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Revenant: El renacido

Aventuras. Western Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, ... [+]
Críticas 563
Críticas ordenadas por utilidad
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4
14 de febrero de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que reconocer que los americanos se saben vender muy bien y las campañas de marketing que hacen consiguen que la gente vaya al cine aunque sea a ver películas mediocres como esta.

A esta película, salvo la fotografía (que hay que reconocer que es espectacular), le falta de todo: un guión que atrape, unos personajes que trasmitan algo, ritmo, tensión. Después de dos horas y media te quedas tan frío como el pasaje que acabas de ver. Ni siquiera la música consigue trasmitir algo.

Sólo se la recomiendo a los que les guste ver 150 minutos de imágenes de naturaleza.
Lan
6
6 de marzo de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Revenant (El renacido), de Alejando González Iñárritu y Emmanuel Luvezki, no trata sobre la relación del hombre con la naturaleza, como dijo Leonardo DiCaprio al recibir su primer Óscar, ni acerca de la sobrevivencia humana y el sufrimiento personal en un mundo salvaje, sino que usa dichos temas como contexto en una historia de venganzas: cuatro personajes se proponen cobrar venganza y hacen de su propósito el principal estímulo para vencer la adversidad y sobrevivir: un jefe indio quiere vengar el robo de su hija por unos blancos; otro indio quiere vengar el asesinato de su esposa por una tribu enemiga; una india es violada y, más adelante, vemos que se lava las manos sucias de sangre por haber castrado a su violador. Al final, una frase cliché hace dudar al protagonista de la venganza medular.

Desde el principio, las escenas oníricas parecen causa y efecto del rencor: una masacre de indios deja huérfano al niño que adoptará el trampero blanco Hugh Glass (DiCaprio), quien lo salva de la muerte a manos de un oficial que primero asesina a la madre del niño, según interpreto una secuencia confusa; la voz de la mujer reflexiona en la mente del protagonista con metáforas en lengua nativa sobre la sobrevivencia.

La historia verídica de Glass inspiró una novela de Michael Punke, y la novela inspiró a su vez una película: Man in the Wilderness (Estados Unidos, 1971), de Richard C. Sarafian, con Richard Harris y John Huston. En 1820, un barco sobre ruedas hace una travesía por tierra firme, y la expedición es guiada por un trampero al que ataca un oso y lo deja para el arrastre; asediados por los indios, sus compañeros lo abandonan a su suerte. El trampero sobrevive, recurriendo a su lado más salvaje, y sigue a la expedición para vengarse. En su adaptación de la novela, para darle sabor al caldo de la venganza, el guión de González Iñárritu y Mark L. Smith agrega el hijo putativo y una posible esposa de Glass, también india (elementos que no existen en la historia original ni en la novela ni en película homónima), y elimina el barco sobre ruedas, que hacía de la historia algo extraordinario.

A final de cuentas, este guión es el más pobre de las seis películas que ha dirigido González Iñárritu: el primero es un hito a pesar de que su referente inicial parece ser el guión de Pulp Fiction, ópera prima de Quentin Tarantino; el segundo aumenta al máximo la complejidad de la estructura narrativa y resulta una obra maestra; el tercero es una mafufada cosmopolita para seducir a los gringos, cosa que funcionó; el cuarto es intrascendente, pasa sin pena ni gloria; el quinto alcanza un nivel más alto que todo lo anterior y, desde luego, es otra obra maestra; el sexto (para la primera película que no es proyecto de González Iñárritu, una vez asimilado al money-system de Joligud) parece traicionar una tradición, la búsqueda de originalidad y la disposición a correr grandes riesgos en aras de crear algo nuevo en todos los sentidos, incluida la calidad sin precedentes.

El Óscar a DiCaprio es tardío y premia la espera, más que su actuación en una película con demasiado Lubezki para tan poquito argumento. La primera gran actuación del entonces joven y prometedor Leo es su papel protagónico en Diario de un rebelde, de Scott Kalvert. En ¿A quién ama Gilbert Grape?, de Lasse Hallström, su papel de reparto como retrasado mental es la mejor actuación de su carrera. Para la masa está Titanic, de James Cameron, pero las películas más trascendentales del actor son las que ha dirigido Martin Scorsese, Pandillas de Nueva York y Los infiltrados, principalmente. En Revolutionary Road, de Sam Mendes, DiCaprio hace pareja de nuevo con Kate Winslet, ella masculina y él afeminado, memorables ambos. Encarnar al protagonista de Revenant: El renacido, en cambio, requería de una personalidad más áspera, un tipo más rudo, y de ahí que, en su momento, lo haya hecho mejor Richard Harris, para mi gusto.
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Observaciones específicas

Las escenas de una sola toma o que aparentan ser una sola toma (sobre todo, la secuencia inicial del ataque indio), como en Birdman, son opresivas o crean una atmósfera opresiva.

Abundan errores como la tardanza del protagonista en apuntar al oso, que prefiere las mordidas a los zarpazos, el hecho de que John Fitzgerald (Tom Hardy) mate al hijo y deje vivo al papá, el hecho de que diga "dispárale", en vez de "mátalo" (asfixiado o acuchillado para que no nos escuchen los "rojos", que acabo de matar a uno por gritar), el hecho de que DiCaprio actúe con tanta debilidad cuando lo entierran que la post-producción agregó su propia voz quejumbrosa, el hecho de que, minutos después, se levante del hoyo sin beber agua y tampoco sea convincente cuando se arrastra.

El equipo con el que Glass quema pólvora en su cuello es envidiable; ¡hasta combustible tenía para avivar el fuego!

¿Y por qué asesinan al indio amigo y no al protagonista? ¿Estaban muy lejos? Quizás alguien más perceptivo que yo (no defensores a ultranza, por favor) me saque de esa duda, y responda también a mis primeras preguntas: ¿Asesinan un caballo en la secuencia inicial? ¿No hay racismo en el tratamiento de la presencia india?

La pelea final es horrible, ambos actores son torpes y lentos, sobre todo Leo (alguien me dirá que está herido y sobrearropado por el frío, pero volvemos entonces al ataque del oso).

A las dos horas de viacrucis, uno ya está bastante cansado.

Por decir algo a favor, me gustan las escenas oníricas, pero hacia el final pierden creatividad y se reducen a ecos. Si acaso hay contenido entre tanto envoltorio está en esas escenas durante las primeras dos horas; la media hora final cae en el tedio...

Pocas películas han logrado profundidad cuando se trata de venganza. The Crow, de Alex Proyas, por ejemplo, también tiene más forma que contenido; si le quitamos la estética de oscuridad gótica y horror necrófilo, el papel del cuervo y los caireles poéticos, queda una historia tan simple y superficial como El vengador anónimo. Una venganza interesante, en términos históricos y cinematográficos, es la de Gong Er (Ziyi Zhang) en El gran maestro, de Wong Kar-wai. El renacido, en cambio, es un paupérrimo pretexto para dos horas y media de fotografía majestuosa y apabullante.
7
7 de marzo de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Alejandro González Iñárritu parece que los Oscar le seducen o és él con sus historias que pretende atraer a los más reacios a su filmografía inaugurada con la visceral y todavía impactante “Amores Perros” (2000). Han pasado ya más de tres lustros y todo queda a años luz de su última “tour de force” que es “The Revenant” esta espectacular mezcla de géneros albergados en la aventura invernal, el western ancestral y el terror en su término más a lo “Deliverance” (1972) de John Boorman que al “Ravenous”(1999) de Antonia Bird.

La impactante odisea de un grupo de recolectores de pieles que tienen que hacer frente a la salvaje naturaleza y a los ataques de los indios es el punto fuerte de una historia en que su principal protagonista, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) que guía a la expedición (añadiendo otro personaje real como Bridger, auténtico conocedor de las salvajes culturas indias) y que es abandonado a su suerte y expuesto a un peligroso desafío que le lleva a plantearse si es necesario o no seguir luchando por su supervivencia. Ésta pretexta idea ya extraída del film de Richard C. Sarafian “Un Hombre en una Tierra Salvaje” (Man in the Wilderness,1971) ya no se perdona como remake encubierto porque Iñárritu recurre desesperadamente a la ayuda de su multipremiado compatriota Emmanuel Lubezki pfilmara darle a la fotografía la dirección de orquestra de ésta sublime pero vacia epopeya que lleva a momentos de trance,a lo Terrence Malick, salvando distancias.

Lo Mejor: la esplendida fotografía de Lubezki
Lo Peor: alguna secuencia que tiende a la exageración
7
16 de marzo de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mientras respires, lucha” repite Glass a su hijo pequeño. Desde el principio Iñárritu muestra sus cartas. Es legítimo y discutible que esta película pueda gustar más o menos al espectador pero sí podemos estar de acuerdo en que El renacido es un logro cinematográfico en todos sus aspectos, por su propuesta arriesgada tanto en la filmación como en la narración: una producción durísima, un reto visual bajo condiciones naturales extremas, una enfoque hiperrealista aferrada a un estilo que se debate entre la preciosidad de su composición visual y la aridez narrativa de una odisea que se antoja imposible, excelsa, irregular e impresionante.

Visualmente la película es apabullante. La primera media hora es toda una declaración de intenciones, el virtuosismo de Iñárritu moldea cada uno de los planos con la precisión del artesano que intenta crear algo único, llevando al cine un paso más lejos bajo la batuta del gran Lubezki, por lo que se puede perdonar esa grandilocuencia del director de intentar descubrirnos el cine como si fuera la primera. En la cuestión puramente narrativa, El renacido no resalta con especial incidencia pero en lo visual es toda una proeza, por lo qué propone y cómo lo propone.

Es una historia de supervivencia, de persecución y, finalmente, de venganza, el motor principal de la película. Glass y su hijo Hawk sobreviven, junto a un grupo de tramperos, de la caza y recogida de la piel. Es la américa salvaje (1823), donde cada uno se busca una oportunidad para seguir adelante. Agachas la cabeza, te aferras a tu rifle y esperas que los problemas no te salpiquen y que tu vida continúe. Si es que eso es vida como bien dice Fitzgerald, el personaje que da vida un enorme Tom Hardy. No se vislumbra ni una sociedad, solo el germen de un pueblo, no hay concesiones, y si tienes que dedicarte a conseguir pieles en las tierras más lejanas para el país cuyo ejército ha destruido tu familia y asesina a aquellos que te persiguen para matarte por cazar “sus” animales en “sus” tierras, pues se hace. El pez que se muerde la cola. Glass y Fitzgerald representan las dos caras de esa nación aún en pañales. Dos luchadores que se quiebran la espalda por vivir un día más en este mundo. Dos tipos de supervivencia que se aferran a diferentes principios. DiCaprio se sobrepone a ese tour de force del dolor con gran solvencia y credibilidad, poniendo lo mejor de sí mismo, pero es Tom Hardy quien se come la pantalla con ese cazador sin escrúpulos que nunca parpadea, que no duda.

En la sencillez de los personajes se percibe el instinto primario del que bebe y exhala la historia, un instinto primario que Iñárritu propone como vehículo en su narrativa. Cercano y visceral, como la cámara cuando se afana en perseguir a los actores entre las inmensas laderas blancas. El viento ensordecedor, el agua helada, la sangre espesa, el barro que persiste en las manos, la saliva brotando de entre los dientes, el aliento entrecortado…

Descubrimos rostros y paisaje de extrema belleza gracias en parte al gran trabajo de fotografía de Lubezki, luz totalmente natural que no solo imprime realismo sino que ayuda a conformar ese diario vital del superviviente, la escena del oso y la inmediatamente posterior. Por delante de nuestras retina se suceden impresionantes postales de la América profunda cristalizados en momentos como la avalancha, auténtica y provocada para el plano, o el descanso nocturno del cazador bajo las hogueras.

En materia narrativa, se ha criticado mucho tanto la falta de innovación como de ritmo, en cierta manera es notorio. Esa especie de ausencia de progresión narrativa hacia la mitad de la película provoca ese sentimiento de irregularidad, incluso, por momentos, extenuantes, y en otros casos excesivos; pero ante todo necesaria. Los avatares del viaje de Glass parecen la representación reiterativa del dolor y el sufrimiento bajo todas sus formas. El renacido parte de una premisa sencilla bajo una estructura perfectamente alineada y clásica. Pero, realmente, Iñárritu se apega a lo que la hace única, distinta, con sus aspectos negativos y positivos, y es que nunca abandona su visión, aquí la razón de ser de la película. Una puesta en escena prodigiosa que está perfectamente orientada, ejecutada y rendida al estilo que se debate entre el diario de un superviviente y una radiografía naturalista de esa américa salvaje.

El renacido es esa película isla que surge cada cierto tiempo en la cartelera que bien no será recordada como la mejor del año pero sí por su aportación única y diferente, por anómala; otro ejercicio de lucidez y exuberancia solo enteramente disfrutable en pantalla grande. Es decir, esto es cine así que sorpréndeme, Iñárritu.
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+ Reparto sólido y sobresaliente trabajo de fotografía.
8
16 de marzo de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya hacía tiempo que habían decaído mis ganas de escribir sobre alguna película. A pesar de haber visto la película hace semanas, no puedo quitármela de la cabeza. He visto otros estrenos como Deadpool y Spotlight, pero ninguna de esas me ha calado igual.

Tengo que aclarar que DiCaprio no es el causante de mi asombro, sino Emmanuel Lubezki, he flipado con su trabajo. Técnicamente es asombroso. Cada fotografía me dejó absorto, incluso en momentos deje de prestarle atención al guíon, que quizá es un poco lento, pero está a la altura.

Evidentemente ha ganado el Óscar de mejor fotografía, no cabía ninguna duda. Pero fue una decepción para mi que no ganara el premio a mejor película, ya que ha sido para Spotlight. En cambio, al ver esta última he entendido que el premio era necesario para difundir el tenebroso y oscuro poder de la Iglesia.

Doy a entender que la película merece el Óscar por un cúmulo de factores que convierten la película en puro arte: sus buenas interpretaciones, su excelente dirección y la mejor fotografía posible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Respecto a la escena del oso, es la única que no me ha gustado. No es nada creíble, si un oso te da un zarpazo en el tórax o en el cuello dejas de respirar.
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