Después de casi dos años de estrenada me he puesto a ver esta película. Yo se que es fácil opinar sentado frente a la computadora sobre el trabajo de otros que le han llevado meses de esfuerzo y dedicación.

Siento como argentino que siempre nos están salvando las papas Darin y Martínez. (Que últimamente vienen levantando películas que son un muerto).

La línea argumental de esta peli es como un blues, sabemos que nota va a seguir pero igual queremos escucharlo. Martínez es el tipo de actor justo para este film, puede con su dialéctica y personalidad, puede tapar todo tipo de carencias.
Se nota que esta película fue hecha con un ajustadísimo presupuesto y eso es un mérito, lo que no entiendo es la utilización de recursos visuales como las tomas de charlas desde cámaras en capots (usadas por lo menos dos veces); el abuso de cámara en mano con mal pulso; tomas fijas con actores entrando y saliendo del cuadro como si fuera un teatro.
También se suceden cosas inexplicables como apariciones de Brieva sin que lo llamen o el "autoentregamiento" de Martínez a su verdugo.
Todo esto, sumado a la falta de extras, le da un tinte de experimentalidad que al ojo no muy entrenado como el mío le resulta "raro".
Unas buenas oratorias del protagonista sobre la idea de hipocresia en la cultura popular que me despabilaron por un tiempo.
Un desenlace a lo Sexto sentido, o Nueve Reinas. Un remate noventoso que ya no asombra.

Como no cuando vuelve, la antigua novia, es todo lo contrario a él. Es una persona inculta a la que vuelve a besar pero no le seduce nada. Como no, tiene una hija, artista, bohemia y culta. Que como no se vuelve loca por el protagonista. Como no, la hija es infiel a su novio y se acuesta con el protagonista.