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Las dos caras de la verdad

Intriga. Drama Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen. (FILMAFFINITY)
Críticas 109
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6
14 de agosto de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un thriller judicial que funciona pese a tener sus defectos. La trama gira en torno al asesinato de un famoso arzobispo en la ciudad de Chicago. Este suceso desencadena una feroz batalla por la vida de un joven que está muy implicado. Las 2 horas y pico pesan un poco a causa de sobreexplotar la premisa del filme. Aun así, la historia logra ser interesante mediante un ritmo envidiable y unas sorpresas que dejan al espectador con la boca abierta. En cuanto al reparto, este realiza un notable trabajo; Richard Gere brilla en un papel que le viene como anillo al dedo, sin duda, se trata de una de sus mejores interpretaciones. Luego está Laura Linney, que también está realmente bien. Sin embargo, quien más sobresale es un jovencísimo y casi desconocido por aquel entonces Edward Norton. El protagonista de El club de la lucha y American History X nos ofrece otra clase magistral al encarnar a un chico aparentemente inofensivo. Sé que su carácter problemático le ha privado de tener una carrera aún más exitosa de la que ha tenido. No obstante, no se puede negar que este hombre posee un talento descomunal para actuar. Por algo le considero 1 de los mejores actores que he visto. Volviendo con la cinta, se puede decir que es entretenida. Le faltan escenas que muestren mayor dramatismo, pero, por suerte, se sostiene.
4
1 de septiembre de 2022 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sabe mal, pues el filme tiene sus alicientes (aunque me cuesta creer que el filme tuviese tan buena acogida si Edward Norton no hiciese el maravilloso papel que hace) pero al fin y al cabo la intriga no deja de ser secundaria y por otro lado, no se puede obviar el hecho de que esta clase de películas en las que uno de los personajes no comete errores, se hacen peliagudas a la hora de analizar, pues como bien han dicho por ahí, hay un par de situaciones que por mucho jugueteo que hagas desde el principio, no se pueden planear.

Pero, vayamos por parte.

Norton es el acierto, vaya PEDAZO de actuación. La parte con Frances McDormand sobre todo es también notable. Ahí bien. Que la trama juegue con los escarceos sexuales de un cura, OKAY. Comprado.

Pero es que Gere...uff, el tipo se me atraganta. No está a la altura, se le ve perdido incluso sin estar Norton. Laura Linney tiene magnetismo pero su personaje a partir de la mitad de la película no es más que un títere. Y la trama pierde interés en detrimento de saber que nos esconde Aaron.

En otras palabras, por un análisis curioso QUE NO CONCIENZUDO del protagonista, tenemos una trama rollo John Grisham, con un protagonista que no sostiene mucho el filme.

El final puede hacerle ganar unos enteros, pero al final, uno se queda con la idea de que es una intriga resultona, pero con una ACTUACIÓN SOBRESALIENTE.

En otras palabras, Norton IN, el filme sube, Norton OUT, el filme se descalabra.

O esa es la sensación que da.
22 de junio de 2023 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de saltar definitivamente al estrellato con "American X", Edward Norton, deslumbra en este intenso drama y thriller judicial ("Las dos caras de la verdad"), dando vida a un personaje de esos por el que más de un actor "hubiese matado" por interpretar, dando cumplida réplica, y hasta disputándole varias escenas, al mismísimo Richard Gere, quien representa a un ambicioso y afamado abogado defensor, que no perderá la ocasión de darse publicidad interviniendo en un caso tremendamente mediático; en el que un joven muchacho (Norton), algo retrasado, bastante inseguro y con el aspecto de no matar ni una mosca, es acusado, al ser prácticamente cogido infraganti, del asesinato nada menos que de un importante hombre de iglesia, nada menos que del arzobispo católico de Chicago, pieza fundamental entre las fuerzas vivas de la ciudad... Y aunque al principio, Martin -nuestro abogado-, actúa fríamente con la vista puesta únicamente en su propio interés, según va conociendo al muchacho comenzará a sentir compasión por él y a convencerse de su inocencia, haciendo de su defensa, algo personal...

Una excelente trama, grandes interpretaciones y ese encanto especial que tienen las buenas películas de juicios hacen de ella una producción para no perderse, una producción de esas que absorben de principio a fin y con un fin... de ésos que no se cuentan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Verdaderamente al titular "Primal Fear" (que se podría traducir cómo: temor primario), en España, "Las dos caras de la verdad", si bien por ello casi destripa el final, sí describe mejor el argumento, pues éste se basa en el síndrome de doble personalidad y en las dos caras, tan diametralmente opuestas, que dibuja Norton convenciendo al abogado que representa Gere y al espectador de la absoluta inocencia de una de ellas, para al final descubrir su verdadera y única alma; la de un hombre malvado, inteligente, manipulador y homicida... que recrea el personaje de muchacho vulnerable sólo cómo escapatoria a un veredicto de culpabilidad.
7
15 de febrero de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gregory Hoblit, director no muy reconocido pero que posee varias perlas en su haber cinematográfico, desde Fallen (1998) con un gran Denzel Washington, pasando por Frequency (2000) hasta llegar al drama judicial que nos atañe el día de hoy.

Las dos caras de la verdad (1996) nos lleva por la ambiciosa vida de lo que se intuye un gran abogado, un abogado que se encargará de un caso aparentemente imposible. Bajo esta premisa se desarrolla una historia trepidante, de estas con giros y sorpresas irregulares, ya que algunos serán predecibles y otros inesperados, dando lugar a un producto final profundamente entretenido.

Más allá del patente cáliz comercial que posee la cinta, esta se permite aventurarse en ciertas cuestiones relacionadas con la ética, la moral y la verdad, que, siendo solo una, se puede defender y cuestionar, y, por lo tanto, ser interpretada o malinterpretada de muchas maneras, evidenciando una polarización siempre presente en la sociedad, ya sea en mayor o menor medida.

El reparto hace de esta cinta un producto notable: un Richard Gere que cumple con solvencia en el rol de abogado carismático, una Laura Linney que desempeña sobradamente su papel de fiscal y un Edward Norton soberbio en una interpretación que le valió estar nominado a mejor actor de reparto.

Las dos caras de la verdad (1996) es un filme imperfectamente entretenido, predecible por momentos y al filo del melodrama en muchas ocasiones, pero, con todo y con eso, logra el equilibrio entre la calidad y la comercialidad.
7
14 de febrero de 2006
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está entre mis películas favoritas y no es por su trama, su ambientación o su efectista guión, es simplemente porque me permitió descubrir a Edward Norton. Sin él esta película sería una más, felicito afectuosamente al encargado del cásting, muchas gracias por permitirnos gozar de imágenes como las que Edwuard nos regala.
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