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El verdugo

Comedia José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho ... [+]
Críticas 156
Críticas ordenadas por utilidad
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10
20 de julio de 2011 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y no es ninguna crítica larvada al otorrino. Mataron también a Kennedy. Un año este lleno de acontecimientos. Pero el más notable, sin duda, el estreno de esta joya del tandem Berlanga/Azcona. Llevo toda la vida proclamándola como la mejor película del cine español y cada vez que la veo me reafirmo más en mi convencimiento. El guión está lleno de hallazgos y las imágenes son de una absoluta eficacia. Me parece delirante la escena de la cueva del Drac, con ese guardia musitando "José Luis Rodríguez" para no interrumpir la melodía de Chopin. El argumento en sí me parece de una originalidad y un atrevimiento tales que aún me parece incomprensible que pasara la censura. Se ve que el humor todo lo disimula y se puede decir que "el rey está desnudo" sin que nadie se entere. La visión cutre y casposa de la España de la época es de un realismo casi hiriente. La crítica a las instituciones de lo más irreverente. Pero además hay muchas más cosas. De ahí la genialidad. Está el conflicto humano, la lucha entre convicciones y conveniencias, la falta de voluntad, el miedo, las encerronas en que nosotros solos nos metemos. El propio Rafael Azcona solía decir que su historia trataba de un hombre que no sabía decir que no.
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Destaco aquí la escena final por si acaso alguien aún (error imperdonable) no ha visto la peli. La escena del verdugo conducido a la fuerza a través del patio de la cárcel es antológica. Esa vista de pájaro de las figuras oscuras en grupo que atraviesan el patio desolado hasta ser tragadas por la pequeña puerta del fondo es de una expresividad tremenda. Recuerda las pinturas negras de Goya y al expresionismo alemán. Me acuerdo ahora de algunos diálogos, como el de Amadeo (qué nombre para un verdugo) cuando dice al carcelero en tono de disculpa: "Tengan paciencia con él, es la primera vez". Parece un padre llevando a su neófito hijo de putas. La lista de detalles podría ser inmensa. Paro aquí.
10
21 de abril de 2012 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Humor negro fino y elegante. Guión y dirección inteligentísimos. Excelentes actores. Escogí una gran película para empezar a conocer la obra de Luis García Berlanga. Se la recomiendo a todas las personas interesadas en el buen cine, sin importar su época o nacionalidad.
9
22 de mayo de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayoría de grandes directores de cine siempre han declarado que es más difícil hacer reír que llorar, que afrontar una comedía es más complicado que un drama y que, por ello, es injusto que estén infravaloradas.
Pues bien, si todo eso es cierto, lo que hizo Berlanga con "El Verdugo" tiene aún más mérito, y eleva la categoría del cineasta valenciano a la de genio universal (llegando a los niveles de Billy Wilder en "El Apartamento", superándolo si se tiene en cuenta el nivel de censura que la cinta tuvo que superar y cómo la superó).

Tratar de resumir la película diciendo que es un alegato mordaz y crítico contra la pena de muerte es quedarse corto. Ya que, la descripción y a la vez crítica que hace de la sociedad española es, sencillamente, perfecta; no sólo de la época a la que están referidos los hechos del filme (finales de los años 50), sino también de la sociedad actual (y más aún ahora, cuando la situación tanto laboral como de la vivienda es tan precaria y cuando suenan los escándalos de enchufes en trabajos y cargos en la Administración Pública).

El guión (firmado por el genial Rafael Azcona, Ennio Flaiano y el propio Luis Gª. Berlanga) es magistral. Partiendo de una idea sencilla pero muy original (aquí el que sufre es el ejecutor, no el ejecutado) se nos relata las vicisitudes de José Luis (Nino Manfredi), un hombre idealista y con el deseo de viajar a Alemania para convertirse en un buen mecánico, y de cómo deberá tragarse dichos ideales y aceptar la profesión de su suegro Amadeo (sublime el papel de Pepe Isbert, hasta el punto de no saber si es un actor o es "así" realmente) para no perder la vivienda a la que opta Amadeo como funcionario del Estado. Esta profesión no es otra que la de verdugo. José Luis conoce a su mujer, Carmen (natural y sensual interpretación de Emma Penella) por medio de Amadeo, gracias a una serie de accidentales casualidades. Los cameos (José Luis Lopez Vázquez entre otros) están estupendos.

La dirección artística también es muy acertada, simbolizando, por medio de sus hogares, lo ordenada que trata de llevar su vida José Luis (cuando aún es enterrador en una funeraria), y lo imposible de tal propósito.

En definitiva, PELÍCULA IMPRESCINDIBLE de la historia del cine en general, atemporal, que rebosa frescura, humanidad en sus personajes, crudeza, contada siempre desde un humor costumbrista y campechano, y cuyo mayor mérito radica en haber logrado retratar, tan bien, un tema tan polémico en unos tiempos tan oscuros como los de la censura.
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Impresionante la escena en la que tienen que llevar casi a la fuerza a José Luis a ejecutar al acusado (al contrario de lo que suele ocurrir):
- Cuenta Berlanga que, esta fue la primera escena que se imaginó de la película, y que "tuve casi que rellenar hora y media de metraje para llegar a la escena de la gran estancia de paredes blancas, pero tenía claro que esa había que rodarla sí o sí."
- Para la historia en general, y para esta escena en concreto, se inspiró en lo que le contó su abogado, el cual había presenciado como un verdugo estaba destrozado horas antes de tener que ejecutar a una mujer, ya que no era costumbre ajusticiar a mujeres y, además, escuchaba los gritos y sollozos de ésta.

En la presentación del filme en Venecia, se lió un escándalo con gentes que, animadas por el cónsul de España allí, se manifestaron lanzando verduras y piedras a los taxis en los que se desplazaban los protagonistas y director hacia la Mostra. Al finalizar la proyección, se encontraron con una manifestación apoyándoles y aplaudiendo, con pancartas en contra de la pena de muerte.

La censura quiso cebarse con la película, aunque, debido a la inteligencia de Berlanga y Azcona, no pudieron "recortar" más. Sí lo hicieron con una escena en la que un funcionario de prisión probaba la altura a la que los hierros del garrote vil debían colocarse, mientras otros compañeros se burlaban de él. También censuraron el sonido que la maleta de Amadeo hace cada vez que la apoya en algún lado (con los hierros para el cuello y demás dentro de la misma). Se censuraron también las partes en las que el protagonista manifiesta su deseo de salir del país, para formarse en el extranjero (Alemania).

Genial la crítica realizada a los funcionarios públicos (pidiendo miles de papeles para no dar facilidades al que solicita un puesto de trabajo) y a los artistas (escritores) de la época, con esa ignorancia sobre la cultura foránea de la que hacen manifiesto.
10
13 de agosto de 2020 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película se hace un alegato contra la pena de muerte, sin explicaciones, sólo mediante la descripción de los hechos. No es algo que afecte sólo a los implicados: la sociedad entera resulta pervertida por convertir el asesinato en un oficio.
Aparte de esto, la película no tiene desperdicio. Critica las relaciones entre hombre y mujer, esa forma de repartir los papeles dentro de la pareja, de considerar a la mujer como un trofeo y al hombre como el que tiene la obligación de llevar dinero a casa. Y el problema de la vivienda, que tan efectivo resulta para tener a la población dispuesta a lo que sea.
Hay qué ver, cómo pasa el tiempo y seguimos en las mismas. Bueno, por lo menos en este país ya no se tiene a la gente encerrada esperando para darle matarile, como a los pavos en Navidad.
8
13 de febrero de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis (Nino Manfredi) trabaja en una funeraria y Carmen (Emma Penella) es la hija de un verdugo; ambos padecen cierta exclusión social por ello y, cuando se conocen, acaban congeniando. Un día, el padre de chica (Amadeo, interpretado por José Isbert) sorprende a ambos en la cama... y, pese a que José Luis sólo desea irse a Alemania para regresar a España convertido en un mecánico con buenas perspectivas laborales, ambos se acaban casando cuando se descubre que ella está embarazada.

Al veterano Amadeo, por motivos de su edad, se le quiere obligar a jubilarse... pero ello supondría quitarle el piso que se les ha concedido... por ser él un funcionario. Para evitar el desahucio, padre e hija convencen al marido de ésta para que se convierta en verdugo, con el objetivo de mantener la vivienda, a pesar de que a el joven le aterra ejercer ese 'oficio'.
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La película es una mordaz crítica hacia la sociedad de la época (más preocupada por 'guardar las apariencias' que por ninguna otra cosa), y un duro ataque hacia la pena de muerte. Considerar una comedia este film es arriesgado, ya que no posee unos diálogos tan jocosos como han resultado otras películas de Berlanga y Azcona... además, dado lo delicado del tema abordado, creo que la mejor forma para abordarlo y evitar la censura era optando por una 'comedia negra' que arranca alguna carcajada... aunque es, fundamentalmente, muy seria tanto en lo que exhibe como en la reacción que pretende crear en el expectador.

La escena más importante es, evidentemente, el momento en que el pobre Nino Manfredi comprueba aterrado cómo no le queda otro remedio que ejecutar la sentencia de muerte contra un reo: comprobar cómo hace falta más gente para lograr que José Luis acuda al lugar en que tendrá que ejecutar al condenado, que para llevar al reo ante el garrote vil es simplemente descorazonador... la angustia que genera esta escena es tremenda.

En el apartado cómico, es reconfortante comprobar como los tradicionales 'dardos' que lanzan el guionista y el director contra ciertos colectivos sociales (la Iglesia, el funcionariado, la Guardia Civil) siguen manteniendo el vigor necesario para hacernos reir.

La película es muy interesante, porque transciende del mero retrato social de la historia que cuenta y se convierte en una invitación a un brillante alegato contra la pena de muerte.
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