Adiós a Las Vegas
7.2
57,002
Romance. Drama
Ben Sanderson (Nicolas Cage), un guionista alcohólico, acaba de perder su trabajo en Hollywood debido a que sus problemas con la bebida afectan a su rendimiento. Sin amigos y sin familia, decide ir a Las Vegas con el propósito de beber hasta morir. Nada más llegar a la ciudad, conoce a Sera (Elisabeth Shue), una atractiva prostituta que trabaja en la calle de la que se queda prendado. (FILMAFFINITY)
3 de junio de 2021
3 de junio de 2021
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Las Vegas que siempre ha sido y es la ciudad del pecado, el juego y la diversión, se ve triste y solitaria. Ese brillo de las luces de neón aquí no es más que el opaco reflejo de un alma a la deriva, de un hombre totalmente perdido y acabado que solo quiere terminar con su existencia.
Ben Sanderson (Cage) es un guionista de Hollywood que está atravesando una terrible y terminal adicción al alcohol, su mujer le ha dejado y no le deja ver al hijo de ambos. Cuando a Ben lo despiden de su trabajo por su ya mencionada adicción, al ver y sentir que ya nada le queda, decide irse a Las Vegas a morir bebiendo. Allí se cruzara en su camino una prostituta llamada Sera (Shue), con la que entablara una relación de amor/amistad entre dos personas que deambulan totalmente perdidas emocionalmente.
Nicolas Cage lo es todo en este film, consiguiendo una interpretación realmente sensacional. Su Ben es una persona con la que te enfadas por momentos pero por quien se siente una gran pena durante casi todo el film. La forma enfermiza de beber, su desgano por la vida y esa mirada perdida con la que te transmite todo su dolor, hacen de la interpretación de Cage una clase maestra de actuación y un merecidísimo Oscar al mejor actor.
Ben Sanderson (Cage) es un guionista de Hollywood que está atravesando una terrible y terminal adicción al alcohol, su mujer le ha dejado y no le deja ver al hijo de ambos. Cuando a Ben lo despiden de su trabajo por su ya mencionada adicción, al ver y sentir que ya nada le queda, decide irse a Las Vegas a morir bebiendo. Allí se cruzara en su camino una prostituta llamada Sera (Shue), con la que entablara una relación de amor/amistad entre dos personas que deambulan totalmente perdidas emocionalmente.
Nicolas Cage lo es todo en este film, consiguiendo una interpretación realmente sensacional. Su Ben es una persona con la que te enfadas por momentos pero por quien se siente una gran pena durante casi todo el film. La forma enfermiza de beber, su desgano por la vida y esa mirada perdida con la que te transmite todo su dolor, hacen de la interpretación de Cage una clase maestra de actuación y un merecidísimo Oscar al mejor actor.
9 de noviembre de 2023
9 de noviembre de 2023
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Mike Figgis marcó la década de los 90 y a toda una generación con “Leaving Las Vegas”, un film que ha acabado siendo un icono cultural de mi generación afrontando el tema del suicidio premeditado a través de los excesos del alcohol. A diferencia de otros films generacionales, éste continúa estando fresco y sigue impactando como el primer día. Estamos ante una magistral historia de dos perdedores natos que ya no esperan nada bueno de la vida, y no existe nada que me entusiasme más que justamente esa propuesta.
Ben, a consecuencia de su alcoholismo, ha perdido a su mujer y su trabajo en Los Angeles. O quizás fuera al revés y se convirtió en un alcohólico al desintegrarse su familia. Sea como fuere, huye de la ciudad en la que vivió y se dispone a irse a Las Vegas con la indemnización laboral que le han concedido en la empresa para provocar su muerte a través de la ingesta masiva de alcohol. Pero su plan va a salirse de la carretera en la primera curva cuando conoce de forma casual a Sera, una prostituta que hace la calle en Las Vegas y con la que va a entablar alguna especie de amor.
La cinta se basa en dos interpretaciones inconmensurables de sus dos protagonistas que acaparan absolutamente el metraje del film: la de Elisabeth Shue es habitual y esperada porque estamos ante una actriz portentosa; la de Nicolas Cage es sorprendente, seguramente porque sus formas excesivas e intragables encajan perfectamente en el personaje de Ben. Era imposible que no obtuviese el Oscar al Mejor Actor en la edición de 1995 y así fue con justicia. Cage ha nacido para interpretar a Ben y eso resulta incuestionable. Quizás no debió interpretar nada más.
El trabajo de Mike Figgis resulta absolutamente impecable en todas sus facetas: tanto en una dirección brillante y muy “scorsesiana”, como a través de un guión preciso y exacto, milimétrico y espléndido, basado en una novela de John O´Brien que Figgis traslada a la pantalla de manera soberbia.
Pero lo más sorprendente de todo es el hecho de que el propio cineasta británico firma también la bellísima partitura original para la película, mucho más que notable. Más allá de la misma, la selección musical a base de rock´n´roll, blues y jazz es histórica y también marcó los gustos musicales de una generación, por suerte.
Ben, a consecuencia de su alcoholismo, ha perdido a su mujer y su trabajo en Los Angeles. O quizás fuera al revés y se convirtió en un alcohólico al desintegrarse su familia. Sea como fuere, huye de la ciudad en la que vivió y se dispone a irse a Las Vegas con la indemnización laboral que le han concedido en la empresa para provocar su muerte a través de la ingesta masiva de alcohol. Pero su plan va a salirse de la carretera en la primera curva cuando conoce de forma casual a Sera, una prostituta que hace la calle en Las Vegas y con la que va a entablar alguna especie de amor.
La cinta se basa en dos interpretaciones inconmensurables de sus dos protagonistas que acaparan absolutamente el metraje del film: la de Elisabeth Shue es habitual y esperada porque estamos ante una actriz portentosa; la de Nicolas Cage es sorprendente, seguramente porque sus formas excesivas e intragables encajan perfectamente en el personaje de Ben. Era imposible que no obtuviese el Oscar al Mejor Actor en la edición de 1995 y así fue con justicia. Cage ha nacido para interpretar a Ben y eso resulta incuestionable. Quizás no debió interpretar nada más.
El trabajo de Mike Figgis resulta absolutamente impecable en todas sus facetas: tanto en una dirección brillante y muy “scorsesiana”, como a través de un guión preciso y exacto, milimétrico y espléndido, basado en una novela de John O´Brien que Figgis traslada a la pantalla de manera soberbia.
Pero lo más sorprendente de todo es el hecho de que el propio cineasta británico firma también la bellísima partitura original para la película, mucho más que notable. Más allá de la misma, la selección musical a base de rock´n´roll, blues y jazz es histórica y también marcó los gustos musicales de una generación, por suerte.
7 de febrero de 2024
7 de febrero de 2024
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La vi en su momento, cuando se estrenó en los cines, y la verdad es que me pareció una cinta excelente, que dejó huella. Durante un tiempo estuve con sus imágenes dándome vueltas por dentro, pensando en su tremenda desolación. Ha pasado el tiempo, casi treinta años (cómo pasa el tiempo), y las cosas han cambiado mucho. Uno ha vivido ya varias vidas en ésta, y todo eso que ha pasado, no se puede cambiar. Ahora, he tenido la oportunidad de verla, y como se merece, en versión original con subtítulos, para apreciar las voces originales (aunque, si digo la verdad, no recuerdo cómo era el doblaje). Me sigue gustando, me parece una gran película, pero no la calificaría de obra maestra ni mucho menos. Para eso le falta, y mucho.
Lo mejor es el guión, del propio Mike Figgis, que escribió a partir de la obra de John O’Brien, que se quitó de en medio poco antes del estreno de la peli. Es una historia durísima, sobre un alcohólico que quiere acabar sus días bebiendo, es decir, que quiere matarse bebiendo sin parar. Y su destino será la ciudad más impersonal y terrible del mundo, Las Vegas, una meca del juego construida en mitad del desierto, una no-ciudad, horrible donde las haya, que siempre me ha parecido lo más parecido al infierno en la Tierra. Es la combinación del propósito y el lugar, lo que hace de la cinta algo tremendamente dramático y melancólico al mismo tiempo. Para dar vida a este personaje fatal, Ben Sanderson, Figgis escogió con gran acierto a Nicolas Cage, que hace una gran interpretación, una de las mejores de su irregular carrera. Nunca me gustó este tipo, pero aquí lo borda. Luego, para el papel de Sera, la prostituta de la que se enamora, escogió a Elisabeth Shue, una actriz muy secundaria, pero que aquí brilla como esos neones de los que está rodeada. Es la buena química (¡nunca mejor dicho!) entre los dos lo que hace que la cinta remonte, y alcance momentos de gran brillantez.
Desde el principio ya sabemos cómo acabará la historia, así que no hay lugar para la intriga ni la sorpresa. El que busque aquí algo parecido, la lleva negra. La historia es monocorde, porque Ben lo que hace es beber todo el tiempo, y ella hace también lo que ha aprendido, es decir, prostituirse por unos mugrosos billetes. Ambos son almas en pena, en la ciudad del pecado, en donde todos los vicios están permitidos, porque es el infierno en la Tierra, ya lo he dicho. Y en un lugar así, todo brillo falso, que nunca duerme, ¿qué es lo que hace falta? Un ángel. ¿Y quién es el ángel necesario? Pues Sera, mismamente. Ella es la que se cruza (literalmente) en el camino de nuestro hombre, para llevarlo a un territorio mejor, lejos de ese cuarto de hotel infecto en el que se aloja al principio (buen juego de palabras: The Whole Year Inn, The Hole You're In, “el agujero en el que estás”, como lee el pobre alcohólico). Como bien se dice en varios momentos, Ben está creído que ella se le ha aparecido en forma de ángel, para salvarlo. Un ángel muy carnal, y un ángel paradójico, pues no se encuentra en una situación muy superior a él. Entre ambos surge el amor, o algo que se le puede llamar amor, que es más bien un reconfortamiento mutuo, un cuidarse lo mejor posible, hasta que llegue la hora fatal.
Lo malo es que no hay remedio. Él no quiere dejar de beber, no quiere que ella se lo pida. Uno nunca cambia, y un alcohólico menos. (Por cierto, vaya fastidio, que se siga confundiendo estado con condición: se tiende a decir “borracho”, cuando se quiere hablar de “alcohólico”; borracho, es algo pasajero, joder.) Ella puede dejar de salir a hacer la calle, pero él sí que no. Es la aceptación de este estado de cosas, lo que da a la cinta su carácter profundamente trágico.
¿Qué es lo que rechina aquí, o mejor dicho, qué es lo que me molesta? No la magnífica banda sonora, también del bueno de Figgis, que al parecer es músico de jazz antes que cineasta. No seré yo el que critique las pelis con banda sonora de jazz, ¡me encanta el jazz, es la mejor música para una peli así! Lo que no entiendo es la inclusión de las canciones de Sting, un músico que nunca me hizo gracia. Son canciones pegajosas, que desentonan con el resto de la banda sonora y que añaden un poco de melaza y “buenas intenciones” a una historia de lo más nihilista. Que no, que no, que ni Angel Eyes ni My First and Only Love. Que mejor te callas, y así estarás más guapo. Otro punto en contra es la fotografía, bastante conseguida, de Declan Quinn, pero que por momentos roza la estética del videoclip, tan extendido en esos años. Hay secuencias un poco ridículas, pero bueno, en general, el color, la elección de los decorados, la planificación, todo está en su lugar. Por momentos, la peli parece un documental, el realismo está muy conseguido. También me gusta el cambio de color /planificación, cuando Sera habla con su psicoanalista, le cuenta toda esta historia que ahora vemos (guapísima, Elisabeth Shue). Si no fuera por esos detalles, sin duda estaríamos ante una obra maestra absoluta.
Lo mejor es el guión, del propio Mike Figgis, que escribió a partir de la obra de John O’Brien, que se quitó de en medio poco antes del estreno de la peli. Es una historia durísima, sobre un alcohólico que quiere acabar sus días bebiendo, es decir, que quiere matarse bebiendo sin parar. Y su destino será la ciudad más impersonal y terrible del mundo, Las Vegas, una meca del juego construida en mitad del desierto, una no-ciudad, horrible donde las haya, que siempre me ha parecido lo más parecido al infierno en la Tierra. Es la combinación del propósito y el lugar, lo que hace de la cinta algo tremendamente dramático y melancólico al mismo tiempo. Para dar vida a este personaje fatal, Ben Sanderson, Figgis escogió con gran acierto a Nicolas Cage, que hace una gran interpretación, una de las mejores de su irregular carrera. Nunca me gustó este tipo, pero aquí lo borda. Luego, para el papel de Sera, la prostituta de la que se enamora, escogió a Elisabeth Shue, una actriz muy secundaria, pero que aquí brilla como esos neones de los que está rodeada. Es la buena química (¡nunca mejor dicho!) entre los dos lo que hace que la cinta remonte, y alcance momentos de gran brillantez.
Desde el principio ya sabemos cómo acabará la historia, así que no hay lugar para la intriga ni la sorpresa. El que busque aquí algo parecido, la lleva negra. La historia es monocorde, porque Ben lo que hace es beber todo el tiempo, y ella hace también lo que ha aprendido, es decir, prostituirse por unos mugrosos billetes. Ambos son almas en pena, en la ciudad del pecado, en donde todos los vicios están permitidos, porque es el infierno en la Tierra, ya lo he dicho. Y en un lugar así, todo brillo falso, que nunca duerme, ¿qué es lo que hace falta? Un ángel. ¿Y quién es el ángel necesario? Pues Sera, mismamente. Ella es la que se cruza (literalmente) en el camino de nuestro hombre, para llevarlo a un territorio mejor, lejos de ese cuarto de hotel infecto en el que se aloja al principio (buen juego de palabras: The Whole Year Inn, The Hole You're In, “el agujero en el que estás”, como lee el pobre alcohólico). Como bien se dice en varios momentos, Ben está creído que ella se le ha aparecido en forma de ángel, para salvarlo. Un ángel muy carnal, y un ángel paradójico, pues no se encuentra en una situación muy superior a él. Entre ambos surge el amor, o algo que se le puede llamar amor, que es más bien un reconfortamiento mutuo, un cuidarse lo mejor posible, hasta que llegue la hora fatal.
Lo malo es que no hay remedio. Él no quiere dejar de beber, no quiere que ella se lo pida. Uno nunca cambia, y un alcohólico menos. (Por cierto, vaya fastidio, que se siga confundiendo estado con condición: se tiende a decir “borracho”, cuando se quiere hablar de “alcohólico”; borracho, es algo pasajero, joder.) Ella puede dejar de salir a hacer la calle, pero él sí que no. Es la aceptación de este estado de cosas, lo que da a la cinta su carácter profundamente trágico.
¿Qué es lo que rechina aquí, o mejor dicho, qué es lo que me molesta? No la magnífica banda sonora, también del bueno de Figgis, que al parecer es músico de jazz antes que cineasta. No seré yo el que critique las pelis con banda sonora de jazz, ¡me encanta el jazz, es la mejor música para una peli así! Lo que no entiendo es la inclusión de las canciones de Sting, un músico que nunca me hizo gracia. Son canciones pegajosas, que desentonan con el resto de la banda sonora y que añaden un poco de melaza y “buenas intenciones” a una historia de lo más nihilista. Que no, que no, que ni Angel Eyes ni My First and Only Love. Que mejor te callas, y así estarás más guapo. Otro punto en contra es la fotografía, bastante conseguida, de Declan Quinn, pero que por momentos roza la estética del videoclip, tan extendido en esos años. Hay secuencias un poco ridículas, pero bueno, en general, el color, la elección de los decorados, la planificación, todo está en su lugar. Por momentos, la peli parece un documental, el realismo está muy conseguido. También me gusta el cambio de color /planificación, cuando Sera habla con su psicoanalista, le cuenta toda esta historia que ahora vemos (guapísima, Elisabeth Shue). Si no fuera por esos detalles, sin duda estaríamos ante una obra maestra absoluta.
26 de octubre de 2024
26 de octubre de 2024
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Una película que inicia desde la mirada masculina, pero consciente de su despotismo. Film duro sobre el romance terminal entre un borracho suicida y una prostituta solitaria.
Nicholas Cage llega a Las Vegas con la intención de beber hasta morir y nada le va a parar. Por el camino encuentra a Elisabeth Shue, quien inesperadamente encuentra en Cage el cariño.
A la pregunta de Sera (Shue): "porqué eres un borracho", Cage responde: "...no lo recuerdo", y solo una vez, le oímos gritar: "...Es mi hijo!.
Frases terribles de fondo This End Up! y The Hole You're In, un cansino Sting de fondo en bucle...y te quieres morir.
Una "bonita" historia de amor cuyo clímax es la más perfecta y triste conjunción de Eros/Thanatos vista en una escena final. No sé porqué, algo recuerda a Teniente Corrupto.
Es remarcable que, es Cage quien gana el Oscar, su papel es el más difícil y la película y en realidad es sobre ella esta historia.
La escena final, como drama narrativo es genial, aunque técnicamente es un desastre. Demasiados planos, alarga en exceso con planos suplementarios consiguiendo que te adelantes a la escena, rompiendo la sorpresa. Demasiadas posiciones de cámara para una escena fija y un timing sobrepasado.
Nicholas Cage llega a Las Vegas con la intención de beber hasta morir y nada le va a parar. Por el camino encuentra a Elisabeth Shue, quien inesperadamente encuentra en Cage el cariño.
A la pregunta de Sera (Shue): "porqué eres un borracho", Cage responde: "...no lo recuerdo", y solo una vez, le oímos gritar: "...Es mi hijo!.
Frases terribles de fondo This End Up! y The Hole You're In, un cansino Sting de fondo en bucle...y te quieres morir.
Una "bonita" historia de amor cuyo clímax es la más perfecta y triste conjunción de Eros/Thanatos vista en una escena final. No sé porqué, algo recuerda a Teniente Corrupto.
Es remarcable que, es Cage quien gana el Oscar, su papel es el más difícil y la película y en realidad es sobre ella esta historia.
La escena final, como drama narrativo es genial, aunque técnicamente es un desastre. Demasiados planos, alarga en exceso con planos suplementarios consiguiendo que te adelantes a la escena, rompiendo la sorpresa. Demasiadas posiciones de cámara para una escena fija y un timing sobrepasado.
7 de noviembre de 2024
7 de noviembre de 2024
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#83. Leaving Las Vegas. 1995. Mike Figgis.
Ben Sanderson es un hombre alcohólico que tiene su vida destruida y que viaja a las Vegas a morirse en alcohol. En el camino encontrará a una joven que lo va apoyar y tratará de evitar que se derrumbe.
La joven que lo acompaña es Sera, una prostituta de la ciudad de Las Vegas que extrañamente se enamora perdidamente de nuestro protagonista, a pesar que este es un borracho irredimible.
Es la segunda vez que miro esta película queriendo darle otra oportunidad, la primera vez que la miré fue espoleado por la curiosidad de mirar la interpretación de Nicolas Cage cuando ganó su Oscar y no me gustó. Ahora nuevamente quise volverla a mirar pensando que la había juzgado mal.
Y bueno, si tiene una de las premisas más interesantes que he mirado que genera interés al principio. De pronto, el tono que escoge la hace algo memorable, ya que el director es músico y llena de poesía la obra y muestra sentimientos como el amor o la desesperanza. Además la canción interpretada por Sting es hermosa. En resumen es casi como si estuviéramos viviendo en un sueño
El problema que tengo personalmente es con la trama ya que es la típica historia de que son dos almas perdidas que se encuentran de casualidad y que se quieren y se aman, y la pareja de Ben es incondicional y lo apoya incluso en continuar con su alcoholismo, y bueno no me lo creo a menos que sea una alucinación por la borrachera que se ha metido.
Al final, creo que si vale la pena darle una oportunidad, ya que es una película considerada de culto y lo entiendo, pero no llego a conectar del todo con ella.
Ben Sanderson es un hombre alcohólico que tiene su vida destruida y que viaja a las Vegas a morirse en alcohol. En el camino encontrará a una joven que lo va apoyar y tratará de evitar que se derrumbe.
La joven que lo acompaña es Sera, una prostituta de la ciudad de Las Vegas que extrañamente se enamora perdidamente de nuestro protagonista, a pesar que este es un borracho irredimible.
Es la segunda vez que miro esta película queriendo darle otra oportunidad, la primera vez que la miré fue espoleado por la curiosidad de mirar la interpretación de Nicolas Cage cuando ganó su Oscar y no me gustó. Ahora nuevamente quise volverla a mirar pensando que la había juzgado mal.
Y bueno, si tiene una de las premisas más interesantes que he mirado que genera interés al principio. De pronto, el tono que escoge la hace algo memorable, ya que el director es músico y llena de poesía la obra y muestra sentimientos como el amor o la desesperanza. Además la canción interpretada por Sting es hermosa. En resumen es casi como si estuviéramos viviendo en un sueño
El problema que tengo personalmente es con la trama ya que es la típica historia de que son dos almas perdidas que se encuentran de casualidad y que se quieren y se aman, y la pareja de Ben es incondicional y lo apoya incluso en continuar con su alcoholismo, y bueno no me lo creo a menos que sea una alucinación por la borrachera que se ha metido.
Al final, creo que si vale la pena darle una oportunidad, ya que es una película considerada de culto y lo entiendo, pero no llego a conectar del todo con ella.
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