El ciudadano ilustre
2016 

7.1
12,703
Drama. Comedia
Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2022
22 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Os voy a recomendar otra peli que podéis encontrar en Netflix. Como una de cal y una de arena… Llevo tiempo pensando en ella y como no hay prácticamente nada que me guste últimamente ésta se convierte en una excelente opción de análisis…. Creo que lo sería aunque apareciera eso que llamamos peliculón y cuando le pasa el tiempo por encima ya no lo es tanto.
“Ciudadano ilustre” es una película argentina muy premiada con un actor, Óscar Martínez, que sabe muy bien soportar su papel de protagonista en solitario. Su transformación a lo largo de la trama y la forma en la que nos hace escuchar sus pensamientos es fantástica. La peli traza una compleja discusión sobre la cultura, la fama, el arte, los ideales, el tiempo y la nostalgia… y con todo eso hace una sopa de la que no pretende obtener un caldo sino solo dejarnos los ingredientes universales para que el caldo lo hagamos nosotros… Es una especie de filosofía “take away” en la cual muchos se sentirán desorientados. No hay conclusiones, al menos para mí.
Cada cual interpretará a su manera aquello que ocurre a través de imágenes documentales, un humor a veces descarnado y una visión objetiva de todos los personajes (incluido el ilustre) y escenarios que aparecen.
Es muy buena. Aunque es de 2016 conserva intacta su actualidad en los tiempos que corren y busca la fibra sensible de nuestros recuerdos para doler. No os digo más y así me leéis… jeje
“Ciudadano ilustre” es una película argentina muy premiada con un actor, Óscar Martínez, que sabe muy bien soportar su papel de protagonista en solitario. Su transformación a lo largo de la trama y la forma en la que nos hace escuchar sus pensamientos es fantástica. La peli traza una compleja discusión sobre la cultura, la fama, el arte, los ideales, el tiempo y la nostalgia… y con todo eso hace una sopa de la que no pretende obtener un caldo sino solo dejarnos los ingredientes universales para que el caldo lo hagamos nosotros… Es una especie de filosofía “take away” en la cual muchos se sentirán desorientados. No hay conclusiones, al menos para mí.
Cada cual interpretará a su manera aquello que ocurre a través de imágenes documentales, un humor a veces descarnado y una visión objetiva de todos los personajes (incluido el ilustre) y escenarios que aparecen.
Es muy buena. Aunque es de 2016 conserva intacta su actualidad en los tiempos que corren y busca la fibra sensible de nuestros recuerdos para doler. No os digo más y así me leéis… jeje
10 de febrero de 2024
10 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Oscar Martínez siempre se puede agregar algo más ya que siempre nos sorprende. Se nota que el actor interpretó en un 100% el alma de su personaje y logra transmitirlo en su esencia. La historia es muy interesante y se narra con mucha solvencia e incluso en los momentos discursivos no se nota tediosa y entusiasma.
12 de septiembre de 2016
12 de septiembre de 2016
38 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, decía el célebre Tolstoi. Si esa fue esa la intención de los directores de “El ciudadano ilustre”, el mundo estaría habitado en su totalidad por personas grotescas, corruptas, ignorantes, de mal gusto; mujeres dominadas o prostituidas, obesos que rozan la oligofrenia, pobres diablos con pequeñas cuotas de poder y grandes cuotas de impunidad, locutores de radio bobos que no saben lo que significa un Premio Nobel. Ni hablar de la gastronomía, hasta el asado se vuelve impropio con las cabezas de cordero. Sólo se salva el aspirante a literato.
A pesar de la buenas, algunas buenísimas, actuaciones de la mayor parte de su elenco (no Dady Brieva, por Dios, qué horror) la película no brilla. Cohn y Duprat hacen uso del recurso fácil de parodiar el atraso del interior argentino pero no lo hacen en su justa medida: toda la película es la repetición del mismo chiste, el de ridiculizar a la gente que no ha salido de su pueblo en contraste con quien ha conquistado el mundo. Y el chiste no es bueno, no sólo por lo repetido (ya, a la tercera vez resulta aburrido) sino porque está planteado en una forma tan exagerada que no nos creemos lo que nos cuentan. De allí que tampoco logra ser una gran ironía, porque para la ironía hace falta que el humor sea inteligente.
A la película le falta sutileza, le falta la pincelada que distingue y le sobra vulgaridad.
A pesar de la buenas, algunas buenísimas, actuaciones de la mayor parte de su elenco (no Dady Brieva, por Dios, qué horror) la película no brilla. Cohn y Duprat hacen uso del recurso fácil de parodiar el atraso del interior argentino pero no lo hacen en su justa medida: toda la película es la repetición del mismo chiste, el de ridiculizar a la gente que no ha salido de su pueblo en contraste con quien ha conquistado el mundo. Y el chiste no es bueno, no sólo por lo repetido (ya, a la tercera vez resulta aburrido) sino porque está planteado en una forma tan exagerada que no nos creemos lo que nos cuentan. De allí que tampoco logra ser una gran ironía, porque para la ironía hace falta que el humor sea inteligente.
A la película le falta sutileza, le falta la pincelada que distingue y le sobra vulgaridad.
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Y además, es predecible hasta el hartazgo. Las únicas sorpresas que presenta son ciertos giros de la trama que sorprenden por lo desatinadas y carentes de sentido. Como la escena en el campo, casi sobre el final y la inexplicable razón por la que Mantovani se sube a esa camioneta.
Pero la principal carencia es que los autores no nos dan señales para entender a los personajes principales, que de principio a fin nos resultan ajenos. ¿Por qué Mantovani no ha vuelto nunca, ni aun cuando murió su padre y sí cuando lo invita un intendente desconocido? ¿Por qué escapa de Salas? ¿Por qué tanto odio hacia su persona de algunos de sus habitantes? ¿Por qué Irene no fue a buscarlo si lo lloró tres años? Claro, podríamos lanzar decenas de hipótesis para responder estos interrogantes, pero confieso que prefiero las elipsis de Bergman o Tarkovski; para no decir, hay que saber mucho, de lo contrario resulta confuso y pretencioso.
Si algo la salva son las actuaciones (Martínez, por supuesto) y un par de escenas (la emoción del protagonista al ver ese video tan espantoso como ochentoso sobre su vida, la cara del intendente cuando Mantovani valora el premio municipal sobre el Nobel) y algún que otro consejo literario en las palabras del escritor, consejos que, paradójicamente, el guionista no supo capitalizar.
No conozco la vida de los directores pero juraría que nunca vivieron en el interior y por eso no han sabido pintar su aldea más que con una caricatura de trazos torpes.
Pero la principal carencia es que los autores no nos dan señales para entender a los personajes principales, que de principio a fin nos resultan ajenos. ¿Por qué Mantovani no ha vuelto nunca, ni aun cuando murió su padre y sí cuando lo invita un intendente desconocido? ¿Por qué escapa de Salas? ¿Por qué tanto odio hacia su persona de algunos de sus habitantes? ¿Por qué Irene no fue a buscarlo si lo lloró tres años? Claro, podríamos lanzar decenas de hipótesis para responder estos interrogantes, pero confieso que prefiero las elipsis de Bergman o Tarkovski; para no decir, hay que saber mucho, de lo contrario resulta confuso y pretencioso.
Si algo la salva son las actuaciones (Martínez, por supuesto) y un par de escenas (la emoción del protagonista al ver ese video tan espantoso como ochentoso sobre su vida, la cara del intendente cuando Mantovani valora el premio municipal sobre el Nobel) y algún que otro consejo literario en las palabras del escritor, consejos que, paradójicamente, el guionista no supo capitalizar.
No conozco la vida de los directores pero juraría que nunca vivieron en el interior y por eso no han sabido pintar su aldea más que con una caricatura de trazos torpes.
19 de noviembre de 2016
19 de noviembre de 2016
22 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues la película es un tostón, para que andarse con rodeos. A un escritor reconocido, de repente, le entra curiosidad por volver al sitio donde se crió y -ojo- de donde huyó. Para ahondar más en la contradicción, resulta que buena parte de su obra, y por ende de su éxito, se referencia en ese pueblo y en la idiosincrasia de sus gentes, se intuye que para criticarlas o despedazarlas.
Con estos mimbres ya supone el espectador que desde primera hora de lo que se trata es de presentarnos esa comunidad humana como un sitio absolutamente asfixiante, paleto y cavernícola. Y lo que verdaderamente pasa es que se hace de manera pobre, infantil y ridícula. Tanto estereotipo exagerado no conduce más que a la incredulidad y al aburrimiento. Otra cuestión no menor es que los tres días de estancia van transcurriendo tan lentamente que tenía yo más interés en que llegara el fin del viaje que el propio protagonista.
Comicidad, cero. Profundidad, menos uno. Y encima el tío me cae mal.
Con estos mimbres ya supone el espectador que desde primera hora de lo que se trata es de presentarnos esa comunidad humana como un sitio absolutamente asfixiante, paleto y cavernícola. Y lo que verdaderamente pasa es que se hace de manera pobre, infantil y ridícula. Tanto estereotipo exagerado no conduce más que a la incredulidad y al aburrimiento. Otra cuestión no menor es que los tres días de estancia van transcurriendo tan lentamente que tenía yo más interés en que llegara el fin del viaje que el propio protagonista.
Comicidad, cero. Profundidad, menos uno. Y encima el tío me cae mal.
26 de febrero de 2017
26 de febrero de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuenta con un argumento a mi entender muy interesante, es un tema particular "pueblo chico, infierno grande". La película toca temas reales, quizás con exageraciones pero ese no es el problema. Lo que a mi entender el director no consigue es tomar una postura fija, tal vez la presencia de un actor particular como Dady Brieva lo obliga a querer volcarse a un genero humorístico al cual la película se resiste a pertenecer, generando confusas escenas que bien podrían agregar risas de fondo para que el espectador sepa que tiene que reírse ya que la confusión es tal que uno no sabe si el director quiso sacarnos una risa o se olvido de resolver ese acto. La actuación de Dady Brieva tampoco es muy buena, quizás por ser un cómico mas que un actor, que ademas tiene un personaje poco armado al igual que otros.
Resumiendo es una buena idea pero la realizaron sin meterle ganas. Si fuera un plato de comida diría que le faltó horno, era una buena receta pero quedó cruda y cuando la comes ya quieres que se termine.
Resumiendo es una buena idea pero la realizaron sin meterle ganas. Si fuera un plato de comida diría que le faltó horno, era una buena receta pero quedó cruda y cuando la comes ya quieres que se termine.
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