Las vidas de Sing Sing
6.7
1,384
Drama
Un pequeño grupo de presos encarcelados en el Centro Correccional Sing Sing, una de las prisiones de máxima seguridad más famosas del mundo, se propone montar su propia obra teatral como parte de un taller de teatro. A través de las artes escénicas, estos hombres consiguen ver el mundo como un lugar por el que luchar.
14 de enero de 2025
14 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Greg Kwedar acierta de lleno en el punto de vista de la historia, que, a pesar de sus complejidades morales y éticas, es un canto a la necesidad de gestionar las emociones y cómo debemos entender lo que significa la libertad ante su ausencia.
Colman Domingo coge el peso de la cinta en sus hombros para plasmar en la pantalla un debate siempre capcioso y poliédrico que es la capacidad personal y social de la reinserción y la forma de gestionar la ausencia de libertad en una vida que quedará marcada y deberá entender que la inocencia, la bondad o la buena conducta no son garantía de nada.
La cultura, en todas sus facetas, siempre debería ser entendida como transmisora de valores y principios, ayudando a entender dónde, cómo y para qué vivimos en una sociedad, algo que ciertos discursos imperantes quieren sepultar y tergiversar. Kwedar recoge el guante de forma delicada, por momentos bella, y otras muchas dolorosa, y encauza su discurso y la trama hacia el debate abierto y sin prejuicios de esas personas que no son héroes pero tampoco intentan serlo. Un camino pedregoso que se proyecta con cierto halo de esperanza desde el foco de la realidad más dura.
Colman Domingo coge el peso de la cinta en sus hombros para plasmar en la pantalla un debate siempre capcioso y poliédrico que es la capacidad personal y social de la reinserción y la forma de gestionar la ausencia de libertad en una vida que quedará marcada y deberá entender que la inocencia, la bondad o la buena conducta no son garantía de nada.
La cultura, en todas sus facetas, siempre debería ser entendida como transmisora de valores y principios, ayudando a entender dónde, cómo y para qué vivimos en una sociedad, algo que ciertos discursos imperantes quieren sepultar y tergiversar. Kwedar recoge el guante de forma delicada, por momentos bella, y otras muchas dolorosa, y encauza su discurso y la trama hacia el debate abierto y sin prejuicios de esas personas que no son héroes pero tampoco intentan serlo. Un camino pedregoso que se proyecta con cierto halo de esperanza desde el foco de la realidad más dura.
16 de enero de 2025
16 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los títulos de crédito revelan que gran parte del reparto se interpreta a sí mismo, dándome una perspectiva diferente que cambiaba (ligeramente) la opinión que ya tenía sobre la película. No es que necesitara mucho tiempo para tener una opinión formada y eso siempre es mala señal. Siento que no me ha aportado mucho más que un Colman Domingo que optará nuevamente al Oscar.
La manera en la que está filmada le da personalidad, aprovechando el formato para encerrar a los personajes, y la idea inicial es reflexiva. El arte como único elemento que les queda a los prisioneros para sentir que les queda un poco de libertad. Su forma de catalizar su ira y frustración ante el bucle en el que están sometidos. Todos los personajes, culpables de crímenes desconocidos, tienen algo que les hace diferentes y eso que Sing Sing no gasta metraje en darles profundidad. Conocemos el pasado en momentos puntuales y conversaciones orgánicas.
La moraleja es lo mejor que tiene junto al cambio de rumbo de algunos personajes que, lejos de representar a la cárcel como un infierno, o a los reclusos como demonios, cuentan la verdad a través de ellos. Algunos están más tranquilos en prisión y otros solo quieren salir de ahí. Por raro que parezca, consigues entender ambas visiones.
Todo parece una excusa para mostrar la obra de teatro como catarsis, descuidando y desperdiciando su alrededor. Se centra en el momento de forma realista y honesta. Su final se siente alargado innecesariamente, más los emotivos créditos hacen que te olvides un poco de eso.
La manera en la que está filmada le da personalidad, aprovechando el formato para encerrar a los personajes, y la idea inicial es reflexiva. El arte como único elemento que les queda a los prisioneros para sentir que les queda un poco de libertad. Su forma de catalizar su ira y frustración ante el bucle en el que están sometidos. Todos los personajes, culpables de crímenes desconocidos, tienen algo que les hace diferentes y eso que Sing Sing no gasta metraje en darles profundidad. Conocemos el pasado en momentos puntuales y conversaciones orgánicas.
La moraleja es lo mejor que tiene junto al cambio de rumbo de algunos personajes que, lejos de representar a la cárcel como un infierno, o a los reclusos como demonios, cuentan la verdad a través de ellos. Algunos están más tranquilos en prisión y otros solo quieren salir de ahí. Por raro que parezca, consigues entender ambas visiones.
Todo parece una excusa para mostrar la obra de teatro como catarsis, descuidando y desperdiciando su alrededor. Se centra en el momento de forma realista y honesta. Su final se siente alargado innecesariamente, más los emotivos créditos hacen que te olvides un poco de eso.
21 de enero de 2025
21 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperanzas, frustraciones, sueños, injusticias, bondad, dolor, remordimiento... Son tantos los sentimientos que pueden surgir dentro de un centro penitenciario, y Sing Sing los aborda de manera excepcional a través de un grupo de reclusos que montan una obra de teatro.
A pesar de la dureza de algunos protagonistas, siempre predomina la humanidad en ellos, logrando que la cinta sea sensible y conmovedora. La fotografía está muy bien cuidada, con planos realmente hermosos que bien podrían llamarse “la magia del director”, considerando que toda la historia transcurre en un espacio cerrado.
Toda la película es un viaje donde los personajes van creciendo junto a la pasión que les despierta el teatro, y cómo sus roles les permiten escapar, aunque sea por un momento, de su triste realidad.
Sin ser una película particularmente triste, terminé con lágrimas al final.
P.d Es de la productora A24
A pesar de la dureza de algunos protagonistas, siempre predomina la humanidad en ellos, logrando que la cinta sea sensible y conmovedora. La fotografía está muy bien cuidada, con planos realmente hermosos que bien podrían llamarse “la magia del director”, considerando que toda la historia transcurre en un espacio cerrado.
Toda la película es un viaje donde los personajes van creciendo junto a la pasión que les despierta el teatro, y cómo sus roles les permiten escapar, aunque sea por un momento, de su triste realidad.
Sin ser una película particularmente triste, terminé con lágrimas al final.
P.d Es de la productora A24
11 de febrero de 2025
11 de febrero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película sobre el poder del arte, en este caso del teatro, para curar el alma, conectar emocionalmente y liberar la mente, aunque nuestro cuerpo se encuentre encerrado en una prisión. Esquiva los tópicos del drama carcelario, aunque ya vimos una similar: ‘César debe morir’, de los Taviani. Sus grandes virtudes, además de la descomunal interpretación de Colman Domingo (dos nominaciones a los Óscar consecutivas), son su humanidad, sobriedad y naturalidad; huye de los excesos melodramáticos y los amateurs, como Maclin, la dotan de autenticidad.
@pildoras_de_cine
@pildoras_de_cine
13 de octubre de 2024
13 de octubre de 2024
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sing Sing es la segunda película del director Greg Kwedar tras Transpecos, un thriller interesante que no trascendió demasiado y que se estrenó en 2016.
Su segundo film es un drama carcelario no centrado exclusivamente en la difícil y peligrosa vida dentro de la prisión (como suele ser habitual) sino en las vicisitudes de un grupo de teatro creado por los reclusos y que sirve de elemento liberador para sus participantes.
Entre ellos se encuentran los personajes de Colman Domingo y el de Clarence Maclin (que es además uno de los autores de la historia en la que se basa la obra sobre la que se basa la película contando su propia experiencia como miembro de un programa de teatro en la cárcel de máxima seguridad Sing Sing en Estados Unidos; es un pues una historia basada en hechos reales que cuenta con uno de sus protagonistas reales en el film).
Ambos actores están magníficos y aparecen ya en muchas quinielas de los Oscars que se avecinan en las categorías de mejor actor principal (Domingo, en la que sería su segunda nominación si lo lograse consecutiva tras Rustin) y secundario para Maclin (que muy posiblemente también esté presente en la temporada en el apartado de actor revelación). El film también suena en película y guion adaptado.
Me ha gustado mucho en las partes centradas en los ensayos de la obra y menos, aunque también me ha interesado, en los problemas más personales de algunos de los protagonistas (fundamentalmente el de Colman Domingo).
Técnicamente es un film sencillo donde lo más destacado es la naturalidad en la puesta en escena, sin alardes artísticos de ningún tipo y bastante sobria en sus formas. La banda sonora, que ayuda a ensalzar los momentos más intensos, es de Bryce Dessner, miembro de The National, y que ya había compuesto la música de su anterior film.
La interacción entre los personajes resulta muy creíble y en ocasiones conmovedora y destaca además de Colman y Maclin el actor Paul Raci que hace dos años estuvo nominado al Oscar secundario por su interpretación en Sound of metal.
Un film agradable, muy entretenido y que sin ser ninguna película espectacular, sí consigue emocionar de forma bastante contenida sin excesos dramáticos ni giros de guion inesperados.
Un 6,5
Su segundo film es un drama carcelario no centrado exclusivamente en la difícil y peligrosa vida dentro de la prisión (como suele ser habitual) sino en las vicisitudes de un grupo de teatro creado por los reclusos y que sirve de elemento liberador para sus participantes.
Entre ellos se encuentran los personajes de Colman Domingo y el de Clarence Maclin (que es además uno de los autores de la historia en la que se basa la obra sobre la que se basa la película contando su propia experiencia como miembro de un programa de teatro en la cárcel de máxima seguridad Sing Sing en Estados Unidos; es un pues una historia basada en hechos reales que cuenta con uno de sus protagonistas reales en el film).
Ambos actores están magníficos y aparecen ya en muchas quinielas de los Oscars que se avecinan en las categorías de mejor actor principal (Domingo, en la que sería su segunda nominación si lo lograse consecutiva tras Rustin) y secundario para Maclin (que muy posiblemente también esté presente en la temporada en el apartado de actor revelación). El film también suena en película y guion adaptado.
Me ha gustado mucho en las partes centradas en los ensayos de la obra y menos, aunque también me ha interesado, en los problemas más personales de algunos de los protagonistas (fundamentalmente el de Colman Domingo).
Técnicamente es un film sencillo donde lo más destacado es la naturalidad en la puesta en escena, sin alardes artísticos de ningún tipo y bastante sobria en sus formas. La banda sonora, que ayuda a ensalzar los momentos más intensos, es de Bryce Dessner, miembro de The National, y que ya había compuesto la música de su anterior film.
La interacción entre los personajes resulta muy creíble y en ocasiones conmovedora y destaca además de Colman y Maclin el actor Paul Raci que hace dos años estuvo nominado al Oscar secundario por su interpretación en Sound of metal.
Un film agradable, muy entretenido y que sin ser ninguna película espectacular, sí consigue emocionar de forma bastante contenida sin excesos dramáticos ni giros de guion inesperados.
Un 6,5
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