Un profeta
7.5
26,709
Thriller. Drama
El joven Malik El Djebena (Tahar Rahim), un francés de origen árabe, ingresa en prisión para cumplir una pena de seis años. Aunque al principio la vida en la cárcel le resulta muy dura porque está completamente solo, se adapta rápidamente y, gracias a su carisma, se gana poco a poco la simpatía de los miembros de la mafia corsa, que tienen sobornados a los guardias y controlan todo lo que pasa en prisión.
22 de noviembre de 2009
22 de noviembre de 2009
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Audiard (Lee mis Labios) dirige con precisión de cirujano una historia que podría asemejarse al tópico de ascenso-caída sinó fuera por el incansable realismo constante que nos expone secuencia tras secuencia en los muros de una penitenciaria del extraradio de París.
Malik El Djebena (Tahar Rahim) es un joven reo recién llegado, sin cultura, ni religión e inquietudes políticas que se convierte en el centro de atención de los otros presos, y especialmente los árabes, cuando decide colaborar y trabajar a cambio de protección para el jefe corso Cesar Luciani (Niels Arestrup) también internado allí. Para ello tendrá que asesinar a Reyeb (Hichem Yacoubi). Tras su cometido, el sentimiento de culpa y arrepentimiento se hará cada vez mayor para él y su conciencia será la única salida a una libertad espiritual imposible de alcanzar. La presencia fantasmal de Reyeb será su consejero espiritual. Malik empieza a ser respetado incluso fuera de la prisión con ayuda del conciliador Ryad (Adel Bencherif) y sus trapicheos con un asunto de drogas con Jordi El Gitano (Reda Kateb).
Jacques Audiard lleva las reglas de cualquier argumento cinematográfico a la veracidad más absoluta. El malsano ambiente de malrollismo entre corsos y árabes se evidencia de principio a fin. Pero la película deja por momentos su condición de drama carcelario para convertirse en una alegoría sobre el choque de dos culturas distintas y un intolerante hermanamiento entre ambas que se pacifica con los rezos a Alá por parte de los árabes y las partidas de cartas por parte de los corsos. A Audiard no le preocupa el resultado de un longevo metraje de más de dos horas y media, expone "cinema verité" acorde a los hechos. Película nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes, recibió el Gran Premio Especial del Jurado de dicho certamen.
Lo Mejor: su realismo
Lo Peor: su tardio estreno
Malik El Djebena (Tahar Rahim) es un joven reo recién llegado, sin cultura, ni religión e inquietudes políticas que se convierte en el centro de atención de los otros presos, y especialmente los árabes, cuando decide colaborar y trabajar a cambio de protección para el jefe corso Cesar Luciani (Niels Arestrup) también internado allí. Para ello tendrá que asesinar a Reyeb (Hichem Yacoubi). Tras su cometido, el sentimiento de culpa y arrepentimiento se hará cada vez mayor para él y su conciencia será la única salida a una libertad espiritual imposible de alcanzar. La presencia fantasmal de Reyeb será su consejero espiritual. Malik empieza a ser respetado incluso fuera de la prisión con ayuda del conciliador Ryad (Adel Bencherif) y sus trapicheos con un asunto de drogas con Jordi El Gitano (Reda Kateb).
Jacques Audiard lleva las reglas de cualquier argumento cinematográfico a la veracidad más absoluta. El malsano ambiente de malrollismo entre corsos y árabes se evidencia de principio a fin. Pero la película deja por momentos su condición de drama carcelario para convertirse en una alegoría sobre el choque de dos culturas distintas y un intolerante hermanamiento entre ambas que se pacifica con los rezos a Alá por parte de los árabes y las partidas de cartas por parte de los corsos. A Audiard no le preocupa el resultado de un longevo metraje de más de dos horas y media, expone "cinema verité" acorde a los hechos. Película nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes, recibió el Gran Premio Especial del Jurado de dicho certamen.
Lo Mejor: su realismo
Lo Peor: su tardio estreno
16 de febrero de 2012
16 de febrero de 2012
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
...si se le eliminasen 50 minutos de ambages, si todo lo que Audiard pretende hacer pasar por subtexto, tuviese un texto detrás que lo respaldase, si la trama se plantease, al menos, media hora antes. Hablando llano: si fuera más al grano y durase menos. "Un profeta" es en esencia, una película con mucho contenido y estilo, con buenas secuencias y otras totalmente intrascendentes. Una película que dura 160 minutos, que parecen 260, pero que se podría contar en 100, si se le eliminases reductos de subtramas que permanecen en la película parcialmente mutiladas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sinopsis: un hombre es obligado a hacer algo terrible que puede acabar con su salud mental. Hace como que no le afecta durante 100 minutos, para después vengarse de los que le obligaron a hacerlo, cuando menos razones tiene para ello.
17 de enero de 2010
17 de enero de 2010
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En El efecto Lucifer, un interesantísimo y revelador libro escrito por el Dr. Zimbardo, se expone una tesis según la cual -y en base a estudios, experimentos y acontecimientos cotidianos- las personas (normales) que se encuentran sometidas a vivir en un ambiente hostil, terminan por desarrollar conductas inhumnas. Grosso modo. Pues bien, si las personas normales podemos llegar a cometer actos atroces contra el prójimo en condiciones extraordinariamente adversas, no es difícil imaginar las atrocidades que pueden cometer los delincuentes contra otros semejantes.
Jacques Audiard, nos presenta el relato de un joven criminal que ingresa por primera vez en una prisión para adultos, tras haber pasado por varios correccionales para cumplir una condena de seis años (por motivos que no se explicitan en el filme). El director parece compartir la tesis de Zimbardo, que extrapolada a la conducta de un criminal en una prisión, nos muestra no sólo la imposibilidad de rehabilitar a un delincuente, sino su progresiva degeneración. Malik, el joven protagonista de la película, sufrirá los horrores de la privación de libertad en una carcel de París donde tendrá que cometer autenticas brutalidades primero para sobrevivir, y luego para ascender posiciones.
La película, realizada con un estilo hiperrrealista digno del mejor Ken Loach, no tiene apenas concesiones a los buenos sentimientos. Es un retrato sórdido y nada complaciente de la maldad como modo de vida, de la degradación moral de un individuo, que ni puede ni quiere reinsentarse en una sociedad a la que dejó de pertenecer hace ya mucho tiempo.
El general Patton dijo que el castigo no es para bien del pecador, sino para la salvación de sus camaradas. Cuánta razón tenía.
Jacques Audiard, nos presenta el relato de un joven criminal que ingresa por primera vez en una prisión para adultos, tras haber pasado por varios correccionales para cumplir una condena de seis años (por motivos que no se explicitan en el filme). El director parece compartir la tesis de Zimbardo, que extrapolada a la conducta de un criminal en una prisión, nos muestra no sólo la imposibilidad de rehabilitar a un delincuente, sino su progresiva degeneración. Malik, el joven protagonista de la película, sufrirá los horrores de la privación de libertad en una carcel de París donde tendrá que cometer autenticas brutalidades primero para sobrevivir, y luego para ascender posiciones.
La película, realizada con un estilo hiperrrealista digno del mejor Ken Loach, no tiene apenas concesiones a los buenos sentimientos. Es un retrato sórdido y nada complaciente de la maldad como modo de vida, de la degradación moral de un individuo, que ni puede ni quiere reinsentarse en una sociedad a la que dejó de pertenecer hace ya mucho tiempo.
El general Patton dijo que el castigo no es para bien del pecador, sino para la salvación de sus camaradas. Cuánta razón tenía.
26 de febrero de 2010
26 de febrero de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de los argumentos técnicos y estéticos de esta interesante película, salí del cine con la agradable sensación haber visto algo diferente, y con la necesidad de preguntarme por qué el adolescente de origen árabe que entra a la cárcel convertido en un pobre don nadie sale de ella como un adulto seguro de sí mismo. Por qué se llama el profeta?
Hablamos de un constante superviviente, pero también de alguien que durante los 160 minutos que dura metraje se dedica a deambular y aprender. Aprende a leer, a oir consejos, a moverse sin dar un paso en falso, aprende a matar para ser protegido, a hablar el idioma de los corsos, a no decir nada de lo que no esté seguro y a relacionarse lenta y funcionalmente con todas las tribus que habitan ese laboratorio que se llama cárcel. Cada momento se arriesga al límite, pero también, y lo más importante, aprende a esperar.
Profeta: Hombre que por señales o cálculos hechos previamente, conjetura y predice acontecimientos futuros. Un profeta posmoderno, para sí mismo primero y, por defecto, para otros. Un profeta sucio, intranquilo, ansioso. Uno que no profetiza, que no vende una verdad sino que crea la suya propia.
Frente a semejante realismo, nadie espera que necesariamente las cosas le vayan bien. Pero no le va mal. Pareciera que a Audiard no le interesa transmitirnos una determinada moral, y eso es lo más agradable de la película. No hay buenos ni malos, sino diferentes tipos de cabrones marginales utilitarios en un constante aprendizaje para llegar a afrontar con perfección, algún día, su salida al mundo exterior. Como tantas otras veces, lo importante es el camino.
Hablamos de un constante superviviente, pero también de alguien que durante los 160 minutos que dura metraje se dedica a deambular y aprender. Aprende a leer, a oir consejos, a moverse sin dar un paso en falso, aprende a matar para ser protegido, a hablar el idioma de los corsos, a no decir nada de lo que no esté seguro y a relacionarse lenta y funcionalmente con todas las tribus que habitan ese laboratorio que se llama cárcel. Cada momento se arriesga al límite, pero también, y lo más importante, aprende a esperar.
Profeta: Hombre que por señales o cálculos hechos previamente, conjetura y predice acontecimientos futuros. Un profeta posmoderno, para sí mismo primero y, por defecto, para otros. Un profeta sucio, intranquilo, ansioso. Uno que no profetiza, que no vende una verdad sino que crea la suya propia.
Frente a semejante realismo, nadie espera que necesariamente las cosas le vayan bien. Pero no le va mal. Pareciera que a Audiard no le interesa transmitirnos una determinada moral, y eso es lo más agradable de la película. No hay buenos ni malos, sino diferentes tipos de cabrones marginales utilitarios en un constante aprendizaje para llegar a afrontar con perfección, algún día, su salida al mundo exterior. Como tantas otras veces, lo importante es el camino.
28 de febrero de 2010
28 de febrero de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leí el argumento de esta película me pareció que podría ser la típica película carcelaria, donde una persona buena es llevada a la cárcel y allí sufre las torturas de los compañeros. Me equivocaba. Ni el personaje principal es una persona buena, ni la película es la típica carcelaria.
Estamos ante una película mafiosa al más puro estilo de los años 70, muchos personajes, cambios sutiles de guión y asesinatos justificados. Lo que diferencia a esta película de muchas otras es que se atreve con la mafia italiana, la egipcia y la árabe en un mismo film, haciéndonos partícipe de sus entresijos.
Jacques Audiard se comporta como una araña, tejiendo su tela despacio pero sin parar en ningún momento. El joven protagonista juega con las tres mafias a la vez llevándoles siempre un paso por delante. Cada cosa que la mafia decide el ya sabe que se ha decido, todo lo que hace esta milimétricamente estudiado y todo tiene una razón de ser.
Los personajes se irán definiendo a lo largo del metraje, dando credibilidad a la historia contada. Si algo detesto en las películas carcelarias es como una persona normal de la calle entra en un mundo como la cárcel y parece que se adapta en unos minutos. Aquí no es así, porque nuestro personaje principal conoce este mundo desde siempre. Quizás su primer recuerdo sea el celador de un reformatorio.
Personajes creíbles, historias sobre la cosa nostra contada con detalle y una tensión palpable en los 150 minutos que dura la cinta, esto hace que sin grandes pretensiones estamos ante una de las películas del año.
Estamos ante una película mafiosa al más puro estilo de los años 70, muchos personajes, cambios sutiles de guión y asesinatos justificados. Lo que diferencia a esta película de muchas otras es que se atreve con la mafia italiana, la egipcia y la árabe en un mismo film, haciéndonos partícipe de sus entresijos.
Jacques Audiard se comporta como una araña, tejiendo su tela despacio pero sin parar en ningún momento. El joven protagonista juega con las tres mafias a la vez llevándoles siempre un paso por delante. Cada cosa que la mafia decide el ya sabe que se ha decido, todo lo que hace esta milimétricamente estudiado y todo tiene una razón de ser.
Los personajes se irán definiendo a lo largo del metraje, dando credibilidad a la historia contada. Si algo detesto en las películas carcelarias es como una persona normal de la calle entra en un mundo como la cárcel y parece que se adapta en unos minutos. Aquí no es así, porque nuestro personaje principal conoce este mundo desde siempre. Quizás su primer recuerdo sea el celador de un reformatorio.
Personajes creíbles, historias sobre la cosa nostra contada con detalle y una tensión palpable en los 150 minutos que dura la cinta, esto hace que sin grandes pretensiones estamos ante una de las películas del año.
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