Los Fabelman
7.0
16,994
Drama
Film semiautobiográfico de la propia infancia y juventud de Spielberg. Ambientada a finales de la década de 1950 y principios de los años 60, un niño de Arizona llamado Sammy Fabelman, influido por su excéntrica madre, artista (Michelle Williams), y su pragmático padre, ingeniero informático (Paul Dano), descubre un secreto familiar devastador y explora cómo el poder de las películas puede ayudarlo a contar historias y a forjar su propia identidad. [+]
12 de febrero de 2023
12 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdos de infancia y juventud del señor Spielberg. Relación con sus padres y hermanas, primer amor, problemas en el instituto y, sobretodo, sus primeros pinitos con el cine.
La película, más que definirla como buena (que lo es) le va más el calificativo de bonita. Así tiene algunas escenas con Michelle Williams como la del baile en la acampada que enamora.
También me gustó mucho la pequeña intervención de Judd Hirch y su influencia en el protagonista. 9 minutos, según cuentan, aunque a mí me parecieron menos, que engrandecieron más la película.
La película, más que definirla como buena (que lo es) le va más el calificativo de bonita. Así tiene algunas escenas con Michelle Williams como la del baile en la acampada que enamora.
También me gustó mucho la pequeña intervención de Judd Hirch y su influencia en el protagonista. 9 minutos, según cuentan, aunque a mí me parecieron menos, que engrandecieron más la película.
13 de febrero de 2023
13 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Okey, nos queda claro: Steven, necesitabas sacarte esta espinita: hablar de la infidelidad de tu madre, del divorcio de tus padres, del bullying, del antisemitismo, del Hannuka y de la circuncisión... Pero claro, quisiste esperar a que tus padres fallecieran... y han durado más que Olivia de Havilland!
Bueno, Stevie...o Sammy.... míralo por el lado positivo: esto te ha permitido grabar las decenas de peliculones que nos han hecho soñar a muchas generaciones, por eso te perdonamos "The Fabelmans".
He estado buscando guiños durante toda la película. La verdad me hubiera encantado encontrarlos... y más allá de los niños gritando dentro del armario ropero asustados (como en "ET") o recordar a aquel scout al que su padre le puso el nombre del perro buscando la Cruz de Coronado, poco más he visto. Deseaba ver algún efecto "Vértigo" cuando los adolescentes van a la playa... o incluso un homenaje a Zemeckis en el "Baile del instituto"... no sé, una foto donde se borra Bennie o escuchar Johnny B. Goode.... pero no... Creo en Spielberg por encima de todas las cosas, pero francamente, si nos dicen que esta película no es un biopic del director, esta película pasa desapercibida...
Es difícil no empatizar con un melodrama, y más cuando hay niños de por medio, divorcios, abusos, ilusiones... En mi caso, ningún personaje lo consigue.... quizá el padre es quien más ternura me da, pero por citar a alguien.
Se deja ver, evidentemente, pero es que nos tenías acostumbrado a otra cosa, Stevie!
Bueno, Stevie...o Sammy.... míralo por el lado positivo: esto te ha permitido grabar las decenas de peliculones que nos han hecho soñar a muchas generaciones, por eso te perdonamos "The Fabelmans".
He estado buscando guiños durante toda la película. La verdad me hubiera encantado encontrarlos... y más allá de los niños gritando dentro del armario ropero asustados (como en "ET") o recordar a aquel scout al que su padre le puso el nombre del perro buscando la Cruz de Coronado, poco más he visto. Deseaba ver algún efecto "Vértigo" cuando los adolescentes van a la playa... o incluso un homenaje a Zemeckis en el "Baile del instituto"... no sé, una foto donde se borra Bennie o escuchar Johnny B. Goode.... pero no... Creo en Spielberg por encima de todas las cosas, pero francamente, si nos dicen que esta película no es un biopic del director, esta película pasa desapercibida...
Es difícil no empatizar con un melodrama, y más cuando hay niños de por medio, divorcios, abusos, ilusiones... En mi caso, ningún personaje lo consigue.... quizá el padre es quien más ternura me da, pero por citar a alguien.
Se deja ver, evidentemente, pero es que nos tenías acostumbrado a otra cosa, Stevie!
15 de febrero de 2023
15 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spielberg nos da lo que podemos esperar de el, una dosis de amor al cine en un film bastante previsible, lo que no quita que sea disfrutable.
Una historia que se cuenta sola, un niño que crece con una gran imaginación y pasión por algo que no esta bien visto en la época, una familia desestructurada que influye en lo que quiere contar, todo esto adornado por una profundidad en los personajes bastante adecuada, aunque en mi opinión, sin indagar demasiado en los secundarios.
La base de la pelicula es la relación del niño protagonista con el mundo que le rodea y con sus familiares y cercanos, referencias por doquier a esos sueños grabados en viejas cámaras y dejar entrever anhelos de crear.
No es el gran film de Spielberg, pero no deja a nadie con mal sabor, así que logra su cometido, entretener e ilusionar.
Una historia que se cuenta sola, un niño que crece con una gran imaginación y pasión por algo que no esta bien visto en la época, una familia desestructurada que influye en lo que quiere contar, todo esto adornado por una profundidad en los personajes bastante adecuada, aunque en mi opinión, sin indagar demasiado en los secundarios.
La base de la pelicula es la relación del niño protagonista con el mundo que le rodea y con sus familiares y cercanos, referencias por doquier a esos sueños grabados en viejas cámaras y dejar entrever anhelos de crear.
No es el gran film de Spielberg, pero no deja a nadie con mal sabor, así que logra su cometido, entretener e ilusionar.
18 de enero de 2024
18 de enero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría ser la clásica boutade por mi parte pero, sin embargo, lo juro como lo siento: es la cruda realidad, la que vi mientras veía la película, y aseguro que las películas domésticas que rueda Sammy Fabelman, el primogénito de la familia, y alter ego de Steven Spielberg, y con su misma e inquebrantable afición por el cine son, realmente, lo más destacado de Los Fabelman.
Sí, porque el joven Sammy Fabelman, irónicamente, no encuentra rival en el viejo Steven Spielberg, en sus ñoñerías, en su pulso firme pero facilón, en esos terribles momentos casi de verguenza ajena e infantiles, pero sin que los niños (¡qué habrán hecho los pobres!) tengan nada que ver con ello y a los que nada les falta, digo a los "momentos", ni tan siquiera ese estomacante aroma a potitos para bebés que acaban de dejar la teta a un lado.
Sí, porque en Los Fabelman asistimos a un peculiar parricidio. La Criatura (Sammy Fabelman) se ha merendado a su Creador.(sí, a Steven Spielberg), y es que las películas que Sammy rueda son una cosa muy diferente. En ellas también se cuentan las peripecias de los Fabelman pero con otro tono, más sugerente, ambicioso. Y todo a pesar de las inevitables (las rueda un aficionado que aún no se afeita) hechuras domésticas que lucen. Filmadas en color pero en formato súper 8. Sin sonido. Y con un montaje inequívocamente casero.
Pero en ellas nos es dado descubrir un bonito homenaje al Blow-up antonioniano, en ese romance oculto, sincero, largo y apasionado que vive la madre de Sammy con el mejor amigo de la familia. Y es en esos momentos cuando Los Fabelman (gracias al arte de Sammy) despegan y crecen, cuando Los Fabelman tiran para arriba, y la película se monta sobre sus hombros y sube también, cuando huelo, entonces, a un cine-para-mayores, de raíces europeas, serio, emocionante, cuando la papilla va a parar donde siempre debió estar: en el cubo de la basura.
Aunque, por desgracia, esos instantes no duran mucho. ¡Ay! Y es, entonces, cuando Steven toma las riendas de la función (lo que es un decir porque sus manos tiemblan como las de un deshauciado enfermo de Parkinson), y la película se inclina hacia abajo, hacia un precipicio de palomitas-y-gominolas donde el sueño se empeña, con una terquedad digna de mejor causa, en cerrarme los ojos (y que Erice me perdone).
Sí, porque el joven Sammy Fabelman, irónicamente, no encuentra rival en el viejo Steven Spielberg, en sus ñoñerías, en su pulso firme pero facilón, en esos terribles momentos casi de verguenza ajena e infantiles, pero sin que los niños (¡qué habrán hecho los pobres!) tengan nada que ver con ello y a los que nada les falta, digo a los "momentos", ni tan siquiera ese estomacante aroma a potitos para bebés que acaban de dejar la teta a un lado.
Sí, porque en Los Fabelman asistimos a un peculiar parricidio. La Criatura (Sammy Fabelman) se ha merendado a su Creador.(sí, a Steven Spielberg), y es que las películas que Sammy rueda son una cosa muy diferente. En ellas también se cuentan las peripecias de los Fabelman pero con otro tono, más sugerente, ambicioso. Y todo a pesar de las inevitables (las rueda un aficionado que aún no se afeita) hechuras domésticas que lucen. Filmadas en color pero en formato súper 8. Sin sonido. Y con un montaje inequívocamente casero.
Pero en ellas nos es dado descubrir un bonito homenaje al Blow-up antonioniano, en ese romance oculto, sincero, largo y apasionado que vive la madre de Sammy con el mejor amigo de la familia. Y es en esos momentos cuando Los Fabelman (gracias al arte de Sammy) despegan y crecen, cuando Los Fabelman tiran para arriba, y la película se monta sobre sus hombros y sube también, cuando huelo, entonces, a un cine-para-mayores, de raíces europeas, serio, emocionante, cuando la papilla va a parar donde siempre debió estar: en el cubo de la basura.
Aunque, por desgracia, esos instantes no duran mucho. ¡Ay! Y es, entonces, cuando Steven toma las riendas de la función (lo que es un decir porque sus manos tiemblan como las de un deshauciado enfermo de Parkinson), y la película se inclina hacia abajo, hacia un precipicio de palomitas-y-gominolas donde el sueño se empeña, con una terquedad digna de mejor causa, en cerrarme los ojos (y que Erice me perdone).
6 de enero de 2025
6 de enero de 2025
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spielberg se nos hace mayor. Ya no quiere filmar choques de trenes. Tampoco escenas de acción. No tiene que aprender el oficio rodando películas caseras en casa. No quiere volver a las montañas del Himalaya. O a las playas de Normandía. Eso ya lo ha hecho.
Ahora, con los 70 años cumplidos hace tiempo, Spielberg nos cuenta su vida mientras hace calceta y bebe té calentito. Tiene todo el derecho del mundo. También se ha ganado el derecho a reflexionar sobre el cine y las propiedades mágicas de la cámara. Sobre sus efectos (la lista en “The Fabelmans” es larga) en nuestra mirada. Sobre el arte y John Ford.
En estas memorias con el mismo tono de fábula de siempre, Spielberg aprovecha para hacer un homenaje a sus padres. De hecho, la película es, más que una autobiografía, un canto de amor a los creadores que se han ido. Una oración fúnebre.
Spielberg tiene todo el derecho del mundo a hacerse mayor. Y nosotros a recordar con nostalgia aquellas películas de juventud, en las que la aventura y la emoción no dejaban tiempo para mirar el reloj.
Ahora, con los 70 años cumplidos hace tiempo, Spielberg nos cuenta su vida mientras hace calceta y bebe té calentito. Tiene todo el derecho del mundo. También se ha ganado el derecho a reflexionar sobre el cine y las propiedades mágicas de la cámara. Sobre sus efectos (la lista en “The Fabelmans” es larga) en nuestra mirada. Sobre el arte y John Ford.
En estas memorias con el mismo tono de fábula de siempre, Spielberg aprovecha para hacer un homenaje a sus padres. De hecho, la película es, más que una autobiografía, un canto de amor a los creadores que se han ido. Una oración fúnebre.
Spielberg tiene todo el derecho del mundo a hacerse mayor. Y nosotros a recordar con nostalgia aquellas películas de juventud, en las que la aventura y la emoción no dejaban tiempo para mirar el reloj.
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