El Karate Kid
6.1
60,928
Drama
Daniel Larusso llega a Los Ángeles procedente de la costa Este de Estados Unidos dispuesto a hacer nuevos amigos. Sin embargo, se convierte en el blanco de los ataques de los Cobras, un hostil grupo de estudiantes de kárate, cuando comienza a salir con Ali, la antigua novia del cabecilla del grupo. En tal situación, no tiene más remedio que pedirle ayuda a Miyagi, un maestro de artes marciales, para que le enseñe kárate. Bajo la tutela ... [+]
19 de noviembre de 2009
19 de noviembre de 2009
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviera que señalar cual ha sido el atractivo principal que ha tenido “Karate Kid” para mí, ese ha sido el de la rebeldía. Porque pensemos lo que nos cuenta. Una familia desestructurada del este del país, de Nueva Jersey, de claro origen italo-americano que sin amistades de ningún tipo tienen que luchar en la jungla de California. El protagonista se echa de amigo a un viejo japonés que es el chapucillas de la urbanización y encima le encanta el soccer, en vez del béisbol o chorradas por el estilo. ¿Y contra quién luchan? Pues contra todos esos jóvenes WASP de ojos azules y pelo rubio, capitaneados por un veterano de la Guerra de Vietnam, que odia a los asiáticos. Es un choque evidente de culturas, donde el racismo está presente en todo momento.
El problema de toda la cinta es que no puede evitar ser tan sólo una versión juvenil de “Rocky”, hecho que me parece un paso atrás en la carrera del director John G. Avildsen.
Tampoco creo que los grandes aficionados de las artes marciales disfruten soberanamente con los números que vemos, aunque compensa sobradamente la actuación de Pat Morita que es magnífica como maestro sui generis.
Una teen movie muy superior a lo que se hace ahora pero que tampoco llega a más.
Nota: 5,5.
El problema de toda la cinta es que no puede evitar ser tan sólo una versión juvenil de “Rocky”, hecho que me parece un paso atrás en la carrera del director John G. Avildsen.
Tampoco creo que los grandes aficionados de las artes marciales disfruten soberanamente con los números que vemos, aunque compensa sobradamente la actuación de Pat Morita que es magnífica como maestro sui generis.
Una teen movie muy superior a lo que se hace ahora pero que tampoco llega a más.
Nota: 5,5.
7 de enero de 2009
7 de enero de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Karate kid es de esas películas que nunca se olvidan, de las que pasan a ser un clásico en todo sentido, pero eso particularmente a mí no me sirve mucho para ver si es buena o mala, lo que tendríamos que analizar es el por qué se volvió un clásico.
Esto es lo clásico: El joven Daniel San un flacucho medio pintón que peleará con el rival mas fuerte para demostrar su honorable orgullo y asi sentirse ya un hombre mas poderoso que no se deja pisotear por nadie al lado de la chica que le gusta, todo esto lo logra gracias al gran maestro Miyagi que con su gran sabiduría logrará sacar la fuerza interna de Daniel San y sus miedos apagar.
El perdedor que no puede lo logra, todo el mundo se siente identificado ¿Quién no se ha sentido perdedor siquiera una vez en su vida?
No voy a mentir la película entretiene y creo que es un gran punto pero no puedo catalogarla de un clásico que ha perdurado por su calidad cinematográfica.
Esto es lo clásico: El joven Daniel San un flacucho medio pintón que peleará con el rival mas fuerte para demostrar su honorable orgullo y asi sentirse ya un hombre mas poderoso que no se deja pisotear por nadie al lado de la chica que le gusta, todo esto lo logra gracias al gran maestro Miyagi que con su gran sabiduría logrará sacar la fuerza interna de Daniel San y sus miedos apagar.
El perdedor que no puede lo logra, todo el mundo se siente identificado ¿Quién no se ha sentido perdedor siquiera una vez en su vida?
No voy a mentir la película entretiene y creo que es un gran punto pero no puedo catalogarla de un clásico que ha perdurado por su calidad cinematográfica.
16 de enero de 2009
16 de enero de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco lo que hacen los alumnos de la E.S.O. en Ética o Religión. Si fuera profesor les pondría Karate Kid.
Con el tiempo se ha convertido en una película sobre modas y modos. Los buenos modos y la doctrina del profesor miyagui y la moda ochentera de las artes marciales. Personalmente, me quedo con los modos de Miyagui. No tanto con los "daños colaterales" que supuso la prodigación de karatekas made in spain.
Hay que entender que la cosa por esas fechas estaba muy mala y había mucho pedigüeño de carteras por las calles. Los papás preferían pagar una mensualidad al chico para que aprendiése defensa personal en un gimnasio a que fuese por ahí con una navaja de doble filo.
Salían gimnasios de los bajos como setas en octubre. "GIMNASIO KARA-TEKA, te regalamos el kimono".
Los chavales acababan eslomaos de tanto tirarse por el suelo y de tirar patadas al aire y no salían del gimnasio con muchas ganas de más defensa personal en caso de necesitarla, ni con fuerzas para la que yo considero la mejor de todas, patada en los huevos y salir corriendo.
En mi clase de 1º de bachiller éramos 46 y siempre había algun enyesado. La escayola fue otra gran ochentera.
Hasta la llegada de los fisios, el método de la escayola tuvo mucho éxito en el gremio de la medicina, algunos médicos de pueblo hasta tenían sacos de yeso en la consulta. Entrabas con un esguince y salías como la momia de Tutankamón. Dos meses con la puta escayola.
Acababa con más mierda que el palo de un gallinero y todo dios te ponía chorradas, sobre todo los más pringaos y alguna chavala que quería temita. La escayola también afectaba a tu vida sexual, bueno, quién dice sexual, dice MONOsexual, por lo de compartir aficiones con nuestro hermano evolutivo. Básicamente o aprendías a hacértelas con la otra mano o corrías el riesgo de romperte la cadera. Y con qué cara le dices tú al médico que te has roto la cadera. Si por un esguince de muñeca te escayola el brazo, por una rotura de cadera te deja como el muñeco de la michelín. Y con cara de... "a ver cómo cojones te haces las pajas ahora".
Asi que cuando te la quitaban (qué momento) era una sensación única de libertad, salías a la calle como un cerbatillo cuando le devuelven al bosque. Ya estabas preparado para dar cera y pulir cera.
Y ahora es cuando toca hablar de las putas muletas. Hay pocas cosas más incompatibles que un pupitre y unas muletas, y hay pocas cosas que jodan más que un compañero de pupitre con muletas. El que lo ha sufrido sabe de qué hablo.
Si las aparcaba para sentarse, no se sentaba como Dios manda, se abalanzaba sobre su lado desplazando todo el pupitre medio metro contigo incluido.
Y si se sentaba con ellas era peor aún, una se le solía enganchar a la cartera lo que hacía descuidar a la otra con la que si no estabas vivo te sacaba un ojo. Y encima le tenías que llevar la cartera al autobús. Como pesa poco una cartera llena de libros..., toma dos.
Con el tiempo se ha convertido en una película sobre modas y modos. Los buenos modos y la doctrina del profesor miyagui y la moda ochentera de las artes marciales. Personalmente, me quedo con los modos de Miyagui. No tanto con los "daños colaterales" que supuso la prodigación de karatekas made in spain.
Hay que entender que la cosa por esas fechas estaba muy mala y había mucho pedigüeño de carteras por las calles. Los papás preferían pagar una mensualidad al chico para que aprendiése defensa personal en un gimnasio a que fuese por ahí con una navaja de doble filo.
Salían gimnasios de los bajos como setas en octubre. "GIMNASIO KARA-TEKA, te regalamos el kimono".
Los chavales acababan eslomaos de tanto tirarse por el suelo y de tirar patadas al aire y no salían del gimnasio con muchas ganas de más defensa personal en caso de necesitarla, ni con fuerzas para la que yo considero la mejor de todas, patada en los huevos y salir corriendo.
En mi clase de 1º de bachiller éramos 46 y siempre había algun enyesado. La escayola fue otra gran ochentera.
Hasta la llegada de los fisios, el método de la escayola tuvo mucho éxito en el gremio de la medicina, algunos médicos de pueblo hasta tenían sacos de yeso en la consulta. Entrabas con un esguince y salías como la momia de Tutankamón. Dos meses con la puta escayola.
Acababa con más mierda que el palo de un gallinero y todo dios te ponía chorradas, sobre todo los más pringaos y alguna chavala que quería temita. La escayola también afectaba a tu vida sexual, bueno, quién dice sexual, dice MONOsexual, por lo de compartir aficiones con nuestro hermano evolutivo. Básicamente o aprendías a hacértelas con la otra mano o corrías el riesgo de romperte la cadera. Y con qué cara le dices tú al médico que te has roto la cadera. Si por un esguince de muñeca te escayola el brazo, por una rotura de cadera te deja como el muñeco de la michelín. Y con cara de... "a ver cómo cojones te haces las pajas ahora".
Asi que cuando te la quitaban (qué momento) era una sensación única de libertad, salías a la calle como un cerbatillo cuando le devuelven al bosque. Ya estabas preparado para dar cera y pulir cera.
Y ahora es cuando toca hablar de las putas muletas. Hay pocas cosas más incompatibles que un pupitre y unas muletas, y hay pocas cosas que jodan más que un compañero de pupitre con muletas. El que lo ha sufrido sabe de qué hablo.
Si las aparcaba para sentarse, no se sentaba como Dios manda, se abalanzaba sobre su lado desplazando todo el pupitre medio metro contigo incluido.
Y si se sentaba con ellas era peor aún, una se le solía enganchar a la cartera lo que hacía descuidar a la otra con la que si no estabas vivo te sacaba un ojo. Y encima le tenías que llevar la cartera al autobús. Como pesa poco una cartera llena de libros..., toma dos.
1 de marzo de 2011
1 de marzo de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Daniel es lejos de ser la más deseada para un niño de 15 años, con la mudanza las cosas en el instituto van a peor.
Con la ayuda del señor Miyagi, no sólo aprenderá el arte del kárate, al contrario, le enseña cosas de la vida, como la confianza, la disciplina, a no tomarse las cosas demasiado a pecho,...
Para los que no hemos tenido una adolescencia con una popularidad excesivamente alta, nos proporciona esperanza, haciéndonos ver que todo en la vida tiene solución que no sólo se arregla empleando la violencia.
Quizás algunos piensen que es una película para pasar un rato, pero los que crecimos con este largometraje, hizo que nos identificásemos tanto con los personajes, que más de uno salió del cine dando patadas como el señor chino.
Con la ayuda del señor Miyagi, no sólo aprenderá el arte del kárate, al contrario, le enseña cosas de la vida, como la confianza, la disciplina, a no tomarse las cosas demasiado a pecho,...
Para los que no hemos tenido una adolescencia con una popularidad excesivamente alta, nos proporciona esperanza, haciéndonos ver que todo en la vida tiene solución que no sólo se arregla empleando la violencia.
Quizás algunos piensen que es una película para pasar un rato, pero los que crecimos con este largometraje, hizo que nos identificásemos tanto con los personajes, que más de uno salió del cine dando patadas como el señor chino.
16 de noviembre de 2008
16 de noviembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por el mismo director de rocky este film juvenil con las artes marciales como vehículo tuvo mucha aceptación ante el público, solo que pienso que el paso del tiempo no la ha tratado muy bien. Lo mejor el maestro que parece tener una sabiduría milenaria. Tuvo dos entregas posteriores debido a su fama y después de esto una cuarta en la que Pat Morita enseñaba a una jovencísima Hilary Swank. Pat Morita, fallecido el 24 de noviembre de 2005 no interpretará al maestro en otra secuela que se rumorea que próximamente se hará, teniendo como protagonista a Jaden Smith hijo de Will Smith.
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