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El Karate Kid

Drama Daniel Larusso llega a Los Ángeles procedente de la costa Este de Estados Unidos dispuesto a hacer nuevos amigos. Sin embargo, se convierte en el blanco de los ataques de los Cobras, un hostil grupo de estudiantes de kárate, cuando comienza a salir con Ali, la antigua novia del cabecilla del grupo. En tal situación, no tiene más remedio que pedirle ayuda a Miyagi, un maestro de artes marciales, para que le enseñe kárate. Bajo la tutela ... [+]
Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
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8
3 de febrero de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
Noriyuki Pat Morita, nominado en dos ocasiones por el papel de profesor Miyagi, tuvo también una vida de película. Hijo de unos inmigrantes japoneses, casado tres veces, sufrió siendo niño una severa enfermedad que lo tuvo postrado en cama casi a tiempo completo hasta que, con once años, le fueron soldadas cuatro vértebras. Prisionero de campo de trabajo, camarero, cómico de medio pelo y licenciado en aeronáutica, se encontró, en 1984, con el papel de toda una carrera: el de una persona que le encarga a otra dar cera y pulir cera.
Alguien ha dicho con toda razón que cuando uno se acerca a KARATE KID no vota ni critica una película, sino toda una época. Una época en la que no se necesitaban cinturones, en la que se anteponían los principios a las pasiones y en la que a un hombre que atrapaba una mosca con palillos se le consideraba capaz de hacer cualquier cosa. Una época, esa época, en la que muchos de los que por entonces éramos pequeñitos teníamos sueños llenos a rebosar de grullas y de dojos.
No todos los que conformaron el elenco de Rebeldes, aquella película de Coppola, corrieron la misma suerte; y así, por ejemplo, Tom Cruise ha volado por encima de las nubes y Ralph Macchio, el encargado de dar cera y pulir cera en KARATE KID, se ha perdido en el tiempo como una lágrima en la lluvia. Elizabeth Shue, acostumbrada también a ir de un año para otro, es otra lágrima perdida y Noriyuki Morita, que dejó de atrapar moscas con palillos, pasó a ganar batallas después de muerto.
Bonita cinta e inmejorable época, desde luego.
8
26 de diciembre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Estas fechas navideñas para mi son ideales, para volver a ver pelis de mi juventud y adolescencia, y anoche volvía a hacerlo con KARATE KID, que experiencia más gratificante y satisfactoria.
Pura diversión ochentera, unos personajes entrañables bien dibujados, una historia de amor que a mi personalmente me encanta, nunca estuvo en pantalla tan guapa ELISABETH SHUE, con esos peinados de la época, unos malos malísimos puro cliché que ya anticipaban lo que hoy en día conocemos como Bullyng o acoso escolar.
Y por supuesto el karate que todos en su día quisimos practicar, al ver este film que tuvo varias secuelas no tan bonitas ni con mensaje como esta.
8
6 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Esta película es una joya. Los personajes están muy bien desarrollados y construidos. La trama es genial. Y la vibra ochentera le agrega un toque nostálgico. Pero sin duda alguna, lo mejor de la película es el Señor Miyagi, pues, como personaje, es muy interesante. Lo más cool es que en la secuela (Karate Kid 2) el personaje de Miyagi sería aún más profundizado, al relatar su pasado y raíces. En fin, regresando a la película original, otro personaje god es Johnny, y más si después de la película, te ves la serie de Cobra Kai.

La película es 100% recomendable. Pasan los años y envejece muy bien...
18 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Hubo un tiempo cercano en el que se puso de moda dar la vuelta a determinados relatos para posicionar a los protagonistas como los villanos.
Eso puede ser un ejercicio divertido en ciertas historias, y a veces puede llegar a tener fundamento y hasta una buena base, pero lo que comenzó como una contracultura puntual, ha crecido tanto gracias a Internet que ideas como la de "Johnny era el bueno", han dado la vuelta al mundo a tal punto que Robert Mark Kamen; guionista de "Karate Kid: el momento de la verdad", decidió explorar este concepto muchos años después en su serie televisiva "Cobra Kai".

La historia de este film de culto, dirigido por John G. Avildsen (Conocido por "Rocky"), nos expone el viaje de un joven llamado Daniel LaRusso, que se ve arrastrado por su madre en una mudanza de Newark a Reseda.
Y lo que en un principio parece una situación no deseada, pero no empieza necesariamente mal, termina en una serie de dificultades adaptativas causadas principalmente por un círculo de abuso por parte de los karatekas de "Cobra Kai".
Para defenderse de estos abusos, Daniel encontrará un maestro que no imaginaba en la figura del señor Miyagi, y aprenderá que el Karate está en todo y lo único que nos define es la forma en que lo empleamos.
Todo ha de estar en equilibrio, la vida, el amor, el trabajo...

"Karate kid" se convirtió instantáneamente en una película de culto, y las enseñanzas de Miyagi han calado tan hondo que aún son recordadas a más de 40 años del estreno de la película.
Las interpretaciones por parte de Pat Morita y Ralph Macchio siguen siendo muy recordadas, y por supuesto también debemos tener en cuenta a Elisabeth Shue en su papel de Ali, que es sencillo, pero está bien desempeñado por parte de la actriz, y por supuesto a los villanos de la historia; William Zabka en el papel de Johnny, que fue un personaje menor en un principio, pero con los años ha adquirido una repercusión increíble, y Martin Kove como John Kreese; el extremo sensei del dojo Cobra Kai.

Tenemos música de Bill Conti, buena dirección de Avildsen y un ambiente muy ochentero y nostálgico, que actualmente parece lejano, pero era el presente de los jóvenes de aquel momento.

El planteamiento de los dos estilos de Karate y la elección de colores para los miembros de "Cobra Kai" son decisiones muy básicas, pero perfectamente funcionales en esta trama que no cuenta otra cosa que una historia de David contra Goliat, en la que las filosofías del bien y el mal están muy definidas.
A ratos las normas del Karate se pasan un poco por alto, especialmente en los combates, en concreto el estilo de John Kreese parece más el de una academia militar que el de una escuela de Karate-Do auténtica.
Pat Morita y Ralph Macchio desarrollan una auténtica química y su relación en pantalla funciona tan bien, que termina siendo lo mejor de las tres películas de John G. Avildsen.
"Karate kid" es una película llena de pasión, optimismo y buenos sentimientos.
¿Que a ratos se le ven un poco las costuras en que es imposible que Daniel aprenda tanto en dos meses? Pues sí.
Pero es el compromiso que la película adquiere con la audiencia; "Yo prometo contarte ésto, y tú prometes creértelo".
A Ralph Macchio le faltaban lecciones de karate y eso se nota en algunos momentos en los que se le ve muy encorvado en los combates.

Pero todo eso, me da igual, la película es sólida, se sigue hablando de ella a más de 40 años (No sé porque en FilmAffinity le han quitado la etiqueta de "Película de culto", porque para mí lo sigue siendo), y aunque me divierte leer a gente en Internet decir que Johnny tenía razón, y me gusta más ver cómo se desarrolló esa idea en "Cobra Kai"; no.
Para mí, Johnny no tenía razón. Puedo entender que tu relación con Ali se haya ido al garete y no te guste que ella se vaya con un muchacho forastero, pero en el momento en que te lías a piñas con él y además abusando de tus conocimientos de Karate y en compañía en vez de en solitario, pues no, para mí pierdes la razón.

Nada más que añadir; 7'5 sobre 10.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pese a contar con el mismo director de "Rocky", "Karate Kid" es puramente ochentera, así que aquí sí tenemos un final feliz.
La escena de la parada de la grulla es épica, y compensa el hecho de que los combates no estén tan bien filmados como el de Apollo Creed y Rocky Balboa al final de la mítica película de 1976.
5
8 de septiembre de 2007
14 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer deporte es una actividad muy sana, por ello mucha gente se apunta al gimnasio. Después de una sesión uno suele acabar cansado pero con un amplio bienestar. Sensación que suele desaparecer cuando vas a ducharte y te encuentras esos molestos y repugnantes pelos enganchados en la ducha que el inquilino anterior no tuvo la decencia de limpiar.

Pues bien, algo parecido pasa con visionar Karate Kid hoy en día. Por un lado esta esa placentera sensación de que vas a ver algo que te causo un gran impacto y que lo disfrutaste a más no poder. Esos momentos míticos de dar cera y pulir cera, esa filosofía pseudooriental de las artes marciales como defensa y no como forma de agresión, ese salto de la grulla, esos pijos malísimos de la muerte...en fin, que daban ganas de salir corriendo a apuntarse a karate para ser como Daniel Larusso.

Pero luego la realidad te aplasta y ves la cruda realidad, este film no resiste el paso del tiempo, hay caspa a raudales, te cae mejor el Miyagui de "Karate a muerte en Torremolinos" que el viejo aprovechado de esta y en fin que nada es lo que recordabas, hasta el punto de que al final te ríes de las imposiciones de mano curativas y de todos los topicazos que supuran de cada uno de los fotogramas de este espanto.

Aunque para espanto están las secuelas que este productillo juvenil generó. En definitva, es ideal para ver sin exigencias y recordar buenos tiempos. Si esta va a ser la primera vez que la veas haz como el dice el anuncio de las drogas, simplemente di no.

Lo mejor: los buenos recuerdos que genera.
Lo peor: Que vista hoy día da bastante cagalera.
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