.
La lucha del protagonista por sobrevivir a las galeras, el ascenso social y la vuelta a Judea para llevar a cabo su “vendetta” y encontrar a su familia están narrados brillantemente. Después, la famosa y celebrada secuencia de la carrera de cuádrigas, que culmina con la confesión de Messala a Judá: su madre y su hermana no están muertas, están en el Valle de los Leprosos.
La muerte de Messala satisface por poco tiempo la sed de venganza de Ben Hur, cuyo odio personal por el Imperio Romano le lleva a renegar de la ciudadanía ante las advertencias de Poncio Pilato.
Para mí, la película tendría que haber terminado aquí: El protagonista, finalmente, es fiel a sus principios y a su pueblo a pesar de los peligros que esto va a implicar. Además sabiendo que su madre y su hermana están vivas, dejando a la imaginación del espectador lo que decida hacer con respecto a ellas. En definitiva, hubiese sido un final no del todo abierto con el que, personalmente, habría quedado muy satisfecho.
Todo lo que sucede después: el reencuentro de Judá con su madre y su hermana ; su abrazo a la fe cristiana, engarzado con la pasión de Cristo… me parecen una solución rápida y descafeinada con la que justificar y/o culminar con los tintes cristianos que se intuyen sutilmente a lo largo del filme. ¡Este final no era necesario señor Wyler, se ha ido usted por los cerros de Úbeda!
También veo necesario aludir a unas actuaciones, a mi ver, poco remarcables e incluso malas como la Esther de Haya Harareet. Destacaría únicamente la de Stephen Boyd como Messala.
Ben-Hur elige a su pueblo, ganándose el odio del resentido romano que termina por condenarle a él y a su familia.
A partir de ahí comienza una buena y dinámica historia cimentada en el odio mutuo y en la promesa de venganza del judío.
La lucha del protagonista por sobrevivir a las galeras, el ascenso social y la vuelta a Judea para llevar a cabo su “vendetta” y encontrar a su familia están narrados brillantemente. Después, la famosa y celebrada secuencia de la carrera de cuádrigas, que culmina con la confesión de Messala a Judá: su madre y su hermana no están muertas, están en el Valle de los Leprosos.
La muerte de Messala satisface por poco tiempo la sed de venganza de Ben Hur, cuyo odio personal por el Imperio Romano le lleva a renegar de la ciudadanía ante las advertencias de Poncio Pilato.
Para mí, la película tendría que haber terminado aquí: El protagonista, finalmente, es fiel a sus principios y a su pueblo a pesar de los peligros que esto va a implicar. Además sabiendo que su madre y su hermana están vivas, dejando a la imaginación del espectador lo que decida hacer con respecto a ellas. En definitiva, hubiese sido un final no del todo abierto con el que, personalmente, habría quedado muy satisfecho.
Todo lo que sucede después: el reencuentro de Judá con su madre y su hermana ; su abrazo a la fe cristiana, engarzado con la pasión de Cristo… me parecen una solución rápida y descafeinada con la que justificar y/o culminar con los tintes cristianos que se intuyen sutilmente a lo largo del filme. ¡Este final no era necesario señor Wyler, se ha ido usted por los cerros de Úbeda!
También veo necesario aludir a unas actuaciones, a mi ver, poco remarcables e incluso malas como la Esther de Haya Harareet. Destacaría únicamente la de Stephen Boyd como Messala.
25 de septiembre de 2010
25 de septiembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ben-hur al igual que muchas películas del imperio romano, trata de un príncipe que es culpado injustamente por su viejo amigo.
Esta superproducción a parte de tener buenos actores y buen argumento, tambien cabe destacar sus escenarios como el de la batalla naval...
Esta superproducción a parte de tener buenos actores y buen argumento, tambien cabe destacar sus escenarios como el de la batalla naval...
5 de noviembre de 2011
5 de noviembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué hace grande a un director de cine? ¿Puede ser la habilidad para transmitir emociones, sentimientos, e incluso ¡valores!?. Dicen que la cara es el espejo del alma y los ojos confiesan en silencio los secreto del corazón, aquí en esta película, en varios momentos, vemos a alguien que está en presencia de Dios. Amigos, está al alcance de muy pocos expresar eso y ¡sin palabras!. Todos estareis pensando en la misma escena que yo... Podría ser un hecho anecdótico, una casualidad, salió bien. No, se repite en mas ocasiones y en otras películas; siempre recordaré la primera vez que ví Big Country (Horizontes de Grandeza) cuando se dirigen a lo que puede ser la última batalla y sin decir una sola palabra, solo con un gesto, una mirada, uno de los protagonistas nos está diciendo: se que estás equivocado, que nos conduces a la muerte, pero eres mi jefe, mi amigo y voy contigo hasta el final. No estarás solo. Y, a su vez, el depositario de tanta lealtad, esgrime una sonrisa cómplice, ¡ya sabía que no me abandonarías!. Llevándolo al extremo, podría ser un trasunto de la fe cristiana, pero eso es otra historia...
Pero no debería llamarnos tanto la atención, el cine en su concepción primigenia es eso, contar historias con imágenes.
En definitiva, esos momentos mágicos, que abundan en esta película es lo que hace que Ben Hur alcance la inmortalidad y quede en el recuerdo, o mejor dicho, en el corazón ¿Pasará lo mismo con otras?
Pero no debería llamarnos tanto la atención, el cine en su concepción primigenia es eso, contar historias con imágenes.
En definitiva, esos momentos mágicos, que abundan en esta película es lo que hace que Ben Hur alcance la inmortalidad y quede en el recuerdo, o mejor dicho, en el corazón ¿Pasará lo mismo con otras?
3 de marzo de 2013
3 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Megaproducción basada en la novela homónima de Lewis Wallace, fué la primera película ganadora de 11 Oscars (sólo igualada por Titanic y El Señor de los Anillos: el retorno del rey).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película transcurre en el año 30 durante la ocupación romana de Judea. La situación anda revuelta y se teme un levantamiento por parte del pueblo judío. Entonces, Roma envía dos legiones al mando del jefe militar Messala, el cual se crio en el ambiente judio, conservando de su infancia a un amigo tan importante como al noble Juda Ben-Hur y a su familia.
Judá Ben-Hur ve en la llegada de Messala a una posibilidad para el entendimiento y el respeto. No obstante, Messala ve a su viejo amigo como el hombre que a los enemigos judíos de Roma por su pasada amistad. Ben-Hur se niega al trato y Messala rompe su amistad.
Messala aprovecha la caída de una teja de la casa de Ben-Hur al paso de la comitiva que recibía al nuevo Gobernador de Judea para acusar a Ben-Hur y su familia (hermana y madre) de traición y los encarcela.
Su hermana y madre se infectan de lepra en la carcel y Ben Hur es enviado a las galeras. Desde ese momento, Ben-Hur jura vengarse de su ahora enemigo Messala. Tras salvar a Quinto Arrio de un abordaje, éste lo adopta como hijo, no obstante decide regresar a Judea.
En su camino a Jerusalén, Ben-Hur conocerá a Baltasar, y al jeque Ilderim, un comerciante árabe. De Baltasar aprenderá que hay alguien en quien creer, un Mesías, hijo de Dios, que liberará a los hombres de los pecados, estableciendo el amor en los corazones de los hombres. Por el contrario, del jeque descubrirá que Messala participa en las carreras de cuadrigas y, en la arena del circo.
En Jerusalén se reencuentra con Ester, de la que esta enamorado, la cual le habla de un Maestro que predica a favor del amor a los enemigos, diciendole de esta forma que se olvide de sus viejas rencillas con Messala las cuales no le conducen a nada.
Judá, sin embargo, esta lleno de odio y cree que su única opción de vengarse es poder ver su cuerpo mutilado y maltrecho en la arena del circo. Para ello, correrá la carrera de cuadrigas. Ahí vencerá a Messala, quien terminará cayéndose de su carro, y siendo atropellado y pisoteado por otro, quedando medio moribundo. Messala, en un último aliento le comunica que su madre y su hermana están vivas, pero que están en el valle de los leprosos.
En ese momento se produce una gran escena que quizá queda algo deslucida por la gran carrera de cuadrigas. Ben-Hur le dice a Poncio Pilatos que fue Roma la que destruyó a Messala. El era bueno, hasta que la codicía de Roma penetró en él.
Ben-Hur rescata, junto a Ester, a su madre y hermana de ese horrible lugar. Él accede al requerimiento Ester para que sean sanadas por el Rabí de Galilea, mientras una procesión de gente acompaña a gritos la marcha de los nuevos crucificados, entre ellos al mestro bueno, que es irremediablemente crucíficado, no sin antes haber obrado su último milagro: sanar a la hermana y madre de Ben-Hur.
Clarísimamente la película nos demuestra que el amor siempre vence a la venganza y que con ésta no se llega a nada.
Lo mejor: grandes actuaciones y estraordinarias escenas. A destacar:
-El momento en que Jesús le da de beber a un sediento Ben-Hur cuando estaba en una línea de condenados que iban camino de galeras y la escena en la que a modo de agradecimiento el propio Ben-Hur le da de beber al maestro. Este encuentro, y el presenciar después la crucifixión del hombre que un día le salvó de morir, harán que Ben-Hur encuentre la paz y de esta forma llegue al perdón.
-Las escena épicas como la batalla naval o la carrera de cuadrigas son sencillamente magníficas.
-La escena entre Pilatos y Ben-Hur.
Lo peor: algunas diferencias con respecto al libro (Messala no muere, sino acaba gravemente herido, la caída accidental de un teja sobre el nuevo procurador romano en Judea, no es provocada por la hermana de Judá, sino es el propio Ben-Hur el que arroja la teja, etc.).
Judá Ben-Hur ve en la llegada de Messala a una posibilidad para el entendimiento y el respeto. No obstante, Messala ve a su viejo amigo como el hombre que a los enemigos judíos de Roma por su pasada amistad. Ben-Hur se niega al trato y Messala rompe su amistad.
Messala aprovecha la caída de una teja de la casa de Ben-Hur al paso de la comitiva que recibía al nuevo Gobernador de Judea para acusar a Ben-Hur y su familia (hermana y madre) de traición y los encarcela.
Su hermana y madre se infectan de lepra en la carcel y Ben Hur es enviado a las galeras. Desde ese momento, Ben-Hur jura vengarse de su ahora enemigo Messala. Tras salvar a Quinto Arrio de un abordaje, éste lo adopta como hijo, no obstante decide regresar a Judea.
En su camino a Jerusalén, Ben-Hur conocerá a Baltasar, y al jeque Ilderim, un comerciante árabe. De Baltasar aprenderá que hay alguien en quien creer, un Mesías, hijo de Dios, que liberará a los hombres de los pecados, estableciendo el amor en los corazones de los hombres. Por el contrario, del jeque descubrirá que Messala participa en las carreras de cuadrigas y, en la arena del circo.
En Jerusalén se reencuentra con Ester, de la que esta enamorado, la cual le habla de un Maestro que predica a favor del amor a los enemigos, diciendole de esta forma que se olvide de sus viejas rencillas con Messala las cuales no le conducen a nada.
Judá, sin embargo, esta lleno de odio y cree que su única opción de vengarse es poder ver su cuerpo mutilado y maltrecho en la arena del circo. Para ello, correrá la carrera de cuadrigas. Ahí vencerá a Messala, quien terminará cayéndose de su carro, y siendo atropellado y pisoteado por otro, quedando medio moribundo. Messala, en un último aliento le comunica que su madre y su hermana están vivas, pero que están en el valle de los leprosos.
En ese momento se produce una gran escena que quizá queda algo deslucida por la gran carrera de cuadrigas. Ben-Hur le dice a Poncio Pilatos que fue Roma la que destruyó a Messala. El era bueno, hasta que la codicía de Roma penetró en él.
Ben-Hur rescata, junto a Ester, a su madre y hermana de ese horrible lugar. Él accede al requerimiento Ester para que sean sanadas por el Rabí de Galilea, mientras una procesión de gente acompaña a gritos la marcha de los nuevos crucificados, entre ellos al mestro bueno, que es irremediablemente crucíficado, no sin antes haber obrado su último milagro: sanar a la hermana y madre de Ben-Hur.
Clarísimamente la película nos demuestra que el amor siempre vence a la venganza y que con ésta no se llega a nada.
Lo mejor: grandes actuaciones y estraordinarias escenas. A destacar:
-El momento en que Jesús le da de beber a un sediento Ben-Hur cuando estaba en una línea de condenados que iban camino de galeras y la escena en la que a modo de agradecimiento el propio Ben-Hur le da de beber al maestro. Este encuentro, y el presenciar después la crucifixión del hombre que un día le salvó de morir, harán que Ben-Hur encuentre la paz y de esta forma llegue al perdón.
-Las escena épicas como la batalla naval o la carrera de cuadrigas son sencillamente magníficas.
-La escena entre Pilatos y Ben-Hur.
Lo peor: algunas diferencias con respecto al libro (Messala no muere, sino acaba gravemente herido, la caída accidental de un teja sobre el nuevo procurador romano en Judea, no es provocada por la hermana de Judá, sino es el propio Ben-Hur el que arroja la teja, etc.).
25 de marzo de 2015
25 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
[...]
Y es que “Ben-Hur” es uno de esos clásicos difíciles de rechazar. Es la historia de una venganza (y en ello quiero centrarme), al mismo nivel que “La venganza del Conde de Montecristo” o “La venganza de Don Mendo” donde, al igual que en estas, pocas cosas suceden como uno lo planea y conceptos como piedad, amor y perdón cobran un significado más fuerte del que por regla general el humano medio tiene que hacer gala.
[...]
Y volviendo con “Ben-Hur“, cuenta la historia de Judá Ben-Hur, un próspero noble judío que, al negarse a ayudar a su amigo Mesala (Stephen Boyd) un tribuno romano, en su lucha contra los rebeldes judíos, es acusado injustamente y condenado a galeras. En su búsqueda de venganza tropieza con personajes como Jesucristo, la sirvienta Esther (Haya Harareet), el Rey Mago Baltasar (Finlay Currie), el comandante Quinto Arrio (Jack Hawkins), el jeque árabe Ilderim (Hugh Griffith) o Poncio Pilatos (un Frank Thring que no necesita presentación). Todos ellos le harán inclinar una y otra vez la balanza en ambos sentidos, destacando con sus argumentos una de las más famosas frases de la película: “¿Quién tiene el poder para castigar? Muchos caminos conducen a Dios, no los cierres con el odio y la venganza”.
Y es que la mayor parte de los personajes abogan, independientemente de la religión a la que pertenezcan, por el perdón y no por la venganza. Es cierto que la presencia de Jesucristo (a quién nunca se le ve la cara) en diversos momentos de la película sobrecoge a Judá, pero sus vidas se entrelazan sin que por ello Judá haya renunciado a su venganza: “Si renunciamos a la venganza, los hijos de nuestros hijos sufrirán como nosotros”. Una frase que a día de hoy reconocemos como de las más infortunadas y cuyo significado ha sido llevado al pie de la letra por las personas más extremistas.
Pero “Ben-Hur“, a pesar de ser una película con un gran componente religioso, no toma la religión como lo más importante, pese a ser el marco en el que se encauza. Es un drama, una peli de aventuras, una hazaña épica en la que Jerusalén y Roma son los focos para nuestra historia de venganza; no en balde al género se le llama “Colosal”. Por ello, se trata de una película multicultural llena de personas de diversas religiones que conviven, hacen negocios y hacen amistad. Y la maestría de “Ben-Hur” es haberlo sabido mostrar, con sus pullas y todo, con absoluto respeto, y sin que nos separemos del verdadero propósito de la película; esa dicotomía entre ambición y piedad, entre cinismo e idealismo, entre amor y venganza, representado ante todo en los dos protagonistas, Judá y Mesala.
Judá sufre aquello que pregonaba Lope de Vega en “El castigo sin venganza“, puesto que realmente no cree que Mesala sea malo, es el sistema el que le ha destruido. Roma, como ente político, más loba que madre, fue la que destruyó a su familia y puso a Mesala en su contra. Su venganza está empañada por los sentimientos más básicos de amor fraternal y compasión.
[...]
Fragmento extraído de www.generacionfriki.es
Y es que “Ben-Hur” es uno de esos clásicos difíciles de rechazar. Es la historia de una venganza (y en ello quiero centrarme), al mismo nivel que “La venganza del Conde de Montecristo” o “La venganza de Don Mendo” donde, al igual que en estas, pocas cosas suceden como uno lo planea y conceptos como piedad, amor y perdón cobran un significado más fuerte del que por regla general el humano medio tiene que hacer gala.
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Y volviendo con “Ben-Hur“, cuenta la historia de Judá Ben-Hur, un próspero noble judío que, al negarse a ayudar a su amigo Mesala (Stephen Boyd) un tribuno romano, en su lucha contra los rebeldes judíos, es acusado injustamente y condenado a galeras. En su búsqueda de venganza tropieza con personajes como Jesucristo, la sirvienta Esther (Haya Harareet), el Rey Mago Baltasar (Finlay Currie), el comandante Quinto Arrio (Jack Hawkins), el jeque árabe Ilderim (Hugh Griffith) o Poncio Pilatos (un Frank Thring que no necesita presentación). Todos ellos le harán inclinar una y otra vez la balanza en ambos sentidos, destacando con sus argumentos una de las más famosas frases de la película: “¿Quién tiene el poder para castigar? Muchos caminos conducen a Dios, no los cierres con el odio y la venganza”.
Y es que la mayor parte de los personajes abogan, independientemente de la religión a la que pertenezcan, por el perdón y no por la venganza. Es cierto que la presencia de Jesucristo (a quién nunca se le ve la cara) en diversos momentos de la película sobrecoge a Judá, pero sus vidas se entrelazan sin que por ello Judá haya renunciado a su venganza: “Si renunciamos a la venganza, los hijos de nuestros hijos sufrirán como nosotros”. Una frase que a día de hoy reconocemos como de las más infortunadas y cuyo significado ha sido llevado al pie de la letra por las personas más extremistas.
Pero “Ben-Hur“, a pesar de ser una película con un gran componente religioso, no toma la religión como lo más importante, pese a ser el marco en el que se encauza. Es un drama, una peli de aventuras, una hazaña épica en la que Jerusalén y Roma son los focos para nuestra historia de venganza; no en balde al género se le llama “Colosal”. Por ello, se trata de una película multicultural llena de personas de diversas religiones que conviven, hacen negocios y hacen amistad. Y la maestría de “Ben-Hur” es haberlo sabido mostrar, con sus pullas y todo, con absoluto respeto, y sin que nos separemos del verdadero propósito de la película; esa dicotomía entre ambición y piedad, entre cinismo e idealismo, entre amor y venganza, representado ante todo en los dos protagonistas, Judá y Mesala.
Judá sufre aquello que pregonaba Lope de Vega en “El castigo sin venganza“, puesto que realmente no cree que Mesala sea malo, es el sistema el que le ha destruido. Roma, como ente político, más loba que madre, fue la que destruyó a su familia y puso a Mesala en su contra. Su venganza está empañada por los sentimientos más básicos de amor fraternal y compasión.
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Fragmento extraído de www.generacionfriki.es
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