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El ciudadano ilustre

Drama. Comedia Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
Críticas 118
Críticas ordenadas por utilidad
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7
12 de julio de 2017 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que ha recibido múltiples premios y alabanzas por parte de la crítica. Sin embargo era ver el trailer y echarme atrás (realmente muy atrás). Con pinta de cortometraje amateur y una historia que tampoco invitaba a la emoción, la dejé pasar... hasta que se cruzó en un vuelo de Emirates. Como suelo darle cierto punto de confianza a la crítica (sí, soy de esos), le di una oportunidad y finalmente resultó ser toda una sorpresa. Y es que esta comedia refleja con muy mala baba los personajes y situaciones de un pequeño pueblo argentino, pero que no cuesta nada ver reflejados en cualquier pueblo del mundo. Las interpretaciones son muy cercanas (seguramente casi todos actores son no profesionales, pero le dan un toque todavía más auténtico) y la estética cutrecilla al final no acaba molestando tanto.
Aunque no lo hubiera imaginado antes de verla... una buena peli.
7
7 de marzo de 2018 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los que hemos tenido la opción o la necesidad de salir de nuestra patria chica habiendo tenido que pasar largos años fuera, sabemos que la marcha del lugar provoca en los que se han quedado sentimientos variados con relación al que se ha ido. En esta película, Daniel Mantovani, escritor y flamante Premio Nobel de Literatura, vuelve su pueblo con reacciones diversas de parte de sus antiguos vecinos.
Los directores Mariano Cohn y Gastón Duprat hacen en su cuarta película dirigida a dúo, un trabajo bastante bueno, una comedia caustica y a la vez dramática, trabajando e hilando muy bien el paisaje con el paisanaje. Una obra que arremete contra todos sin dejar títere con cabeza.
El guión de Andrés Duprat es sobresaliente, consiguiendo un pulso narrativo de alta tensión, un tempo adecuado y una frescura que hace que no perdamos ni media palabra de los excelentes diálogos y escenas que se apuntan sin ningún pudor. Libreto que yo califico de muy bueno y que conduce la trama por un incierto camino de cara al espectador.
En el reparto tenemos la prueba viva del gran nivel interpretativo argentino con un Óscar Martínez a modo de gran institución, entonando parlamentos geniales, en el papel del escritor exitoso que retorna a su pueblo. Dady Brieva está estupendo y convincente como el violento, tosco y psicópata amigo Antonio. La hermosa Andrea Frigerio resulta muy expresiva y convincente en su rol de Irene, la antigua novia del escritor, mujer infeliz y sometida a la tiranía de su marido Antonio. La bonita Belén Chavanne muy bien como la seductora Julia, hija de Irene. Estupenda la española Nora Navas.
Es muy interesante esta película el cual se aborda un auténtico ramillete de temas profundos y muy propios del espíritu humano. Trata, además, algunos debates vivos en la Argentina que se pueden trasladar a cualquier parte del mundo. En fin, una comedia inteligente y feroz que logra hacer que lo pasemos bien, justamente apelando a la complicidad y a los resortes más elevados del propio espectador, provocando emociones tipo carcajada, pero sin espasmo.
Resumiendo, una película digna de verse en la que la osadía de un extravagante Nobel de Literatura provoca con su viaje a su pueblo natal, lo cual hace que emerjan con fuerza la envidia, la intolerancia y el aborrecimiento hacia su persona y su inflado “ego”. Dos cosas: a) hay regresos imposibles (sobre cuando se trata de un engreído e infumable personaje como el protagonista); b) el conocido dicho: “pueblo pequeño infierno grande”.
21 de abril de 2019 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genial. El cine argentino me sigue enamorando con películas como esta. Llevaba tiempo queriendo verla. Era de esos títulos que sin saber bien por qué se quedan almacenados en la lista de espera de la filmoteca personal y al que siempre le adelanta alguno otro. Por suerte, llegó su hora. El ciudadano ilustre: seductora, atrevida, ácida, inteligente, satírica, auténtica y crítica. Consigue desde el minuto uno despertar interés al espectador con un guión muy medido, un rodaje casero, un humor capcioso y unas interpretaciones llenas de verdad. Cohn y Duprat, dos directores que habitualmente trabajan juntos con relativo desacierto, han confeccionado un trabajo redondo que comenzó desde el momento en que se fue labrando ese juego de confusión que crearon al publicar una novela firmada por un falso ganador del Premio Nobel de literatura, Daniel Mantovani, y poniendo en la solapa la foto de Óscar Martínez, actor que interpreta al escritor en el filme; y que junto al resto de integrantes del reparto, conforman un magistral trabajo. Es, sin duda, el mejor ingrediente que atesoran las grandes cintas argentinas: la calidad actoral y la capacidad de transmisión que tienen sus personajes. Invisible, El otro hermano, Relatos Salvajes, Nueve reinas, El secreto de sus ojos y tantas otras…
Al margen de eso, a mi parecer, este ilustre ciudadano es una película brillante con lo que plantea y cómo lo plantea. Tan lúcida como entretenida, con una carga parlamentaria y discursiva que roza lo filosófico, de un modo natural, directo y fluido. Hace del costumbrismo y la sofisticación algo subversivo. Pero lo mejor que tiene este metraje es el azote que le da a las normas y a los estereotipos sociales con una sátira hilarante y cruda que va paulatinamente in crescendo en ritmo, sin perder la perfecta estructura narrativa del guión.
Cohn y Duprat no se preocupan por provocar al espectador empatía con los personajes, sino más bien por crear una convección en lo que cuentan, dotando de autenticidad cada escena, cada diálogo, cada pensamiento. Al final, a través de Mantovani y ese pueblito rural argentino llamado Salas, nos hablan sobre la ambigua relación entre el artista y la sociedad; pero también supone una vitriólica diatriba a ese estado de ingravidez que supone el patriotismo, la falsa humildad y el elitismo. No dejan títere con cabeza en esta más que recomendable película que si bien un sobresaliente puede parecer pretencioso, el notable alto le queda muy bien. No yo, pero sus premios y nominaciones en diversos festivales así lo corroboran.
8
30 de noviembre de 2020 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin importar el tamaño del pueblo nunca se debe volver al de origen o niñez. Este es un buen recordatorio por si los malos vientos que corren de la pandemia vírica y de políticos particularmente ineptos y sinvergüenzas, nos hacen volver la vista hacia la retaguardia. Conviene elegir un pueblo en que nadie nos conozca y permanecer en ese estado, sonreír siempre, leer mucho, hablar poco y beber sin moderación.

Un escritor premiado con el Nobel acepta la invitación, -de las pocas que acepta-, para recibir un homenaje en su pueblo natal, al filo de la Patagonia, ese pozo de olvido, que además le ha servido de inspiración para sus cuentos cortos destinados al público europeo y donde se despacha a gusto con sus vecinos.

Asistimos deleitados a cómo el eximio escritor va perdiendo los papeles y la discreción y los pueblerinos se van remontando; a un reparto de secundarios magnífico, de la mejor escuela porteña, esos que los gringos llaman aprovechando una mala traducción "actores de carácter", y a una montonera de extras estupendos del propio pueblo que asisten encantados a la función.

No diremos cómo acaba, pero se puede sospechar casi desde los primeros fotogramas. El protagonista, un cretino tan acendrado como solo un literato argentino puede ser, recita unas cuantas verdades del barquero en un tono insoportable y altamente cargante que acaba recibiendo su merecido a manos del populacho enardecido, que descubre que Maradona no existe.

Una feliz parodia en estos tiempos prenavideños que aprovecharemos para recordar las normas sanitarias: cenas con comensales impares y menores de tres. Por una vez aplaudimos.
alfonso
7
7 de marzo de 2022 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una magnífica interpretación y un guión de los que ya no se hacen. Diálogos comunes mezclados con frases y reflexiones profundas de las que ya no se oyen en el cine. Y todo ello en medio de la insólita cotidianidad de un Nobel en un pueblo perdido en Argentina, un pueblo que podría estar en cualquier lugar. Una vuelta a las raices, una prueba más de que nadie es profeta en su tierra, una suma de genialidades, excentricidades, cultura y zafiedad ,esnobismo y filosofía. Ójala hubiera más de estas.
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