El Karate Kid
6.1
60,940
Drama
Daniel Larusso llega a Los Ángeles procedente de la costa Este de Estados Unidos dispuesto a hacer nuevos amigos. Sin embargo, se convierte en el blanco de los ataques de los Cobras, un hostil grupo de estudiantes de kárate, cuando comienza a salir con Ali, la antigua novia del cabecilla del grupo. En tal situación, no tiene más remedio que pedirle ayuda a Miyagi, un maestro de artes marciales, para que le enseñe kárate. Bajo la tutela ... [+]
12 de marzo de 2007
12 de marzo de 2007
24 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente lo único destacable de este filme es el personaje del señor Miyagi. Una especie de maestro, un guía de apariencia endeble, ancestral y senil, pero que lleva consigo una correcta filosofía para el arte de la pelea. Y su posición de ataque de “la grulla” siempre será recordada en el cine.
27 de septiembre de 2005
27 de septiembre de 2005
4 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pués sí, es una peli mediocrilla, con personajes y situaciones esterotipadas y dirigida a un público determinado, el título da pistas. Pero cuando una película así está minimamente bien hecha, si a tí te apasiona el cine y, encima, eres parte de ese público objetivo, ¡ay! la peli se acaba convirtiendo en parte de tu infancia/adolescencia.
No por eso la peli pasa a ser buena, pero no olvidas las horas que pasaste en tu cuarto dando y puliendo cera, y te sigue emocionando ver a Miyagui saltar la verja hecho un jabato.
No por eso la peli pasa a ser buena, pero no olvidas las horas que pasaste en tu cuarto dando y puliendo cera, y te sigue emocionando ver a Miyagui saltar la verja hecho un jabato.
28 de agosto de 2010
28 de agosto de 2010
5 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era una tarde tonta y caliente, de esas que te pega el sol en la frente, era el verano del 95, yo tenía 11 años y esa tarde pasaban en la tele Karate Kid. Todos los niños "buenos" estaban en sus casas con sus maravillosas familias viendo la película. Los niños "malos" estábamos en la calle jugando al fútbol, tirando piedras, disecando ranas, experimentado todo lo que se puede hacer con el agua oxigenada, o tocándole el culo a las niñas. Esa noche, todos los niños hablaban de la peli e intentaban imitar la famosa, a la par que estúpida, patada final. Yo no tenía ni idea de qué hablaban, me sentía desplazado. Me vuelvo a casa. Que les jodan.
15 años después, una mañana de sábado de resaca veraniega, la vuelven a pasar por la tele. Es el momento de verla. No tengo nada mejor que hacer. No hay dolor. Y, por fin, 15 años después me siento orgulloso de no haberla visto cuando todos la vieron, y de estar tirado en la calle, aprendiendo valores más importantes para la supervivencia en la vida que teníamos por delante que los que transmite esta peliculilla.
Gran parte de los niños que la vieron aquella tarde de verano del 95, eran los mismos que años después pegarían palizas en los institutos o a vagabundos y las colgarían en youtube, y muchos de los niños que hablaban ilusionados aquella noche de verano del 95 de Karate Kid en la actualidad se pasean con sus coches tuneados y medallas de oro escuchando esa mierda llamada reggaeton. Al final, ni los buenos eran tan buenos, ni los malos éramos tan malos.
Lo tengo claro: prefiero que mis hijos crezcan viendo Trainspotting, que a un viejo cazando moscas con dos palillos o a niñatos peleándose para ver quien es más tonto. Les será de más utilidad en la vida. No es tan mala como El club de la lucha, pero casi. Le pongo un 3 por Elisabeth Shue, que me gusta. Sí, qué pasa. Nadie es perfecto.
15 años después, una mañana de sábado de resaca veraniega, la vuelven a pasar por la tele. Es el momento de verla. No tengo nada mejor que hacer. No hay dolor. Y, por fin, 15 años después me siento orgulloso de no haberla visto cuando todos la vieron, y de estar tirado en la calle, aprendiendo valores más importantes para la supervivencia en la vida que teníamos por delante que los que transmite esta peliculilla.
Gran parte de los niños que la vieron aquella tarde de verano del 95, eran los mismos que años después pegarían palizas en los institutos o a vagabundos y las colgarían en youtube, y muchos de los niños que hablaban ilusionados aquella noche de verano del 95 de Karate Kid en la actualidad se pasean con sus coches tuneados y medallas de oro escuchando esa mierda llamada reggaeton. Al final, ni los buenos eran tan buenos, ni los malos éramos tan malos.
Lo tengo claro: prefiero que mis hijos crezcan viendo Trainspotting, que a un viejo cazando moscas con dos palillos o a niñatos peleándose para ver quien es más tonto. Les será de más utilidad en la vida. No es tan mala como El club de la lucha, pero casi. Le pongo un 3 por Elisabeth Shue, que me gusta. Sí, qué pasa. Nadie es perfecto.
31 de octubre de 2007
31 de octubre de 2007
8 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un auténtico bodrio. No me puedo imaginar como son las que vienen..Los dos hacen unas interpretaciones fatales. Pat Morita, que no cambia de cara ni mientras lucha..
No vale nada.
No vale nada.
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